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viernes, 23 de septiembre de 2016

La teología del yo, yo, yo



Por. Will Graham, España
La gran meta del cristianismo es la de dar toda la gloria a Dios (1 Corintios 10:31). Él nos creó con el aliento de su boca y nos redimió por la sangre de su Hijo. ¿Cómo no vamos a darle la gloria? Por esta razón la quinta sola de la Reforma protestante es: Soli Deo gloria, es decir, a Dios únicamente sea la gloria.
Pero si la gloria de Dios es el fin del cristianismo y del protestantismo, ¿por qué predominan libros, sermones, conferencias, canciones y oraciones en círculos religiosos donde el enfoque es enteramente antropocéntrico? Es como si el ser humano se hubiese convertido en la gran estrella de la fe evangélica. En cualquier librería cristiana uno se topa con tomos dedicados a ‘Cómo ser un mejor tú’, ‘Superación personal’, ‘Tu identidad sí importa’, ‘Se trata de ti, ti, ti’ y la lista sigue.
¿Por qué? ¿Cuáles son las raíces de este hombrecentrismo? ¿Qué ha pasado con la doctrina tan consoladora de la soberanía de Dios?
Espero contestar estas preguntas en mi artículo de hoy a través de tres olas de pensamiento ejemplificadas en un filósofo, un teólogo y un predicador.
Ola 1: Emanuel Kant, el filósofo antropocéntrico
Emanuel Kant
El giro antropocéntrico en el Occidente se dio en el siglo XVIII con la filosofía neo-pelagiana de Emanuel Kant (1724-1804). A pesar de pertenecer a la iglesia luterana, Kant -creyendo en la plena libertad de la voluntad humana- definió la ilustración como la salida del hombre de su autoimpuesta inmadurez. El ser humano es autónomo e independiente. No tiene por qué depender de nadie ni de nada que sea exterior a él. El gran lema latín del proyecto ilustrado de Kant fue sapere aude, a saber, ‘atrévete a usar tu propia razón’. La razón lo puede todo.
Estas propuestas kantianas atentaron contra la teología protestante por su énfasis en la autoridad de la revelación de Dios a través de Cristo en las Escrituras. El sistema racionalista de Kant deshizo la necesidad de doctrinas tan ‘anti-racionales’ tales como la revelación, la inspiración de las Escrituras, la Trinidad, la doble naturaleza de Cristo, su obra expiatoria en la cruz, la justificación por la fe, etc. Ahora bien, Kant no destruyó el concepto de Dios por completo porque creía que la existencia de Dios seguía siendo necesaria para la esfera de la ética humana. El único vínculo que este mundo tiene con Dios, según el prusiano, se da a través de la conciencia moral del ser humano.
En su obra La religión dentro de los límites de la mera razón (1793), Kant negó el Evangelio de la libre gracia de Dios reinterpretando la religión como una especie de deísmo moralista: “La verdadera religión debe consistir no en conocer o examinar lo que Dios hace o ha hecho por nuestra salvación sino en conocer qué debemos hacer para llegar a ser dignos de ella”. Kant, entonces, por medio de su filosofía subjetivista moralista produjo el giro antropocéntrico en la teología.
Ola 2: Federico Schleiermacher, el teólogo antropocéntrico
En respuesta a Kant se levantó Federico Schleiermacher (1788-1834), el padre de la teología moderna. Schleiermacher creyó que Kant se había equivocado al hacer hincapié en la conciencia ética del ser humano. La religión era mucho más que una sensación moral. Se trató de una experiencia pre-ética y pre-cognitiva en el alma del hombre, esto es, una sensación de “absoluta dependencia de Dios”.
Federico Schleiermacher
Aunque Schleiermacher reemplazase la ética de Kant con la experiencia de “absoluta dependencia”, seguía sin recuperar las doctrinas clave del cristianismo ya que su interpretación de la fe era enteramente subjetivista también. En ningún momento se le ocurrió empezar con la Palabra de Dios extra nos (fuera de nosotros) que había caracterizado la teología de los reformadores en el siglo XVI.
