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domingo, 31 de enero de 2010

EL COMPROMISO POLÍTICO DE LOS CRISTIANOS PRESBITERIANOS EN VENEZUELA

Por. Edgar Moros Ruano, Venezuela.

El 12 del presente mes de enero de 2010 murió Claudio González Liendo, luchador de toda la vida por una sociedad más justa y una iglesia más auténtica, en Venezuela. La muerte de este amigo y hermano presbiteriano y su trayectoria de vida me han llevado a rememorar lo que ha sido su participación, y la de otros presbiterianos venezolanos, en la vida política del país.
AÑOS PASADOS: LOS DATOS
En mi juventud había estrechado amistad en la iglesia y en el Colegio Americano de Bello Monte, con muchos jóvenes y jóvenes adultos presbiterianos, entre ellos, el Rev. Edgar Rodríguez Leal, egresado del Seminario Teológico de Matanzas, Cuba en los años 50 del siglo pasado, con la familia González Liendo, con René Laya—hermana de Argelia Laya—, con los hermanos Antonio y Otoniel Piccardo y otros. Vivimos juntos los años de la dictadura de Pérez Jiménez, sin participación política alguna, hasta donde yo supe, aun cuando muy contrarios al régimen dictatorial que vivíamos. En enero de 1958, antes de la caída de Pérez Jiménez, debido al cierre de la UCV por parte del dictador, me vi forzado a marchar a los Estados Unidos a estudiar, primero en Maryville College, un College presbiteriano (1958-1961) y luego en el Seminario Teológico de Princeton, NJ (1961-1965). Fui testigo, un poco a distancia, de un fenómeno interesante que se dio entre muchos presbiterianos de mi Iglesia Presbiteriana de Venezuela.
Estaba estudiando teología en el Seminario Teológico de Princeton y vine a Venezuela, con mi esposa Donna, para visitar las iglesias en 1961 y 1962. En mis visitas me enteré de que muchos de los presbiterianos venezolanos habían participado muy activamente en contra de la dictadura de Pérez Jiménez. Varios de ellos militaban en Acción Democrática, al igual que numerosos hermanos de otras denominaciones evangélicas. Notable fue el caso de la Sra. Carmen Veitía, quien fue hecha presa y torturada por el régimen. Otros presbiterianos que tuvieron alguna actuación importante en las filas de AD, durante los años de la llamada “democracia representativa” fueron los hermanos Roberto y Eduardo Irwin. Durante mi visita del 61 y 62, y para mi sorpresa, me enteré de que el Rev. Edgar Rodríguez Leal no estaba pastoreando ninguna iglesia y que se había vinculado al Partido Comunista de Venezuela. Recordaba muy nítidamente un debate que se había dado entre Edgar y un liceísta compañero de estudios mío en el Liceo Andrés Bello, en la sede del Círculo de Cristianos Universitarios, en casa del pastor Seel. El liceísta, de apellido Núñez militaba en la juventud del PCV y era un furibundo ateo que pretendía convencerme de que Dios no existe. Le invité a las reuniones de nuestro círculo de estudiantes y en el debate con Edgar quedó totalmente derrotado y sin argumentos. Por eso mi sorpresa al enterarme de la militancia comunista de Edgar fue mayúscula.
En 1962 vi a Edgar por última vez (algunos años después, antes de mi regreso definitivo al país, él murió) conversé con él animadamente, y quedé convencido de que su militancia comunista no significaba que Edgar se hubiese vuelto ateo. Sencillamente era su opción política como cristiano comprometido. En el Seminario de Princeton uno de mis profesores era el Dr. Richard Shaull, quien mantenía intercambio epistolar con Edgar. Me dijo Shaull que Edgar en una de sus cartas le había confesado que el cambio que se había dado en él era simplemente de Karl Barth a Karl Marx. También supe que Edgar le había asegurado al Maestro Alfonso Rodríguez Hidalgo, profesor de él en Matanzas, que su opción política no significaba que hubiese abrazado el ateismo.
Para aumento de mi sorpresa, Sara Sifontes, compañera de estudios de Edgar en Matanzas y egresada de allí como Educadora Cristiana, también tenía una participación política de izquierda, junto con su esposo.
También supe en aquellos años de la participación política de otros de mis amigos y conocidos presbiterianos. Los hermanos Antonio y Otoniel Piccardo, hijos del pastor presbiteriano Don Antonio Piccardo, ambos oficiales de la naval, habían participado en el Porteñazo, contra el régimen de Rómulo Betancourt y se hallaban presos. Además, casi la totalidad de la familia presbiteriana Laya, vinculada por muchos años a la iglesia de El Redentor, estaba alejada de la iglesia y militaba en el PCV. Argelia Laya, como es conocido de todos en Venezuela, tuvo destacada actuación en la guerrilla y posteriormente militó en el MAS. Muchos años después, en los años 90 del siglo pasado, en reunión de mujeres en la Casa Presbiteriana de Mérida, Argelia públicamente reafirmó su fe cristiana, la cual nunca había abandonado, y participó gozosa del culto comunitario y de la Cena del Señor.
El colmo de las sorpresas me la dio Claudio González, compañero de estudios en el Colegio Americano y miembro igual que yo de la Iglesia Presbiteriana del Este, seminarista frustrado de Campinas. Me enteré de que Claudio y otros miembros de su familia, participaban en la lucha política, militando en organizaciones de izquierda. Desde su fe cristiana y presbiteriana, Claudio optó por involucrarse en la refriega política que se daba en el país por aquellos años. Él nos invitó a mi esposa y a mí a visitar y conocer el trabajo que estaba haciendo en esos momentos (1962). Viajamos hasta los Valles del Tuy y pernoctamos en una casa en Santa Bárbara u Ocumare del Tuy, donde también estaba Elsa Elena González, hermana de Claudio y miembro también de la Iglesia del Este. Mi esposa y yo nos acostamos, pero en la sala de la casa se celebraba una reunión extraña hasta altas horas de la noche.
En la mañana desayunamos y nos dieron unas botas altas de goma ya que íbamos a caminar un trecho largo, posiblemente bajo la lluvia, según nos dijeron. Después de caminar un buen rato por el monte, llegamos a una especie de campamento donde había un nutrido grupo de personas, campesinos casi todos. Claudio nos dijo que estaba trabajando ahí, enseñando y aprendiendo, en lo que a todas luces era un campamento guerrillero. No vimos armas de ningún tipo. Comimos y charlamos con la gente sencilla campesina y por la tarde regresamos al pueblo y luego a Caracas. Nunca antes he comentado públicamente esta aventura. Claudio y su hermana estaban comprometidos con el PCV en este esfuerzo de lucha política.
REFLEXIÓN SOBRE EL PASADO
Este compromiso político no significó para Claudio González, ni para Edgar Rodríguez, la pérdida de su fe cristiana; Edgar lo verbalizó así, como ya lo hemos señalado. En el caso de Claudio esto quedó más que demostrado por su compromiso con la iglesia durante el resto de su vida, compromiso contestatario, desafiante, cuestionador, irritante, pero lleno de amor a Cristo y a su Iglesia. Sin embargo, cualquier compromiso político por parte del cristiano conlleva enormes riesgos y está preñado de ambigüedades. En el caso de la mayoría de los presbiterianos que hicieron una opción por las organizaciones revolucionarias de izquierda, se les cerraba la posibilidad de que la iglesia les acogiera y comprendiera su compromiso. En aquellos años la iglesia venezolana no estaba en capacidad de comprender tal opción; ni siquiera la iglesia en la Cuba revolucionaria lo estuvo. En Colombia Orlando Fals Borda, presbiteriano a cabalidad, vivió dolorosamente este dilema y sólo hacia sus últimos años encontró cierta cabida de nuevo en el seno de la Iglesia Presbiteriana de Colombia. Argelia Laya hizo una reafirmación de su fe cuando las condiciones y el contexto habían cambiado, no sólo en el país, sino en la iglesia. Se sintió acogida y comprendida por las nuevas mujeres feministas y liberadoras y dio rienda suelta a su propia realidad semioculta, como cristiana y revolucionaria a la vez. En el caso de Claudio, ¿que hubiera sucedido en la IPV si se hubiese sabido de su militancia en los años 60? Inclusive hoy, después de lo que estoy revelando en este artículo no faltaran las voces de condena y violento rechazo.
La opción misma de determinado compromiso político, está teñida de dificultades. La mayor parte de las veces se da una especie de esquizofrenia, en la cual la fe va por un lado y la opción política por otro, sin que exista mayor coherencia entre las dos. Cuando se optó por una militancia en AD en el pasado por parte de muchos evangélicos, incluyendo a los presbiterianos, ¿se hizo a partir de la fe y con claridad y fundamentos bíblico-teológicos? Cuando se optó por una militancia en el PCV y otras organizaciones revolucionarias en el pasado, ¿se hizo a partir de la fe y con claridad y fundamentación bíblico-teológica? Pienso que en los casos de Edgar Rodríguez Leal y Claudio González L. sí fue así, al igual que en el caso de Fals Borda en Colombia y muchos cristianos en la Cuba revolucionaria. Habría que estudiar cómo ha ocurrido en otros casos en nuestro país, para bien de la iglesia y la sociedad.
EL MOMENTO PRESENTE
Sin duda, en años más recientes se ha dado la participación política de los presbiterianos venezolanos. En el momento presente de la Revolución Bolivariana, nuestra iglesia, así como todas las demás, está polarizada. Sin embargo, no existe ningún tipo de diálogo o debate sobre este asunto. Se evita el tema. Se condena, se excluye, se margina, pero no hay ningún esfuerzo por dilucidar y aclarar posiciones, desde una óptica seria, con fundamento bíblico-teológico, ideológico, con visión profética crítica. En el contexto presente nos encontramos un tanto desarmados, sin herramientas bíblicas y teológicas adecuadas para hacer una opción bien informada que nos permita un posicionamiento adecuado ante la realidad política del momento. No es suficiente con colocarnos a favor o en contra del proceso que vive el país sobre la base de sentimientos, informaciones parcializadas de uno y otro lado, rumores o prejuicios, temores fundados o infundados. Hemos de buscar la fundamentación más sólida posible y pedir a Dios que aclare nuestra visión y que nuestra opción pueda estar insuflada por los valores del Reino, los valores evangélicos que nos han de llevar a “anunciar y a vivir las buenas nuevas para los pobres, a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor”. Esta es una tarea pendiente. Es el desafío del momento presente. Está en juego nuestro compromiso cristiano y presbiteriano. Dios nos llama a asumirlo con fidelidad y toda seriedad.
Fuente: Edgar Moros Ruano

