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miércoles, 29 de febrero de 2012

El sacerdocio universal de los y las creyentes: actualidad y horizontes

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México
1. Raíces bíblicas

Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Éxodo 19.6a
Éxodo: un pueblo de sacerdotes. La idea y eventual práctica de un sacerdocio amplio, universal, entre todos los creyentes en el Dios de Jesús de Nazaret no surgió con Lutero ni en la época de la Reforma protestante, pues lo que ésta hizo fue rescatar la propuesta divina de crearse para sí un pueblo entero compuesto de sacerdotes, es decir, de personas maduras y responsables de su relación con el pacto establecido por Dios con ellos/as. Así aparece con toda claridad en el pasaje de Éxodo 19, cuando, luego de tres meses de peregrinaje, el contingente del pueblo hebreo que había salido de Egipto guiado por Moisés arribó al desierto del Sinaí. Luego de que él “subió” ante Yahvé (v. 3a) y de que éste le recordara lo sucedido hasta ese momento, la última parte de lo expuesto a Moisés consiste precisamente en la afirmación de la elección divina, la celebración del pacto con el pueblo (v. 5) y la voluntad de que los hebreos sean “un reino de sacerdotes y de gente santa” (6a). Se trataba de un momento muy solemne pues inmediatamente después de que Moisés refirió esta situación al pueblo y de que éste aceptó las nuevas indicaciones, el texto narra que Yahvé anunció que se presentaría en “una nube espesa” a fin de que el pueblo escuchase el diálogo (v. 9). Lo que continúa son las instrucciones para la “consagración” del pueblo, el acto mismo y la presentación de los Diez Mandamientos.
Este relato contrasta bastante con la institución del oficio sacerdotal en Israel, el cual, como explica Roland de Vaux, era una “función” y no una “vocación”, ni mucho menos un “carisma”, puesto que no son llamados ni elegidos como los profetas o los reyes. La época patriarcal ni siquiera conoció ese oficio y los patriarcas mismos, como cabezas de familia, eran quienes realizaban el sacrificio (Gn 22; 31.54; 46.1): “El sacerdocio no aparece sino en un estadio más avanzado de organización social, cuando la comunidad especializa a algunos de sus miembros para la custodia de los santuarios y el cumplimiento de ritos que poco a poco se van complicando”.[1] “El sacerdote heredó las prerrogativas religiosas del cabeza de familia de la época patriarcal”.[2] Por ello, esta visión renovadora del sacerdocio se complementa con el sueño o la utopía de Moisés de que todo el pueblo fuese profeta (Nm 11.29). Este ideal de un pueblo comprometido con la espiritualidad y la palabra divina lamentablemente nunca se cumplió.
Pablo y Hebreos: mediación y sacerdocio únicos de Jesús
Partiendo de la base de que los escritos del apóstol Pablo y la carta a los Hebreos tienen una visión del “sacerdocio de Jesús” completamente opuesta, pues mientras que él jamás aceptó esta idea y se refirió a Jesús como “único mediador (mesítes) entre Dios y los hombres” (I Tim 2.5), el argumento general de dicha epístola gira completamente alrededor de ese sacerdocio partiendo de la práctica del sacrificio vicario y de la sustitución acontecida en la cruz: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote (eleémon génetai kai pistós arjiereus) en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo” (2.17). Esta oposición teológica y doctrinal, lejos de causar alguna contradicción irresoluble y además de mostrar la pluralidad teológica del Nuevo Testamento manifiesta, por otro lado, una gran coincidencia, en continuidad con lo anunciado por el Éxodo, en el sentido de que la responsabilidad que tiene cada creyente en Jesucristo sobre su fe y espiritualidad procede de esa mediación realizada por el redentor, puesto que si él asumió en su persona todo el peso de la ley y el pecado, al momento de conseguir la salvación.
Peter Toon advierte que esta doctrina “ha sido frecuentemente explicada de manera popular como el derecho de cada creyente individual a actuar de una manera sacerdotal —orar a Dios por sí mismo y por otros y enseñar los caminos divinos a otros. Como tal, se ha asociado a la justificación por la fe —siendo puesto “en paz con Dios”— por lo que cada quien puede actuar como sacerdote”.[3] Sugiere que un mejor abordaje consiste “en ligar el concepto de sacerdocio con el pacto, tal como sucede en el AT (Éx 19.5-6) y ver esta doctrina como un realce del privilegio corporativo y al responsabilidad del pueblo creyente de Dios del nuevo pacto. Así, cada congregación de creyentes fieles puede actuar como sacerdocio, siendo un microcosmos de la totalidad de la iglesia”.[4] De este modo, se salvaguarda la percepción individual y comunitaria del sacerdocio al mismo tiempo que se afirma la realidad del llamamiento para practicar dones y funciones específicas.
Pedro y Apocalipsis: la plenitud del “sacerdocio universal”
El apóstol Pedro, como bien recordará Calvino, más allá de cualquier interpretación sobre la superioridad de su labor apostólica, es quien afirma con todas sus letras la realidad del “sacerdocio real”, dedicado a Dios, partiendo de la metáfora de Jesús como “piedra viva, escogida y preciosa” (I P 2.4), para que luego cada creyente sea, él o ella mismo/a, “piedra viva” también (v. 6), “casa espiritual” y “sacerdocio santo (jieráteuma agion) para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (v. 5b). De ahí parte su afirmación posterior que, como parte de una enumeración, incluye la calidad del linaje, la santidad de la nación como el conjunto adquirido por Dios en Cristo para salvación (v. 9). El “sacerdocio real” no es una categoría ontológica sino un oficio espiritual instalado por la obra de Cristo en la vida de cada creyente. No surge para instalar nuevas formas de superioridad religiosa sino para actualizar el proyecto divino de tener un “pueblo de sacerdotes” que lo represente en el mundo.
Ésa es la orientación también del Apocalipsis, en donde el pueblo perseguido de Dios tiene una dignidad espiritual que los equipara con “reyes y sacerdotes” (1.6; 5.10) para manifestar las grandezas de la obra divina en el mundo. Estos hombres y mujeres llevan esa dignidad por todas partes como testimonio de la aplicación del trabajo redentor de Jesucristo y el simbolismo de su nuevo estado manifiesta una superación total de los esquemas religiosos antiguos, pues cada creyente tiene una responsabilidad enorme en la transmisión del testimonio de la obra salvadora de Dios en Cristo, lo mismo que hoy y siempre cada creyente ha recibido como encargo. De ahí que el sacerdocio de todos los y las creyentes sea un ministerio no sólo en potencia sino en acto permanente.
2. El sacerdocio universal según Lutero
Sólo hay un Dios, y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: Jesucristo, el hombre.
Timoteo 2.5
Base bíblica de los documentos de 1520
El movimiento de transformación y reconstrucción eclesiástica y social iniciado por Martín Lutero en Alemania colocó en el horizonte de los cambios necesarios la recuperación de una de las más antiguas enseñanzas bíblicas: el sacerdocio amplio, universal, de cada creyente, es decir, su responsabilidad delante de Dios para definir el rumbo de su salvación y a partir de la realización, únicamente por la gracia divina recibida por la fe, de la justificación, el acto supremo mediante el cual el único sacerdote , Jesucristo, consigue la declaración de inocencia por parte de Dios. Este proceso divino-humano lo enseña, evidentemente, el Nuevo Testamento en diversos lugares, pero desde la antigüedad se atisbó la posibilidad de que las personas, individual y colectivamente, asumieran una responsabilidad, delante del Dios de la alianza, que fuera más allá de las acciones de intermediación llevadas a cabo por algún linaje sacerdotal. Se entendería, así, que el mismo surgimiento de éste tendría sólo un carácter provisional, pero lamentablemente la mentalidad sacerdotal y el temor del pueblo a tratar directamente con lo sagrado ocasionó que se cayera en la dependencia de la labor religiosa de un clero que de manera normal se institucionalizó, alejando a los creyentes de su responsabilidad.
En los tiempos de Lutero, la situación era muy similar, pues como afirma Humberto Martínez: “La gente necesitaba una religión clara, razonablemente humana y dulcemente fraternal que le sirviera de luz y apoyo, sobre todo a la naciente burguesía comercial, a la población de la nueva civilización urbana que afirmaba un cierto sentimiento nacional, laico e individualista. La Iglesia no ofrecía a los hombres de la época este tipo de religión. A los pobres, superstición y magia; a los estudiosos, doctrina de teólogos decadentes. Superstición en los de abajo; aridez espiritual en los de arriba: escolástica descarnada y lógica formal”.[5] En suma, la Iglesia, en su vertiente institucional, había asumido toda la responsabilidad que las Escrituras asignaban a las personas y les imponía a éstas una carga religiosa, psicológica y económica que sustituyó perniciosamente el compromiso de velar por su fe, su salvación y la marcha de la Iglesia. Por ello, Lutero después de redescubrir la realidad de la justificación, dio el paso hacia adelante:
La idea del sacerdocio universal de todos los creyentes se puede deducir, de alguna manera, del principio de la justificación por la sola fe. Si la fe es un don que Dios otorga a cada uno y a quien él quiere, no se necesitan los intermediarios. El cristiano es el único que puede tener la certeza de su propia fe y ninguna persona especial, el sacerdote, puede ratificarla. Ahora bien, como todos pueden, en principio, recibir la gracia de Dios y tener su propia certeza, todos somos, desde este punto de vista, iguales ante Dios. A todos nos corresponde seguir sus instrucciones, las que nos dejó en sus Escrituras, la expresión material de su Palabra. A todos por igual está abierto el libro sagrado que es, en su enseñanza básica, claro y no requiere de interpretaciones exteriores a él. En él se nos dice que todos tendrán un mismo bautismo, un Evangelio, y una fe, pues sólo éstos hacen a los hombres cristianos.[6]
En dos de sus importantes documentos de 1520, A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca del mejoramiento del Estado cristiano y La cautividad babilónica de la Iglesia, Lutero aborda el asunto del sacerdocio de todos los creyentes. En el primero afirma tajantemente que no hay diferencia entre cristianos: “a no ser a causa de su oficio”, de tal manera que no hay una clase especial llamada “sacerdotal”, como han inventado los romanos, y otra “secular”.
De ello resulta que los laicos, los sacerdotes, los príncipes, los obispos y, como dicen, los “eclesiásticos” y los “seculares” en el fondo sólo se distinguen por la función u obra y no por el estado, puesto que todos son de estado eclesiástico, verdaderos sacerdotes, obispos y papas, pero no todos hacen la misma obra, como tampoco los sacerdotes y monjes no tienen todos el mismo oficio. Y esto lo dicen San Pablo y Pedro, como manifesté anteriormente, que todos somos un cuerpo cuya cabeza es Jesucristo, y cada uno es miembro del otro. Cristo no tiene dos cuerpos ni dos clases de cuerpos, el uno eclesiástico y el otro secular. Es una sola cabeza, y ésta tiene un solo cuerpo.
Del mismo modo, los que ahora se llaman eclesiásticos o sacerdotes, obispos o papas, no se distinguen de los demás cristianos más amplia y dignamente que por el hecho de que deben administrar la palabra de Dios y los sacramentos. Esta es su obra y función. […] No obstante, todos son igualmente sacerdotes y obispos ordenados, y cada cual con su función u obra útil y servicial al otro, de modo que de varias obras , todas están dirigidas hacía una comunidad para favorecer al cuerpo y al alma, lo mismo que los miembros del cuerpo todos sirven el uno al otro.[7]
Para él, todos los cristianos pertenecen a la clase sacerdotal y para apoyar esta afirmación recurrió a los apóstoles Pablo (I Co 12.12, “Todos juntos somos un cuerpo, del cual cada miembro tiene su propia obra, con la que sirve a los demás”) y Pedro (I P 2.9, “Sois un sacerdocio real…”). “Tomada literalmente esta tesis y acompañada de la certeza individual del creyente sobre su fe, se desprende la inoperancia de toda jerarquía eclesiástica, de la Iglesia …pero Lutero, quien institucionalizará su doctrina en forma de Iglesia, llega a aceptar que el magisterio es necesario entre los creyentes y la misma comunidad deberá nombrar a los más aptos de entre ellos. Pero es solamente el oficio, el cargo y la obra lo que los distinguiría, no una ‘condición especial’”.[8]
En el segundo, Lutero subraya, en abierta polémica con la doctrina católica del orden:
¿Hay algún padre antiguo que sostenga que los sacerdotes fueron ordenados en virtud de las palabras citadas? ¿De dónde proviene entonces esa interpretación novedosa? Muy sencillo: con este artificio se ha intentado plantar un seminario de implacable discordia, con el fin de que entre sacerdotes y laicos mediara una distinción más abisal que la existente entre el cielo y la tierra, a costa de injuriar de forma increíble la gracia bautismal y para confusión de la comunión evangélica. De ahí arranca la detestable tiranía con que los clérigos oprimen a los laicos. Apoyados en la unción corporal, en sus manos consagradas, en la tonsura y en su especial vestir, no sólo se consideran superiores a los laicos cristianos —que están ungidos por el Espíritu Santo—, sino que tratan poco menos que como perros a quienes juntamente con ellos integran la iglesia. De aquí sacan su audacia para mandar, exigir, amenazar, oprimir en todo lo que se les ocurra. En suma: que el sacramento del orden fue —y es— la máquina más hermosa para justificar todas las monstruosidades que se hicieron hasta ahora y se siguen perpetrando en la iglesia. Ahí está el origen de que haya perecido la fraternidad cristiana, de que los pastores se hayan convertido en lobos, los siervos en tiranos y los eclesiásticos en los más mundanos.
Si se les pudiese obligar a reconocer que todos los bautizados somos sacerdotes en igual grado que ellos, como en realidad lo somos, y que su ministerio les ha sido encomendado sólo por consentimiento nuestro, in-mediatamente se darían cuenta de que no gozan de ningún dominio jurídico sobre nosotros, a no ser el que espontáneamente les queramos otorgar. Este es el sentido de lo que se dice en la primera carta de Pedro (2.9): “Sois una estirpe elegida, sacerdocio real, reino sacerdotal”. Por consiguiente, todos los que somos cristianos somos también sacerdotes. Los que se llaman sacerdotes son servidores elegidos de entre nosotros para que en todo actúen en nombre nuestro. El sacerdocio, además, no es más que un ministerio, como se dice en la segunda carta a los Corintios (4.1): “Que los hombres nos vean como ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios”.[9]
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martes, 28 de febrero de 2012