Consiguientemente, en su magnum opus, La fe cristiana (1821) Schleiermacher puso en tela de juicio prácticamente todas las doctrinas clave del cristianismo y las reinterpretó a la luz de su nueva hermenéutica de experiencia. Jesús ya no era Dios encarnado, sino un simple ejemplo a seguir ya que tenía su conciencia de Dios bien desarrollada. Como en el caso de Kant, la teología se convirtió en antropología.
Ola 3: Charles Finney, el predicador antropocéntrico
Cuatro años más joven que Schleiermacher, Charles Finney (1792-1875) sembró los nuevos valores antropocéntricos en el Nuevo Mundo con gran carisma y elocuencia. Como el caso de Kant y Schleiermacher, Finney arrancó su teología a partir del ser humano, concretamente la voluntad humana.
Charles Finney
Puesto que el punto de partida de Finney no fue la revelación del soberano Dios, acabó negando un sinfín de verdades teológicas como la caída, el pecado original, la obra vicaria de Cristo en la cruz, la justificación por la fe a través de la justicia de Cristo. Creyó que está en el ser humano la capacidad de llegar a ser moralmente perfecto comentado que hasta la regeneración es una obra realizada por la voluntad del hombre.
También, Finney opinó que el avivamiento no depende del soplo del Espíritu de Dios, sino de la obediencia de los cristianos. Con todo, Finney promovió una religión pelagiana, centrada en el egocentrismo humano y divorciada del Evangelio de Cristo.
Esta nueva clase de predicación, orientada a la voluntad del hombre, conllevó la inauguración de un sinfín de métodos evangelísticos que siguen con nosotros hasta el día de hoy: la necesidad de organizar grandes eventos a la hora de hacer evangelismo; constantes llamados al altar; la omnipresencia de gritos, ruido y música; más exhortación que exposición bíblica en el púlpito.
Conclusión
Sin saberlo los evangélicos hemos heredado esta tradición antropocéntrica de Kant en el campo filosófico, Schleiermacher en la dimensión teológica y Finney en la esfera homilética. Estas tres olas dejaron su marca a lo largo del siglo XX y como bien sabemos, siguen con nosotros hasta el día de hoy.
Entonces, ¿cómo podemos librarnos de la influencia de Kant, Schleiermacher y Finney? La respuesta reside en volver a la verdad reformada que los tres hombres pasaron por alto, a saber, Soli Deo gloria, a Dios única y exclusivamente sea toda la gloria. Si empezamos a leer la Biblia a partir de la perspectiva de la gloria de Dios y no desde nuestro lugar antropocéntrico, conseguiremos librarnos del egocentrismo que predomina en tantos círculos religiosos.
¡Volvamos a la Reforma! ¡Volvamos a la soberanía de Dios! ¡Volvamos a Soli Deo gloria!
Basta ya de yo, yo, yo. ¡Es hora de volver a Dios, Dios, Dios!

Fuente: Protestantedigital, 2016

jueves, 22 de septiembre de 2016

La Nueva Derecha y los televangelistas



Por. Óscar Margenet
El teólogo norteamericano Juan Stam, residente en Costa Rica desde hace décadas, nos decía en su artículo sobre ‘La derecha evangélica’ publicado en P+D:
En el discurso político de nuestro tiempo, ‘evangélico’ y ‘derechista’ se tratan como sinónimos intercambiables.
En este contexto semántico, ser evangélico significa apoyar al gobierno golpista de Honduras y la oposición derechista de Venezuela y Brasil. En los Estados Unidos, significa pertenecer al Partido Republicano, a lo mejor en sus sectores más reaccionarios.
Encontrar un ‘evangélico demócrata’ es más difícil que encontrar una aguja en un pajar.
