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martes, 25 de enero de 2011

Los teólogos podemos usar el cine como un para comprender otras culturas y otros tiempos

"Los teólogos podemos usar el cine como un 'laboratorio' para comprender otras culturas y otros tiempos". Chris Simmons
Entrevista con Chris Simmons, teólogo y teórico del cine.
Estimado Chris, gracias por compartir este tiempo con FIET. ¿Cómo ha sido tu formación académica?
—Bueno, soy del Oeste de Carolina del Norte, e hice mis estudios en la Universidad de Carolina del Norte, en el nivel de Bachillerato, en dos áreas: literatura inglesa y periodismo. Trabajé en algunos periódicos por un tiempo. Luego creí que necesitaba un cambio y fui a vivir a China, en donde, durante el comunismo, fui sometido a una corte marcial y ese tipo de prácticas. Luego volví a mi país, y luego de estudiar teología a un nivel de Maestría (en Westminster Theological Seminary) me di cuenta de que la pasión que ya sentía por el cine y las películas podía llevarme hacia una reflexión teórica como un nuevo acceso a la vida cotidiana.
Me sentía un poco “culpable” por el hecho de haber estudiado teología por muchos años, y finalmente “no querer ser pastor”. En este punto me fue de mucha ayuda Harvie Conn, quien fue prácticamente un tutor para mí en aquellos años…a mediados de los ‘90. Harvie me ayudó a comprender que en la vida uno tiene que hacer aquello que “lo apasiona”. Para mí es el cine (por eso finalmente estudié cine en la Universidad de New York y luego en la de Chicago). El cine nos permite cruzar fronteras rápidamente, de todo tipo, geográficas, temporales, culturales, étnicas, etc. Por otro lado, estoy muy interesado en debates teóricos como la Modernidad y la Post-modernidad, la hermenéutica, la lingüística, la epistemología, antropología, ontología, etc. Mi tesis doctoral está centrada en Thomas Harper Ince, un cineasta y guionista poco conocido, que representa una suerte de “link” entre la cultura pre-moderna y victoriana, y la cultura moderna y posmoderna de “masas”.
Otra persona que me marcó en mis años de formación fue Raymond Dillard, de quien aprendí la profundidad del proyecto en el que trabajo hoy en día… ¿cómo entender aquello que tiene “significado” para una cultura determinada…? ¿En qué cosas pone la gente el “sentido” de su vida? Y cosas por el estilo… Me enseñó cómo relacionar diferentes horizontes, cómo leer la cultura como un “texto”, etc.
Bueno, veo allí mucha influencia de Ricoeur y Gadamer
Sí, efectivamente, ¡por supuesto! También Ted Turnau, de Praga, ha trabajado mucho sobre esto en relación al cine.
¿Has oído hablar del “BAFICI”?
Mmm… creo que he oído algo, pero me interesaría saber más…
Bueno, se trata del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, se realiza aquí todos los años. Vienen cineastas de todo el mundo. Es un evento realmente importante aquí y también para todo el “mundo” del cine independiente. Sabemos que en estos días disertarás sobre El secreto de sus ojos (Campanella, 2009), pero ¿qué otros comentarios tendrías acerca del cine argentino y latinoamericano?
Bueno, recuerdo La historia oficial (Puenzo, 1985), de aquí, Estación Central (Salles, 1998), de Brasil, Como agua para chocolate (Arau, 1992) y Amores Perros (González Inárritu, 2000) de México. Todas me gustaron y cada una explora distintos temas de la realidad latinoamericana… pero todavía tengo mucho por ver y aprender…
¿Puede la teología aprender del cine?
El cine puede ayudar mucho a la teología si ésta está interesada (como creo que debe estarlo) en la “reapropiación” de un texto como la Biblia. El cine es un instrumento vital para entender una cultura, sus ideales y miserias, sus pasiones y sus preocupaciones. A través del cine la teología puede aprender cómo encarnar su mensaje y al a vez ser profética… Tomemos por caso los Estados Unidos. La teología allí está atrapada por una “cultura paralela”. Hay todo un sistema, que pasa por las Iglesias, los seminarios, las conferencias, las publicaciones (libros, revistas, Internet, etc.) en los cuales problemas como “el milenio” y escuelas como los pre y post milenialistas son moneda corriente. Sin embargo, eso no tiene nada que ver, en un sentido, con la
