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domingo, 31 de mayo de 2015

LA PREDICACIÓN Y EL REINO DE DIOS: FUNDAMENTO TEOLÓGICO (I)



Por. Juan Stam, Costa Rica
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios... Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen... Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana... Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse, más bien, estando entre ustedes, no saber de alguna cosa, excepto de Jesucristo y de éste crucificado (1 Cor 1:18-2:2). La predicación, en su sentido bíblico y teológico, es mucho más que sólo la entrega semanal de una homilía religiosa, con todo respeto por la importancia del sermón. Es más que una conferencia teológica o una charla sicológica o social. Es aún más que un estudio bíblico, elemento esencial de toda la vida cristiana. Entonces, ¿En qué consiste la esencia y el sentido de la predicación?
El griego del NT emplea básicamente tres términos para la predicación. El más común es kêrussô (proclamar), y su forma substantivada, kêrugma, ambos derivados de kêrux (heraldo; cf. 1 Tm 2:7; 2 Tm 1:11; 2 P 2:5). En el vocabulario teológico moderno se ha creado también el adjetivo "kerigmático", lo que tiene que ver con la proclamación del kêrugma. Otros conjuntos semánticos son euaggelizô (anunciar buenas nuevas), junto con euaggelion (evangelio) y euaggelistês (evangelista) y kataggellô (anunciar) también de la raíz aggelô (llevar una noticia; Jn 20:18) y aggelos (ángel, mensajero). En todos esos vocablos se destaca el sentido de proclamar una noticia o entregar un mensaje. La predicación no consiste esencialmente en comunicar nuevas ideas sino en narrar de nuevo una historia, la de la gracia de Dios en nuestra salvación, y esperar que por esa historia Dios vuelva a hablar y a actuar.
LA PREDICACIÓN Y EL REINO DE DIOS
Al estudiar los aspectos y dimensiones de esta tarea kerigmática, nada mejor que comenzar donde comienza el NT. Juan el Bautista vino predicando en el desierto, "Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca" (Mt 3:1), y Jesús llegó con el idéntico mensaje, según Mt 4:17 (cf. Mr 1.14-15). Jesús comisionó a los doce a proclamar el mismo mensaje (Mt 10:7; Lc 9:2). Más adelante el primer evangelista, escribiendo para los judíos, describe el ministerio de Jesús con las palabras, "Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando (didaskôn) en las sinagogas, anunciando (kêrussôn) el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad" (Mt 9:35; Lc 8:1; cf. 4:43). Según Lucas, el Cristo Resucitado también enseñó a los discípulos durante cuarenta días "acerca del reino de Dios" (Hch 1:3) y de la misión de proclamar ese reino hasta lo último de la tierra, hasta su venida (1:1-11). El tema central de los tres primeros evangelios es la llegada del reino de Dios, que con seguridad refleja el mensaje original de Jesús. Muy relacionado con el tema del reino, Jesús proclamó también la libertad y la igualdad del Jubileo (Lc 4:18-19; cf. 7:22).
Aunque el tema del reino es menos presente en Pablo y en el cuatro evangelio, por las nuevas circunstancias culturales y políticas de su misión, sigue siendo muy importante (cf. Jn 3:3,5; 18:36). La labor misionera de Pablo se describe como "andar predicando el reino de Dios" (Hch 20:25), y en la fase final de su misión, ya como preso en Roma, Pablo "predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo" (Hch 28:31). Es más, Jesús mismo, en su sermón profético, anuncia que "este evangelio del reino se predicará en todo el mundo" hasta el fin de la historia (Mt 24:14). La expectativa del reino mesiánico pertenecía hacía siglos a la tradición judía; lo novedoso del evangelio del reino consistía en anunciar su inmediata cercanía (Mt 3:1; 4:17). Para Jesús, el reino no sólo está cerca sino que, en su persona, el reino se ha hecho presente (Mt 12:28; Lc 4:21; 11:20). Los apóstoles también proclamaban que los tiempos del reino habían llegado (Hch 2:16; 1 Cor 10:11; 1 Jn 2:18).
Por eso, predicar es "decir la hora" para anunciar que el reino de Dios ha llegado ya. La predicación es la proclamación de este hecho para interpretar bajo esta nueva luz el pasado, el presente y el futuro. "La predicación pone siempre en presencia de un hecho que plantea una cuestión" (Léon Dufour 1973:711). Esta nueva realidad exige una respuesta específica: arrepentimiento, fe y la búsqueda del reino de Dios y su justicia (Mat 6:33), o en una palabra, la conversión. En conclusión: la proclamación del reino es parte central de la predicación, y también, la predicación es parte esencial de la dinámica del reino y un agente importante de su realización. Como señala González Nuñez, "La palabra de Dios es poder activo en la historia. Pero, además, ejerce en el mundo actividad creadora, empujando todas las cosas hacia su respectiva plenitud. Visto al trasluz de la palabra, el mundo se hace transparente... Creadora en el mundo, salvadora en la historia, la palabra de Dios es una especie de sustento, necesario para que la vida lo sea plenamente " (Floristán 1983:678). La palabra creativa de la predicación va acompañando la marcha del reino de Dios.

