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viernes, 4 de abril de 2008

En el 40 aniversario del asesinato de Martin Luther King


Por Máximo García Ruiz, España, Lupaprotestante
Hoy se cumplen 40 años del asesinato de Martin Luther King. Hace unos días tuve el privilegio de pronunciar una conferencia en torno a su vida y a su obra en un amplio salón de actos completamente lleno, de la Casa de la Cultura de Xátiva, Valencia, actividad incluida dentro de la programación cultural del Ayuntamiento. Prensa y radio, poco en España y más en los Estados Unidos, como es natural, se hacen eco de este hecho luctuoso que conmovió al mundo hace ocho lustros.
Hace apenas media hora acabo de escuchar un buen programa informativo en Radio Nacional de España, “la radio de todos”, según publicitan en sus emisiones, en el que han intervenido diferentes personas, mostrando distintos aspectos de la vida y de la personalidad de Luther King.
Unos y otros han recordado su lucha a favor de los derechos humanos, en un medio social en el que los negros estaban siendo discriminados y excluidos, es decir, vivían al margen de la sociedad; se han referido a las famosas marchas para conquistar el derecho a la igualdad en los autobuses, en las escuelas, en los restaurantes; han recordado su famoso discurso “Yo tengo un sueño”; han reafirmado su fuerte personalidad y compromiso con los más desasistidos; han hecho memoria de su militancia no violenta; han aludido a “su parroquia” a su reconocida “religiosidad”; han recordado aquella famosa frase que ha circulado por medio mundo con versiones diferentes, manifestando temer más al silencio de los buenos que a la perversa actitud de los malos; se ha remarcado que fue Premio Nobel de la Paz.
En todo caso se ha puesto de manifiesto en el programa dirigido por Juan Ramón Lucas, que la de Luther King fue una personalidad relevante, cuyo recuerdo, después de 40 años de haber sido asesinado, permanece en la memoria colectiva. Ahora bien, ninguno de los que han intervenido, ni los reporteros que cubrieron la noticia directa aquellos años, con quienes ha contactado el director del programa, ni los actuales, ni los documentalistas que han preparado la información, han hecho la mínima mención a la condición de Martin Luther King de pastor bautista, hijo de pastor bautista, cuyo referente ético estaba centrado en la Biblia y en su compromiso pastoral.
Uno ya no sabe qué pensar. Si es que se trata simple y llanamente de ignorancia o, por el contrario, es que aún perviven los viejos resabios del pasado y sigue existiendo una especie de confabulación del silencio para ocultar la realidad social de quienes profesan una fe diferente a la de la mayoría (cada vez menos mayoría) afiliada a la Iglesia católica. Y ya no se trata únicamente de utilizar un léxico inadecuado: “baptistas”, “evangelistas”, “misa protestante” y otras formas impropias del lenguaje (y aquí tenemos que romper una lanza a favor de la cruzada de Manuel López Rodríguez reclamando la urgencia de editar un Libro de Estilo, que él mismo tendría que preparar ¡ya!), sino de negar el pan y la sal a quienes representan opciones de fe y ética diferentes. Y esto ocurre, no ya en medios de comunicación confesionalmente católicos, que también, sino en los sostenidos con fondos del erario público, en una sociedad laica en la que la Constitución garantiza un trato igualitario para todos los ciudadanos.
Este es uno de esos temas en los que la FEREDE, que es el organismo que representa a todos los evangélicos a nivel estatal, debería volcar todos sus esfuerzos, buscando para ello el apoyo y la colaboración de los Consejos Evangélicos, para conseguir una aplicación más justa de las garantías constitucionales a las minorías religiosas, entre otras, las reseñadas en el artículo 9.2. de la Constitución, luchando para que se acabe de una vez por todas con esa pertinaz actitud de instituciones y organismos oficiales, así como de los medios de comunicación, de ningunear la presencia de minorías religiosas en el entramado social, como es el caso de las iglesias, organismo y personalidades evangélicas que, sin embargo, tienen cada vez un mayor protagonismo religioso y social en este país.
4 de abril de 2008

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