cultura norteamericana… los americanos en sí no están interesados en eso, y la teología haría muy bien ilustrándose sobre otros temas a partir del cine. Yo rompí ciertos esterotipos en distintos contextos. Cuando estudié cine en la Universidad de New York, la mitad de mis compañeros eran gays o bisexuales, etc. Sin embargo, siendo cristiano, me recibieron muy bien, pues en una cultura posmoderna, nadie tiene la prerrogativa de ser poseedor de una teología objetiva o una verdad absoluta…
¿Qué piensas de directores como David Lynch, Brian De Palma o David Fincher?
Bueno, comencemos con Brian De Palma. En los últimos diez o quince años ha decaído un poco en relación al gran cineasta que supo ser (en el sentido de haber dominado prácticamente la escena norteamericana de cierto tipo de cine en EEUU). Forma parte de una tendencia que fue fuerte en los ’80, marcada por el exceso, el disrupted excesses. Si pensamos en Carrie (1976) o Scarface(1983), recordaremos cómo es posible una exhibición ostensible de violencia, en un marco de verosimilitud. Esto de algún modo se retomó con el performance studies de fines de los ochenta y principios de los noventa. Recordemos por ejemplo el flesh dress, el cual fue una terrible crítica a la mirada de la mujer como un objeto. Todo esto está intentando llamar la atención del observador, romper su insensibilidad. Mencionaste David Fincher… ¿me podrías recordar algunos de sus Films…?
Bueno, inició con Alien 3, luego hizo Seven, The Game, The Fight Club, The curious case of Benjamin Button, Panic Room, y ahora recientemente Social Network… ah, también Zodiac… OK, ahora recuerdo bien. Sí, me gusta. Ya vi la última, Social Network. Allí plantea, entre otras cuestiones, el modo en que el mercado y la lógica del mercado afecta las relaciones sociales y una persona común y corriente, que con diversas contradicciones intenta establecer relaciones sociales (aunque es muy tímido y todo lo demás), nos hace ver los insospechados resultados a los que puede llevar una decisión de una persona… ¿Cuál era el otro…?
David Lynch
Ah!!! Bueno, David Lynch es un director que tiente tanta libertad en sus funciones que… realmente es difícil para el espectador poder entenderlo. ¿Has visto Eraserhead? No ¿En serio? ¡Deberías verla!
Bueno. Lo haré.
Se trata de ingresar al interior de la mente de una persona… es cierto que muchas personas se van del cine, pero ver esta películas es realmente una experiencia.
Recuerdo también aquélla película con un Nicolas Cage, en el desierto…
Sí, Wild at Heart. Gran película. Mi novia salió del cine, ¡me dejó sólo viéndola!
Bueno, a mí me pasó algo similar con Apocalypsis Now, Director’s cut.
Ah! Sí, esa película es una de las mejores exploraciones acerca del asesino interior que hay dentro de cada uno de nosotros… creo que de un modo similar a las geniales exploraciones de Kubric.
Bueno, el otro nombre que quería mencionarte era ese…
Sí, creo que no nos da el tiempo siquiera para empezar a hablar de él. Era realmente brillante.
En 1964 Susan Sontag, en su crítica a la escuela hermenéutica, fue muy tajante al afirmar que una verdadera crítica del arte debía separar la forma del contenido. El crítico debía centrarse en lo estético por sobre lo intelectual… ¿Crees que muchos evangélicos pasan directamente hacia una crítica intelectual o incluso moral de los Films…? En otras palabras, y para dar un ejemplo, ¿son los evangélicos libres como para disfrutar o tener placer con Films del tipo American Beauty (Sam Mendes, 1999), o más bien rechazan este tipo de expresiones artísticas por razones “morales” (o incluso “religiosas”…)?
Harvie Conn hablaba siempre de dos tipos de teólogos, unos que están allá arriba en la montaña, y otros que están abajo, en la calle, caminando entre la gente. Uno de los grandes aportes de la Teología de la Liberación (más allá de todo lo discutible) es haber tomado consciencia de esa necesidad de que el teólogo esté entre la gente, de tener esa sensibilidad hacia la cultura popular. Si uno quiere tener acceso al “mundo”, a la cultura popular, las películas sirven precisamente para eso, para transportarlo a uno a múltiples culturas populares. Y ahí uno va dándose cuenta de cuánta influencia tenemos, como individuos, del ambiente que nos rodea. Hay teóricos que nos han llamado la atención sobre eso. Por ejemplo el término “personalidad” es una construcción histórica, propia de la “modernidad”, en la que todo tiene que estar “en orden”. Pero los posmodernos no aceptan eso. Igualmente, hay otros tipos de acceso al fenómeno del cine. Tomemos por caso a André Bazin; era un católico que vivía en Francia después de la Segunda Guerra mundial. Su tema central es la finitud humana, el hecho de que todos vamos a morir… Todos luchamos en nuestras almas con este problema de nuestra muerte. Además, estamos limitados en tiempo y espacio; pero lo que el cine (y la TV hoy) nos permiten es trascender esas