Fuente: Protestantedigital, 2015.

viernes, 29 de mayo de 2015

‘PROFECÍA’ Y ‘CUMPLIMIENTO’, SIGNIFICADO BÍBLICO



Por. Juan Stam, Costa Rica
Es posible usar términos bíblicos, pero con sentido pagano. Eso pasa, por ejemplo, con los términos "alma" y "espíritu", que se suelen interpretar platónicamente en vez de bíblicamente. Ocurre también con el malentendido de "profecía" y "cumplimiento" entre casi todos, incluso los evangélicos. En nuestro tiempo, con una abundancia nunca igualada de profetas y seudo-profetas, es urgente aclarar bien el sentido de estos dos términos. No es fácil, ni mucho menos automático, poder entender los términos bíblicos en el mismo sentido que sus autores. Con la palabra "iglesia", por ejemplo, nadie de tiempos bíblicos hubiera pensado en un edificio, ni en una organización ("Iglesia Bautista" o "Iglesia Metodísta") sino mayormente en la asamblea como reunión, el acto de reunirse. Es obvio que con las palabras "misionero" (extranjero) y "misión" ("La Misión Latinoamericana") pasa lo mismo. Este desafío tampoco se cumple con superficiales referencias a los idiomas originales ("En griego esta palabra significa..."). La tarea, más bien, es entrar en el mundo de los autores bíblicos y comenzar a pensar junto con ellos, como ellos pensaban, lo más que nos sea posible. Ese esfuerzo nos puede traer grandes sorpresas. Tal es el caso con los términos "profecía" y "cumplimiento". Veamos...
LA PROFECÍA
Si pregunto a cualquier grupo de personas hoy, "¿qué entienden ustedes por profecía?", me darán la misma respuesta: profetizar es predecir sucesos futuros. De hecho, eso ocurría entre los profetas bíblicos. Dios conoce el futuro y puede revelarlo cuando él quiera. Pero entender eso como el significado y la esencia del don profético, es más bien el concepto pagano de la profecía, como la practicaban los famosos oráculos griegos, o Nostradamus, el horóscopo y muchos adivinos hoy. Generalmente resulta ser adivinación, que la Biblia condena, y no verdadera profecía. Para entender bien la profecía, debemos comenzar con el testimonio bíblico. Abraham es la primera persona que la Biblia llama "profeta" (Gén 20:7), no por predecir el futuro (cosa que nunca hizo) sino porque podría interceder por Abimelec. El fundador del profetismo, y prototipo para todo profeta después, hasta hoy, es Moisés (Deut 18:15), pero él tampoco se dedicó a vaticinar el futuro. Moisés fue profeta porque trajo al pueblo la Palabra de Dios, con todas sus implicaciones y exigencias éticas. Aun el texto donde Moisés se llama profeta, y que siglos después se entendía como profecía predictiva del Mesías, en su contexto original es una amonestación contra la abominación de la adivinación (Deut 18:9-15).
Los grandes profetas hebreos tampoco fueron profetas porque vaticinaban sucesos futuro, sino porque exigían al pueblo una obediencia radical a la voluntad de Dios. Su función era denunciar el pecado y la injusticia, llamar al arrepentimiento, y anunciar la voluntad de Dios. En su brillante libro, "La lectura eficaz de la Biblia" (Editorial Vida, 1985), Gordon Fee y Douglas Stuart han confirmado este hecho demostrando que de los escritos proféticos del Antiguo Testamento, no más de cinco por ciento tiene que ver con cosas futuras, aunque sean a pocos años (caída de Samaria, de Asiria, de Babilonia, etc). Además, apenas dos por ciento es mesiánico (o sea, llega hasta Cristo) y menos de un por ciento puede considerarse aun futuro para nosotros hoy. Y es justo mencionar que Fee y Stuart son evangélicos bíblicos, sin la menor intención de negar lo predictivo.