Devolver el sentido a la vida

Por. Raquel Barros, Argentina
El Hospice según la experiencia del doctor Armando García Querol, director médico de Casa de la Esperanza (Hospice San Camilo).


En febrero de 2012, exactamente el 11 –día de la Virgen de Lourdes y de la Jornada Mundial del Enfermo–, se cumplen diez años de un hecho fundacional: el encuentro del lugar donde comenzaría a funcionar la Casa de la Esperanza. La casa: el espacio físico. Sin embargo, el hospice –que encuentra en ese sitio un lugar material para atender a personas con una enfermedad avanzada– es más que un espacio: es un modo de asistir y acompañar al paciente terminal, a su familia y su entorno cercano. Mucho más todavía, es un verdadero acontecimiento: una apuesta a la humanización de la asistencia, las instituciones y la cultura.
La historia del proyecto que se concreta en la Casa de la Esperanza no comienza en 2002. Se inicia algunos años antes, a partir de una preocupación común que vincula a un sacerdote, una licenciada en psicología y un médico: pensar una manera distinta de enfrentar la última fase de una enfermedad, de modo tal que la muerte deje de ser un mero hecho biológico para convertirse en el momento último de crecimiento humano.
Armando García Querol es el director médico del hospice San Camilo desde sus comienzos. “En realidad, soy la cara; no es mi obra. Siento que es un regalo que se me dio.
Más allá de mi preocupación personal por el tema, coincidió con el cierre del hospital donde trabajaba. Tenía, entonces, tiempo disponible para dedicar”. La primera tarea en el proceso que comenzaba fue educar en el estilo propio que caracteriza la filosofía práctica del hospice, sustentada en la certeza profunda de que el paciente terminal sigue siendo una persona hasta el final. “Henri Nouwen nos enseña: ‘En el espíritu de Dios, cuidar y vivir son la misma cosa’. Como el buen samaritano, no tenemos que pasar de largo, tenemos que actuar”.
Con este objetivo se puso en marcha el primer curso –el curso de los miércoles- que sumó profesionales y voluntarios al equipo original. “En el propósito de acompañar el morir, el curso fue el lugar donde por momentos enseñábamos y por momentos aprendíamos. Había vecinos, enfermeros, médicos, psicólogos, asistentes sociales, religiosos, cada uno con sus experiencias vitales. Y se hizo claro que todos necesitábamos de todos para crecer”.
En el final del curso surgió la idea de una casa de cuidados para enfermos terminales. Un lugar que se constituyera en un espacio donde vida, muerte, enfermedad y tiempo cobraran un sentido distinto. “Esto le imprimió su sello a la Casa de la Esperanza –que nunca fue un hospital–, ser exactamente eso: una casa; un lugar donde se ríe, se llora, se vive y se muere. Y esto se respira en su clima”.
Desde el ingreso del primer paciente, en julio de 2002, muchas personas pasaron por la casa. A pesar de la situación particular que plantean las características de los enfermos que reciben cuidados paliativos, la muerte no se cotidianizó. Vivir cada episodio como único es un desafío permanente para el equipo integrado por médicos, enfermeros, voluntarios, trabajadores sociales, sacerdotes. Un equipo necesariamente numeroso que reúne diversas habilidades puestas al servicio del cuidado compasivo y competente del enfermo y de los suyos. “Después de tantos años de profesión, nunca sentí tanto su sentido. Esto me hace deudor, no sólo de las personas que nos fueron confiadas misteriosamente sino también de mis compañeros. Cada uno a su modo, me ayudó a entender algo más”.
En la época actual, signada por una práctica cada vez más dependiente de la técnica, la medicina de la persona recorre un camino diferente. Si bien se vale de la técnica y de los recursos que brinda, no se encuentra sometida a ella, sino que se abre a un espectro más amplio y humano, en el que se conjugan la competencia profesional, la compasión y la experiencia de vida; de este modo, el encuentro entre el paciente y los que lo asisten cobra una dimensión especial. “Tuvimos que aprender algo que no nos enseñaron los libros. Aprendimos –ante una situación que conmueve nuestra omnipotencia de profesionales– que la muerte no es un fracaso de la medicina. Los cuidados paliativos no humanizaron la medicina, sino a quienes hacemos medicina”.
Los diez años del Hospice San Camilo convocan nuestra reflexión como respuesta humanizadora de la cultura. Desde su tarea orientada por la medicina de la persona, “apela a un punto de vista más amplio, que permite al hombre percibir en la experiencia del sufrimiento y la salud una invitación a celebrar la propia responsabilidad, a crecer y realizarse”1.
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1. P. Ángel Brusco.


Fuente: Revista Criterio, Nº 2376

lunes, 27 de febrero de 2012

Ermanno Olmi. El deber de la caridad

Por Pablo De Vita, Argentina.