sábado, 30 de enero de 2010

La compasión supera a la violencia en Haití

Por Samuel Escobar, España*

El impacto que ha causado el terremoto de Haití ha desatado un interés increíble en todas partes y en España también. Las agencias noticiosas nos ofrecen un cuadro dantesco de la situación y también ponen énfasis en los diversos aspectos de la ayuda española que se han volcado en apoyo a las víctimas y en esfuerzos de reconstrucción. No puedo menos que agradecer a Dios por la ola de solidaridad manifestada en innumerables formas desde aquí mismo, desde esta España castigada por la crisis económica mundial.
Entre los muchos comunicados de Internet que he recibido con referencia a lo que las diversas iglesias cristianas están haciendo, hay uno que ha llamado mi atención por su contenido y por venir del Comité Central Menonita (CCM), una agencia que conozco de cerca y por la cual tengo el mayor respeto.(1)
Dice desde Puerto Príncipe mi amigo Daryl Yoder Bontrager, Director del CCM para América Latina, que el tono general de las noticias que vemos en la prensa escrita y la televisión tiende a recalcar la violencia, los saqueos y la insolidaridad manifestada de manera brutal. Lo que él ha podido observar sobre el mismo terreno es la tremenda capacidad de los haitianos para la solidaridad que se está manifestando en oportunidad de este desastre.
Para Yoder-Bontrager “La compasión está más extendida que la violencia”. Ben Depp, uno de los cooperantes voluntarios del CCM observa que en el caso de personas rescatadas de entre los escombros, “La mayor parte de los rescates han sido realizados por los mismos haitianos sacando a sus vecinos de entre los escombros” y agrega “Muchos de los que han estado trabajando (en esto) no tienen más que herramientas simples como martillos, serruchos y picos, pero han rescatado vivas a muchas personas”.
Desde mucho antes del desastre las agencias de servicio misionero cristiano como el CCM han acompañado a los pobres de Haití con servicios médicos, educativos, de defensa de derechos humanos y de difusión de una cultura de paz. Ahora se ven desbordadas pero su conocimiento del país y de la gente les permite ser más eficaces en su ejercicio de solidaridad.
El CCM que ha tenido presencia en Haití desde 1958, ha movilizado ahora nuevos recursos. En su oficina están ahora filtrando agua y pasándola a los necesitados: Han encargado 1000 filtros cada uno de los cuales podrá purificar 1,137 litros por día. . Uno de los voluntarios está haciendo un censo de los campamentos de desplazados de manera que la ayuda que va llegando al país pueda ser debidamente encaminada. Pronto les llegarán por avión cargamentos de varias toneladas de carne enlatada y unas 5,000 mantas y paquetes de ayuda personal con material higiénico. Es apenas un ejemplo de lo que muchas otras agencias cristianas están realizando.
Es impresionante también considerar un dato que nos viene de una entidad católica, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR), cuyo Presidente Gabriel Naranjo Salazar nos recuerda que “entre las y los miles de muertas y muertos y desaparecidos hay más de 100 religiosas y religiosos” y agrega algo muy sabio “Poco a poco se va viendo claro que la presencia de la vida religiosa, sin dejar de acudir a las actuales urgencias, conviene reservarla para el momento de la soledad, después de que pase esta primera reacción de solidaridad de todo el mundo”.
Manuel Sarrias, Secretario Ejecutivo de la UEBE comunica que los Bautistas españoles han establecido un contacto permanente con sus hermanos y hermanas de Haití y también están canalizando su ayuda por medio de los bautistas de la República Dominicana.

(1) http://mcc.org/stories/news/compassion-more-widespread-violence-haiti

*Samuel Escobar es catedrático emérito de Misionologia en el Seminario Teologico Bautista del Este, en Pennsylvania, EEUU; y profesor del Seminario Teologico de la UEBE en Madrid

Fuente: © S. Escobar, ProtestanteDigital.com (España, 2010).

viernes, 29 de enero de 2010

¿Hablamos de terremotos o de injusticias?

Por. Rev. Jorge Daniel Zijlstra Ardui, Puerto Rico*

¿Será una señal del fin? ¿Por qué le toca a Haití un país tan pobre? Y si es cosa de Dios ¿cómo entender el sufrimiento de inocentes, de niños, de bebés, de abuelas? ¿Por qué no a nosotros? ¿Será por el Vudú -religiosidad que se construyeron los esclavos para poder hacer frente desde una fe a la grotesca explotación y denigración humana-? ¿Será que Dios no puede oír el clamor de alguien que implora y cree de maneras diferentes a las nuestras?
Más devastador que el terremoto
Resulta interesante escuchar las conversaciones que muchas veces tenemos, aún en el seno de la iglesia, sobre las cosas que pasan en otros lados. En estos días muchos opinaron sobre el terremoto, unos tratando de encontrar una manera de entender un evento tan trágico, otros procurando –sin necesidad- explicar a Dios y muchos evitando la critica a un estilo de vida y de mundo que produce y agudiza el sufrimiento de tanta gente. Déjenme decirles que tengo el privilegio de haber recibido informes directos de varias personas testigos de la situación de Haití. También estamos en comunicación con quienes ya están llevando la ayuda y la solidaridad de las iglesias a aquel sufrido país. Pero lo más impactante es recibir el testimonio de personas que relatan, trágica y penetrantemente, aquel dantesco escenario de dolor. Solo por contarles un detalle, algunos relatos de la situación que dejó el terremoto son tan dolorosas, que dificultan incluso el poder leer las descripciones, sin conmocionarse. Algunos de los relatos ni siquiera son aptos para leerse en vos alta hasta el final, sin ponernos a llorar. Quise leer a mi esposa uno de esos relatos y tuve, a la mitad, que entregárselo para que ella misma lo leyese, porque no podía con la congoja, el nudo en la garganta y las lágrimas que querían irrumpir.
Sergia Galván relata “...todo lo que pueda contar es poco. El olor a cadáveres nubla la razón, los miles de cuerpos atrapados y llorando debajo de los escombros te hace sentir una migaja, las personas parecen mirar a otro mundo, sus ojos parecen relámpagos que huyen del horror. Las gentes son caminantes, que van y vienen sin rumbo, deambulantes que cargan dolor y miseria, deambulantes que cargan sueños en ruinas, las gentes caminan, caminan, caminan, es como si al caminar se liberaran de la tragedia. Las calles están llenas de cadáveres en descomposición, ayer en la tarde decidieron, enterrar a sus muertos en fosas comunes, es probable que- pidiendo perdón a sus dioses, diosas y ancestros- decidieran sobrevivir al terremoto de los olores, y enterrar a los suyos en fosas comunes.”También es cierto que tenemos el privilegio de estar en directa comunicación y en coordinación con las iglesias de República Dominicana que ya están activas en el servicio, mostrando solidaridad en medio del dolor. También expresan la solidaridad en nombre de miles las Iglesias y Organismos Internacionales de las Iglesias como el Consejo Mundial de Iglesias, la Iglesias Unida de Canadá, el Servicio Mundial de Iglesias, el Consejo de Iglesias de Estados Unidos, la Conferencia de Iglesias del Caribe, y nuestra propia denominación (Iglesia Presbiteriana USA) que tiene misioneros en Haití, entre muchas otras. Doy gracias a Dios por poder desde mi trabajo en el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), poder aportar un granito de arena para ayudar a Haití aún desde nuestras limitaciones.
Vemos gestos hermosos, como el de la Iglesia de Chile que desde el Sur del continente se sumó a la iniciativa que estamos proponiendo para financiar la acción solidaria de nuestros hermanos de iglesias Dominicanas. Somos testigos de la solidaridad de las Iglesias Presbiterianas de Colombia, que desde su contexto también tan sufrido, decidieron sugerir a sus congregaciones que den todas sus ofrendas dominicales para este emprendimiento de cooperación ecuménica del CLAI.
¿Tenía este terremoto un propósito? ¿Es un evento enviado/permitido por Dios? ¿Es un castigo de Dios -como dijo un llamado “evangelista” con escasos recuerdos del Evangelio? Los estimados del gobierno son entre 100 a 150 mil muertos, pero el obispo de la iglesia Metodista en Haití escribía el sábado que los oficiales de EEUU estiman 400 mil muertos. Lo cierto es que al momento ya van unos 72 mil muertos contabilizados. Es interesante como nuestra sociedad todo lo cuenta –hasta el dolor, la muerte o el hambre- como si al ponerle un número a las cosas se tornaran más manejables (¿o más manipulables?) Siguen las preguntas por todo nuestro ser: ¿Será una señal del fin? ¿Por qué le toca a Haití un país tan pobre? Y si es cosa de Dios ¿cómo entender el sufrimiento de inocentes, de niños, de bebés, de abuelas? ¿Por qué no a nosotros? ¿Será por el Vudú -religiosidad que se construyeron los esclavos para poder hacer frente desde una fe a la grotesca explotación y denigración humana-? ¿Será que Dios no puede oír el clamor de alguien que implora y cree de maneras diferentes a las nuestras?
Muchas son las preguntas y también, demasiadas veces, muchos son los prejuicios que tenemos y las realidades que tapamos porque no las queremos ver. Mejor hablar de las consecuencias nefastas de un terremoto que de los sistemas que producen muerte, hambre, marginación, pobreza. Mejor hablar de otra cosa. Mejor hablar de los terremotos. Solo 17 veces se menciona la palabra terremoto en la Biblia. 5 en el Antiguo Testamento, 6 en los Evangelios y Hechos y 6 en el Apocalipsis. La mayoría de los textos del Antiguo testamento hablan del terremoto simplemente como una manifestación de la naturaleza. En Amós, por ejemplo, solo se usa la palabra terremoto para recordar una fecha importante, la del inicio del ministerio del profeta. “Éstas son las palabras de Amós, pastor de Tecoa. Es la visión que recibió acerca de Israel dos años antes del terremoto, cuando Uzías era rey de Judá, y Jeroboán hijo de Joás era rey de Israel.”. Zacarías también lo utiliza con una intención cronológica que, a la vez, le sirve de analogía en cuanto a la respuesta humana ante la devastación de quienes se oponen al Señor; dice: “Huirán ustedes como antes huyeron sus antepasados a causa del terremoto que se produjo cuando el Rey Ozías gobernaba en Judá”. Isaías es el único texto del AT, y quizás de la Biblia, que habla del terremoto, como un evento de la naturaleza, pero interpretado como instrumento del que se vale Dios para castigar a los enemigos de su pueblo.
En el NT el trato es similar. Aunque es cierto que la visión sobre los eventos de la naturaleza va cambiando ya que los textos del NT son escrito desde y para una cultura más citadina y menos agrícolas, más de metrópolis y comerciantes y menos de pastores y campesinos. Es decir que los textos son influenciados por unas cosmovisiones que han ido cambiando, especialmente por la visión griega de entender el mundo y a Dios, la cual es es diferente a la hebrea. Recuerden también que la mayoría de las menciones de terremotos que tenemos en el NT son textos bíblicos escatológicos o apocalípticos. El fin de esos escritos es hablar del fin de los tiempos y el juicio a las naciones (entre otros temas). Esos textos utilizan metáforas, analogías e imágenes para describir ese tiempo futuro, que será real, pero del que se habla con el lenguaje de los símbolos. Por tanto el trueno no es solamente un trueno, el caballo y su jinete, no son solo un caballo y un jinete y el cordero no es un animalito tierno, sino una imagen simbólica del mismo Cristo que da su vida vicariamente por nosotros. Así las cosas, textos del evangelio y del apocalipsis que hablan de terremoto, pestes, fuego, etc., no están hablando necesariamente de esos eventos en cuanto fenómenos naturales, sino como símbolos del momento en que Dios vendrá -no solo a algunos- sino a todas las naciones y por tanto también tienen un carácter cronológico o de anunciación/señal del inicio de un nuevo mundo. Por eso no puede pensarse que los terremotos son castigos de Dios –para otros.as- o cosa similar. Porque en esos textos, aunque simbólicos, los eventos de la naturaleza sólo son referidos en sentido temporal como hitos que señalarán hacia un tiempo en que Dios mostrará su salvación a las naciones. Es decir, otra vez, en sentido cronológico como en el Antiguo Testamento y no como eventos de castigo.
Es más, uno de los textos del Nuevo Testamento (Hechos de los Apóstoles) refiere el terremoto, ni siquiera como calamidad, sino como instrumento de salvación de Dios. Es el caso de los apóstoles, Pablo y Silas, liberados de la cárcel en medio de un fenómeno de la naturaleza. Se rompen las cadenas, se abren los calabozos, y el terremoto es instrumental para proteger la vida de los seguidores del Cristo, para conversión de los opresores y, en definitiva, es un evento de salvación. Dicho esto, el texto más clarificador de toda la Biblia sobre los fenómenos de la naturaleza, tan poético y tan profundo, es el de primera Reyes 19: 3-13 que nos cuenta de un evento especial en la vida del profeta Elías a quien Dios decide manifestarse. El texto tiene muchas vertientes interesantes de reflexión, pero quiero invitarles a poner la mirada en el tema que nos ocupa. El relato cuenta que Dios invitó al profeta a salir de la cueva en la que estaba escondido por temor de ser asesinado, pues se le quería manifestar en esas circunstancias tan especiales. Esa cueva profunda es muy simbólica de la vida de quienes están en serias dificultades, con el ánimo desvalido, en “oscuridad”, en crisis.
Dice el texto que “Como heraldo del Señor (es decir como mensajero, enviado o emisario) vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas (nada más parecido en su descripción a un tornado o a un huracán, otra vez solo un fenómeno extraordinario y poderoso de la naturaleza); Y dice el texto pero el Señor no estaba en el viento. Al viento lo siguió un terremoto, (otra vez un evento extraordinario de la naturaleza) pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego, (otra manifestación asociada al mundo de la naturaleza) pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. 13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías? ¡Allí sí estaba el Señor! en el suave murmullo que llegaba apacible a sus oídos, en la brisa suave que acariciaba su rostro delicadamente. Cuantos problemas nos evitamos si dejamos en el plano de la naturaleza lo que Dios ha creado como naturaleza, con sus reglas y funciones, que ciertamente miradas en perspectiva son maravillosas.
Ver la historia de los glaciares, la forma de los continentes antes y ahora, ver la existencia de fósiles como evidencia de vida marina en el medio de la vastísima Patagonia. Todas estas son evidencias de una naturaleza creada por Dios en perfección (y a la que estamos destruyendo), que tiene sus modos de funcionar y de reaccionar. Pero lejos está de ser instrumento en manos de un Dios castigador, que viene con terremotos, huracanes y tsunamis a asolar la vida de la gente y más aún de la gente que Él más ama, que es la gente pobre y sufrida de todos los tiempos. Lejos está el verdadero Dios del dios manipulable, tan conveniente a nuestras ideologías y prejuicios, como el que predican ignorantes que todo lo usa para ver un Dios castigador que hiere a la tierra por sus fallas, por sus bajezas, por sus pecados. Es triste ver gente enfocada siempre en las pajas del ojo ajeno, pero que ni cerca están de ver la viga inserta en el centro de su vida. Este no es el tiempo del juicio, porque sino también sobre nosotros vendría. Este aún es el tiempo de la gracia, la misma gracia que hoy se manifiesta a nosotros y nos da la oportunidad de darnos cuenta que la vida es frágil y que para los más pobres es un clamor que se eleva a Dios en búsqueda de justicia.
El mundo se asusta por los terremotos, ¿quién no? Pero más debería asustarse por el escándalo que representa el flagelo de un mundo que genera muchas más muertes que un terremoto. Preocupación debiera darnos una sociedad que para el bien de alguno necesita de la existencia de otros destinados a ser pueblos olvidados. Pavor debiera darnos nuestro modelo de mundo que genera multitudes de hambrientos y desolados. Haití, amada iglesia, no está sufriendo solo por tan terrible evento de la naturaleza. Haití grita, como la sangre de Abel y de Cristo. Haití grita ante Dios y el mundo como gritan los moribundos desde bajo de los escombros. Grita por un mundo desigual que genera y permite la pobreza, el hambre y las injusticias. Grita porque la vida buena de algunos descansa en la marginación de muchos. Este es el mundo en el que vivimos, la tierra que debe ser trastocada para que todo lamento se convierta en baile. Algunos dicen:”Así están esos...por creer en el Vudú” , “así están los otros por ser comunistas”, “así están los otros por tener petróleo bajo sus pies”. ¡No juzguemos con tanta limitación! Este no es el tiempo del castigo y los prejuicios, es el el tiempo de manifestar el amor que Dios nos enseño y vivir la comunión del género humano. Este es tiempo de amar como Él nos ha amado, mereciendo nosotros la destrucción Él nos dio la vida y nos mandó a ser solidarios, generosos y serviciales. Él no nos dijo que juzguemos a quienes son como nosotros o a quienes creen diferente. Más bien nos dijo que amemos, que seamos prójimo del sufriente, que estemos al lado del pobre. Dios nos dijo que al extranjero lo tenemos que proteger, no combatir o eliminar. Nos ordenó amar hasta el extremo.... Porque Dios tampoco estaba en el terremoto.
Termino la reflexión con un excelente poema de un amigo y colega, de mi misma iglesia de origen en argentina, la Iglesia Reformada Argentina, que nos recuerda:

“…pero Dios tampoco estaba en el terremoto.” (1º Reyes 19:11)
La tierra se sacudió como animal furioso,
temblaron los montes y el mar desató su enojo,
los suelos se abrieron y lo construido fue destruido,
y un pueblo cansado de sufrir vuelve a sufrir.
Vimos sus rostros y oímos sus llantos,
las imágenes estremecían y golpeaban,
personas deambulando, cuerpos aplastados,
destrucción y muerte, dolor y angustia,
tras el terremoto cruel y devastador.
Pero Dios no estaba en el terremoto…
Hijos sin madres, madres sin hijos,
hermanos sin hermanos, amigos sin amigos,
miles y miles de vidas aplastadas en segundos,
historias, esperanzas, sueños, ilusiones
que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
El horror dejó su marca indeleble
en las miradas perdidas, en las caras desoladas,
en los muertos, en los atrapados, en los mutilados,
en cada vida quebrada por lo no esperado.
Pero Dios no estaba en el terremoto…
Alguien gritó su espanto, otras voces se unieron.
alguien elevó una plegaria, otras siguieron,
alguien cantó y muchos cantaron,
alguien levantó un escombro
y otros más comenzaron a levantar las piedras,
alguien abrazó a un herido
y otros más los cargaron en brazos,
alguien tendió su mano
y miles de manos se unieron.
Y Dios estaba entre ellos.

En solidaridad con el pueblo haitiano

Gerardo Oberman .
Castelar, 13 de enero de 2010

Dejemos de tratar de explicar y justificar a Dios con nuestros prejuicios. Más bien busquemos su rostro y veámoslo claramente en el rostro de los sufridos y sufridas. Es allí, en ellos y ellas que están en la no vida, que debemos ir a evidenciar la buena voluntad de Dios y mostrar el amor de Aquel que da la vida por sus hijos e hijas y llama -al creyente, a la iglesia y toda persona de buena voluntad- a dar la la vida por un mundo que no produzca muertes, dolor e injusticias con más devastación que un terrible terremoto.

*Rvdo. Jorge Daniel Zijlstra Arduin
Pastor Iglesia Presbiteriana en Levittown
Secretario Regional
CLAI Caribe y Gran Colombia
Fuente: Lupaprotestante

jueves, 28 de enero de 2010

Migrantes y desplazados en Colombia, un desafío para la acción cristiana

Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina*

El fenómeno de la migración ha sido parte de la historia de la humanidad. La misma Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis nos muestra la historia de hombres y mujeres que se trasladaban de un lugar para otro, siguiendo un sueño, compartir un mensaje, etc., estas migraciones podríamos llamarlas voluntarias. Pero, la misma Biblia también, nos muestra las migraciones involuntarias obedeciendo a diferentes circunstancias políticas, económicas, sociales, religiosas: asociadas, en su mayoría, a hecho de violencias.
Nuestra sociedad hoy vive esta dinámica de migraciones voluntarias, pero en su mayoría involuntaria. Esta ultima es la mas común, para la muestra un botón, Colombia es un país que ha vivido por lo menos 150 años de guerras, los primeros 100 años de esta guerra se vivió en la sociedad rural, que provocó la salida de un sinnúmeros de hombres y mujeres que se desplazaban del campo a las grandes ciudades en busca de un lugar mejor que los saque de su situación de miseria y precariedad. Actualmente, el caso más dramático en Colombia, es el desplazamiento forzado, de campesinos e indígenas que han tenido que huir de sus comunidades por “la presencia de grupos ilegales, hay riesgo de reclutamiento de menores y esto podría tener implicaciones sobre el desplazamiento”, afirmó Noël – Wetterwald en una entrevista a William Delgado . [1]
A lo anterior, se añade la discriminación contra las comunidades indígenas, se deja ver en el despojo violento de grandes terratenientes que hacen de sus tierras con masacre de tribus, nos asegura Ángel Torres [2] y el desplazamiento forzado institucional debido a las construcciones hidroeléctricas en Córdoba. También, se ve la discriminación hacia estos grupos debido a la falta de educación, salud y alimentación: el hambre, las epidemias, la falta de tierras cultivables, el agua potable siguen diezmando los pocos grupos indígenas que subsisten en nuestro País.
Otros colombianos han tenido que emigrar a países limítrofes entre ellos: Venezuela, Ecuador y Panamá; huyendo de la violencia, en busca de un lugar para vivir en paz. Estos que huyen a países vecinos vivían en extrema pobrezas; otros, en cambio han contado con suerte al tener parientes en los países del primer mundo, han recibido asilo y logran ocupar un puesto laboral mejor, que de aquellos que han tenido que arriesgar la vida por caminos inhóspitos para llegar a Ecuador, Panamá o Venezuela.
Esta situación de indefensión en que quedan los migrantes y desplazados es un desafío para la acción cristiana, no podemos quedarnos de brazos cruzados, indoloro, son nuestros hermanos que sufren, tirado en el camino, esperando no solo que se le de el pan, sino que hagamos algo por ello. Ellos esperan una respuesta de parte de la iglesia cristiana, necesitan que se les orienten a no dejar el país y a defender sus derechos como ciudadanos. Este es el trabajo de la iglesia abrir una pastoral con ellos, pero una pastoral abierta no cerrada, que sea ecuménica, es decir, el trabajo no es de una determinada comunidad religiosa, sino de toda las comunidades cristianas que deseen trabajar por los indefensos, que sea una oportunidad para trabajar en equipo en solidaridad y hermandad, que son nuestro prójimo, recordando las palabras que Jehová nos encomendó: “Cuando un forastero habite con vosotros en vuestras tierras, no lo molestes ni lo oprimiréis. Lo tratará como uno de vosotros y lo amarás como a ti mismo, pues ustedes, también fueron forastero en Egipto (…)” (Levítico 19: 33 – 34)
____________
[1] William Delgado, “ENFOQUE: Delegado de Acnur señala restitución de tierras como mayor reto con los desplazados”, Entrevista a GospelNoticias.Com/ALC
http://www.alcnoticias.org/interior.php?codigo=15935&lang=687
[2] Ángel Torres, “paz justa en Colombia”, en Revista Cencos – Iglesias, julio # 232 (1998), pp. 20 – 21.

*Luis Eduardo Cantero es teólogo, pastor bautista, filósofo y docente. Decano y profesor del Seminario Teológico Misionero Tiranno de San Justo, Bs. As, Argentina. www.luiseduardocantero.es.tl
Fuente: ALCNOTICIAS

miércoles, 27 de enero de 2010

Denzel Washington no sólo defiende la Biblia en su film «El libro de Elí»

Traducción: Rosa Gubianas, España.