Si sólo cinco por ciento de los escritos proféticos trataba del futuro, ¿de qué se trataba el otro 95 por ciento? Para saber, sólo hay que leerlos. Se trataba del pecado y la injusticia social, económica y político. Se trataba de la discriminación contra el pobre, el forastero, la viuda y el huérfano. Se trataba de la hipocresía y la idolatría del sistema en que vivía Israel. De hecho, la pequeña parte que es predictivo también llama a sus oyentes a arrepentirse y hacer la voluntad de Dios. El futuro les interesa a los profetas sólo en función del presente. El profeta no lo es porque vaticina el futuro, ni deja de serlo si no vaticina nada. Amós no profetizó nada del futuro remoto, más allá de la destrucción de Samaria por su corrupción e incumplimiento del pacto. Amós pronunció una palabra tronadora contra Israel, Judá y las naciones circunvecinas (Amós 1:3-2:6). Los profetas no siempre vaticinaban el futuro, porque eso no era su tarea esencial, pero ningún profeta nunca se calló la voz ante la injusticia. ¡Eso es ser profeta!
EL CUMPLIMIENTO
Entre un idioma y otro, los términos nunca son totalmente idénticos, sino sólo son más o menos parecidas. Las palabras en cualquier lengua tienen muchos significados interrelacionados que pocas veces se separan entre sí. Por ejemplo, "cumplir" en castellano significa muchas cosas distintas: cumplir la ley, cumplir con una promesa, cumplir años (o una sentencia en la cárcel), pero en español "cumplir" no puede significar "llenar" (un vaso de agua por ejemplo), que es el sentido básico de sus equivalentes en hebreo (MaLaA) y griego (plêroô). El inglés "fulfill" es un poco más parecido pero también muy diferente. Tanto en hebreo como en griego, el significado básico para la idea de cumplimiento es "llenar" o "rellenar". Según el concepto pagano, y también la opinión común de nuestro tiempo, una profecía es el anuncio de un suceso futuro, en forma clara y con detalles de tal forma que se podrá reconocer su realización cuando ocurra, lo que sería su cumplimiento. Por ejemplo, si vaticino que habrá un terremoto en Nueva York el 15 de mayo a la medianoche, y efectivamente ocurre dicho terremoto precisamente a la medianoche, la profecía "se cumplió". Si hay terremoto pero en otra hora u otro día, la profecía no se cumplió o se quedaría en duda.
Aunque varios autores del Nuevo Testamento hablan del "cumplimiento" de profecías, en un sentido parecido a este concepto tradicional, un análisis más a fondo muestra que lo entendían de otra manera. Podemos demostrar esto con un análisis del evangelio según San Mateo y del libro de Apocalipsis. El autor del Nuevo Testamento que más apela a "profecías cumplidas" es San Mateo, en su evangelización especialmente de los judíos. Unas dieciséis veces Mateo afirma que alguna profecía se había cumplido en Jesús (1:22; 2:5; 2:15; 2:17; 2:23; 3:3: 4:14; 8:17; 12:17; 13:14; 13:35: 15:7; 21:4; 24:15; 26:56: 27:9). Sin embargo, cuando analizamos cada uno de esos versículos, surgen problemas muy serios. La gran mayoría de las profecías citadas por Mateo no tiene nada de carácter predictivo en su texto hebreo (Os 11:1; Jer 31:15; Isa 40:3; 53:4; 6:9; Sal 78:3; Isa 29:13; Zac 11:12-13). Si el texto original no tiene carácter predictivo, no puede ser una "predicción" para "cumplirse" en el sentido tradicional (no-bíblico). Un ejemplo claro es Jeremías 31:15 que, al describir la marcha de los israelitas hacia el exilio, afirma en forma poética que Raquel lamentó por ellos con llanto y lloro amarga. Curiosamente, el libro de Génesis no dice que Raquel lloró antes de morir cuando dio a luz a Benjamín. Pero ni Génesis ni en Jeremías da el menor sentido futuro o mesiánico a la frase. De igual forma, Oseas 11:1 simplemente afirma el hecho bien conocido, que Dios sacó a su pueblo de Egipto, pero no sugiere la menor proyección al futuro para que valiera como predicción.