En la primera edición del Festival de Cine italiano BaCi se proyectó Il villaggio di cartone del veterano realizador Ermanno Olmi.
“Así de cerca casi no te reconozco, Busco tus ojos pero me miras desde un tiempo lejano”.
Hacia fines de noviembre tuvo lugar la presentación del BACI, primer festival de cine italiano de Buenos Aires, con notable asistencia de público en la sala Gaumont del INCAA. Entre otras, se proyectaron las películas La Nostra vita de Daniele Luchetti, Happy family de Gabriele Salvatores, La Passione de Carlo Mazzacurati y L’uomo che verrà de Giorgio Diritti, junto a cortometrajes de jóvenes realizadores.
Con acierto, el festival incluyó como función de clausura la última película de Ermanno Olmi, Il villaggio di cartone, que sólo unas semanas atrás tuvo su premiere fuera de concurso en la Mostra de Venecia.
Su cine fue muy aplaudido en nuestro país, particularmente la exitosa El árbol de los zuecos, considerada su obra maestra y que le valiera la Palma de Oro de Cannes. También la traslación del cuento homónimo de Joseph Roth, La leyenda del santo bebedor, le otorgó reconocimiento internacional y otro galardón: el León de Oro de Venecia.
En la última década, Olmi continuó en actividad aunque sus películas no tuvieran más lugar en nuestras pantallas comerciales. Festivales como el de Mar del Plata y Pantalla Pinamar permitieron conocer Il mestiere delle armi (El oficio de las armas) y Centochiodi (Cien clavos), que reafirman su gravitación en el cine italiano y la búsqueda de nuevas formas expresivas como la parábola sobre el devenir de los hombres, que es su actual modelo narrativo luego del realismo, siempre conservando una marcada inspiración cristiana.
La historia de Il villaggio di cartone (La aldea de cartón) presenta a un anciano sacerdote que observa impotente cómo, en virtud de la ausencia de fieles, su parroquia es desacralizada y debe cerrar sus puertas. Se retiran todos los elementos de culto inclusive el gran crucifijo del altar. Pero en la noche y por su cercanía con el mar, es tomada por un numeroso grupo de inmigrantes ilegales del norte de África en busca de refugio. El cura los encuentra dentro y prohíbe a las fuerzas de seguridad ingresar en el templo. En la despojada iglesia los inmigrantes utilizan los bancos para improvisadas carpas y la fuente bautismal se resignifica al recibir las goteras del techo en esa noche de tormenta.
La vida del sacerdote se entronca con el deber sagrado de la caridad: “Cuando la caridad es un riesgo, es el momento de la caridad”, dirá. Y ese encuentro pareciera permitirle conocer el verdadero significado de la vida como ofrenda a Dios.
Olmi entrega una obra tan profunda como dolorosa y una reflexión sobre la lenta desaparición de una forma de entender el mundo, solicitando comprender cómo y por qué se producen estos cambios en la contemporaneidad. “O cambiamos nosotros el curso de la historia o la historia nos cambiará a nosotros”, es la sentencia final de Il villaggio di cartone. En buena medida, la película es el reflejo de la crisis de un importante sector de la actual intelectualidad cristiana ante determinadas posiciones de Roma. Por si quedaran dudas, durante su presentación en el Festival de Venecia llamó a la Iglesia católica a “recordar más a menudo la enseñanza de Cristo”.
El veterano Michael Lonsdale vuelve a colocarse la sotana luego de su brillante papel en De dioses y hombres para componer a ese anciano de mirada cansina y lleno de preguntas pero sin dudas acerca de la verdad simbólica de la casa de Dios. En el elenco también se destaca Rutger Hauer como el sacristán para el cual el imperio de la fuerza de los hombres es casi más importante que la fe. Olmi elabora una historia no complaciente ni superficial acerca de la alteridad y los semejantes, sumada a la reflexión teórica sobre el curso de la historia y el necesario papel de la Iglesia consustanciada con la solidaridad y la misericordia. Una ventana fílmica a las dudas, a las certezas y al sentido del misterio que, lamentablemente pese a su extraordinaria calidad, no tiene asegurado su estreno en la Argentina.

Fuente: Revista Criterio # 2378, Argentina

domingo, 26 de febrero de 2012

Bienvenido el teólogo Ratzinger, no el Papa

Éste es el contexto inmediato de la visita papal a México.

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México

Ahora que falta exactamente un mes para que esté de nuevo por tierras latinoamericanas Joseph Ratzinger, el brillante teólogo, es el momento oportuno para darle la bienvenida que se merece en cuanto tal, no en cuanto el otro cargo que ejerce tan polémicamente, el de obispo de Roma, primado de la cristiandad católica.
Y esto es así, porque escribir desde México resulta altamente comprometedor dado el grado de suspicacias que genera su viaje a Guanajuato, entidad gobernada (y dominada) por el partido filo-católico en el poder, Acción Nacional, el mismo de Felipe Calderón Hinojosa, en fechas pre-electorales con el fin, aparente, de apuntalar a este organismo en su búsqueda por permanecer otro sexenio en el poder. No sería la primera vez que Ratzinger pretenda influir en los asuntos internos de uno de los mayores “países católicos” del planeta , si hemos de repetir la fórmula (o lugar común, mejor) pues hace tiempo, en pleno debate sobre la interrupción del embarazo en la capital mexicana lo hizo a control remoto, aunque sin mayores resultados. [1]
En su segundo viaje a América Latina (antes estuvo en Brasil, en 2007), su visita estará marcada por la coyuntura política que, en México, está ligada a la posible modificación del artículo 24 de la Constitución, el cual se refiere a la libertad de culto y no, como insiste tanto la iglesia Católica, a la “libertad religiosa”. Para presionar a los legisladores, el Episcopado ha llevado a cabo una fuerte campaña que ha sido denunciada por diversos analistas. Uno de ellos, Roberto Blancarte, promotor permanente de la laicidad, [2] se ha expresado en términos muy directos sobre la beligerancia episcopal y la connivencia de algunos funcionarios del gobierno y sobre sus implicaciones para las demás iglesias del país:
Algunas personas se preguntan ¿ por qué las iglesias minoritarias se oponen a la noción de libertad religiosa?, ¿por qué dicen que la pretendida reforma constitucional va a culminar en más privilegios para la Iglesia católica?, ¿por qué se han unido a intelectuales, líderes de opinión, liberales, masones y a los muchos católicos que no están de acuerdo con su jerarquía? La respuesta es simple: porque no les gusta la obvia complicidad que existe entre el Episcopado católico y una parte de la clase dirigente del país , porque eso lesiona el crucial principio de separación entre el Estado y las iglesias y porque ello afecta la noción esencial de igualdad en el trato a las agrupaciones religiosas y a los creyentes, así como la no discriminación. [3]
Y es que luego de una especie de marasmo ocasionado quizá por el inicio de año, aunque las manifestaciones contra esos cambios aumentan cada día por todas partes, se dio a conocer el 1 de febrero un documento plural, “Declaración ciudadana México laico. En rechazo a la reforma del artículo 24 constitucional” ( www.forocivicomexicolaico.org ), para pronunciarse en contra de los cambios apoyados por la jerarquía católica, firmado por un grupo amplio de iglesias y asociaciones religiosas, especialistas e investigadores, además de 445 líderes religiosos, en su mayoría evangélicos, y otras 1 356 firmas de Asociaciones y ministros religiosos, Asociaciones Civiles, universidades e instituciones educativas, catedráticos, servidores públicos, etcétera. El documento llama la atención a tres aspectos principales de dicha reforma: su intencionalidad, el desmantelamiento del Estado laico; su manipulación, a partir del concepto de “libertad de religión”; y sus consecuencias, la afectación de las libertades de las minorías religiosas. Éste es el contexto inmediato de la visita papal a México.
Otro dato a tomar en cuenta es que, al asomarse en alguna buena librería católica es posible encontrarse con una mesa plagada de las obras teológicas de Ratzinger, desde Introducción al cristianismo (1969) hasta Fe, verdad y tolerancia: el cristianismo y las religiones del mundo (2005), sin olvidar . Teoría de los principios teológicos. Materiales para una teología fundamental (1985) o Un canto nuevo para el Señor: la fe en Jesucristo y la liturgia hoy (1999). Su tarea docente en Freising, Bonn, Münster, Tübingen y Ratisbona hizo época. Y tampoco se puede hacer a un lado su trabajo en la revista Concilium, en donde coincidió con otros teólogos como Hans Küng, con quien tiene actualmente una pésima relación. Ciertamente, su paso como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1981-2005) hizo que su perspectiva teológica se hiciera más conservadora y lo colocó en una posición dogmática con muy escaso margen de negociación, dadas las características censoras de ese organismo. Cuando asumió el poder vaticano, saludamos su llegada en el mismo tenor de reconocimiento de su amplia labor teológica, [4] pero lamentando, primero, que abandonaría su labor como escritor, cosa que no ha sucedido pues ha publicado dos libros ya sobre Jesús ( Jesús de Nazaret, 2007; y Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección, 2011), recibidos no sin cierta controversia.
Porque así es como querríamos verlo desde otras iglesias: exponiendo una cátedra de teología en un espacio académico, dispuesto al diálogo y el intercambio fecundos, y lejos de posturas unívocas o absolutistas . Pero lamentablemente su investidura papal lo alejará nuevamente de esa experiencia y fiel a la tendencia vaticana de las últimas décadas, se dejará conducir por el furor mediático y la atracción masiva. Es una lástima que ni sus propios correligionarios conozcan a fondo el calado de su reflexión teológica y, peor aún, de la posibilidad de que esa reflexión influya en los cambios que el catolicismo mexicano necesita urgentemente, hoy que la feligresía es nuevamente “tutelada” por sus obispos de turno, enemigos de la sana convivencia interconfesional e interreligiosa. Damos, pues, la bienvenida al teólogo, pero no al dirigente eclesiástico ni al jefe de Estado que no duda en intervenir abiertamente en las cuestiones políticas de un país que, a pesar de todo, sigue descatolizándose a marchas forzadas

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[1] Cf. L. Cervantes-Ortiz, “ Ratzinger interviene en el debate legal sobre el aborto en México”, en ALC Noticias, 24 de abril de 2007, http://alcnoticias.net/interior.php?lang=687&codigo=9265
[2] Blancarte anunció recientemente la aparición del libro Nuestra laicidad pública, de su antiguo maestro Émile Poulat, en edición del Fondo de Cultura económica. De allí extrajo un par de citas: “Vivimos en un régimen de derecho y de libertades que constituye ‘nuestra laicidad pública’, con sus garantías aseguradas a todos: una realidad autónoma, que ha tomado vuelo independientemente de la idea laica , sin la cual ella no sería y de la religión católica , que ha hecho todo para que no existiese […] Nuestra laicidad pública aparece así como el resultado de una sabiduría política y de un sutil equilibrio que no obliga a nadie a sacrificar sus principios, pero que propone a todos un nuevo arte de vivir juntos. Ésta ha conocido un punto de inflexión histórico cuando comenzó a transformarse de arma de guerra en instrumento de paz para el crisol misterioso de la vida en sociedad”. R. Blancarte, “¿Guardamos las armas?”, en Milenio Diario, 14 de febrero de 2012, www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9112507
[3] R. Blancarte, “Sacerdotes, fieles y funcionarios”, en Milenio Diario, 21 de febrero de 2012, http://impreso.milenio.com/node/9116443
[4] L. Cervantes-Ortiz, “Ratzinger, el teólogo que llegó a ser papa”, en Signos de Vida, núm. 36, junio de 2005, pp. 42-45, www.claiweb.org/Signos%20de%20Vida%20-%20Nuevo%20Siglo/SdV%2036/ratzinger%20-%20el%20teologo%20que%20llego%20a%20papa.htm

Autores:Leopoldo Cervantes-Ortiz

©Protestante Digital 2012

sábado, 25 de febrero de 2012

Whitney Houston: bautista, que no “baptista”