Denzel Washington es una de las figuras más reconocibles del cine. Ganador de dos premios Oscar, atrae a miles de personas ante las pantallas con sus interpretaciones. En su última aparición cinematográfica, «El libro de Elí», interpreta a un «protector» de un tesoro muy particular: el último ejemplar de la Biblia. Un libro por el que no sólo muestra aprecio en la pantalla, ya que, confiesa, le sirve de guía en cada aspecto de su vida.
Denzel Washington es uno de los actores más exitosos y respetados de Hollywood. Sin embargo, el ganador por dos veces del Premio de la Academia (por Tiempos de Gloria en 1989 y por Training Day en 2001) es también uno de los cristianos evangélicos más renombrados de Hollywood. Hijo de un predicador pentecostal de Mount Vernon, New York, es desde hace 30 años miembro activo de la «West Angeles Church of God in Christ» (Iglesia de Dios en Cristo, Los Angeles), lee la Biblia cada mañana y siempre elige papeles con los cuales pueda dar un mensaje positivo o una reflexión de su profunda fe personal. Denzel Washington es, como Elí, guardador de la última Biblia en la Tierra.
La fe está presente a lo largo de la nueva película post-apocalíptica de Washington, «El libro de Elí», que se estrena en España en marzo, se anuncia ahora mismo en las carteleras norteamericanas con la frase: «B-ELI-EVE» & «D-ELI-VER US» (Creed y Liberadnos). En el film, Washington interpreta a un misterioso viajero llamado Elí, enviado por Dios para proteger la última copia de la Biblia que queda en la Tierra; y sacarla del Oeste para protegerla, mientras los malos la buscan para llevársela a la fuerza y utilizarla como «arma» de dominio.
El personaje de Washighton en la película es extremadamente violento, (corta los miembros del cuerpo de los villanos en cada esquina que se los encuentra), pero empieza a ablandarse cuando se tropieza con una inocente chica (Mila Kunis) quien le recuerda que podemos estar tan concentrados protegiendo la Palabra de Dios, que algunas veces nos olvidamos de vivir según ella.
UN MENSAJE DE AMOR
Para Washington, «vivir según la Biblia» está determinado principalmente por el amor y el sacrificio. El mensaje definitivo de Elí es: «Haz más por los otros de lo que harías por ti». Este es un mensaje que ha circulado alrededor de Washington desde niño. «Oramos por todo, cada día», les dijo Washington a los miembros religiosos de los medios de comunicación la semana pasada en Los Angeles. «Y siempre acabamos diciendo Amen, Dios es amor. Yo creía que ´Dios es amor´ era sólo una frase. Me llevó mucho tiempo aprender lo que significa. No importa el libro que leas o lo que creas, si no tienes amor, si no amas a tus semejantes, no tienes nada».
Aunque Washington no es partidario de la palabra «religión» y se abstiene de pronunciar frases como «yo estoy en lo cierto, tú estás equivocado», no se avergüenza de hablar sin rodeos de sus creencias cristianas.
«Creo que Jesús es el Hijo de Dios» dice. «He sido lleno del Espíritu Santo. Sé que es real este evento. Estaba en mi habitación; mis mejillas se hinchaban, lloraba como un niño y estaba muerto de miedo. El sobresalto me ahuyentó, me di la vuelta y fui en la otra dirección, lo reconozco. No sabía lo que me estaba pasando; era demasiado fuerte. He tardado muchos años en volver a pensar en ello».
Estando un día en su casa, leyendo la Biblia (era la tercera vez que leía lo mismo) encontró un pasaje acerca de la sabiduría y el entendimiento en Proverbios 4, que le hizo reflexionar sobre su vida.
«Estoy en esta casa tan grande con todas estas cosas», se dijo. «He oído este dicho: Nunca verás un botín detrás de un coche fúnebre. No puedes llevarte nada. Los egipcios lo intentaron, y les robaron. Me dije: ¿Qué es lo que quieres Denzel? Una de las palabras del devocional de aquel día era «sabiduría». Así que empecé a orar: Señor, dame más dosis de esto; yo no puedo tener más éxito, pero puedo ser mejor; puedo aprender a amar mejor; puedo aprender a ser más comprensivo; puedo conseguir más sabiduría».
LLAMADO PROFÉTICO
Al igual que su personaje de la película, Washington cree en la llamada profética y procura trabajar lo mejor que puede con el don que cree que Dios le ha dado. En su caso, fama en todo el mundo y una de las más célebres carreras de actor de su generación. Recuerda una anécdota de cuando tenía 20 años que demuestra lo íntimamente que relaciona su fe con su carrera. Era el 27 de marzo de 1975, y Washington, que acababa de ser expulsado de la escuela, estaba sentado en el salón de belleza de su madre. Una señora mayor estaba debajo del secador mirando atentamente a Washington y le pidió una hoja de papel, en la que, con mano temblorosa, escribió la palabra «profecía». La señora se llamaba Ruth Green, uno de los más antiguos miembros de la iglesia de la ciudad, que era conocida por tener el don de profecía. Aquel día le dijo a Washington: «Muchacho, tu viajarás por todo el mundo y hablarás a millones de personas». Aquel verano, Washington era consejero en el campamento YMCA en Connecticut. Los consejeros representaban parodias para los chicos y alguien le sugirió que tenía talento natural y que debería dedicarse a actuar. En el otoño del mismo año, Washington regresó a la escuela en el campus Lincoln Center de la Universidad de Fordham, donde empezó su formación como actor.
«Años más tarde» recuerda, «le pregunté a mi pastor si creía que yo estaba llamado a ser predicador y me contestó: Bien, ¿No estás hablando a millones de personas? ¿No has viajado por todo el mundo?»
Washington reconoce que está situado en una posición única y se siente obligado a dar lo mejor de sí, «predicando» mensajes positivos siempre que puede, a través de sus actuaciones. «He procurado adaptar mis papeles» dice, «incluso los peores como el de ´Training Day´. La primera cosa que escribí en mi guión (para Training Day) fue ´el salario del pecado es la muerte´. En el guión original, (mi personaje) muere por televisión. Y yo dije: ´No, no; para que yo pueda justificar su mala vida, tiene que morir de la peor forma´. E hice que Ethan Hawke me arrojara del coche y me arrastré como una serpiente. Todos los viandantes se volvieron contra mí y quedé hecho pedazos».
ELÍ, EL PERSONAJE
Fue un poco más fácil «adaptar» el personaje de Elí en una dirección positiva, «o quizás no», bromea Washington, porque «este individuo es más violento que el de «Training Day» y más implacable que Malcom X». No obstante, es similar al personaje de Washington en «Man of Fire». Elí utiliza la violencia para proteger al inocente.
«Cuando hice Training Day» dice, «había un policía, que estaba convencido de que algunos tipos tienen el derecho a ser violentos para proteger a los inocentes. Este mismo policía dijo: Es por esto por lo que mis hombres y yo vivimos y esto es lo que hacemos. Puede que necesitara algún versículo para justificarse; probablemente está envainando la espada del Espíritu».
SU VIDA REAL
Aunque ha interpretado a personajes ásperos y violentos en películas como Training Day, American Gangster y ahora a Elí, en la vida real Washington es un padre de familia amable y tranquilo. Está casado con su esposa Paulette desde hace 26 años y tienen cuatro hijos, John David, Katia y los gemelos Malcolm y Olivia. Washington está lejos de ser el estereotipo de Hollywood. Además de la implicación en su iglesia local (donó 2,5 millones de dólares en 1995 para construir unas nuevas instalaciones en el West Angeles COGIC), Washington, quien siempre firma los autógrafos con «Dios le bendiga», es seguidor de los Clubes de Chicos y Chicas de América (en los cuales él también fue un «chico» activo), entre otras fundaciones benéficas.
«UN DON DE DIOS»
Washington, que esta primavera encabezará en Broadway, junto a la actriz Viola Davis, el reparto de la obra «Fences» de August Wilson, sabe que ha recibido muchas bendiciones y está dispuesto a minimizar su fama y su éxito y considerarlo como un don de Dios. «Yo no soy importante», dijo en 2007 en una entrevista concedida al Reader’s Digest. «Me han sido dadas ciertas aptitudes y yo lo veo de esta manera: ¿Qué vas a hacer con lo que tienes? ¿A quién vas a ayudar?». Cerca de su fin, Elí, el personaje interpretado por Washington, cita el famoso pasaje de 2 Timoteo 4:7: «He peleado la buena batalla, he guardado la fe». Está en la misma línea que Washington. El es una estrella de Hollywood que, aunque no es perfecto, presenta el raro ejemplo de un cristiano que se halla en un lugar de elogios y éxitos excesivos, pero que no ha perdido la cabeza sino que sigue basando su vida en la Biblia y en la dependencia de Dios. Después de 30 años como actor, Denzel Washington ha peleado la buena batalla y ha hecho lo que pocos podrían hacer en su misma situación: ha guardado la fe.


Fuente: Christianity today. Traducción: Rosa Gubianas. Edición: Daniel Hofkamp, ACPress.net.

martes, 26 de enero de 2010

«El libro de Elí» atrapa al espectador de EEUU con la persecución del último profeta

Es el último hombre que posee una Biblia, y hará todo lo posible por guardar su tesoro, perseguido por casi todos. Acción, aventura y espiritualidad se dan de la mano con un alto contenido de violencia, en una obra que algunos califican como cristiana (puede ver aquí el trailer en español de “El libro de Elí”). A medio camino entre The road (2009) y Mad Max (1979), El Libro de Elí (The book of Eli) conjuga adrenalina, barbarie y esperanza en un relato descolorido con un trasfondo religioso que busca trascender a la violencia de la trama y destacarse entre tanta oferta cinematográfica sobre el fin del mundo.
Ubicada unos 30 años después que la guerra volviera al mundo prácticamente en un desierto, «The Book of Eli», sigue al personaje de Elí, caracterizado por Denzel Washington, mientras realiza su inspirado viaje a pie hacia la costa oeste de Estados Unidos, llevando consigo la última copia conocida de la Biblia, una versión protestante: la King James. En el reparto también aparecen Mila Kunis, Jennifer Beals, Gary Oldman, Tom Waits, Michael Gambon y Malcolm McDowell. Cinematográficamente, si bien se trata de un drama post-apocalíptico, tiene muchos elementos de un western tradicional adaptado al contexto de ese mundo.
EL PODER DE LA FE
Denzel Washington considera que se trata de «una buena historia desde el punto de vista espiritual, filosófico, y de acción, ya que tiene muchos elementos». Afirmó que a pesar de lo que pudiera parecer en un primer momento, el filme va más allá del puro enfrentamiento entre el bien y el mal y se mueve en terrenos más profundos. «Es sobre la fe que tenemos; nos guía la fe, no la vista. Es sobre la creencia en algo mayor que nosotros mismos y en lo que se aprende en el camino», dijo sobre el film el ganador de dos Oscar por Training day (2001) y Glory (1989). Washington, hombre de sólidas creencias y frecuente lector de la Biblia, algo que comparte con su personaje, aseguró haber sacado alguna lección de su trabajo en el film, como el ver hasta qué punto está dispuesto a hacer Eli por lograr su meta. Sin embargo, admitió que él no llegaría a esos extremos, si bien reconoció que nunca se ha visto en la situación del protagonista. El filme sigue los pasos de Eli, un guerrero iluminado con una misión divina que se reduce en proteger un valioso libro y llevarlo a un lugar seguro.
Otro aspecto que resalta el actor es que el protagonista tendrá que aprender a compartir su misión con otros. «No puede hacerlo todo solo, como en una burbuja, tiene que apoyarse en los demás». Reconoció también que, aunque no lo entendió así a priori, tras ver la cinta quedaron patentes referencias a episodios de la Biblia, como la figura del apóstol Pablo y el origen de su fe. «No es solo sobre cristianismo, de hecho, el guionista es agnóstico y la idea le vino, según me dijo, como un flash, lo escribió en pocos días. No sé si él oyó voces», confesó entre bromas Washington.
ÉXITO DE TAQUILLA NOTABLE
¿Podrá una película sobre un hombre en un mundo violento post-apocalíptico y que lleva la última copia de la Biblia, atraer creyentes a los cines? ¿Y qué si ese hombre también lleva consigo un cuchillo y una pistola, que usa si es necesario? La cinta se estrenó hace poco más de una semana en Estados Unidos con un éxito notable, todavía silenciado por el triunfo, una semana más, de Avatar, que se encamina a convertirse en la cinta más rentable de la historia. Parte de la crítica no ha sido especialmente amable con ella. Kyle Smith, del New York Post llama a la película «obvia y desvergonzadamente cristiana», así como una «película de acción bien hecha». «Que un filme tan espiritual entre tanto en la violencia contradice su mensaje de la civilización siendo salvada por la Biblia», agrega Jake Coyle de Associated Press. Mientras, las comunidades de cine de Internet, como IMBD o Filmaffinity, dan su aprobación y hasta muestran cierto entusiasmo con la película. Allí algunos señalan que quizá esta sea la que desbanque a Avatar del número 1 que ocupa semana a semana desde su estreno.
EL PROFETA Y EL LIBRO
La película presenta una trama y un escenario peculiar. Elí, el último hombre que posee una Biblia, llega a un pueblo controlado por un villano quien es uno de los pocos que vivieron antes que todos los libros del mundo fueran quemados en una revuelta. Muchos culparon a la religión por los problemas que emergieron después de que la Tierra fuera golpeada por un meteorito. Creyendo que El Libro le permitiría controlar al mundo, el líder amante de Mussolini (interpretado por Gary Oldman) envía a sus seguidores a arrebatar la Biblia. Aunque se supone que Elí es un hombre de paz, prueba ser un formidable oponente, capaz de atacar y de algún modo eludir milagrosamente las balas que le disparan al estilo ´Matrix´.
REPERCUSIÓN INMEDIATA
«Protegida por lo divino». Así la describe Smith, del New York Post quien además predice que la película «hará negocios celestiales en las taquillas». Sin embargo, el bloguero del LA Times, Patrick Goldstein se pregunta si Smith está siendo «demasiado optimista». «No estoy seguro de que los evangélicos estadounidenses acudan en masa a ver la película con un caos tan sangriento y una visión tan desoladora del futuro», escribe Goldstein. Dirigida por los hermanos Hughes y escrita por el inglés –experto en videojuegos– Gary Whitta, «The Book of Eli» (El libro de Elí) cuenta con muchas papeletas para convertirse en una película de culto. En España, su estreno está programado para el 12 de marzo.
MULTIMEDIA
Le ofrecemos en español e Inglés (¡toda una primicia!) el trailer del film “El libro de Elí” (“The book of Eli”).