Mateo 2:23 alude a una profecía que Jesús "habría de ser llamado nazareno", lo que "se cumplió" con el regreso de la sagrada familia de Egipto para establecerse en la ciudad de Nazaret. Pero nadie ha podido encontrar en el Antiguo Testamento tal predicción del lugar de residencia del Mesías, y los esfuerzos por explicar lo que Mateo quería decir con esta frase, quedan lejos de ser una predicción de esa índole. Aún en las alusiones en Mateo que más parecen ser predicciones (1:22; 2:5; 12:17; 21:4), Mateo cambia el texto original y lo interprete a espaldas del contexto histórico, cosa que no se permite cuando se trata de predicciones. En fin, ninguna de los 16 pasajes en Mateo puede considerarse una "predicción cumplida" en el sentido tradicional. Dadas estas evidencias, sería fuerte la tentación de concluir que San Mateo estaba seriamente equivocado, pero esa conclusión sería más bien una equivocación seria. Más bien, los equivocados somos nosotros cuando imponemos sobre este evangelio conceptos de "profecía" y "cumplimiento" ajenos a su autor. Para Mateo, como para los demás autores bíblicos, la "predicción del futuro" era una parte mínima de la profecía, que consistía más bien en una Palabra de Dios para el presente (aun cuando hable del futuro).
Y fiel al sentido de los verbos ""MaLaA" del hebreo y "plêroô" del griego, entendían el "cumplimiento" como el llenar una vieja Palabra de Dios con nuevo significado, para nuevas circunstancias. Entendido así, las "profecías cumplidas" (re-llenadas) de Mateo tienen un sentido convincente. Los hebreos lo llamaban "midrash" o "pesher"; hoy lo llamamos "relectura". Al analizar más al fondo el libro más profético (en el sentido bíblico) del Nuevo Testamento, el Apocalipsis, se hace evidente que este autor tampoco pensaba en el esquema tradicional de predicción y cumplimiento. Aunque Juan alude constantemente a los profetas hebreos, en ningún momento afirma que las visiones suyas revelan algún "cumplimiento" de ellas entendidas como si fueran predicciones. Es más, cuando Juan menciona detalles de los escritos proféticos, se acostumbra cambiar el texto original. El cabello blanco del Anciano de Días ahora aparece sobre el Hijo del hombre (1:14); las cuatro bestias del mar de Daniel 7, en Apocalipsis 13 se fusionan en una bestia con las características de las cuatro; la promesa de Isaías 60:14, que los gentiles vendrían a postrarse ante los judíos, se cambia a lo opuesto en Apocalipsis 3:9, donde los judíos vendrían a arrodillarse ante los cristianos de Filadelfia. De hecho, una de las claves para entender el Apocalipsis son los cambios que él hace con las profecías anteriores.
Queda claro que en el Apocalipsis Juan no está pensando en el esquema tradicional (pagano y moderno) de predicciones cumplidas, y también que no escribió su libro con el propósito de vaticinar cosas futuras en sí y para sí, sino para dar una llamada profética a la obediencia a la voluntad de Dios. Por eso 1:3 promete bendición específicamente a los que guarden su profecía. La hermenéutica contemporánea nos ha enseñado a ver el mensaje bíblico a partir de los hilos temáticos de la historia de la salvación, como paradigmas que se conjugan de nuevo con cada situación histórica (Mígúez Bonino, "La fe en busca de eficacia"; Schökel, "Hermenéutica de la Palabra"). En un sentido similar, se llama "hermenéutica tipológica", donde "tipos" corresponden a los paradigmas ya mencionados (Daniélou, van Rad, Zimmerli). Desde esa perspectiva, las "profecías cumplidas" de Mateo tienen sentido y todo el Nuevo Testamento se entiende mejor. "Profecía" es mucho más que predicción, y aun la profecía predictiva no consiste básicamente en predicciones de sucesos futuros sino en paradigmas tipológicas por los que Dios nos llama a la fidelidad.