Por Manuel López, España

Iglesia Bautista –que no “baptista”– Nueva Esperanza –New Hope en la traducción al español– de la ciudad de Newark en el Estado de Nueva York, a un paso –9 millas, 14,5 kilómetros escasos– de Manhattan. Clamoroso suspenso general a los medios de España por uso impropio del lenguaje de religiones/ciudadanía en la identificación de la iglesia en la que el sábado se celebró el servicio religioso o culto en memoria –que no “funeral”– en recuerdo de Whitney Houston, creyente bautista o miembro de una iglesia bautista, una denominación –que no “religión”– cristiana.
Para El País, La Vanguardia, El Mundo, El Periódico, Abc, etc, etc… el culto en memoria en el que se dará gracias a Dios por la vida de la llorada cantante en la iglesia de la que era miembro y en cuyo coro había cantado desde joven está siendo anunciado como un “funeral” en la iglesia “baptista”. Doble error, suspenso por partida doble a sus Libros de Estilo, para los que “iglesia” o “religión” se sobreentienden en singular por “la” Iglesia, “la” religión católica, y aplican el concepto “funeral” a confesiones cristianas que no oran por el destino de los muertos, sino por su buen recuerdo entre los vivos.
Bien al contrario, sobresaliente para la práctica totalidad de medios en español al otro lado del charco que ofrecen los buscadores, pues llaman a la familia bautista por su nombre propio en español, libres de la influencia de anglicismos. Así, la Iglesia Bautista Nueva Esperanza es citada hoy con toda corrección tanto en Estados Unidos por El Nuevo Herald como en el resto del Continente por Excelsior, El Universal, La Razón (México); Últimas Noticias, El Tiempo, El Periodiquito (Venezuela); La Nación, Clarín, La Prensa (Argentina); El Mercurio, La Tercera (Chile); El Universo (Ecuador); El Comercio (Perú); El Heraldo, LA Opinión (Colombia), La Tribuna (Honduras), La Prensa (Nicaragua), Abc (Paraguay)… por citar solo las primeras búsquedas que ofrece buscador citado por “Whitney Houston” + “iglesia
bautista”.
Únicas e inopinadas excepciones detectadas: El Tiempo (Colombia), que cae en el innecesario
anglicismo “baptista”, y CNN México, que llama “batista” a la Iglesia bautista. En España, el caso omiso que los Libros de Estilo de los principales medios prestan al léxico propio de las distintas religiones presentes en la sociedad española puede provenir de la influencia del área catalanoparlante –Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares–, donde pervive la “p” latina en lugar de la “u” castellana. La agencia Efe, que suministra información religiosa al mayor número de medios, haría muy bien en dejar de hacerlo en clave católico-romana.

Bautista se escribe con u, no con pe.

Publicado en Periodistas en español. Usado con permiso

viernes, 24 de febrero de 2012

¿Qué “iglesia” puede tener una “excelente relación” con Jorge Rafael Videla?

Por. David A. Roldán, Argentina*
Hace algunos años José Míguez Bonino decía que la pregunta clave de la teología de la misión era (y no es un trabalenguas) cómo hemos recibido el cristianismo, el mensaje cristiano, desde nuestro cristianismo. Si esto es así, pareciera que la auténtica fidelidad al evangelio consistiría en examinar una y otra vez qué significa el evangelio para nuestro contexto determinado. Habría una trascendencia que estructuraría la dinámica propia de la vida cristiana. Esa trascendencia sería una trascendencia hermenéutica, en el sentido de una distancia que separaría a las demandas del evangelio de las pálidas encarnaciones que nosotros, como cristianos, podemos hacer aquí y ahora.
Desde esta perspectiva, no puede menos que sorprender (para muchos de nosotros) que muy sueltamente, el peor dictador que sufriera la Argentina, afirme que su relación con la iglesia fue “excelente”, “cordial”, “sincera” y “abierta”. Esto parecería indicar que, desde “la iglesia”, se tenía perfecta consciencia del accionar de este personaje (dado que la relación era abierta y sincera en ambas direcciones, diría uno). Pero el problema para nosotros, como cristianos, no consiste tanto en el grado de conciencia que la sociedad argentina, o “la iglesia” en la Argentina tuvo o pudo tener en cuanto al plan sistemático de exterminio, el terrorismo de Estado, etc. etc. Antes bien, uno debería sentirse muy incómodo por el hecho de que un genocida al anunciar esto, nos estaría poniendo en aprietos como cristianos. ¿Soy yo también cristiano? ¿Hay distintas “formas” de ser cristiano? La excusa que los protestantes o evangélicos podríamos dar, de que “la iglesia” de la que se habla aquí constituye una sinécdoque que podría excluir a los protestantes, no es válida.
Para tratar de salir de esta incómoda situación uno podría simplemente decir: bueno, si “la iglesia” estuvo en perfectas relaciones con Videla, entonces yo no puedo estar en “la iglesia”. Algo similar, pero invirtiendo “la carga de la prueba”, le dijo Fidel Castro a Leonardo Boff: “Estuve interno en los jesuitas varios años; me dieron disciplina pero no me enseñaron a pensar. En la cárcel, leyendo a Marx, aprendí a pensar. Por causa de la presión estadounidense tuve que acercarme a la Unión Soviética, pero si hubiese tenido en aquel tiempo una teología de la liberación, seguramente la habría abrazado y aplicado en Cuba». Y remató: «Si un día vuelvo a la fe de mi infancia, volveré de la mano de fray Betto y de fray Boff»”.
La fidelidad al evangelio no tiene que ver con la pertenencia a un rito religioso (del que podemos participar los cristianos junto a Jorge Rafael Videla) sino con una dimensión bien concreta de la existencia humana: el amor al prójimo. Si tomamos como paradigma el mensaje de los profetas (para quienes conocer a Dios es hacer justicia con el prójimo), o la teología de Juan, o la teología de Santiago, la fe no es una dimensión espiritual que nos haría “nacer de nuevo” y a partir de allí, como “por arte de magia”, uno ya sería salvo y haga lo que haga sus acciones serán expresión de la gracia de Dios. Estas teologías bíblicas indican que si alguien no ama al prójimo, si alguien no ama a su hermano, no conoce a Dios, no le cree a Dios, entonces “no tiene fe”.
La fe es una dimensión espiritual que sólo puede ser auténtica si se expresa en el amor al prójimo, al diferente. El prójimo es el que me interpela en mi comodidad; el prójimo, dice Lévinas, es aquél que con su interpelación ejerce un poder sobre mí, es el fin de mis poderes… es aquél a quien puedo “querer matar”. Para Videla el prójimo es el subversivo y, si fuese cristiano, no habría cedido a la “tentación” de matar al prójimo. Habría visto el rostro de Dios en el prójimo.
Pero el evangelio no se agota en una relación ética con el prójimo. Hay una dimensión política para su efectividad histórica. Hay que partir del status que el trabajo humano tiene para la cosmovisión bíblica. La teología de los profetas (el caso paradigmático es Miqueas) consiste en poner en el centro del interés de Yavé la justicia social, la justicia entre los hombres, la denuncia del crimen que se comete cuando alguien se apropia del trabajo del otro. Quien maquina el mal, es decir, el apropiarse del trabajo del otro, no conoce a Yavé (Jeremías 22). Y como los profetas advierten que la simple participación de un ritual religioso puede ser indistinta en relación a esta práctica concreta de la justicia/injusticia con el prójimo, llegan a afirmar sin rodeos que a Yavé no le interesa en absoluto el culto, el templo, el rito religioso (Isaías 1); lo que le interesa es la práctica de justicia entre los hombres (esa es la “verdadera religión”, dirá Santiago, en el mismo Espíritu).
Ahora bien, el propio Míguez Bonino nos enseñó que la fidelidad al evangelio nos impulsa a hacer opciones ideológicas por “proyectos históricos” en los cuales se encarne ese “amor al prójimo”. En otras palabras, desde el paradigma del Reino de Dios, que es justicia, paz y gozo, se pueden evaluar los programas políticos, los proyectos de país. La figura de Jorge Rafael Videla está asociada, en la Argentina, a la implementación violenta de las violentas políticas neoliberales. No en vano el propio Martínez de Hoz afirmaba, “alegremente”, que el ministro de economía de Menem (y la Alianza), Domingo Cavallo, había completado la tarea, iniciada por ellos, de implementar el neoliberalismo en la Argentina.
Si el evangelio tiene que ver con la justicia entre los hombres; si una dimensión esencial de la vida humana es el trabajo; si el neoliberalismo significa flexibilización laboral, pérdida de derechos laborales (como la Argentina de los ’90 y la actual España y Grecia); si el neoliberalismo consiste en un ostensible beneficio al capital y la especulación financiera (corporaciones, bancos) en contra del bienestar de los trabajadores… ¿cómo debe evaluar todo esto un cristiano? ¿Nos lleva la fidelidad al evangelio a rechazar a Videla y su “proyecto de país”? ¿Están los evangélicos preocupados por la seguridad social y las condiciones laborales de los argentinos, como un tema central del avance del Reino de Dios en nuestro país? ¿Acaso no es evidente que cualquier iglesia evangélica de la Argentina tiene, como prioridad, pagar bien a sus pastores y empleados? (¿o acaso alguien trabaja “en negro” en alguna iglesia de la Argentina?)
Recientemente un pastor evangélico expresaba su preocupación por la venta de la Catedral de Cristal, lo cual expresaría la crisis del testimonio evangélico en ese país. Uno se preocuparía, antes bien, por el hecho de que los evangélicos norteamericanos no hayan podido cerrar Guantánamo (si es que eso les hubiera molestado en su “ser evangélico”). A nosotros, nos urge mostrar repudio e incomodidad por las “colocaciones” de Videla. El cristianismo es otra cosa.
Videla tuvo una “excelente relación” con algo que no es ni puede ser cristianismo (aunque debemos hacernos cargo de las contradicciones históricas, esto es, que hayan podido existir personas que se creían cristianas y tenían excelentes relaciones con un genocida). Estas son las contradicciones en las cuales deberemos seguir interrogándonos a nosotros mismos como cristianos y en fidelidad al evangelio. De lo contrario, podríamos estar cómodos, indiferentes, con las afirmaciones públicas de Videla (o no ser fieles a una dimensión clave del Evangelio, lo cual es lo mismo).

(*) David A. Roldán es protestante, doctor en teología y doctor en filosofía.
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José Míguez Bonino, «Universalidad y contextualidad en teología», Cuadernos de Teología XVI (1997): 87–97.
La entrevista, publicada en la revista española Cambio 16, puede leerse en varios sitios, por ejemplo,
http://reporteplatense.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=5843:la-entrevista-completa-al-genocida-videla-en-la-revista-espanola-cambio-16&catid=16:sociedad&Itemid=68
Leonardo Boff, «Los 80 años de Fidel: confidencias», Servicios Koinonia, agosto 11, 2006,
http://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=181
Emmanuel Lévinas, «L’ontologie: est elle fondamentale?», Revue de metaphysique et de morale 56 (1951): 88–98.
José Míguez Bonino, La fe en busca de eficacia. Una interpretación de la reflexión teológica latinoamericana de liberación (Salamanca: Sígueme, 1977), cap. 7.

