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viernes, 7 de mayo de 2010

Nosotras en los textos escolares

Por Silvina Molina, Argentina.

Develar el sexismo en los libros que se utilizan actualmente en las escuelas argentinas, es una tarea nueva e incipiente que comenzó a realizar el INADI. El trabajo nos estimula a recordar los textos con los cuales nos educamos las generaciones anteriores, cuando los estereotipos de género formaban parte de nuestra socialización. Y sirve también para reflexionar sobre la carencia actual de formación y bibliografía no sexista en la carrera docente. El camino de la revisión comenzó en Argentina.
Mujeres en el espacio privado o desarrollando actividades tradicionales de cuidado, hombres ocupando el espacio público o en casa leyendo el diario o viendo televisión, son estereotipos que abundan en la mayoría de los textos escolares. Por eso, a partir de 2008, el Instituto Nacional Contra La Discriminación la Xenofobia y El Racismo (INADI) comenzó a trabajar con editoriales especializadas, para incluir el enfoque de género en los libros y manuales de primaria y secundaria. Los primeros resultados muestran un lenguaje no sexista, y textos e imágenes acordes a la realidad: mujeres y varones compartiendo tareas en todos los ámbitos sociales.
Mercedes Monjaime, una de las responsables de los Foros de la Sociedad Civil del INADI y de este proyecto, destaca que ahora hay libros y manuales “con cierto uso del lenguaje de género. Incluso, en uno de ellos aparece un papá lavando los platos con su hija, con un texto que resalta que cada familia organiza su funcionamiento como más le guste”
Las editoriales Santillana, Puerto de Palos, SM y Estrada fueron las que aceptaron participar de esta iniciativa, y en el inicio de este año escolar presentaron sus textos inclusivos, donde no sólo está la transversalización de género, sino que también aparecen afrodescendientes y pueblos originarios, los otros ejes del proyecto.
Por ejemplo, uno de los manuales presenta en su flamante edición una lectura sobre la diversidad cultural de los pueblos originarios, y en un destacado se resalta la tarea social de la abogada indígena Viviana Figueroa, de la comunidad Ocumazo, de Jujuy. En otro, se pueden leer testimonios de mujeres guaraníes y tobas, resaltando su rol como trasmisoras de la cultura ancestral y actual.
Concientizar y capacitar
Monjaime explica que un equipo conformado por profesionales de los Foros de la Sociedad Civil y personal del INADI, comenzó a leer los manuales, e hicieron sus aportes a cada editorial en particular. Algunas empresas accedieron a sumarse al proyecto, a partir de una devolución que se hizo de lo que se veía en las ediciones en relación a pueblos indígenas, afrodescendientes y género. “Se firmaron convenios con el 70 por ciento del mercado editorial, una muy buena cifra. Estas son además, las de mayor tirada”, indica Monjaime.
Para poder trabajar con las editoriales, se buscaron acuerdos “que no perjudicaran la libertad de opinión, o que llevaran a pensar que el Estado invadía espacios -reconoce la funcionaria- por eso hubo que trabajar mucho, hasta lograr convenios donde quedó claro que lo que se brindan son espacios de capacitación, desde donde cada editorial toma lo que quiera. No hay imposiciones”.
Las capacitaciones al personal de las empresas editoras estuvieron a cargo de profesionales como Graciela Tejero Coni o Graciela Morgade. La Librería de la Mujer llevó su experiencia de 15 años, y su colección de profesiones no sexistas “Yo soy igual”. Algunos manuales sumaron uno de los relatos. También el INADI aportó a las editoras materiales específicos e imágenes.
¿Qué encontró el equipo de trabajo en la primera lectura?: “En género no había lenguaje inclusivo, tampoco la historia de las mujeres, y lo que más se veía eran estereotipos. No solo que el papá aparece mirando la televisión o leyendo el diario mientras la mamá está cocinando, sino que aparecen cuestiones más sutiles, como cuando se habla de la incorporación de la mujer al ámbito laboral, porque se la sigue relacionando con la educación o con tener niños a cargo. Lo típico, siendo maestra o siendo enfermera”, comenta Monjaime.
“Había una foto para ilustrar el ámbito laboral donde aparecía la maestra en la puerta de la escuela, y en la misma cuadra, un señor arreglando un poste de luz, afuera, en el espacio público, y un policía en la calle. Pero la maestra estaba detrás de la puerta, dentro”, cuenta.
Y aporta otro dato interesante, cuando dice que “si se analizan las consignas en matemáticas, en general, son los varones los que aparecen mencionados”.
Ideología en la formación docente