En esta situación, el término ‘evangélico’ no tiene absolutamente nada que ver con su raíz: el evangelio, las buenas nuevas del reino de Dios. De hecho, en su uso actual es un membrete que carece totalmente de significado teológico.
Donald Trump puede jactarse, ‘I'm evangelical, and proud of it’ (Soy evangélico, con mucho orgullo), sin la menor sospecha del significado del término. Alzó una Biblia y la declaró el libro más grande de todos los siglos, pero no pudo citar ningún versículo favorito, ni aún Juan 3:16. (Sólo ha dicho recientemente que ‘ojo por ojo’ le parece un texto muy apropiado para nuestro tiempo, sin darse cuenta que esa frase no justifica la venganza sino que la limita). Él no acostumbra arrepentirse, dijo, porque no comete actos malos de qué arrepentirse. Así es el evangelicalismo de Donald Trump y muchos otros ‘evangélicos’.
De hecho, muy pocas de las personas e iglesias ‘evangélicas’ lo son realmente. La gran mayoría son fundamentalistas, que es esencialmente lo contrario.” 01
Algunos expertos en la Reforma (‘protestantólogos’ fundamentalistas) acusan de izquierdista a Juan Stam. Lo hacen mezclando religión con política, porque en EE.UU. equivale a llamarlo ‘comunista’; o, como explicamos en nuestro anterior artículo: ‘enemigo de la nación’ (02). Igual que en el reino católico apostólico romano de España, se usa ‘protestante’ para descalificar.
Por todo ello puede afirmarse que Juan Stam, por sus enseñanzas y por su ejemplo de vida, es uno de los protestantes evangélicos genuinos que aún podemos conocer.
Desde otra perspectiva totalmente distinta, leo al Profesor de la UAB Carlos Cañeque Solá (03) de quien rescato su sesudo análisis sobre el uso que hace el fundamentalismo norteamericano de los medios de comunicación.
Durante muchos años, los evangelistas protestantes americanos se mantuvieron al margen de la política. Para poetas como Emerson, la práctica de la política era un mal del alma. Pero los movimientos de liberación de los años sesenta, junto con la pornografía, la homosexualidad, el feminismo, las drogas y ‘el amor libre’, fueron motivos suficientes para que algunos grupos religiosos asumieran posiciones políticas.” (04)
En 1975, durante la primera campaña de Ronald Reagan, aparecieron grupos religiosos contrarios a los movimientos de liberación de los años 60. Ya como ‘Nueva Derecha Cristiana’ esos grupos de poder formaron una gigantesca estructura mediática que incluye cadenas de televisión, radios, periódicos y revistas. También cuentan con universidades, iglesias, hospitales y otras instituciones benéficas o culturales.
Tal como ocurre con los partidos políticos de las democracias actuales, la competitividad obligó a la homogeneización del discurso para conseguir audiencias masivas. Pretenden captar votos de cualquier ciudadano a costa de traicionar elementos ideológicos originarios.
De forma similar, los líderes de la Nueva Derecha Cristiana, a lo largo de los ochenta (dejaron) a un lado los temas puramente teológicos que les (separaban) para hablar de asuntos sociopolíticos que (afectan) a esa entidad común que pronto (llamaron) ‘nuestra nación cristiana’ - dice el citado autor (05).
Las asociaciones Moral Majority (MM), The Religious Roundtable (TRR) o The Christian Voice (TCV) tienen posiciones casi idénticas al hablar de temas conflictivos. El evangelista Jerry Falwell (06), en vida líder de Moral Majority, comenzó hablando por TV casi exclusivamente de Dios.
Pero pronto fue cambiando sus mensajes al ver que sus audiencias crecían al tratar temas como el aborto, la criminalidad urbana, la progresiva amenaza contra la familia nuclear que suponen los homosexuales o las madres solteras, la pornografía, las drogas y, en general, lo que todos ellos llaman ‘el humanismo secular’” - afirma Cañeque (07).