Fuente: ECUPRES, 2012.

jueves, 23 de febrero de 2012

Gobernador de New Jersey veta ley de matrimonio homosexual

Chris Christie, Gobernador de New Jersey, como lo había anunciado con anterioridad se opuso a firmar el proyecto de ley y reafirmó su decisión de vetar la ley que permitiría hacer legal el matrimonio homosexual en su estado.
"No soy un fanático del matrimonio homosexual. No es algo que apoye. Creo que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Esa es mi posición. Y será la de nuestro estado porque no firmaré una ley como la de Nueva York", afirmó recientemente Christie en una entrevista para la televisión.
“Me adhiero a lo que siempre he dicho desde que esta reforma de ley fue introducida, una decisión de esta magnitud e importancia, que requiere una enmienda constitucional, debe ser dejada en manos de la gente de New Jersey,” dijo Christie en un comunicado, agregando que “esta es la única ruta para enmendar nuestra constitución estatal y la mejor manera de resolver la cuestión del matrimonio homosexual en nuestro estado.
El demócrata Stephen Sweeney, presidente del senado estatal, dijo sobre la decisión del gobernador que “es un acto vergonzoso escondido detrás de un referéndo público. Hoy plantó sus pies en el lado equivocado de la historia,” agregando que “tuvo la oportunidad de hacer lo correcto, y falló miserablemente.” .
Christie había mencionado en el pasado que no debería ser él quien decida sobre la ley, sino que ésta debería ser llevada a votación pública. .
Sin embargo, ningún estado en Estados Unidos ha aprobado esta ley en un referendum. Por su parte, demócratas han dicho que el matrimonio homosexual es un derecho civil protegido por la Constitución y que no debería estar sujeto a un referéndum. .
La votación en New Jersey se dió mientras en Maryland también se llevaban a cabo votaciones a cargo de la miembros de la asamblea del estado para la legalización del matrimonio homosexual. La votación en Maryland fue pospuesta en dos ocasiones, pero finalmente el viernes el proyecto de ley fue aprobado y pasó a manos del senado estatal. .
Siete estados reconocen el matrimonio homosexual. Recientemente se legalizó el matrimonio homosexual en el Estado de Washington. pero la ley no entrará en efecto hasta en junio de 2012. Opositores de la ley en ese estado trabajan para reunir firmas y llevar a votación en noviembre una iniciativa para bloquear la ley.

Fuente: Christian Post
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NOTICIA RELACIONADA



Washington: Séptimo estado en legalizar el matrimonio homosexual en EE.UU.


La gobernadora Chris Gregoire, le concedió derechos a los homosexuales de casarse legalmente, tras ser aprobado con 55 votos a favor y 43 en contra, la Cámara de Representantes de Washington firmó la ley que ya había sido aprobada por el Senado estatal la semana pasada. Con esta firma de ley, una medida que legaliza el matrimonio homosexual, el estado de Washington, es el séptimo en la nación que permite que las parejas de gays y lesbianas se casen.
Gregoire, firmó la ley rodeada de defensores de los derechos homosexuales. “Estoy orgullosa de nuestras parejas del mismo sexo. Es un momento histórico para el estado y para las parejas del mismo sexo”.
La ley entrará en vigor 7 de junio, pero los opositores se ha levantado en múltiples frentes y están listos par luchar, publica al AP.
Los opositores presentaron la tarde del lunes de esta semana el Referéndum 73. Si recogen las más de 120,577 firmas válidas de votantes el 6 de junio, la ley se pone en espera del resultado de la votación de noviembre.
Los partidarios del matrimonio gay, dicen que están listos para una batalla y campaña. “Hay que disfrutar este momento”, dijo, Bret Tiderman de Seattle de 31 años de edad,
La sala de recepción del estado en el Capitolio estaba lleno de cientos de partidarios de los derechos gay y al menos 40 legisladores de la Cámara y el Senado para ver Gregoire firmar el proyecto de ley.
El senador Ed Murray, demócrata de Seattle, quien es gay ha patrocinado la legislación sobre derechos gay durante años, así que dijo a la multitud que lo vitoreaba: “Mis amigos, bienvenidos al otro lado del arco iris. No importa lo que nos depara el futuro, nada va a aprovecharse de este momento en la historia de nosotros”.
A medida que la gobernadora demócrata firmó la legislación el lunes, un hombre gritó: “No traicionar a Cristo”. Sin embargo, su voz se vio abrumada por los partidarios del matrimonio gay, que aplaudieron y le hablaron en voz alta durante su exabrupto.
Bob Struble, de 68 años, de Bremerton, fue retirado de la habitación y dijo que recibió una advertencia de seguridad. Struble dijo que cree que el Estado va a detener el matrimonio gay en una votación pública. “Vamos a hacer todo lo posible para revocar esta ley desafortunada”, dijo Struble.
Mientras tanto, el candidato presidencial republicano Rick Santorum, quien se opone al matrimonio gay, estaba en la ciudad hablando con los votantes conservadores. Santorum también se reunió con legisladores republicanos en el Capitolio de la tarde del lunes.
Santorum dijo que “hay altos y bajos en todas las batallas, y esta no es la última palabra”, dijo.
La firma de Gregoire, se produce casi una semana después de que un tribunal federal de apelaciones declaró el matrimonio gay inconstitucional y lo prohibió en California.

Fuente : Noticia Cristiana

martes, 21 de febrero de 2012

El Gran Colisionador, que busca "La partícula de Dios", vuelve más potente

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el gigantesco experimento de física de partículas situado bajo la frontera franco suiza y cuyo objetivo es desentrañar algunos de los grandes misterios sobre el origen del Universo, funcionará este año con una energía superior a la que nunca ha empleado.
La mal llamada «máquina de Dios», como se la conoce popularmente, enviará un haz de partículas de 4 TeV (teraelectronvoltios), 0,5 más que en 2010 y 2011. El Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) ha tomado esta decisión con el fin de descubrir -o descartar definitivamente su existencia- el escurridizo bosón de Higgs, la partícula que, supuestamente, da masa a todas las demás. La gente la llama "La partícula de Dios"
Este incremento en la energía está acompañado de una estrategia para optimizar el funcionamiento del LHC, de forma que esté en condiciones de proporcionar la máxima cantidad posible de datos en 2012, antes de que el acelerador entre en una larga parada para preparar su funcionamiento a una energía mayor. El objetivo para este año es conseguir 15 femtobarns inversos de datos para ATLAS y CMS (los dos grandes experimentos del LHC), un factor tres mayores de lo alcanzado en 2011. El espacio entre los paquetes de partículas inyectados en el LHC se mantendrá en 50 nanosegundos.
«Cuando empezamos a operar el LHC en 2010 escogimos el rango de energía seguro más bajo acorde con la física que queríamos hacer», explica el director de Aceleradores y Tecnología del CERN, Steve Myers, en un comunicado. «Dos buenos años de experiencia en la operación de los haces y muchas medidas adicionales realizadas en 2011 nos dan la confianza para subir con seguridad una muesca más, y por tanto extender el alcance de los experimentos antes de que el LHC entre en su primer apagón largo».
El excelente funcionamiento del LHC en 2010 y 2011 ha traído indicios prometedores de «nueva física», estrechando notablemente el rango de masas para detectar la partícula de Higgs en una ventana de solo 16 GeV (gigaelectronvoltios). Dentro de este rango, tanto el experimento ATLAS como CMS han visto indicios de que el bosón de Higgs podría existir en un intervalo entre 124 y 126 GeV (más de 100 veces la masa de un protón). Sin embargo, para transformar estos indicios en un descubrimiento, o para descartar por completo la partícula de Higgs propuesta por el Modelo Estándar de Física de Partículas, se requiere un año más de datos válidos.
Un nuevo capítulo de la Física
El calendario anunciado prevé que los haces de partículas vuelvan a circular por el LHC el próximo mes de marzo y lo hagan hasta noviembre. Será entonces cuando se inicie una parada técnica de alrededor de 20 meses, para prepararse para el funcionamiento a la energía máxima para la que está diseñado, 7 TeV por haz.
«Para cuando el LHC entre en su primera parada larga al final de este año sabremos tanto si existe la partícula de Higgs o se descarta su existencia tal y como la predice el Modelo Estándar», señala el director de Investigación del CERN, Sergio Bertolucci. «Ambas situaciones serían un avance muy importante en nuestra exploración de la naturaleza, acercándonos al entendimiento de cómo las partículas fundamentales adquieren sus masas y marcando el comienzo de un nuevo capítulo en física de partículas».
A pesar de todo, hay mucha gente que se siente preocupada por la seguridad del experimento, pues CERN está lo llevando a niveles nunca antes vistos y no se sabe que pueda ocasionar si algo inesperado llegara a ocurrir; pues se sabe que se está usando una fuerza de gran magnitud.
Ud que opina? cree que CERN obtenga los resultados que espera este 2012? Cree Ud. que los resultados afectarían la forma como la humanidad ve a Dios? O solo se corroboraría lo que ya sabemos?

Fuente : ABC&REVISTA FUERZA LATINA

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lunes, 20 de febrero de 2012

UN SACERDOCIO UNIVERSAL EN LA VIDA ENTERA (SEGÚN EL MODELO DE JESÚS DE NAZARET)