Fuente: Protestante digital, 2015.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Se cierra el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos "ISEDET"



Buenos Aires / Argentina – Luego de atravesar una crisis institucional jamás vista en su historia, las Iglesias que conforman el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (ISEDET) de Buenos Aires, Argentina; tomaron la dramática decisión de cerrar la institución, para así dar paso a un debate sobre el futuro de la formación teológica en el contexto del Río de la Plata. La decisión fue tomada en la Asamblea General Extraordinaria del sábado 23 de mayo en la sede de ISEDET, en el Barrio de Flores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Con una historia de más de 131 años, el ISEDET se constituyó como uno de los espacios de formación teológica de los países hispanohablantes. Sin embargo, en éste último tiempo ha entrado en crisis, en coincidencia con la situación que también atraviesa la educación teológica ecuménica a nivel global y los espacios denominacionales de formación de las grandes iglesias nacionales. Por otro lado su situación económica insostenible y otros aspectos a nivel organizacional, terminaron acelerando su estado de deterioro institucional. Esta situación se agravó los últimos años, luego de la pérdida de apoyo económico de organismos e iglesias extranjeras. Por esa razón y ante la propuesta de disolución presentada por la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, las nueve Iglesias que conforman ISEDET, optaron unánimemente por su cierre gradual, una decisión que consideraron “consciente”, aunque “sumamente dolorosa”, pero acorde al momento histórico que se está viviendo.
“Hoy ha sido un día raro y triste. Estoy triste y voy a estar triste, porque el cierre de ISEDET es algo que pasa por lo físico, porque al vivir un momento como este, hace que duela el cuerpo”, indicó el Rev. Gustav Gómez, ex alumno de ISEDET, pastor presidente de la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) y delegado de su iglesia a la Asamblea. “De todos modos tenemos que seguir para adelante, porque era una situación que estaba siendo difícil de manejar y era insostenible. Más allá de la sensación de fracaso y de retroceso que nos embarga, lo que estuvimos ahí sabemos que era lo único que se podía hacer”, añadió
Durante la Asamblea que decretó el cierre de la centenaria institución, se dejó expresada la intención de continuar apostando a la formación teológica desde una perspectiva ecuménica y por otro lado se habló sobre el futuro de la Biblioteca. Recordemos que ISEDET posee el mayor archivo teológico del mundo Evangélico Hispanohablante de América Latina. Sobre este tema el Rev. Gómez precisó: “La Biblioteca de ISEDET se va a preservar y garantizar, en principio porque es una de nuestras grandes riquezas”. Sobre el modo de instrumentarlo agregó: “todavía no sabemos bien cómo hacerlo, pero básicamente hay dos ideas: la primera es transformarla en una Fundación y la segunda asociarnos con alguna institución educativa y que esto nos permita trabajar de manera conjunta”. La biblioteca de ISEDET es especializada en Teología, Ciencias Bíblicas, Ciencias de la Religión, Humanidades, y Ciencias en Correlación con la Teología, constituyéndose en una unidad de información de nivel universitario de primer nivel.
Si bien por ahora lo único que se sabe es que ISEDET cierra, sin que haya todavía alguna propuesta de continuidad a corto plazo, se supo que las iglesias no quieren descuidar la formación de los actuales estudiantes. En ese sentido está previsto garantizar la finalización de los estudios de quienes actualmente se encuentren cursando en la institución. Sin embargo hay todavía mucha incertidumbre sobre el futuro. Más allá del dolor y el desagradable momento del final de este ciclo de 131 años, las iglesias protestantes del Río de la Plata se encuentran frente a la oportunidad de re pensar su realidad, así como la formación de sus pastores y pastoras en el contexto de sus países. El día miércoles 27 de mayo los Pastores Presidentes, Obispos y Moderadores de las nueve Iglesias que conformaban ISEDET, tendrán una reunión en la que van a elaborar una explicación detallada, para explicar a la sociedad el proceso que se llevó a cabo, así como los pasos a seguir.

domingo, 24 de mayo de 2015

¡¡El Pentecostés tiene fecha!!