Fuente: El Universal, Christian Post, Mundo Cristiano, Blogdecine.com, EFE. Redacción: Daniel Hofkamp, ACPress.net.

lunes, 25 de enero de 2010

No te pelees con Dios, ni con la familia, ni con la iglesia

Por. Beatriz Garrido, España*

Me encanta un pensamiento que es y siempre repite mi querido hermano y buen amigo el doctor Carballosa: “No te pelees con Dios, no te pelees con la familia, no te pelees con la iglesia. Cuando tienes un dolor fortísimo, ¿qué dices?... ¡Ay, Dios mío!; cuando algo te agobia de verdad, ¿qué dices?... ¡Ay, mi madre!; cuando las dificultades te rodean y te avasallan, ¿qué haces?... Vas a la iglesia y a los hermanos y dices... ´Oren por mí´.”
La primera vez que escuché este pensamiento, me llamó muchísimo la atención y le pedí a su autor que me lo repitiera para anotarlo y poder reflexionar sobre él.
Es cierto, hay gente que no es cristiana que se pasa la vida peleando con Dios o, más bien, ignorándolo, pero cuando llega a sus vidas algún problema fuerte se les ve diciendo: ¡Ay, Dios mío! Pero lo que me parece mucho más triste es esa clase de creyentes que, o bien pasan la vida bastante lejos de esa cercanía a Dios que les debería caracterizar, o ese tipo de creyentes que parecen muy espirituales sin serlo y, cuando ocurre una tragedia o una dura prueba en sus vidas, se pelean, directamente, con Dios para terminar diciendo: Ay, Dios mío.
Hoy más que nunca, hay mucha gente que pasa, ignora, o incluso desprecia, a la mujer que les dio el ser; pero cuando llega un momento de desesperación en sus vidas, aunque su madre esté lejos o incluso ya no esté, sale automáticamente de sus labios la frase: ¡Ay, mi madre!
En último lugar están aquellos cristianos que se pasan la vida refunfuñando, protestando, faltando y peleándose con la iglesia; pero cuando las circunstancias les avasallan y viene a ellos una tormenta fuerte, entonces sí, vienen a su odiada o ignorada iglesia y piden a sus hermanos: ¡Oren por mí!
Si algo me molesta es ese tipo de gente que un día se comporta de una manera y al siguiente de otra muy diferente, y me parece muy cierto y actual para todos los tiempos lo que escribe el apóstol Santiago en su carta: “El hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos.”
Alguien contó en una ocasión que había puesto un comedero para ardillas a unos cuantos metros de su hogar. Se trataba de un artefacto sencillo -dos tablas y un clavo- al cual se le atravesaba una mazorca de maíz. Cada mañana, venía una ardilla para disfrutar la comida de ese día, era una cosita linda, negra, con su barriguita redonda y gris.
Aquel hombre se sentaba en el porche trasero de su casa, por las mañanas y la observaba mientras comía. La ardilla arrancaba cada grano de la mazorca, lo sostenía entre sus patas, le daba la vuelta y le comía el corazón.
Al final del día, no quedaban granos sino solo un montoncito ordenado de sobras debajo del árbol. A pesar de que aquel hombre la cuidó, la criatura le temía. Cuando se aproximaba, ella huía refugiándose en su árbol y chillándole cuando se acercaba demasiado. No sabía que era él quien le daba la comida.
Así son algunas personas con Dios, con su madre y con la iglesia. Se olvidan que ellos les aman incondicionalmente, les pueden proveer ricamente de todo para que disfruten y siempre estarán ahí, con sus brazos abiertos para recibirlos y pierden la bendición de vivir cerca de Dios y sentir el rocío de su amor sobre ellos cada día; se alejan de su madre aún cuando esta les dio el ser y daría su vida por ellos, y se olvidan de sus hermanos que, aunque imperfectos, son igualmente lavados por la sangre de Cristo y, aunque -a veces- diferentes, siempre están ahí, echándoles de menos para darles su calor.
Quieres ser como la ardilla miope y desagradecida?... Yo no; así que procuro -cada día- no pelearme con Dios, ni con mi familia, ni con mis hermanos.

* Beatriz Garrido es maestra, locutora de radio y miembro de las Asambleas de Hermanos en Galicia


Fuente: © B. Garrido, ProtestanteDigital.com (España, 2010).

domingo, 24 de enero de 2010

NUEVOS TIEMPOS PARA LA FE Y LA ACCIÓN CRISTIANAS

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México.

1. Una mirada apocalíptica al futuro

La literatura apocalíptica que encontramos en la Biblia procede de una manera de ver el mundo que asimiló el desencanto por la frustración de las esperanzas populares del pueblo de Israel. A la decadencia y posterior desaparición de la monarquía israelita siguió la aceptación paulatina de que, debido a un misterioso designio divino, Yahvé permitía que su pueblo fuera súbdito y tributario de las potencias de turno. Así sucedió con Babilonia, Asiria, Medo-Persia y Macedonia, en ese orden. Por ello, la escritura del libro de Daniel responde al surgimiento de una nueva mentalidad religiosa, espiritual y cultural que está descrita muy bien en el salmo 74, en varios sentidos: primero, en la necesidad de confirmar si Dios había desechado a su pueblo o no (v. 1: “¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre?”) y, sobre todo, a la posible desparición de la profecía como forma de revelación de su voluntad (v. 9: “No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta, ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo”). La conciencia del pueblo había asimilado ya las dimensiones del desastre nacional y un resultado fue la resistencia a partir de la escritura apocalíptica, tan diferente de la profética y, paradójicamente, su continuación y profundización.
Si los profetas creyeron, naturalmente con sus excepciones, en la importancia de la conversión del pueblo y sus gobernantes, así como en el valor de la política para la convivencia humana, los escritores apocalípticos estaban más allá de tales convicciones, pues veían cómo se derrumbaban, una y otra vez, las esperanzas de cambio: desaparecían los gobernantes propios y eran sustituidos por virreyes o sátrapas que explotaban al pueblo en nombre de sus emperadores, la religiosidad pasaba a un peligroso segundo o tercer plano, gracias, sobre todo, a un sacerdocio preocupado por su ineficacia para atender las necesidades espirituales de las personas, y, finalmente, la instalación del desengaño en todas las esferas de la vida. La resistencia apocalíptica surgió como una alternativa ante la suma de desengaños. Como explica Hans de Vit:
Los temas claves del libro son la inculturación y la identidad religiosa, el sincretismo, pero, sobre todo, la persecución, la resistencia y el martirio. Obedecen a “experiencias límite” de judíos piadosos en la diáspora, en particular en la época de la helenización. ¿Tiene la historia un significado, de la manera como creían los profetas? ¿Tiene sentido el actuar humano? ¿Por qué todo indica que Dios es impotente y no intervendrá en la historia, no salvará a sus fieles? ¿Será capaz de salvarnos y derrotar a los tiranos?.[1]
Con base en una profecía de Jeremías (25.8, 11-12, como para mostrar la continuidad entre ambas formas de revelación) y en el enorme interés por lo inmediato (otra herencia de la profecía clásica), además de reconocer la desobediencia a esa antigua palabra profética (v. 6), el libro se pregunta por la suerte de quienes sufren en ese momento. De ahí el interés por calcular los tiempos, las sazones que sólo le pertenecen a Dios. Es como si los números sirvieran para conocer sus misterios. Por ello surgió la Cábala. Como dice De Wit: “No son tiempos para el altruismo. [...] Es importante para el apocalíptico disponer de una palabra ya dicha, ya revelada. [...] A través de un cálculo ingenioso (una especie de pésher que conocemos tan bien por la exégesis judía) el autor del cap. 9 llega al año 164 a.C., el reinado de Antíoco IV Epífanes de Siria” (Idem).
2. La esperanza en el futuro de Dios es una forma de resistencia y rebeldía
Ante la persecución y la lucha por mantener la identidad religiosa del pueblo, y en medio de una sociedad fuertemente dividida, la resistencia espiritual basada en la esperanza era prácticamente la única posibilidad para canalizar la sobrevivencia de la fe colectiva. La letanía litúrgica de 9.4-19 concluye solicitando la intervención divina: “Oh Señor, perdona... no tardes, por amor de ti mismo”. Porque la situación era apremiante:
en un periodo de 10 años hubo cambios radicales en la vida de los habitantes de Judea. El carácter y el status de Jerusalén cambian; se asienta un importante contigente de sirios en ella (1 M 1,35-36); se inicia la “guerra de sumos sacerdotes”; se agudiza el conflicto de clases; la voracidad de la aristocracia toma formas desconocidas hasta entonces; los impuestos se tornan incomparablemente pesados; se pilla el templo; muchos abandonan la ciudad porque un asesinato sigue a otro asesinato. Son escenas que hacen pensar en situaciones latinoamericanas. Nadie sabe en quién confiar, nadie sabe quién se vendió a quién, nadie sabe dónde buscar salvación y justicia. (Idem).
Se requerían nuevos tiempos y nuevos espacios para la acción de la fe puesta en marcha. Igual que hoy. La respuesta divina viene en la figura de un varón (ángel, personaje típicamente apocalíptico), Gabriel, cuyo nombre significa “el que tiene la fuerza de Dios”, viene a explicar, como una nueva forma de revelación, el significado de las misteriosas 70 semanas en el sentido del “fin de la prevaricación y del pecado, para expiar la iniquidad y traer la justicia perdurable” (v. 24), esto es, para mostrar la respuesta plena de Dios al arrepentimiento expresado por los versículos anteriores. Los detalles de este anuncio corresponden, por decirlo así, al tamaño de la esperanza del pueblo: Dios viene, personalmente, a solucionar los enormes problemas sociales y espirituales.
Antioco Epífanes fue el prototipo del tirano contra el cual tenía que surgir una rebelión popular. “Daniel retoma la antigua idea de los períodos fijos (Hesíodo), pero la reelabora productivamente, enfatizando que, a pesar de todo, los justos recibirán su recompensa. Es una de las diferencias con la profecía. Esto no desemboca en una teología fatalista. No, con todos los medios el autor apocalíptico trata de animar a sus lectores a no abandonar su actitud de lealtad. Lo hace desde la seguridad de que los torturadores no saldrán impunes” (Idem).
El libro de Daniel atisba los nuevos tiempos para la fe y la acción y los anuncia con energía. La venida del Mesías estaba cerca y eso debía fortalecer la fe y capacitarla para enfrentar los peores momentos. La fe cristiana, en ese sentido, es apocalíptica en la medida en que espera la intervención divina en la historia y, al mismo tiempo ofrece caminos para la acción de los creyentes en el mundo. Y es que si la fe no moviliza a las personas, en efecto se le daría la razón a quienes suponen y propagan la idea de que la enajenación religiosa es uno de los grandes obstáculos en la búsqueda del cambio social. Creer en un Dios activo debe producir una fe activa, eficaz en medio de los conflictos, porque está dirigida por una esperanza indomable.