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México

Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios.
Hebreos 12.2, Traducción en Lenguaje Actual
La carta a los Hebreos es un auténtico tratado sobre el sacerdocio absoluto de Jesucristo. Una y otra vez insiste en la superioridad de su actuación como sacerdote y en la manera como él “transfiere” dicho sacerdocio a todos sus seguidores/as. Esta superioridad de Jesús como sacerdote máximo lo coloca por encima de cualquier realidad religiosa previa y suprime definitivamente las mediaciones humanas debido a los alcances temporales y supra-temporales de su obra redentora: “…los otros sacerdotes fueron muchos porque la muerte les impedía continuar; pero Jesús tiene un sacerdocio inmutable porque permanece para siempre.” (7.23-24, RVC). Todo ello sin olvidar que Jesús de Nazaret, como integrante del pueblo de Dios, y cuya fe fue formada en la más genuina tradición bíblica, jamás dejó de ser un laico, es decir, que por origen no podía ser un sacerdote y que su llamado al servicio se ubica en la tradición iniciada por Melquisedec, un hombre desvinculado del sacerdocio institucional, pero no por ello dedicado a una labor genuina de promoción de la justicia y la paz, según el significado de su nombre (7.2).
Así, Hebreos expone sólidamente la manera en que el modelo sacerdotal de Jesús puede y debe aplicarse en la existencia cristiana y partiendo, además, de la práctica de un culto permanente dirigido por él como “ministro del santuario” (liturgo, 8.2) que tiene acceso permanente a la presencia de Dios y que, por ello, puede obtener para su pueblo renovado todos los beneficios divinos sin necesidad de practicar rituales obsoletos (9.11-14; 10.1-2) y capacitarlo para seguir su camino de servicio y testimonio, en la línea de sustitución y superación de las formas antiguas:
El autor de la Carta a los Hebreos no ve solamente la sustitución de un sacerdocio antiguo por uno nuevo; lo que realmente se da es el cumplimiento de las Escrituras, basado en tres condiciones: continuidad, por medio de la semejanza del sacerdocio de Cristo al antiguo, siendo que en el antiguo está contenido el sentido de mediación entre Dios y los hombres; ruptura, dado que el nuevo sacerdocio es una realidad nueva que marca una diferencia de la realidad antigua “en todos los puntos. Si no, estaríamos al nivel de preparación, en lugar de haber pasado ya al nivel de la realización definitiva”; superación, pues la superioridad caracteriza el tercer nivel de cumplimiento.[1]
François Varone resume bien cómo acontecen el nuevo testimonio y la práctica derivadas de esta intermediación. Primero: “Lo que se anuncia es una salvación universal para todos los hombres ‘sus hermanos, a quienes tuvo [Jesús] que asemejarse en todo’ (2.17). Es preciso, pues, que todos los hombres sepan que en adelante el camino ha quedado abierto”.[2] Esta identificación acerca la vida y acción de Jesús a cualquier ser humano y posibilita el seguimiento auténtico pues él desde su existencia histórica demostró que era posible practicar la paz y la justicia.
Segundo: “Y es preciso, concretamente, que aquellos a quienes esta palabra les ha alcanzado —por la predicación y el bautismo, por la inserción en una comunidad en cuyo seno se anuncia y se celebra sin cesar este misterio— ‘mantengan firme la confesión de esta esperanza’ (10.23), adoptando valientemente y hasta las últimas consecuencias esa praxis fiel de la que Jesús dio el primer ejemplo (12.3-4)”.[3] Este camino abierto por Jesús debe realizarse en una práctica no siempre fácil del compromiso adquirido con Dios a través de él, pero que reclama creatividad y constancia por parte de los creyentes para transmitir y compartir no solamente “el mensaje”, como habitualmente se dice, sino la totalidad de la obra redentora de Jesús mediante una sana e inteligible comunicación de esos hechos, realidades y contenidos. Cada creyente debe tener bien claros los aspectos básicos de la salvación que le ha conseguido Jesucristo, para lo cual es necesario profundizar en las consecuencias de sus enseñanzas.
Y tercero: “Y del mismo modo que Jesús, al entrar en el mundo, puso toda su vida bajo el signo de la obediencia a Dios (10.5-10) —es decir, se puso fundamentalmente a la escucha de la palabra de vida que viene de Dios—, así también los creyentes se ponen a la escucha de ella, haciendo de su vida, en lo sucesivo, un camino de acceso a Dios y a su perfección, haciendo de su propia vida un sacrificio, a imitación de Aquel a quien reconocen como su ‘precursor’”.[4] Esta nueva vida produce una nueva práctica y un nuevo comportamiento; ambos son la base del testimonio cristiano, además del discurso que se pueda articular para exponerlo.De ahí brota la exhortación a “prestar completa atención” (poner los ojos en…, 12.2) a Jesús para advertir en plenitud la totalidad de su esfuerzo, de su lucha por la salvación que llegó “hasta la sangre” (12.4). Él es “autor” (árjenon) y “consumador” (teleioten) de la fe, esto es, origen y fin último del proceso histórico de salvación obtenida en la cruz y asegurada por la resurrección. Él es el modelo propuesto por Dios mismo para vivir en el mundo de otra manera, para dar testimonio de la novedad de vida y, en el final de los tiempos, alcanzar la plenitud del encuentro con el Creador y Redentor. Ésa es la base de la comunicación del contenido central del Evangelio según este documento del Nuevo Testamento, la absoluta seguridad en la mediación de Jesucristo delante de Dios.

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[1] Pedro Luiz Stringhini, “La cuestión del sacrificio en la epístola a los Hebreos”, en RIBLA, núm. 10, http://claiweb.org/ribla/ribla10/la%20cuestion%20del%20sacrificio.htm.
[2] F. Varone, El Dios “sádico”. ¿Ama Dios el sufrimiento? Santander, Sal Terrae, 1988 (Presencia teológica, 42), p. 141.
[3] Idem.
[4] Ibid., pp. 141-142.

domingo, 19 de febrero de 2012

Iglesia bautista New Hope: Whitney Houston: cálido adiós a ritmo de esperanza, llanto y mucho gospel

Kevin Costner, Stevie Wonder y otras estrellas rindieron homenaje a Whitney en la pequeña iglesia de su ciudad natal de Newark (New Jersey), donde la artista cantó de niña.
NEW JERSWY, EEUU
El alcalde de Newark, Cory Booker, encabezó la ceremonia, que comenzó pasado el mediodía (hora local) de este sábado 18 de febrero. Algunos de los mejores artistas de la música negra se reunieron junto a los familiares y amigos de la cantante para darle el último adiós. Aretha Franklin , madrina de Whitney, cuya participación había sido confirmada y anunciada, finalmente no lo hizo por motivos de salud.
Un cartel luminoso, en el exterior, alternaba en los mensajes "Whitney Houston" y "We will always love you". La ceremonia se pudo seguir en directo por televisión e Internet (donde está visible en diferido) .
El féretro había llegado antes con los restos mortales de la cantante en un coche dorado hasta la iglesia. El edificio, de ladrillo rojo, lleno de luz y con bancos tapizados en terciopelo rojo y adornado con flores blancas, sólo acogió a los 1.500 invitados. Su madre, Cissy Houston, y su hija, Bobbi Cristina, estaban sentadas en primera fila junto al púlpito , sobrio como todo el templo, al estilo protestante, sin imágenes ni recargo ornamental.
UN TEMPLO Y CULTO PROTESTANTES
A quienes no hayan visto un funeral evangélico les debió impactar la mezcla de alegría y dolor. Alegría en el blanco de los trajes de los componentes del coro (la mayoría de raza negra) en medio de una iglesia llena de luz. Y en las canciones del góspel, muchas de ellas las favoritas de Whitney Houston , como la última que cantó en público en vida: Sí, Jesús me ama .
"Estamos aquí hoy, con el corazón roto, pero con la fuerza de Dios para celebrar la vida de Whitney Houston" dijo el pastor bautista Joe A. Carter.
La tía de la cantante, Dionne Warkick, actuó como maestra de ceremonia y fue presentando a estrellas como Steve Wonder, Alicia Keys, Kevin Costner y Oprah Winfrey . El ex marido de Houston, Bobby Brown, apareció en la iglesia para abandonarla sólo unos minutos después.
Durante más de 3 horas, amigos y familiares recordaron a la cantante a veces con sonrisas, otras con lágrimas , como Alicia Keys , que aguantando el llanto cantó "Send me an Angel" y Stevie Wonder interpretó dos temas en homenaje a Houston. "Le doy gracias a Dios por haber compartido momentos con Whitney", expresó.
Cada invitado iba recordando la espiritualidad de Houston y su profunda fe en Jesús a pesar de las profundas crisis que vivió tras su matrimonio . El cantante y actor Tyler Perry se dirigió a su madre, Cissy Houston, para decirle que su hija "tenía la gracia que le acompañaba desde el cielo y que la llevó hasta lo más alto", además de señalar que “de lo que estoy seguro es de que Whitney amaba al Señor".
Los más cercanos, y así lo reconocía la propia iglesia en este culto in memoriam, estaban convencidos especialmente de este amor de Whistney Houston por Jesús y de su fallecimiento como genuina creyente. De ahí la mezcla de dolor por su pérdida, pero también de alegría por la convicción del reencuentro, algún día, en la presencia de Dios.
KEVIN COSTNER
Kevin Costner, su pareja en El Guardaespaldas , habló emocionado sobre la mujer sencilla que conoció en el rodaje del film. Se dirigió varias veces a la familia de la artista y en particular a la hija de Houston, Bobbi Kristina. "Aunque no sea evidente tu madre y yo teníamos mucho en común", dijo el actor, que comentó haber crecido en el seno de una comunidad bautista y haber sentido, al igual que Houston, la carga pesada que genera la fama.
Un emocionado, Costner dijo. "Si puedes escucharme ahora te digo, no solo fuiste suficientemente buena, fuiste la mejor. Cantaste sin una banda. Hiciste del film El guardaespaldas lo que fue. Muchos actores pudieron interpretar mi papel, pero tú fuiste la única que pudo interpretar a Rachel Marron. No solo fuiste bonita, fuiste la mujer más hermosa del mundo. Y la gente no solo te quiso, todos te amamos. Te has ido demasiado pronto".
ENTIERRO ESTE DOMINGO
La ceremonia acabó tras tres horas y media, cuando los restos de Houston fueron retirados del templo a hombros de una veintena de personas.
W. Houston será enterrada este domingo en el cementerio Fairview, en Westfield, junto a su padre, John Russell Houston , siguiendo los deseos expresados por la propia cantante.
Su padre falleció en 2003, y el entierro se realizará en una ceremonia privada, para la que en principio sólo está previsto que asistan los familiares más directos de la cantante.