Por Juan Stam, Costa Rica
Las iglesias evangélicas observan infaliblemente dos celebraciones especiales cada año: la Navidad y Semana Santa. Pero hay dos sucesos más, también sumamente importantes, con fecha del mes y del día, que nunca se celebran. Son el domingo de Ascensión y el domingo de Pentecostés. ¿Cuántos de nosotros nos dimos cuenta el pasado 11 de mayo que se cumplían los cincuenta días después de la Pascua? Es tal nuestro olvido de las bases históricas de nuestra fe, que ni las iglesias pentecostales acostumbran celebrar el día de Pentecostés. Hermanos y hermanas, ¡recordemos que el pentecostés es una fecha y no sólo ciertas experiencias especiales!
Eso levanta una pregunta importante para hoy: ¿Qué significa, bíblicamente, ser pentecostal? Para responder a esa pregunta, tenemos que volver al día de Pentecostés, en que Cristo fundó la iglesia en el Espíritu y marcó su carácter para siempre. Es obvio, entonces, que ser pentecostal es vivir de acuerdo con el modelo que nos da el capítulo dos de los Hechos.
El Pentecostés, según este capítulo, ocurrió en tres momentos, tres fases, y todos los tres son indispensables para una auténtica pentecostalidad. En primer lugar, experimentaron los poderosos dones del Espíritu Santo (Hch 2:1-13). En segundo lugar, Pedro proclamó el evangelio con un mensaje profundamente bíblico (2:14-41). En tercer lugar, una comunidad transformada practicó el evangelio en todas sus consecuencias (2:42-47). ¡Eso es ser pentecostal, todo eso y nada menos!
Los discípulos tenían por delante una gran tarea de comunicación, y el Espíritu los calificó para ella con el extraordinario don de idiomas extranjeros. El texto hasta identifica la larga lista de pueblos en cuyas lenguas los apóstoles hablaron “las maravillas de Dios” (2:11), y todos oyeron “en su propio dialecto” (2:6, griego), “en nuestra lengua en que hemos nacido” (2:8). Lo interesante es que en seguida Pedro les predicó en una lengua común, probablemente un griego medio machucado porque no era su lengua materna. Pero entendieron muy bien su mal griego, tanto que tres mil personas entregaron sus vidas a Cristo. Entonces, ¿Para qué hacían falta las lenguas? ¿Cuál fue la intención del Espíritu en impartir ese don, si de todas maneras entendían el sermón de Pedro?
Creo que el propósito y el sentido del don de lenguas en el Pentecostés era doble. Primero, el Señor quería decirnos que todos los pueblos tienen el derecho de escuchar el evangelio en su propio “dialecto” en que han nacido, en los tonos auténticos de su propia cultura. En el día de Pentecostés el Espíritu demostró que el evangelio no tiene ningún idioma oficial, ni el latín ni el inglés ni el hebreo ni el griego.
Para nuestros hermanos y hermanas bribrí, el lenguaje del evangelio es el bribrí. Tampoco tiene el evangelio una cultura oficial. El evangelio está llamado a encarnarse en los “acentos” auténticos de cada cultura, como Jesús mismo se encarnó plenamente en la cultura suya.
Creo que San Pedro da otra razón del don de lenguas cuando explica en su sermón lo que había pasado (2:17-18). En esta cita de Joel 2:28-32, debemos observar dos detalles: aquí ni Joel ni Pedro mencionan el don de lenguas como tal, pero todos los dones mencionados son de tipo profético (profetizar, ver visiones, soñar). Además, según Joel y Pedro, los dones se reparten entre todos los creyentes, sin discriminación alguna, ni de edad (hijos, ancianos), ni de sexo (hijos, hijas), ni de clase social (siervos, siervas). En otras palabras, el don de lenguas aquel día significaba que de ahí en adelante, la iglesia entera estaría llamada a ser una comunidad profética en medio de las naciones (2:9-11). En el Antiguo Testamento, sólo unos pocos recibieron el Espíritu y el llamado profético. Ahora, el Espíritu profético, que vino sobre Elías e Isaías y todos aquellos antiguos portadores de su presencia y su poder, ha venido.
Pero no basta sólo la experiencia de los dones del Espíritu para ser pentecostal. El segundo momento, la predicación fiel de la Palabra con exposición bíblica clara y cuidadosa (2:14-41), es esencial a la pentecostalidad, igual que el tercer momento, una nueva comunidad que llega aun hasta compartir todos sus bienes (Hch 2:42-47; 4:31-35).


Fuente: El blog de René Padilla, Fundación Kairos, 2015. 