Muy diferente fue el enfoque de uno de los pioneros televangelistas: Oral Roberts (08), quien llegó a fundar uno de los imperios religiosos basados en la teología de la prosperidad – primero – y en la sanidad del individuo, después.
Amasó fortunas, fundó una universidad; antes de morir recibió una distinción del senado de su estado natal (Oklahoma). Su ministerio ha sido comparado al mismo nivel que el de Billy Graham en los EE.UU., tanto por admiradores como por detractores.
Otros televangelistas imitaron las diferentes maneras de evangelizar de Fallwell y Roberts “exagerando incluso sus tendencias hacia la profecía milenarista, los milagros retransmitidos en directo, los ruidosos trances, las donaciones telefónicas a través de bancos propios como el famoso ‘Banco de Dios’, en fin, toda una suerte de prácticas rituales que a cualquier ciudadano europeo le podrían resultar realmente exóticas” - enumera Cañeque Solá (09).
Más de un televangelista norteamericano ha terminado en la cárcel por defraudación. Jim Bakker (10) es uno de ellos. Llegó a recaudar un millón de dólares por semana, fortuna que derivó a satisfacer sus caprichos, a fundar un parque temático y cometer adulterio con su secretaria, quien luego sería una famosa chica ‘Playboy’. Condenado a 45 años de prisión, salió por buena conducta en cinco. Lloró públicamente; tiene un show por TV y escribe libros.
Otro en este grupo es Jimmy Swaggart (11), quien predicaba sobre la santidad y fue denunciado en dos oportunidades por ir con prostitutas. Este es otro televangelista que, en el momento menos pensado, dejaba de hablar y rompía en llanto. Recaudaba millones que invertía en obras que llevaban su nombre.
¿Cómo es que religiosos convictos por transgredir leyes, regresen luego y pretendan seguir como si nada hubiese pasado en sus vidas? No parecen entrar en el estilo de vida americano que sintetiza Cañeque Solá:
En términos generales, la Nueva Derecha Cristiana quiere implantar una sociedad en la que predomine la familia nuclear, en la que los roles sexuales fueran claros y en donde un gobierno fuerte asegurase la soberanía de Dios. Consecuentemente, tal sociedad ejercería un papel paternalista que influiría en otros países para que se extendieran las cruzadas en defensa de la cristiandad. En tal sociedad también sobresaldría la coherencia interna y el bienestar social.” (12)
El mismo autor cita que en 1980, la asociación TCV emitió el siguiente comunicado:
‘Hemos dejado que las fuerzas de Satán gobiernen nuestra nación y controlen nuestro destino. Estos son ataques morales que nos afectan, el bien contra el mal, Cristo contra el Anticristo. Ronald Reagan es el único candidato que ha mantenido firmemente los principios cristianos. La comunidad cristiana debe apoyar a Ronald Reagan para que sea presidente de los Estados Unidos’. Y el Republicano Reagan fue electo en 1981 (y re-electo, hasta el año 1989).
La Nueva Derecha Cristiana y el partido republicano congeniaron un ataque contra el demócrata Jimmy Carter (13) desde mediados de los setenta. Carter había declarado que él no apoyaría discriminación de nadie en base a su ‘orientación sexual’. En sus anuncios televisivos, TCV respondía a Carter repitiendo el estribillo: ‘Carter propugna la aceptación de la homosexualidad, Reagan propugna la familia cristiana’.
Esta lucha política-religiosa que desafía todos los límites de la sensibilidad humana, es justificada por los fundamentalistas en su interpretación personal del Texto Sagrado. Los líderes fundamentalistas se caracterizan por no tener autocrítica (es un signo de debilidad para ellos). En los rallyes electorales azuzan a las audiencias sin ninguna supervisión superior.