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[1] H. de Wit, “‘Brillarán los entendidos’. El libro de Daniel: persecución y resistencia”, en RIBLA, núm. 35-36, www.claiweb.org/ribla/ribla35-36/brillan%20los%20entendidos.html

sábado, 23 de enero de 2010

Un peligro mayor: Pat Robertson culpa a la religiosidad de Haití por el terremoto

Por Alexander Cabezas

Hemos escuchado y visto las trágicas noticias de los recientes acontecimientos ocurridos al oeste de Haití. Se estima que hay 300 mil niños y niñas huérfanos y más de 200 mil personas que han perdido la vida. Ante este triste panorama, son preocupantes las aseveraciones de algunos predicadores evangélicos, entre ellos Pat Robertson, quien no se reservó su opinión al señalar que este terremoto fue consecuencia de “pactos con el diablo y maldiciones ancestrales de los haitianos”.
No nos deberían extrañar las declaraciones de este líder religioso, quien al mejor estilo de los medios de comunicación amarillistas, en el 2005 promovía el asesinato del presidente venezolano Chávez; violentando así todos los principios bíblicos fundamentales que Jesús enseñó sobre el amor al prójimo (Mateo 19), o las exhortaciones que hacen las Escritura de orar ante todo “por las autoridades…” (1 Timoteo 2).
Ahora su nuevo discurso no solamente falta el respeto a la iglesia cristiana haitiana, sino a todo este pueblo que más que una acusación, necesita apoyo. Este líder está olvidando los acontecimientos históricos y lamentables sufridos por este pueblo vulnerable más allá de los actuales desastres naturales.
En sus inicios Haití llegó a brillar como una joya en medio del Caribe por su increíble prosperidad. Inclusive, fue el primer país productor de azúcar y el primero en darle una bofetada al sistema colonial al abolir la esclavitud. Pero no tardaron otras naciones y líderes inescrupulosos en despojar a este país valiéndose de sanciones, deudas externas, altos impuestos, regímenes militares oportunistas y autocráticos, entre otros. Por lo que no es justo condenar o señalar a Haití cuando el verdadero pecado fue el subyugamiento y la denigración de la cual ha sido objeto.
Las palabras de Robertson no son novedosas, representan una línea de pensamiento que recurre a fórmulas y al temor para promover sus doctrinas. Pareciera que asocian todo lo nefasto con pecado, mientras que la prosperidad es señal de “buena armonía con Dios”; quimera que recuerda los errados y heréticos argumentos que hacían los seudo amigos de Job para justificar teológicamente las desgracias que estaba atravesando este hombre, cuando en verdad Job sufría siendo íntegro. Quizás por eso la Biblia muy realistamente enseña que en esta vida tanto los justos como los injustos sufren, pero no por ello Dios detiene sus bendiciones sobre unos u otros (Mateo 5:45-47).
Nos jactamos de no tener “dioses falsos”, pero nuestra miopía no nos ayuda a ver que los verdaderos idólatras, en ocasiones somos nosotros los de la sociedad occidental, quienes no titubeamos en postramos y rendirle culto al hedonismo y al materialismo. Antes de tirar la primera piedra, deberíamos pedir perdón reconociendo que en esencia recién ahora estamos volcando nuestro mirar a esta nación que lleva siglos clamando por ayuda. ¿Cuántos misioneros pudimos enviar antes de esta catástrofe? ¿Cuantas acciones hubiésemos logrado en beneficio de la vida de aquellos niños, niñas que piden no solamente pan, sino abrigo, protección y alimento espiritual?
NOTAS RELACIONADAS
Robertson, ex candidato a la Presidencia de Estados Unidos, dijo que los haitianos buscaron su libertad y Satanás aceptó y expulsó a los franceses. Esto fue en ante la audiencia de la cadena cristiana CBN. Dijo exactamente que “thousands died because haitian slaves swore a pact with the devil for their freedom” (miles de muertos, porque los esclavos de Haití hicieron un pacto con el diablo para obtener su libertad).
Afirmó que todos los desastres naturales que azotaron Haití desde 1804, se debe a sus habitantes, quienes buscaron la independencia de Francia. "Es historia verdadera. Y el diablo dijo, "OK, es un trato". Y desde entonces han sido malditos por una cosa tras otra".
"Algo pasó hace mucho tiempo en Haití y la gente no quiere hablar de eso", agregó.
REACCIONES
(NoticiaCristiana.com). Las reacciones no se hicieron esperar tras las polémicas declaraciones que hizo el tele evangelista.
Raymond Joseph, embajador de Haití en Estados Unidos, contradijo estas declaraciones en una entrevista televisiva afirmando que la independencia de Haití llevó a la libertad a través de América Latina. Agregó que “de no haber sido por la independencia de Haití, Estados Unidos no hubiera podido comprar Louisianna por 15 millones de dólares. Son tres centavos por acre. Son 13 estados al oeste del Mississippi que la revuelta de esclavos haitianos le dio a América”, enfatizó Joseph. Pero el embajador haitiano en EE UU no fue el único que reaccionó sino Valerie Jarrett, la asesora y confidente de Barack Obama quien dijo: “Me quedo sin palabras ante esa declaración. Nuestro corazón está con la gente de Haití… Ésa no es la actitud que expresa el espíritu del Presidente o los estadounidenses”, dijo Jarret en el programa Good Morning America de la cadena ABC.
Sin embargo Chris Roslan, vocero de Robertson, defendió a su reverendo y dijo que el comentario se basó en los ritos del vudú efectuados antes de una rebelión de esclavos ante los amos coloniales franceses en 1791 y Robertson, nunca dijo que el terremoto fue obra de la ira divina, pero la justificación llegó muy tarde porque el secretario de prensa de la Casa Blanca, dijo: “En tiempos de grandes crisis siempre hay gente que dice cosas realmente estúpidas”.
Fuente: ALCNOTICIAS
Haití
¡Tembló la tierra!
Se llenó el corazón de dolor,
Suelo removido por la fuerza de un destino,
que se mueve incierto en la tierra que ha sufrido
los embates de numerosos partos que solo han parido
pobreza, opresión, invasiones y despojos.

¡Tembló la tierra!
Primogénita de la libertad en nuestro continente.
Bolívar encontró en tu tierra cobijo y solidaridad,
cuna del sueño libertario americano.

¡Tembló la tierra!
Se estremece al máximo nuestro corazón,
Con el dolor de hermanos y hermanas que sienten
la ausencia de sus seres queridos,
partida inevitable de hijos, hijas,
padres, madres,
amigos.

¡Tembló la tierra!
Una lagrima por Haití,
África trasplantada con todo su ritmo y calor,
En la abya-yala indígena y resistente,
continente invadido por la insolencia Europea,
tierra de lucha por la liberación.

¡Tembló la tierra!
Pueblo que reclama solidaridad y no bayonetas,
alimentos, medicinas y no invasiones,
amor y acompañamiento.

¡Tembló la tierra!
Suelo estremecido por la naturaleza,
Corazones que viven la solidaridad,
Encarnando el dolor de nuestra gente,
Hermanos, hermanas.
¡Cristo encarnado en el pueblo que sufre!

Por. Obed Juan Vizcaíno Nájera. Venezuela

viernes, 22 de enero de 2010

Vudu Haití, Vudu occidente

Por. Alfonso Wieland, Perú

Hablemos pues de demonios. Los españoles cristianos llegaron a fines del siglo XV a América, descubriéndola para sus ambiciones. Se produjo una cruenta matanza por parte de las huestes de Cristóbal Colon contra la población aborigen que vivía en la isla donde hoy se encuentra República Dominicana y Haití. Hacia 1540 la población indígena había casi desparecido. Enfermedades traídas por los europeos, el régimen de esclavitud al cual fueron sometidos, las matanzas y las hambrunas, todo provocada por hombres que besaban la cruz de Cristo, fueron la causa de este genocidio.
Años después, en 1697 los franceses cristianos sacaron a los españoles de la mitad de la isla, y fue Haití el centro de llegada de miles de esclavos provenientes de África. Los esclavos que iban llegando morían por miles, y eran remplazados por otros. Era un país de recién llegados jóvenes. La Francia de la revolución de las libertades individuales, tenia otra forma de ver el mundo en Haití, cuya caña de azúcar abastecía las mesas europeas de ese producto. La independencia de los haitianos fue un proceso sangriento, sin rastros de humanidad y casi surrealista. Del propio lado de los dirigentes haitianos, se multiplicaron dictadorcillos que hundieron mas al país.
Pero Haití pudo despegar, no había razón para estar condenada a la pobreza extrema. Ciertamente el mal liderazgo nativo fue una de las causas, pero también la Francia cristiana que, con una frescura mas descomunal que sus monumentos parisinos, pidió una indemnización por haber saqueado, esclavizado, brutalizado esa pequeña nación. La deuda pagada en 50 años, con otros prestamos asumidos, fue demasiado peso para ellos, la crisis estaba por todos lados.
Aquí entran entonces en escena los banqueros (¿cristianos?) de Nueva York que tenían posesión de la mayoría del crédito haitiano y que no querían perder esas deudas. Era el año 1915 y el presidente Wilson envió a los marines a Haití, tomando estos control del país. Prácticamente ellos gobernaron Haití por mas de 20 años. La Norteamérica cristiana restableció las levas de jóvenes para trabajo obligado, elitizó mas el país y poco hizo por atender a los pobres.
Pero los demonios no tienen nacionalidad. Y entonces en 1957, Francois Duvalier uno de los mas nefastos personajes que haya gobernado país alguno en este continente, aterrorizo Haití, usando una mezcla insana entre religión y política, el vudu y el poder. Y todo con la bendición del gobierno norteamericano. Duvalier, llamado Papa Doc, dejo el poder y lo sucedió su adolescente hijo, Jean Claude, apodado Baby Doc, asesorado en lo económico por el FMI y el beneplácito de muchas empresas transnacionales afincadas en Haití. Hasta que en 1986 cayó esa dictadura. Y se realizaron elecciones democráticas bajo la supervisión internacional.
El resto es historia mas reciente, con Jean Bertrand Aristide en la presidencia, su derrocamiento, su reposición. Su cercanía a Cuba, sus tímidas reformas no gustaron a los Estados Unidos. Pero él tampoco hizo demasiado: se envolvió en un conflicto político sangriento con sus opositores. Él afirma hoy que lo suyo no fue una renuncia sino un derrocamiento por presión política del país norteño. Vinieron las oleadas de crisis: bancaria, fraudes electorales, corrupción rampante, un Estado casi inexistente, una población de 9 millones de habitantes en solo 27 mil metros cuadros de país. Pobreza por todos lados, desarticulación social, un país casi inviable.
Varios amigos de entidades de cooperación para el desarrollo refieren que las ONG deben hacer tareas que el Estado debería realizar. No pocas de estas entidades tienen sedes permanentes en este país. El terremoto es una raya más –gruesa, dolorosa por cierto- a la piel social desvastada de Haití.
Haití es ejemplo de cómo los políticos de carne y hueso pero también las naciones pueden parecerse tanto a los demonios, o como decía el predicador Charles Spurgeon, enseñar a los mismos demonios sobre qué y cómo se actúa la maldad. Haití no merece esta forma de vida, no merece los miles de muertos en las calles, en su historia. ¿Seremos capaces los cristianos de hacer algo mas que exorcizar demonios en los otros- y ni siquiera los propios? ¿Seremos capaces de tomar en serio la solidaridad global, dejando de lado prejuicios de raza, religión, nación?
Haití no necesita caridad, necesita justicia. Parte de ella, por supuesto, es levantarnos para apoyarlos en medio de la tragedia del desastre natural ocurrido. Pero lo será más después, cuando los reflectores de las cámaras se apaguen y Haití no sea noticia. Dios nos ayude a ser consecuentes.
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Fuente: ALCNOTICIAS