limitaciones. No podemos ser “omnipresentes”, sino “presentes” con la dirección del director de cine y el guionista. Por otra parte, como decía un poeta, el director de cine tiene el privilegio recrear la realidad a lo largo de su imaginación; la riqueza es infinita.
Los teólogos a veces se ven frustrados al acceder al fenómeno del cine porque creen que está completamente corrompido por el mercado, como si lo único que interesara fuera “hacer dinero” con las películas. De a poco se está superando esa parcialidad. Mi idea es que podemos usar el cine como un “laboratorio” para comprender otras culturas y otros tiempos. En Slumdog Millonaire se trata de un producto claramente enfocado a satisfacer a una cultura global. No estoy de acuerdo con los posmodernos, para quienes toda nuestra realidad es una construcción social, que estamos totalmente determinados por nuestro contexto. La ideología nos traspasa, es cierto. Pero lo que creo es que la cultura es el recurso, el acercamiento al sentido profundo de una sociedad.
Hemos aprendido de Max Weber y de Jürgen Habermas que la Modernidad fue un proceso de “racionalización” y fragmentación de la cosmovisión clásica (que en Occidente era cristiana). Estosautores hablan de “autonomía de esferas”: la cuestión de la verdad va hacia la Ciencia, la cuestión de la justicia va al Derecho, y la cuestión estética va a la Crítica del Arte. En este terreno, la Escuela de Frankfurt hizo una opción clara por el arte como un espacio en que la sociedad pudiera encontrar “autenticidad”, en particular en las sociedades occidentales “avanzadas”. Es el cine un espacio en el que podamos encontrar autenticidad, en el cual la Iglesia también pueda decir algo, o la teología, en un lenguaje “no académico”…? Está la iglesia lista o preparada para un desafío así, por ejemplo, hacer películas…?
Sí, creo que este problema es real y que la teoría del “desinterés” nos puede iluminar en cómo resolverlo. No se trata de que estemos destinteresados por el arte, sino desinteresados en el “valor de uso”, por así decir, de aquello que estamos contemplando…
¡Bueno, eso sería La crítica del juicio de Kant! Sí, ¡exacto! Bueno, no todos los evangélicos son iguales, pero es cierto que la mayoría, lo que llamamos “fundamentalismo”, tienen problemas para disfrutar del arte, o en este caso del cine, dejando de lado las cuestiones morales o religiosas… están más bien en ese “mundo paralelo” del que hablábamos antes… El problema es cuando los evangélicos queremos salir de ese “mundo paralelo”… hoy en día no puedes hablar en términos dogmáticos u “objetivos”. No creo que todo sea “relativo”, pero sí es mucho más relativo de lo que en general los evangélicos creen… somos personas, y como personas somos limitadas.
¿Cuál es tu opinión acerca de la relación histórica entre Hollywood y la industria de la guerra? Por ejemplo, Oliver Stone filmó Born on the Fourth of July (1989) y Platoon (1986) sin apoyo del Pentágono, a raíz de su postura crítica para con la guerra. Para Stone fue mucho más caro filmar esas películas, de lo que hubiera sido si habría tenido una mirada más “amigable” para con la industria de la guerra… ¿qué nos dice esto acerca de la “autonomía del arte” o incluso de la voz profética que la iglesia y la teología deben tener con problemas como la guerra o los derechos humanos?
Oh, ¡sí! Eso es real. Realmente es un problema. A mí en particular no me gusta mucho Oliver Stone… porque allí la ideología está demasiado expuesta o explícita… pero sí son graves problemas los que aparecen. Pero claro que Born on the Fourth of July es una gran película… Muy bien, muchas gracias por tu tiempo, Chris.
No, gracias a ustedes, nos vemos en cualquier momento por allí…el domingo predicaré en una iglesia de Buenos Aires.*


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*Chris Simons predicó en la Comunidad Evangélica Restauración en Cristo, el domingo 14 de noviembre de 2010, 10.30 Hs.., donde ejerce el ministerio pastoral el Dr. Alberto F. Roldán.
Av. Belgrano 4180 – www.recristo.com.ar

Fuente: Teologia y cultura: www.teologos.com.ar

Entrevista y traducción: David Roldán
Fotos: Richard Smith & David Roldán

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