sábado, 23 de mayo de 2015

Ron Sider en América Latina – 2da parte

Por Samuel Escobar, España*
En el mapa religioso de los Estados Unidos es conocido el notable activismo del sector llamado “evangélico”, especialmente en la evangelización y las misiones hacia otras partes del mundo. Al mismo tiempo este sector ha llegado a ser conocido por su conservadurismo en lo social y político, y cierto patriotismo militante que tiende a equiparar el modo de vida estadounidense con el orden cristiano de la sociedad. Tomando en cuenta ese contexto se aprecia mejor la vocación de Ron Sider y el efecto que ha tenido su obra.
El libro Cristianos ricos en un mundo hambriento tuvo un impacto decisivo porque si bien su contenido era explícitamente evangélico en su fundamento bíblico, era al mismo tiempo agudamente  crítico de la pasividad social que llevaba a un conformismo estéril. La estructura del libro es evidencia de este doble objetivo en su autor. Por un lado sacudir la conciencia de los conformistas mostrando que los evangélicos estadounidenses eran en realidad “cristianos ricos” al lado de la pobreza de amplios sectores de la raza humana. Por otro lado exponer la enseñanza bíblica respecto a estos temas y sugerir caminos de transformación.
La primera parte del libro ofrece información basada en estadísticas irrefutables que muestran que hay mil millones de vecinos hambrientos (cap1) junto a una minoría rica (cap 2). La segunda parte expone de manera didáctica en cuatro capítulos y en un estilo vigoroso la perspectiva bíblica sobre los pobres y las posesiones.  Saca a luz una riqueza de material bíblico que hasta entonces había permanecido ignorado en el ámbito evangélico. Los evangélicos siempre listos a defender la autoridad de la Biblia, habían descuidado por completo la línea de enseñanza sobre riqueza, pobreza, justicia e injusticia; y Sider la expuso con precisión.
Una vez establecida la perspectiva bíblica, en la tercera parte de su libro Sider examina en dos capítulos las causas estructurales de la pobreza y la injusticia social predominante. Ataca así la pasividad conformista que llevaba a ver a los pobres como causantes de su propia pobreza, por no practicar una ética protestante de honestidad y productividad.  El fuerte individualismo de la cultura evangélica había llevado a una total incapacidad para apreciar los efectos del mal en las estructuras sociales y políticas existentes. Este examen de las causas de la pobreza resultaba inquietante y perturbador.
La cuarta y última parte del libro contiene una serie de propuestas  que en tres capítulos sugiere formas de responder a la toma de conciencia que las secciones anteriores proponen. Un capítulo explora lo que el cristiano puede hacer en su conducta personal a fin de adoptar un estilo de vida más cercano al ideal bíblico. Luego las propuestas muestran lo que las iglesias como comunidades locales pueden hacer en el camino de la obediencia. En el capítulo final se exploran caminos abiertos a la acción cívica y política de los cristianos frente a las agencias de sus gobiernos, a las grandes compañías multinacionales y a los organismos internacionales.  De esta manera el libro tiene una intención profética de sacudir la conciencia partiendo de la palabra de Dios y luego una dimensión pedagógica presentando el camino hacia la obediencia.
El profesor de Ética Cristiana Glen Stassen cuenta que asignó la lectura del libro de Sider a varias generaciones de sus alumnos, primero en el Seminario Teológico Bautista del Sur y luego en el Seminario Teológico Fuller(1). Este es sólo un ejemplo entre muchos que explica la circulación masiva que alcanzó el libro desde su aparición inicial en 1977. Hay traducciones de esta obra en alemán, holandés, portugués, coreano y chino.  Como era de esperarse hubo también reacciones críticas desde sectores ultra conservadores del mundo evangélico. Así en 1985 el pastor reformado David Chilton escribió un libro que se presentaba como una refutación a Sider, con un título que refleja su tono y contenido Cristianos productivos en una época de manipuladores de la culpa(2). Chilton era parte del movimiento llamado Reconstruccionismo, un sector extremista del calvinismo estadounidense.
Durante la década de 1970 la toma de conciencia de los evangélicos acerca de su responsabilidad social también había empezado a fermentar en otras partes del mundo. En algunos lugares como América Latina y Asia, fueron los Congresos de Evangelización convocados por la Asociación Billy Graham y otras entidades similares, el ámbito en que se fue articulando una nueva visión. Este proceso culminó en el Congreso de Evangelización de Lausana 1974, en el cual se forjó el Pacto de Lausana cuyo párrafo quinto era una expresión de arrepentimiento por la pasividad e inercia del pasado y un propósito firme de no separar la responsabilidad social del celo por la evangelización típico de los evangélicos.