jueves, 21 de enero de 2010

La teología política de Calvino

Por. Marta García Alonso, España

En este artículo nos proponemos reconstruir las bases de la teoría política calviniana. Intentaremos comprender cómo define el reformador al sujeto político de su teología, donde es definido como Pueblo de Dios. A través de una Teología de la Alianza, Calvino establece los términos de un contrato político en el que las instituciones humanas son queridas y establecidas por Dios. A continuación, veremos que el Estado cristiano según Calvino es la plataforma desde la que se promueve el conocimiento de la Voluntad divina, a través de la predicación y la positivación de leyes conformes a la misma. Finalmente, veremos que las ideas del reformador sobre la organización y la naturaleza de la política tuvieron en Ginebra una realización evidente. Ni sus textos ni sus acciones nos permiten calificar a Calvino de constitucionalista o republicano, sino más bien de hombre de orden y defensor de la tradición del derecho divino de los reyes. Palabras clave: Calvino, teología política, derecho divino de los reyes
Se suele pensar antes en Max Weber que en Carl Schmitt cuando se trata de establecer la contribución del calvinismo a la Modernidad. Siguiendo al primero, un buen número de intérpretes pretenden que en la obra de Calvino se encuentran semillas de doctrinas tan características de nuestro tiempo como el constitucionalismo o el republicanismo. Bastaría con saber leer sus textos de modo tal que apareciesen en ellos sus tesis fundacionales. Pensemos, por ejemplo, en Ralph Hancock, un politólogo de inspiración straussiana, que nos proponía en su Calvin and the Foundations of Modern Politics (1989) un análisis de cómo la obra magna de Calvino, su Institución de la religión cristiana, inauguraba la Modernidad occidental. Su tesis es que al separar los dominios de la fe y la razón para presentar ambos como obra de Dios, Calvino pudo conciliar razón y fe de modo tal que los creyentes pudieron volcarse en la consecución de sus objetivos mundanos invistiéndolos de una significación moral. El procedimiento de nuevo es semejante al de Weber, aun sin invocar tipos ideales: bastaría acudir a una colección de textos calvinianos para descubrir la justificación que encontraron algunos protestantes para su conducta empresarial.
La cuestión que cabe plantear es si fue esta la intención de Calvino, si realmente usó sus argumentos en el sentido que les dieron sus continuadores, tal como se pretende en estas aproximaciones retrospectivas a su Institución. ¿Por qué restringir el análisis a la Institución, si cuantitativamente esta no representa sino una pequeña parte de su obra escrita? ¿Cómo articular tesis como las que Hancock pretende extraer de unos capítulos de la Institución con el conjunto de la teología de Calvino? ¿Y cómo conectarlas, además, con sus propios escritos políticos y con su propia acción pública?
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Más artículos de la Dra. Marta García Alonso
Fuente: UNED/Lupaprotestante

miércoles, 20 de enero de 2010

El «Avatar» de la Encarnación

Por. José de Segovia, Madrid.*
Avatar lleva ya cuatro semanas siendo la película más vista en todo el mundo. El regreso de James Cameron, tras el éxito de Titanic en 1997, muestra algo más que fantasía y dominio tecnológico. La historia del planeta Pandora – sobre el que ya se anuncia una trilogía –, más que abrir una caja de la que salen todo tipo de males, nos muestra la inocencia de un Edén, donde el mal aparece con el ser humano. Sólo un hombre será capaz de salvarlo, pero para eso tendrá que encarnarse en una de las criaturas que habitan este mundo...
Para entender el fenómeno Avatar, hay que ir más allá de la impresión de volver a ver los cines llenos de gente con gafas, para lograr el efecto de tres dimensiones. Este no es un simple regreso a los orígenes de un espectáculo de atracción de feria. Es cierto que el sistema se conoce desde 1922 – que se proyectó en Los Ángeles The Power Of Love –, pero su uso de las imágenes digitales integradas a una acción real, sea en una, dos o tres dimensiones (ya que la película se exhibe en todos los formatos), nos revela una historia que va más allá de los tópicos del western o la ciencia-ficción, que la película evidentemente evoca…
Nos encontramos con ecos de la Gran Historia, que el mundo post-moderno no puede olvidar. Es cierto que este es un relato con ecos de una mística pagana entre el orientalismo y la New Age – que los cristianos ciertamente rechazan –, pero esta historia nos muestra las inquietudes espirituales de una generación hambrienta de redención. Como el protagonista, ansiamos la liberación de un cuerpo que nos limita, pero esto sólo será posible por el asombro de la Encarnación…
LA DESTRUCCIÓN DEL EDÉN
Jake Sully es un ex-marine parapléjico que vive en la era espacial. Su hermano Tommy le convence para ir a una misión en un planeta legendario y peligroso llamado Pandora. Su trabajo es conducir el avatar – una mezcla de su ADN con el de la especie indígena que habita este mundo, los primitivos na´vi –, por un enlace del sistema nervioso. Esta raza tiene su propia cultura, relacionada con la historia del planeta y sus creencias religiosas. Sus habitantes están conectados con la naturaleza, unos con otros y finalmente con el ser que los ha creado.
En su inmersión en la cultura na´vi, Jake comienza a establecer relación con este pueblo y la hermosa Naytiri, encargada de su formación. El amor que ahora siente por estos habitantes azulados de la jungla, entra enseguida en conflicto con los intereses de la compañía encargada de la investigación. Ya que la misión no tiene una función meramente científica. Lo que busca es explotar la zona por su riqueza mineral. La importancia que tiene la naturaleza en esta historia, sugiere entonces para muchos, una parábola ecológica.
Otros van aún más allá, y hacen incluso una lectura política de su uso de la “guerra contra el terror” para lograr más recursos naturales – aunque la utilización de la violencia para predicar la no-violencia, está ya en otras películas de Cameron como Terminator 2: El juicio final, Aliens: el regreso o The Abyss –. El director parece sin embargo pensar en algo más general del ser humano – a la luz de sus declaraciones, cuando estrenó la película en Londres –, como es el poder de la codicia y el deseo, que hace que “tengamos la tendencia de apropiarnos de lo que queramos”.
¿LA MADRE NATURALEZA?
El deseo del hombre por este Edén perdido, nos lleva al aspecto indudablemente espiritual de esta historia. Avatar es una palabra en sanscrito que significo bajada o descenso. En la religión hindú sirve para designar las encarnaciones de Vishnu, el dios de la preservación y la bondad. Los na´vi adoran el mundo natural. Creen que todo el planeta está conectado y con vida por una energía. Su mística nos recuerda el culto a la Madre Naturaleza, que se presenta como una divinidad femenina invisible, reverenciada por rituales y oraciones.
No hay duda que nuestra vida es incomprensible sin esa realidad espiritual invisible. La Naturaleza sin embargo, no adquiere su valor por su carácter sagrado, sino porque como Creación refleja una majestad y esplendor, que se puede percibir incluso sin gafas en tres dimensiones. El mundo revela una deidad, cuyo testimonio está ahí, aunque como en Avatar, muchos no vean más que una realidad biológica. Vivimos en un mundo, como en la película, orgulloso de su ciencia y tecnología, pero incapaz de dominar su avaricia y egoísmo. Aunque anhelamos como el protagonista, la inocencia perdida. La Biblia nos enseña que la destrucción del planeta no es la raíz del problema, sino el síntoma de un mal mayor, que produce esa esclavitud de corrupción (Romanos 8:19). A causa de ella el mundo gime (v. 22), aquí y en Haití. Ya que la Naturaleza no es Dios, sino creación (vv. 19-20). La pregunta entonces es: ¿dónde está el Creador, mientras su creación sufre?
UNO DE NOSOTROS
Avatar nos enfrenta al misterio de la Encarnación. El cristianismo nos presenta la esperanza de un Dios encarnado, que conoce la realidad humana, porque la ha vivido en su propia carne. Ha experimentado nuestra dependencia y sufrimiento; sentido dolor y rechazo; padecido el odio y rechazo de sus enemigos; la debilidad y la muerte. Y al hacerse uno de nosotros, se identifica con nuestra situación, pudiéndose ahora compadecer de todas nuestras debilidades (Hebreos 4:15). Como Jake, Dios hace de su encarnación una realidad permanente, siendo ahora el Hombre exaltado en los cielos. Lo que celebramos en la Navidad, no es una mera visita a nuestro planeta, sino la Encarnación de Dios en Cristo. Puesto que Cristo resucitado y ascendido a los cielos, es todavía un hombre. En la visión gloriosa de Juan, el Cordero está sentado en el trono (Apocalipsis 7:17). Ha sido exaltado, pero sigue siendo humano, la amalgama transfigurada del polvo de la tierra y el aliento de Dios (Genesis 2:7). Cristo se convierte así en nuestra esperanza de gloria.
LA REDENCIÓN DEL CUERPO
El paso de Jake de un cuerpo débil y paralizado, a la libertad y fuerza de su avatar, nos habla de nuestro anhelo por la redención del cuerpo (Romanos 8:23). Esta libertad gloriosa (v. 21) es sólo posible por la adopción de Aquel que ha dado su vida por nosotros, venciendo a la muerte misma, para que un día seamos como Él, y le veamos tal y como Él es (1 Juan 3:2). Recibiremos entonces un cuerpo resucitado. El cuerpo sembrado en debilidad, resucitará en poder (1 Corintios 15:43). Como Jake nace de nuevo, al ser transferida su conciencia a su avatar, el cristiano recibe una nueva vida del Espíritu de Dios, que le libera de la contradicción entre la carne y el espíritu. Ahora vive una lucha en su interior, como este mundo gime todavía en dolores de parto, pero espera el día de su liberación. Entonces ya no habrá muerte, ni dolor. Porque el Verbo que se hizo carne (Juan 1:14), habitará para siempre en medio de su creación (Apocalipsis 21:3-4). Vivirá entre nosotros y quitará toda lágrima de nuestros ojos…

* José de Segovia es periodista, teólogo y pastor en Madrid

Fuente: © J. de Segovia. ProtestanteDigital.com (España, 2010).

martes, 19 de enero de 2010

Sandra Bullock gana un Globo de Oro con un film de valores cristianos

Los Angeles, California.