En la jerarquía Católica Romana esto no está permitido. No se ha escuchado a ningún prelado de esa confesión decir que el apoyo de EE.UU. a Israel es una doctrina de la Biblia. Si lo hiciera sería sancionado por un obispo, un cardenal o por el Sumo Pontífice. No existe un ‘Magisterio’ protestante, similar al de la ICAR. Por esa causa, blandiendo sus Biblias muchos televangelistas dicen lo que se les antoja. Lo peor: se lo atribuyen a la guía del Espíritu de Dios.
Esto lleva a Cañeque Solá decir que ‘el fenómeno televangelista de la Nueva Derecha Cristiana es casi exclusivamente protestante’. (14)En conclusión, resulta muy doloroso ver cómo se pone en el mismo saco a creyentes genuinos y creyentes nominales, a seguidores de Jesucristo y engañadores, a ovejas y lobos rapaces disfrazados de ovejas. Por esta causa, el Apóstol Pedro advierte:
“… habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.” (15)
Y el Apóstol Juan nos aconseja:
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” (16)
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En nuestro próximo artículo concluiremos esta miniserie, DM, analizando algunas de las reacciones que la Nueva Derecha fundamentalista genera en el mundo Iberoamericano
Notas
Ilustraciones: Juan Stam, de su Blog: http://juanstam.com/dnn/Fotos.aspx; las demás, de wikipedia.
01. Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/39369/La_derecha_evangelica Negritas son énfasis de este autor.
03. Rafael Cañeque Solá es profesor universitario en política y ciencias de la comunicación. Su artículo de nueve páginas se titula: ‘El fundamentalismo norteamericano’, Revista de Debate Político, Fundació Rafael Campalans.
04. Op. Cit. Ralph Waldo Emerson (1803-1882), fue un filósofo, escritor y poeta norteamericano, creador del movimiento ‘Nuevo Pensamiento’, que tuvo gran influencia en la sociedad.
05. Op. Cit.
06. Lamon Jerry Falwell (1933-2007), pastor evangélico y tele-evangelista estadounidense. Fue fundador de la Iglesia Bautista Thomas Road en Lynchburg, Virginia. Fundó la Liberty University en 1971 y fue el cofundador de la influyente asociación Moral Majority en 1979. Uno se pregunta ¿qué autoridad invoca MM para calificar de ‘minorías inmorales’ a los que no comulgan sus prácticas?
07. Op. Cit.
08. Granville Oral Roberts (1918-2009), descendiente de nativos ‘Cherokee’, fue pastor metodista-pentecostal, carismático, fundador de la Asociación Evangelística Oral Roberts y de la Universidad Oral Roberts. Su fama se extendió como evangelista sanador. Entre sus seguidores se destacan Benny Hinn, Cash Luna y César Castellanos.
09. Op. Cit.
10. Jim Bakker (1940), televangelista de las Asambleas de Dios, con su esposa Tammy Faye (de quien se divorció) fundaron el famoso PTL Club (Praise the Lord = Alabado sea el Señor). Los seguían millones de televidentes / donantes.
11. Jimmy Swaggart (1935), otro pionero televangelista pentecostal cuya célebre frase ‘El mayor problema de América (EE.UU.) es el pecado’ se convirtió en su propio boomerang.
12. Op. Cit.
13. James Earl Carter jr. alias Jimmy, es evangélico bautista; fue electo presidente de EE. UU. (1977-1981) por el Partido Demócrata. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002 por su lucha por los derechos humanos, el fin de conflictos internacionales y el desarme. Desde Theodore Roosevelt (1909), tres presidentes y un vicepresidente norteamericanos electos por el partido demócrata fueron galardonados con ese premio por su enfoque pacifista; ningún republicano puede jactarse de lo mismo. Sin embargo, estos acusan a los demócratas de violentos.
14. Op. Cit.
15. 2ª Pedro 2:1-3.
16. 1ª Juan 4:1.

Fuente: Protestantedigital, 2016