El llamado movimiento de Lausana que siguió al evento de 1974 atrajo a Ron Sider y lo conectó con lo que estaba pasando en otras partes del mundo. Al igual que en el caso del teólogo John Howard Yoder la contribución de Sider a la teología evangélica, ha sido exponer en su vasta obra escrita la perspectiva anabautista de lo que implica el seguimiento de Cristo hoy en día, con su énfasis en el pacifismo, el estilo de vida sencillo, la importancia de la vida de la comunidad cristiana como corrección al individualismo predominante en la sociedad estadounidense. Sider se ha esforzado en ser consecuente. Ha vivido con estudiada sencillez en un barrio popular de Filadelfia venido a menos
Junto a la actividad docente de Sider, su esfuerzo por crear conciencia en el mundo evangélico  se canalizó especialmente por medio de la organización Evangelicals for Social Action (ESA). La docencia de Sider más allá de las aulas del Seminario en el cual enseñaba fue canalizada por sus cerca de cuarenta libros en los que prosiguió un itinerario que por su carácter contextual refleja también las direcciones por las que se encaminaba la sociedad estadounidense  y en particular el mundo evangélico. Esto se percibe por ejemplo en otro libro de Sider, cuyo título podría traducirse Completamente Pro-Vida(3). En la década de 1980, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Ronald Reagan, decidió incluir la lucha contra el aborto en su agenda política, a fin de atraer el voto de protestantes conservadores y católicos y se bautizó a ésta como una agenda “pro-vida”, es decir en defensa de la vida. Predicadores famosos de la televisión como Jerry Falwell y Pat Robertson hacían referencia a la existencia en su país de una “mayoría moral” a la cual convocaban a votar por una agenda política republicana y conservadora, que se oponía a las reformas sociales y educativas. Sider asumió la postura ética pro-vida en contra del aborto. Sin embargo, sostenía que desde una postura ética que fuese “completamente pro-vida” había que preocuparse tanto por salvar a los fetos no nacidos como por promover mejores programas de salud y educación para los niños que ya habían nacido y crecían en medio de la pobreza y la injusticia social.
En su libro Vaso de agua, pan de vida(4), Sider ofrece diez historias de evangélicos de diferentes partes del mundo que consiguieron impactar sus sociedades con proyectos sociales en lugares tan distintos como India, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Londres, Indonesia y Chicago.  El libro refleja el amplio rango de relaciones y amistades que Sider ha ido forjando con su docencia y la actividad de ESA. Quienes desde el ámbito de la Fraternidad Teológica Latinoamericana habíamos asumido la forja de una misiología integral establecimos relación con entidades similares de Asia y África y así se creó INFEMIT, una asociación mundial de teólogos evangélicos de la misión. Sider participó activamente en este movimiento.
En uno de sus libros más recientes, El escándalo de la conciencia evangélica(5), Sider lamenta el deterioro del estilo de vida y las virtudes de los evangélicos estadounidenses en la ética personal, sexual, y financiera. Estudios sociológicos comparativos muestran que la frecuencia de divorcios, escándalos sexuales y financieros, violencia de género, y práctica del sexo fuera del matrimonio entre los llamados evangélicos ha ido aumentando de manera notable. Al mismo tiempo la contribución financiera regular a sus iglesias y a causas misioneras y sociales ha ido disminuyendo sensiblemente. Sider cita estadísticas de estudios realizados por el conocido estadígrafo George Barna que prueban el grado de deterioro, todo lo cual puede resumirse en una frase de éste mismo autor: “El cristianismo estadounidense ha fracasado desde mediados del siglo veinte, porque estos discípulos modernos de Jesús no actúan como Jesús.”
Dos discípulos de Sider, el filipino Al Tizón y el estadounidense Paul Alexander han editado un libro de homenaje con el título de Seguir a Jesús: itinerarios de discipulado radical (6), al cual hemos contribuído veinte autores entre colegas y discípulos. Varios de estos ensayos mencionan el impacto de la personalidad y el estilo de vida de Sider además de sus ideas y su militancia en varios frentes cívicos y eclesiales. Él continúa con su tarea profética y pedagógica, necesaria hoy más que nunca en su país adoptivo y en todo el mundo.

Notas:
1) Glen Stassen, “Political Methodology Beyond Left and Right”, en Al Tizón y Paul Alexander, editors Following Jesus. Journeys in Radical Discipleship, Regnum Books, Oxford, 2013; pp.135-150.  Este libro es un homenaje a Ron Sider en el cual han colaborado veinticuatro colegas y discípulos suyos.
2) David Chilton, Productive Christians in an Age of Guilt Manipulators, Institute for Christian Economics , Tyler, TX, 1985. Y Asia
3) Completely Pro Life , Inter Varsity Press, Downers Grove, 1987.
4) Ron Sider, Cup of Water, Bread of Life, Zondervan, Grand Rapids, 1994.
5) Ron Sider, The Scandal of Evangelical Conscience,Baker, Grand Rapids, 2005; p. 15.
6) Al Tizón y Paul Alexander, editors, Following Jesus. Journeys in Radical Discipleship, Regnum Books, Oxford, 2013

Fuente: Fundación Kairos, 2015

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