© Protestante Digital 2012


sábado, 18 de febrero de 2012

La metáfora del Dios Encarnado

Por. John HICK

DE JESÚS A CRISTO

Otro punto en relación con el cual existe amplio acuerdo entre los estudiosos del Nuevo Testamento es aún más importante para comprender el desarrollo de la cristología. Consiste en el hecho de que el Jesús histórico no reivindicó para sí el atributo de la divinidad, algo que sí sucedió con el pensamiento cristiano posterior: él no se entendió a sí mismo como Dios, o como el Dios Hijo encarnado. La encarnación divina -en el sentido en que la teología cristiana usó la idea- requiere un elemento eternamente preexistente de la divinidad, el Dios Hijo o el Logos divino, encarnado como un ser humano. Pero es extremadamente improbable que el Jesús histórico se haya concebido de manera semejante. En honor a la verdad, él probablemente habría rechazado la idea como blasfema; uno de los dichos que se le atribuyen, dice: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios” (Mc 10.18).
Queda claro que ninguna afirmación sobre lo que Jesús dijo o no dijo, pensó o no pensó, puede hacerse con seguridad. Pero la evidencia existente ha llevado a los historiadores del período a concluir, con impresionante unanimidad, que Jesús no tuvo la pretensión de ser el Dios encarnado. Hoy en día existe un acuerdo tan general a ese respecto que unas pocas citas representativas, tomadas incluso de autores que afirman una cristología ortodoxa, serán suficientes para nuestro propósito presente. En este sentido, el fallecido Arzobispo Michael Ramsey, un erudito en el Nuevo Testamento, escribió: “Jesús no reivindicó la divinidad para sí” (Ramsey 1980, 39). Un contemporáneo suyo, el especialista en Nuevo Testamento C.F.D. Moule, escribió: “Cualquier defensa de una cristología ‘desde arriba’ que dependiese de la autenticidad de las supuestas reivindicaciones de Jesús acerca de sí mismo, en especial en el cuarto Evangelio, sería afectivamente precaria” (Moule 1977, 136). En un importante estudio de los orígenes de la doctrina de la encarnación, James Dunn concluye: “en la tradición más antigua sobre Jesús, no existían evidencias reales de lo que podría llamarse, razonablemente, una conciencia de la divinidad” (Dunn 1980, 60). Más allá de eso, Brian Hebblethwaite, defensor convencido de la cristología niceno-calcedoniana tradicional, admite: “ya no es posible defender la divinidad de Jesucristo haciendo basándose en que Jesús la reivindicara” (Hebblethwaite 1987, 74). Yendo todavía lejos, David Brown, otro leal defensor de Calcedonia, dice: “existen buenas evidencias que sugieren que [Jesús] jamás se vio a sí mismo como un objeto adecuado de culto” y es “imposible basar en su conciencia cualquier alegato en favor de la divinidad de Cristo, una vez que abandonemos el retrato tradicional reflejado en una comprensión literal del Evangelio de Juan” (David Brown 1985, 108).
Esas citas (que podrían multiplicarse) reflejan una transformación notable como resultado del moderno estudio histórico-crítico del Nuevo Testamento. Hasta hace aproximadamente cien años (como aún hoy, de forma muy difundida, en círculos poco instruidos) se tenía por cierto que la creencia en Jesús como Dios encarnado se basaba con toda certeza sobre su propia enseñanza: “Yo y el Padre somos uno”; “aquel que me ha visto, ha visto al Padre”, y otras semejantes. Pero citemos a uno de los más recientes defensores de una cristología calcedoniana, Adrian Thatcher: “difícilmente habrá un estudioso competente del Nuevo Testamento que esté preparado para defender que las cuatro veces que aparece la frase ‘Yo soy’, en Juan, o incluso la mayor parte de sus otros usos, puedan atribuirse históricamente a Jesús” (Thatcher 1990, 77) (1). Leer más

viernes, 17 de febrero de 2012

¿Existen los "divos" en el ministerio cristiano?

En la edición 201, Pulso Cristiano mencionó un artículo escrito por Phil Cooke, un consultor de medios de comunicación, publicado en la revista norteamericana Charisma News, en el que asegura que en la iglesia o en el ministerio existen divos y divas porque "se centran más en sí mismos que las personas que atienden".
En la nota, Cooke apunta a "hombres y mujeres que son pastores, o ministerio, o líderes espirituales", que presentan entre otros, los siguientes síntomas de divismo: "No participa en el culto. Sólo viene a predicar. Es escoltado dentro y fuera de la plataforma, lo que indica que en realidad no tiene que mezclarse con la gente. Cuando visita otras iglesias, naturalmente, asume un asiento en la plataforma o un asiento de primera fila. Cuando promueve sus libros, siempre dice que es un 'best-seller', aunque no lo sea (…) Cuando se anuncia una conferencia, su imagen en las revistas o en otros lugares es la cosa más grande en el anuncio".
¿Estas características también se registran en la Argentina y América latina?
¿O este "divismo" es más bien un fenómeno propio de los Estados Unidos?
¿Cuáles otros síntomas de "divismo" se pueden advertir?
Lea las respuestas de los lectores en la última edición de Pulso Cristiano.
http://www.pulsocristiano.com.ar/newss/pulso203.html

jueves, 16 de febrero de 2012

¿Qué es el amor?

Por el Rev. Martín N. Añorga

Incluimos este artículo para todos aquellos que celebran el Día del Amor y la Amistad en Estados Unidos y muchos de nuestros países hispanos. Lo dedicamos al más puro y noble de todos los sentimientos.
Romain Gary, el novelista y diplomático francés del siglo pasado dijo que “amar es la única riqueza que aumenta con la prodigalidad. Cuanto más se da, más os queda”.
El más bello himno que se haya escrito sobre el amor se debe a la fluida inspiración del apóstol San Pablo, y se encuentra en su primera carta a los Corintios. Reproducimos algunas de sus más significativas expresiones:
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.
Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.
Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
El amor es paciente, no es jactancioso, no es arrogante, no se porta indecorosamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido, no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad: todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser … Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Cor 13)
A la luz de las palabras de Las Escrituras podemos emprender la productiva tarea de analizar, aunque sea someramente, las cualidades que el Apóstol Pablo les adjudica al amor.
El amor es paciente. La palabra paciencia que utiliza San Pablo en el griego común antiguo no se refiere a la actitud que asumimos frente a las cosas que nos suceden, sino a nuestra relación con las personas que amamos y que nos aman. El amor es capaz de entender las diferencias individuales y de aceptar al ser amado, tanto con sus virtudes como con sus defectos. En algún lugar leímos este pensamiento: “La paciencia es la virtud más calumniada, quizás porque es la más difícil de poner en práctica”; pero el amor es fuerte, lo suficiente para saltar las vallas de lo imposible.
El amor “es bondadoso”. San Jerónimo hablaba de “la benignidad del amor”. Y Orígenes se refería a su “nobleza” La persona que ama no ofende ni asume actitudes violentas ni abusivas. Siempre me han fascinado estos versos de Santa Teresa de Jesús:
“Si en medio de las adversidades
persevera el corazón
con serenidad, con gozo
y con paz, eso es amor”.
El amor no tiene envidia. Etimológicamente, envidia significa “mirar con codicia o con malicia”.. El verdadero amor se alegra con los méritos y los logros de la persona amada, jamás los resiente. Un envidioso jamás soporta el mérito ajeno, pero un corazón amoroso lo ensalza. Muy simpática la frase de un ingenioso esposo dirigiéndose a su esposa: “Los dos somos envidiosos: yo envidio tu belleza y tú mi inteligencia”.
El amor no es “jactancioso”. Los actos del verdadero amor, por grandes que sean, no necesitan ser anunciados. Ya lo dijo Santo Tomás de Aquino: “amar a alguien es darlo todo sin jactarse”. Tampoco el amor es “arrogante”. Nadie que ame a otra persona actúa con arrogancia ante ella. Recordemos el dicho de Jesús: “el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”. Hablar sin ofenderse, sin faltarse el respeto, sin imponer condiciones altaneras y mantener la armonía sin necesidad de estar de acuerdo en todo, esta es la sustancia del verdadero amor. No recordamos quien lo dijo, pero ciertamente “una buena relación de amor es como el bautismo, por la prontitud con que borra toda mancha anterior”.
Otra de las características del amor, según San Pablo, es que no puede ser “indecoroso”. En el verdadero amor no cabe la promiscuidad ni la pornografía. La pureza es una de las cualidades que mejor define al amor. Hoy día el llamado falsamente arte y la mayoría de los medios difusores hacen creer a la juventud que el amor es el placer desbordado, improvisado, ocasional y pervertido. El amor que no es puro es ficticio.
“El amor nunca deja de ser” sentencia San Pablo, quien nos afirma en su carta a los Corintios que podrán disolverse la tierra y los cielos y las cosas que tenemos y hasta las que pretendemos ser, desaparecerán, pero el amor es el sentimiento eterno y permanente. La mejor definición de Dios que existe -si es que a Dios puede definirse-, nos la da el Apóstol San Juan en estas breves palabras: “Dios es amor”. y si es, además, eterno, eternos son sus atributos. Recuerdo la tarde en que acudí al funeral de un anciano de 82 años. Su viuda me preguntó, casi en secreto, “¿Usted cree que él me seguirá amando desde el cielo?” Mi respuesta fue inmediata: “Claro que sí: el amor nunca se acaba, es eterno”. La afligida dama esbozó una sonrisa y musitó una sola palabra: “¡Gracias!”.
San Pablo, en su extraordinario “himno al amor” nos ha legado un manual para la vida diaria. Habría menos violencia y odio, más matrimonios felices, más relaciones iluminadas de armonía y hogares más estables, si sencillamente todos decidiéramos amarnos con paciencia y benignidad, sin arrogancias ni inmoralidades, con respeto, altruismo y limpieza.
He leído unos tiernos versos de Adelaide P. Love que me atrevo a traducir libremente para concluir este modesto trabajo acerca del amor:
“Le pregunté al río, ¿qué es el amor?,
y me respondió “el mar’.
Les hice la pregunta a los árboles.
“El viento”, me contestaron.
Le pregunté a una montaña,
y exclamó: “¡Las estrellas!”.
A un campo sembrado le pregunté
Y rápido contestó, “la lluvia”.
La costa me contestó que la marea es el amor.
Cuando le pregunté a mi alma ésta respondió:
“El amor es la llave iluminada que abre
el dorado templo de mi inmortalidad”.

Fuente: LOGOI

martes, 14 de febrero de 2012

¿PARA QUE SIRVEN LOS TEOLOGOS?

Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina*

Esta pregunta no solo se la hecho el teólogo profesional o raso, también se la han hecho los profesionales de otras ciencias. Algunos con interés por conocer esta disciplina; otros en cambio, en son de burlas… pues, es mas fácil encontrar una definición clara e interesante en otras ciencias; por ejemplo, es más interesante saber para que sirven los filósofos, los antropólogos, los sociólogos, los docentes, los abogados, los médicos, los historiadores, etc. Pero, para qué sirven los teólogos, las teólogas, si sabemos que para enseñar alguna área de la divinidad no se necesita dedicar años de estudios, no seria mejor estudiar filosofía y por allí buscar una línea fenomenológica o estudio de las creencias cristianas, creen algunos profesionales de las ciencias prácticas.
Es cierto que no es fácil llegar a un consenso claro de los profesionales de esta ciencia eclesiástica, esa va a hacer nuestra línea de abordaje en este artículo, es llegar a una respuesta clara y convincente ¿para que sirven los teólogos, las teólogas? Pero, antes de llegar a una respuesta con respecto a esta disciplina, comienzo por mi otra profesión de ser filósofo y docente universitario ¿para que servimos los filósofos? Como filósofo creo que servimos para hacer pensar, reflexionar y actuar sobre los problemas que le atañen al género humano. Estamos aquí para ayudar a encontrar soluciones a los problemas existenciales del ser humano, a darle sentido a la existencia, a liberarnos de los dogmas que imprime la moral ortodoxa de las denominaciones cristianas ambiguas (puritanas como bautistas renovadas, wesleyanas, pentecostales, neopentecostales, entre otras) , y a valorar los valores, principios y normas enseñado por la ortodoxia adaptándolo a nuestra época.
Sin caer en el relativismo de las cosas, etc. Pues prima el principio universal sobre el principio particular, por ejemplo: antes de emprender un cambio a la doctrina del matrimonio instituido por la doctrina cristiana, en la historia de la iglesia cristiana, sustentado por un principio sagrado como es la Biblia, como base de enseñanza, norma y fe de conducta. Por satisfacer deseos individuales como pregona las minorías de las comunidades gay. Antes de violar y herir a ambas mayoría vs minorías, debemos pensar, reflexionar y actuar de acuerdo a principios universales como es y ha sido enseñando en toda la existencia del pensamiento cristiano. Y no tratar de dejarnos seducir por ideologías posmodernas instaurada por la teoría de género….
Este seria un ejemplo de lo que para mi es el accionar de un filósofo cristiano, porque soy cristiano. Ahora bien, antes de explicar para que sirven los teólogos, las teólogas, quiero hacer una mirada retrospectiva del quehacer de los teólogos. En el siglo XVIII, en esta época había un dualismo entre la iglesia docente y la iglesia enseñada, se buscaba en quien recaía el poder y el saber, que debían hacer los feligreses, pues había un condicionamiento “solo en el cuerpo pastoral residía el derecho y la autoridad necesaria para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. La multitud no tiene más derecho que el dejarse conducir y como dócil rebaño, seguir a sus pastores.” (1)
Según el concepto anterior, que todavía persiste en algunos colegas, que ser teólogo es un experto calificado para ayudar a sostener la verdadera doctrina aprendida y enseñada por la tradición de x denominación, sin cuestionar los pros y contra, así deberá ser enseñado a los feligreses. Pues ellos han sido comisionado para anunciar y enseñar la verdadera doctrina aprendida en la historia de su denominación; por lo tanto ningún feligrés podrá cuestionar al experto, se creen dueño absoluto de la verdad, pues justifican su aparato ideológico con posturas impuesta bajo el sometimiento de que son los “elegidos” por Dios para conservar y preservar la doctrina, la pregunta que surge es ¿cuál doctrina? ¿Acaso la academia teológica le da el derecho a someter al pueblo, o es que el pueblo creyente no hace teología, cuando leen, meditan y reflexionan en la palabra?
Ahora bien, el saber teológico visto de esta forma, hace que el experto termine siendo dueño del conocimiento, como acontece hoy en día en los grupos renovados bautistas, que hacen de su figura pastoral una cúpula privilegiada, que contiene “el poder” de Dios en sus manos, pues ellos terminan siendo los showman del culto cristiano, que solo el “apóstol”, el pastor tiene la autoridad de sanar, liberar y profetizar al pueblo creyente, que pasó con el sacerdocio universal, que pasó que todo creyente es justificado por la fe. ¿Qué evangelio han aprendido estos estúpidos que engañan al rebaño del Señor? Lo triste es que el creyente se ha olvidado el principio de leer la Palabra de Dios como fuente de aprendizaje, no dejar que el poder de aquellos que se hacen llamar “apóstoles” se conviertan en un instrumento para someter a las mentes a sus estupideces. El impacto de estas estupideces se compensa con la debilidad de la penetración de esa falsa ideología y que afecta o cambia el verdadero sentido de la fe; ésta por desgracia pierde su horizonte en Jesús y termina esclava en la autoridad del apóstol o pastor iluminado. El motivo original de la fe ya no es la comunión con Dios y Su Palabra, sino en la obediencia a siega a la ideología impuesta por su pastor o apóstol.
Por lo anterior, el teólogo apóstol o renovado (si se puede llamar teólogo, creo que no saben que es ser teólogo) se convierte en un guardián y controlador de una caja de recetario o caja de herramienta. De esta manera, ellos se convierten en los dueños de todo el imperio de la iglesia, pues tratan de sostener el orden establecido que hacen que todos participen en encuentros, retiros y cursos para diferenciar lo profano de lo sagrado: no amar las cosas del mundo, sino pensar en las cosas espirituales, mientras dejan sus riquezas y demás al servicio del experto: apóstol o pastor. En fin este concepto no aclara para que sirve el teólogo, si nos quedamos con estas acciones creemos que ser teólogo es enseñar estupideces, es un ser que trata de imponer una ideología al servicio de sus intereses y de su señor: el dios mamón.
Pasamos ahora aquellos que creen que ser teólogo es renovar la iglesia. Con esta idea estúpida la iglesia bautista en Argentina, como otras iglesias de América latina han visto como se ha ido perdiendo la identidad, los principios y la doctrina de la teología bautista, es normal hoy ver a pastores bautistas autodenominándose pentecostales, pues si fueran pentecostales serían un poquito más coherente con sus acciones, pues al observar el show que ofrecen cada domingo, se convierten en domingueros, que entretienen a una feligresía analfabeta, que han perdido el norte de ser fieles a Dios y a Su Palabra: de no ser idólatras ni seguir otro evangelio, el cual han aprendido de los verdaderos hombres y mujeres de la fe, que encontramos en Hebreos 11, en los verdaderos apóstoles, profetas y la historia cristiana hasta ayer… creo como bautista me siento indignado por escuchar tantas estupideces en los pulpitos (me refiero en el caso argentino del clero bautista renovado y las iglesias renovadas), donde se profana la Palabra de Dios y lo triste que el analfabetismo bíblico teológico de los feligreses ayudan a sostener estas estupideces.
Ellos creen que ser teólogos es renovar toda la iglesia, sus funciones se extienden a otro campo. Sin duda conservan su función de expertos calificados, pues han sido formados de seminarios, que también han sido cambiado para perpetuar estas estupideces, lo que ha acontecido en uno de nuestros seminarios latinoamericanos, que en el pasado, se reconocía por su ortodoxia, docentes prolijos, serios en sus discursos, que eran invitados en otros países, muchos lideres y pastores de América latina venían a estudiar a ese seminario, yo era uno de esos que tenia un deseo de ingresar a esa institución teológica. Cuando llegué a la Argentina a estudiar en otra Universidad, paralelamente quise aprovechar el momento de seguir formándome en esa institución, pero fue una perdida de tiempo y de dinero, pues lo que era el seminario del pasado no quedó ni la sombra, la ola renovada había vaciado de todo, los grandes “pensadores” no quedó nada, lo académico fue reemplazado por la espiritualidad a siega.
Hoy es triste ver que de la historia solo queda el edificio, que al recorrer sus pasillos, no queda nada de la memoria histórica… Sin duda conservan su función de institución de renombre, se creen los dueños del poder del saber “renovados”, “iluminados” en su discernimiento de las verdades de la fe, en la lectura, la enseñanza y la interpretación de las fuentes de la que dimanan en su formulación tanto formativa como especulativa, en su aplicación moral y pastoral. Todo esto recae en sus estudiantes, docentes y se revierte en las iglesias. Esto hace que el aparato ideológico estúpido se mantenga en toda la estructura de la renovación eclesial.
Para evitar que estas ideologías sigan generando mas locura al pueblo creyente, debemos pensar en la teología bautista cristiana, es bueno que demos a la teología nuestra toda su densidad no solo a vivir la espiritualidad, sino también a la participación del conocimiento racional que Dios tiene de si mismo y que nos comunica por su hijo hecho carne y por la presencia del Espíritu Santo. Es triste que estos estúpidos “teólogos renovados” nos hagan creer a los no renovados que estamos equivocados y que no tenemos vida, porque no saltamos como locos, atando y desatando demonios cada domingo y en cada acto litúrgico, lo que no saben ellos, es que su accionar y forma de hacer teología cada vez más la empobrecen, como aconteció con la escolástica que había encajonado la teología en una enseñanza académica, sin penetración sensible de la Palabra de Dios oída y vitalizada. (2)
Hoy es lo contrario, hacen creer en los creyentes que no vale la pena hacer uso de la razón ni de la preparación intelectual. Hoy se enseñan desde los pulpitos que se puede hacer teología sin tener que usar la razón, solo desde la experiencia, pues estas personas que enseñan estas cosas se olvidan que los extremos son dañinos, dejan de lado las reglas de análisis y de la deducción para caer en una especulación… hacer teología sin hacer uso de las herramientas que Dios ha dejado en el ser humano es caer en la línea de la locura.
Si dejamos que todo sea vivido por la experiencia sin hacer uso de las herramientas que sirven para regular nuestras experiencias… es caer en la línea de la locura, por eso es necesario que el teólogo en su inteligencia misma, y no en un fervor sobreañadido, se mantenga en comunión con Dios y con el pueblo, solo así podrá mantenerse firme y fiel en lo que ha aprendido en los claustros de teología. Ha sido llamado y capacitado para ser un facilitador del mensaje de Cristo al pueblo, su compromiso le compete no solo para actuar, sino también luz para comprender los designios de los tiempos: en los últimos días vendrán falsos profetas, evangelistas y engañadores que tratarán de desviar al pueblo de Dios a creer en fabulas y falsas filosofías para engañar aun a los escogidos. Por eso, el teólogo deberá ser fiel al que lo llamó y al evangelio en que fue instruido, pues es la fuente inmediata de la verdad teológica.
Finalmente, el teólogo tiene como misión discernir lo que esta haciendo daño a la grey de Dios. Su trabajo en sus múltiples tareas esta constituido por un discernimiento original, al servicio de la iglesia, de los hermanos los cuales viven su fe individualmente y colectivamente, es analizada en el contexto donde viven. El teólogo tiene como incumbencia detectar las rectitudes mentales, doctrinales, morales y místicas de las obras evangélicas, diferenciar entre ortopraxis y ortodoxia (3). Su lugar de intervención y de construcción es la vida de la iglesia comprometida en el mundo, siguiendo el ejemplo de Jesús, estar al lado de los pobres, de los marginados por la sociedad, construyendo un mundo posible donde todos podamos vivir (….).

*Luís Eduardo Cantero, es Teólogo y Filósofo, pastor, docente universitario. Actualmente es Doctorando en el Departamento de Historia de la Iglesia del Instituto Universitario ISEDET, Bs. As. Argentina. www.luiseduardocantero.visitame.es

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Referencias bibliográficas:
(1) ENCICLICA VEHEMENTER, 1906, citado por Evangelista Vilanova, Para comprender la teología, Estela (Navarra): Verbo Divino, 1995, p. 12
(2) Vilanova, p. 14.
(3) Ibíd., p. 16.