La actriz Sandra Bullock ganó este pasado domingo el Globo de Oro en la categoría de Mejor Actriz de Drama por «The Blind Side», una película con fuerte contenido cristiano. Basada en hechos reales, El filme narra la historia de una familia blanca, acomodada y muy religiosa de Memphis que acoge a un adolescente negro y pobre de la calle que resulta ser un as del fútbol americano.
Aunque la película no lleva un mensaje cristiano directo o explícito, sí lo hace de manera implícita, y conecta especialmente con esta audiencia. La familia protagonista lleva a sus hijos a una escuela evangélica y utiliza un versículo bíblico como lema.
La cinta cuenta la inspiradora historia de Michael Oher, defensa del equipo de futbol americano, Baltimore Raven. En la película se muestra cómo Sean y Leigh Anne Tuohy, una adinerada pareja blanca cristiana de Memphis, adopta a Oher cuando éste era un niño negro de la calle. Oher luego abrazó la fe cristiana, y creció para ser una estrella del fútbol americano; yendo a jugar a la liga profesional NFL. Se trata de un pequeño drama de poco presupuesto que ha triunfado sorpresivamente en la taquilla americana.
Sandra Bullock explicó que inicialmente estaba reacia a hacer el papel de Leigh Anne, la madre que acoge a Michael, pues tenía un concepto negativo de los cristianos. «La gente lo usa (el cristianismo) como una etiqueta, pero luego no hacen lo correcto», expresó la actriz. Sin embargo, Bullock cambió de parecer. «Siento que finalmente encontré a alguien que practica pero no predica. Ahora tengo fe en quienes dicen tener fe».
En medio de la glamourosa gala de los «Golden Globes», la actriz no dejó de pronunciarse sobre los afectados por el terremoto de Haití. Sandra donó un millón de dólares a Médicos sin Fronteras, organismo que presta ayuda a los afectados por la catástrofe.
La película aún no tiene fecha confirmada de estreno en España, aunque probablemente llegue en la próxima primavera de 2010.

PROMOCIONADA EN ‘MEGA IGLESIAS’ EVANGÉLICAS
The Blind Side, que lleva recaudados casi 220 millones de dólares, se mantiene en el número 7 de las películas más vistas dos meses después de su estreno. Los evangélicos tienen mucho que ver con el gran éxito del filme.
The Blind Side cometió la hazaña de desplazar a Luna Nueva, la segunda entrega de Crepúsculo, del número 1 el fin de semana de Acción de Gracias, el más importante de la taquilla norteamericana. Después del éxito de su anterior película, La proposición, Sandra Bullok confirma con The Blind Side su segundo advenimiento.
La empresa encargada de la promoción de la película, Grace Hill, no dejó nada al azar. Envió escenas seleccionadas de la película a 22.000 iglesias evangélicas dotadas de enormes pantallas. Junto con los vídeos, los pastores recibieron una sugerencia de sermón derivado de la película, citas bíblicas incluidas. También se distribuyeron pases especiales para influyentes twitteros evangélicos, a los que se les insiste: la taquilla es como las elecciones, si quieren más películas con mensaje, las que se hacen deben ser un éxito indiscutible.
DESPUES DE LA PASIÓN
El éxito de La pasión de Cristo, de Mel Gibson, llevó a Hollywood a cambiar su vieja idea de que la religión era veneno para la taquilla. Desde entonces, la conexión iglesia-cine ha funcionado para producciones especiales como Las crónicas de Narnia, pero también para películas de bajo presupuesto como todas las de Tyler Perry.
Este ex indigente reconvertido en millonario gracias a Oprah Winfrey estrena unas dos comedias morales al año dirigidas al público religioso afroamericano. Todos los títulos van encabezados por su nombre (como Tyler Perry´s I Can Do Bad All by Myself). Si bien pasan sin pena ni gloria en Europa, se instalan automáticamente en el número 1 de la taquilla norteamericana y la dominan durante semanas.

Fuente: Mundo Cristiano, ADN – Edición: D. Hofkamp, V. Rossatto, ACPress.net

lunes, 18 de enero de 2010

Seguimos siendo uno de los blog más visitado

A través de esta nota quiero agradecer a vosotros por seguir siendo uno de los blog más visitado dedicado a la relación de la teología con las ciencias humanas. Ya hemos superado las 50.000 visitas, lo que nos muestra que somos el blog de consulta en nuestro campo y objetivo: Ser un espacio dedicado a compartir, algunos pensadores y temas generales, que nos permitan hacer teología hoy. Trataremos de mejorar cada dia... Muchas gracias, Luis Eduardo Cantero

domingo, 17 de enero de 2010

EL FUTURO DE DIOS Y LAS ACCIONES HUMANAS

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México.

1. El malentendido de la vida cotidiana

Acaso el Eclesiastés sea un libro difícil precisamente por asumir la existencia con una mirada que va más allá de los esquemas religiosos superficiales y acaso también su dificultad radique en que, al reflejar el espíritu de la época en que fue escrito, se acerque más a nuestra situación para mirarnos en él como si fuera un espejo crítico de la banalidad con que el mundo quiere atraparnos. El Predicador, enigmático hablante del libro, se sitúa en el cap. 2 ante la posibilidad de agasajar a su corazón con la alegría del vino y el placer. La palabra clave, vanidad, lo vacío, lo hueco, lo asalta inmediatamente a la hora de juzgar su decisión de vivir de esta manera.
El libro de Eclesiastés empieza afirmando que todo es hebel. Hebel es la palabra hebrea que tradicionalmente ha sido traducida por vanidad. Pero esta palabra, en hebreo, tiene una gama de significados mucho más amplia que el concepto vanidad. Algunos de estos significados son: soplo, viento, suspiro, vacío, nada, vaciedad, irrealidad, ilusión, fatuidad, fantasma e ídolo. El término vanidad viene del latín vanus y significa: vacío, hueco, inútil, ineficaz, nulo. La Septuaginta tradujo hebel por mataiótes que significa inútil o ineficiente.
Por eso, debe ser afirmado que el termino vanidad —tan típico de Qohélet y característico de su pensamiento— debe ser comprendido con el sentido de inutilidad o de algo inestable y poco duradero, y no en el sentido más común que tiene la palabra vanidad en nuestra cultura, esto es, el deseo inmoderado de atraer admiración u homenajes, ni mucho menos en el sentido de presunción, frivolidad o futilidad.[1]
El problema que expone en el v. 3 es algo muy difícil de realizar: vivir así y, con todo, “andar en sabiduría”. A partir del v. 4 habla de un esfuerzo notorio por “vivir bien”, de la mejor manera posible. En el 7, compra el trabajo de otras personas para redoblar el beneficio para su persona. El v. 10 expresa cómo llegó al extremo de la futilidad, al “no negarse nada que vieran sus ojos”, algo así como un consumidor incontrolable en una gran tienda departamental de hoy. Este exceso hedonista rompe ampliamente con la típica frugalidad que uno podría esperar de un autor judío. La gran interrogante de todo el libro es el trasfondo de esta búsqueda frenética del placer (1.3): “¿Qué provecho obtiene una persona de todo su trabajo con que esfuerza debajo del sol?”. Una versión más sencilla, dice: “Realmente, en esta vida nada ganamos con tanto trabajar” (TLS).
De esta manera, luego de la fuerte afirmación sobre el hebel, Qohélet pone una pregunta que tiene que ver con el sentido del trabajo. El trae a tono la situación de millones de trabajadores que día a día se fatigan desde el amanecer hasta el anochecer.
¿Qué provecho? o sea, ¿Qué nos queda después del trabajo? ¿Tan solo el cansancio? ¿Hay un sueldo? ¿Qué sueldo?; ¿Qué provecho?, puede también ser dicho de la siguiente manera: ¿Cuánto será nuestro sueldo al fin de mes?
Provecho es la traducción de la palabra hebrea yithron. Palabra que también puede significar: ganancia, superávit y ventaja. El origen de este término debe ser buscado en el medio comercial. Era un término técnico usado en el momento de hacer un balance.
La pregunta de Qohélet tiene que ver con la utilidad o inutilidad del trabajo, Pues no hay nada peor que el trabajo inútil y —como veremos luego— monótono. Trabajar inútilmente sabiendo con anticipación que el trabajo no tendrá frutos. Será estéril. No alcanzará ni para echarle algo a la olla. No alcanzará para educar los hijos. No alcanzará para nada... (Idem).
2. Trabajo humano y futuro de Dios
El Ecl.esiastés, con su obsesión por el trabajo inútil, pone sobre la mesa el peligro de alterar el sentido de la vida en aras de la vacuidad. Gutiérrez califica al libro como exponiendo la imagen de un Sísifo semítico, es decir, aquella persona de la imaginería griega que no termina nunca de subir una cuesta con una piedra, cuyo peso lo obliga a volver a hacerlo interminablemente. Un balance crítico de esta situación llega, en el v. 13, a reconocer que con sabiduría es posible sobreponerse a la tragedia del trabajo inútil. El v. 17 no vacila en exponer el dolor vital más profundo contra la existencia misma y contra el trabajo (v. 18). El v. 19 todavía cuestiona la validez de una sabiduría que no alcanza a dar razón plena de una existencia así.
De ese modo, al llegar al v. 24, la mano de Dios es vista como aquella que provee una existencia tranquila a las personas, sin pretensiones ni amarguras excesivas. Porque parece que a mayor pretensión y afán, mayor amargura y resentimiento. Solamente que los contextos en que puede situarse una reflexión de este tipo deben ser bien analizados, especialmente cuando se mira alrededor y se aprecia que las condiciones vitales son más favorables, como siempre, para unos cuantos que para la mayoría. Eclesiastés está del lado de las mayorías que no tienen acceso a lujos ni excesos. Su mirada crítica sobre la actitud ambiciosa desemboca en una serie de conclusiones que la pone en entredicho radicalmente. La felicidad humana no se encuentra en la acumulación de objetos sino en la posibilidad de mirarse, cotidianamente, en camino constante hacia la felicidad que viene de la mano de Dios. Dios, a quien le agrada, concluye, le da sabiduría, ciencia y gozo (v. 26). ¡Todo al mismo tiempo! Él decide finalmente, con su designio total adjudicar espacios a cada persona. Pero incluso reconocer todo ello es vano…
Pero, y siempre los peros cuando llega el momento del balance, Qohélet afirma que es más ventajoso el saber, pues la sabiduría permite ver el Sol (vivir) a quien la tiene. Y aún da un consejo: en los días del bien goza el bien; y en los días de la adversidad considera (7,14a). Considera, o sea, reflexiona. Felicidad y tristeza, bien y adversidad, son obras de Elohim, creadas por Él a fin de que Adán no pueda conocer el futuro (7,14b). Días de bien y días de adversidad se suceden en la existencia bajo el frío mirar de la ocasión y del destino. Ocasión que puede ser entendida como azar. Así, Qohélet afirma en 9,11 que todo es tiempo y azar (pega) . Sin embargo, y aquí está la sabiduría de Qohélet, en los días de adversidad no hay que ser infeliz, hay que considerar y reflexionar. De este modo, el sabio debe ser feliz en los días de bien y calmo y reflexivo en los días adversos. Basta a cada día su propio mal, enseñará Jesús siglos más tarde (Mt 6,34). (Idem).
Por todo ello, parece como si Jesús, en Lucas 12, intenta responder crítica y audazmente las dudas de Eclesdiastés cuando en el v. 15, y para contestar la pregunta sobre una herencia, enfatiza que la vida humana no depende de la abundancia de bienes. “Hay que ser rico para con Dios” (21), concluye Jesús y poner el futuro y la esperanza del trabajo en sus manos. Afanarse sólo acarrea preocupaciones en exceso. Jesús, de esta manera, ofrece un mensaje de una actualidad insuperable: poner las obras personales en la perspectiva del Reino de Dios es lo mejor que puede hacerse (v. 31). El Eclesiastés y Jesús mismo serían hoy unos duros críticos de la mentalidad que domina a nuestro tiempo, época de los excesos exteriores y enormes limitaciones interiores espirituales.

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[1] Jorge Luis Rodríguez Gutiérrez, “¿Qué provecho tiene Adán de todo su trabajo con que se fatiga bajo del sol? (Ecl 1.2)”, en RIBLA, núm. 30, www.claiweb.org/ribla/ribla30/que%20provecho%20tiene%20adan.html