El proyecto está en etapa de revisión de contenidos, para hacer una nueva devolución de comentarios a las editoriales. Monjaime anticipa que están trabajando para firmar un convenio con el Gobierno de la Ciudad “para hacer capacitaciones a docentes, para fortalecer el proyecto, con la intención de replicarlo en todo el país. La idea es que las y los docentes puedan tener encuentros con autores de los libros, y con personas de la sociedad civil especializadas en la temática”.
Graciela Tejero Coni, es una de las coordinadoras de la Especialización Superior en Educación Sexual del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, e integrante del equipo de trabajo del INADI. Desde su experiencia, considera que el material bibliográfico “es siempre un soporte más para el docente que para el alumno, porque de alguna manera es la organización programática del docente y, a veces, se les impone un Manual. Y trabajando con docentes en ejercicio con esta temática, no se puede avanzar sin hablar de género, es imposible. Entonces, tener colecciones como las de la Librería de la Mujer o los Manuales escolares con mirada de género, es imprescindible”. Asimismo, recuerda que las y los chicos solos, no acceden a la bibliografía, “de ahí la importancia de trabajar con docentes, de tener soporte ideológico”.
Reproduciendo estereotipos
“La ‘paradoja educativa’ es que quienes reprodujimos estereotipos de género en la escuela fuimos mujeres, mayoría en la profesión docente, característica absoluta en el nivel inicial y primario, y hegemónica desde la década del ‘60 en el nivel medio. Si bien desde principios de siglo, las feministas de la primera ola como Ernestina López, Cecilia Grierson o Elvira Rawson, lucharon por una educación mixta e igualitaria también en los contenidos, y en los últimos 20 años se produjo mucho material teórico de análisis sobre los mecanismos de discriminación, recién hoy las docentes comenzamos a tomar en nuestras manos las reivindicaciones de género desde nuestro rol educativo, y para ello necesitamos de manuales y textos como instrumentos de acción educativa”, reflexiona la profesora Tejero Coni.
Precisamente, Emilio Corbiére escribió en 1999 ‘Mamá me mima, Evita me ama-La educación argentina en la encrucijada’, un libro fundamental para entender el desarrollo pedagógico argentino “y el imaginario que rodeó los modelos curriculares” a lo largo de la historia.
En un capítulo titulado ‘El movimiento feminista. Los recreos infantiles’, se destaca la iniciativa de Fenia Chertkoff de Repetto y María de Spada, quienes en 1931, abren estos recreos para recibir a niños y niñas, bajo el amparo del socialismo. Chertkoff y Alicia Moreau de Justo ya militaban en el feminismo desde principios de 1900. También se recuerda a Raquel Camaña, pionera en la educación sexual.
Entre los escasos análisis de género que se pueden encontrar en el libro de Corbiére, puede leerse que en la pedagogía del primer gobierno de Juan Domingo Perón “se venera a la maestra, pero Evita supera a los dos paradigmas tradicionales de la mujer (la madre y la maestra)…”, y recuerda la utilización de cartillas escolares, donde “se exaltó a la mujer trabajadora, sus derechos civiles, su vigencia como persona”.
Los libros del arcón
Un reencuentro con los libros escolares guardados en el arcón familiar de recuerdos, permite ver la conquista del voto femenino. En ‘Alfarero’ –libro de lectura para cuarto grado-, el texto titulado ‘El voto femenino’, termina diciendo que “la Patria aguarda de todas las mujeres que, dueñas ya del sagrado derecho de votar, han de concurrir a los comicios, con el anhelo de servirla mejor como madres, esposas, hermanas y educadoras”. Toda una definición: voten, pero se quedan en casa. Un poco más acá en el tiempo, ‘Girasoles’, que se utilizaba en las aulas de fines de los 60 y de buena parte de la década del 70, muestra lecturas donde varones explican el funcionamiento del sistema gubernamental, y son mujeres las que protagonizan lecturas donde se las ve en el mercado y haciendo compras, por citar sólo dos ejemplos.
La experiencia europea
‘Educación en igualdad’ comenzó a instrumentarse en 2003, gracias al programa europeo Daphne, que subvencionó el proyecto piloto promovido por la asociación "Solidarité Femmes", en Bélgica. De la iniciativa participan también la Fundación Mujeresde España, e IUFM de Lille de Francia.
Entre los objetivos, se encuentra la prevención de las violencias sexistas “tratándolas desde el origen, es decir, desde la construcción social de los sexos y las desigualdades entre hombres y mujeres que de ella se derivan”.
Y se destaca el papel de la escuela, “esencial para la promoción de relaciones de igualdad entre chicos y chicas, como prevención primaria de las violencias sexuadas”.
Uno de los ejes, es la formación de docentes, ya que la academia “no prepara para impartir una educación no sexista”.
El proyecto creó un portal, en el cual se pueden encontrar diversos recursos educativos no sexistas para trabajar en el aula y para capacitar a docentes.

Fuente: Urbanas en red

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