Por. Cervantes-Ortiz, México*
Leyendo la Biblia, leyendo la vida (I)
(Abordajes cotidianos a la literatura sapiencial)
A la memoria de mi madre, Velia Ortiz Cruz (1918-1988), auténtica “mujer virtuosa”
La Biblia, el segundo libro de Dios, fue escrita para ayudarnos a descifrar el mundo, para devolvernos la mirada de la fe y de la contemplación, y para transformar toda la realidad en una gran revelación de Dios(1) SAN AGUSTÍN.
Hace algunos años, durante un seminario sobre las relaciones entre teología y economía en el Instituto Ecuménico de Bossey, el teólogo uruguayo Julio de Santa Ana afirmó que el espíritu o el tono bíblico-teológico que debía predominar en las iglesias latinoamericanas, luego de algunas décadas de ímpetu profético y, más tarde, apocalíptico, era el sapiencial. Es decir, se trataba de subrayar aquella tendencia mediante la cual, en vez de la denuncia o la intensa militancia política transformadora, o la búsqueda de respuestas intempestivas, sería posible asumir la existencia cristiana a través de una actitud de observación para que, en medio de las circunstancias cambiantes, y gracias al horizonte proporcionado por la literatura sapiencial, se consiga aprender a encontrar líneas y desarrollo de análisis y comportamiento no sólo realistas sino también constructivos, para no dejar de resistir las imposiciones de las estructuras y los sistemas políticos y económicos dominantes.
La alternativa propuesta por De Santa Ana va en consonancia con algunas lecturas de la realidad latinoamericana que se han hecho en los últimos años en el sentido de que la progresiva reinstauración de la democracia, algo impensado en los años de lucha revolucionaria (décadas de los 60 y 70 del siglo pasado), ha modificado las esperanzas y expectativas concretas de cambio en el sentido de que, desde planteamientos bíblico-teológicos de avanzada, lo que se requiere hoy es estar a la altura de dicha evolución por medio de una lectura diferente de los textos escriturales para replantear la manera en que deben realizarse la misión y la acción comunitarias.
Este teólogo (responsable en otra época del área de desarrollo y su vinculación con las iglesias del Consejo Mundial de Iglesias), ha seguido muy de cerca la evolución de la apertura democrática reciente y, aun más, no ha dejado de tomar el pulso a las modificaciones que ha sufrido la otrora lucha por la liberación, en el entendido de que el lenguaje teológico fruto de esa lucha y reflexión, ha asimilado la evolución de los sucesos de las recientes décadas. Por ello, en una colaboración para un libro cuyo título viene mucho al caso (Beyond idealism [Más allá del idealismo]), escribe:
Este libro ha enfatizado que no debemos perder el contacto con los hechos reales de la vida. No se espera que sus propuestas puedan superar las contradicciones del mundo o que la presente situación histórica es oscuramente desesperada. […] …las acciones deben basarse en la realidad, sin ilusiones y sin concesiones a lo que es incompatible con la fe. Al mismo tiempo, movidos por la misma fe, la fuente de valor para ser y actuar, los creyentes deben estar en “el camino” con esperanza, una esperanza que en asociación con otros, confiando mutuamente, actúe en solidaridad con los desprotegidos y asuma una responsabilidad mutua, personas que construyan condiciones para la vida, la paz y la justicia que conduzcan más allá de la desesperación y la falta de esperanza.
A veces es difícil discernir la diferencia entre esperanza e ilusión. La historia de los pueblos, iglesias, comunidades religiosas e incluso algunas aventuras ecuménicas, muestra que los y las creyentes se han sentido defraudados por lo que parecía ser posible, pero que en la vida real se transformó en algo imposible.(2)
En esta dinámica, la de distinguir la diferencia entre esperanza e ilusión, se mueve la fuerza de la Biblia para movilizar o desmovilizar a las personas y hacia qué rumbos reconstruir la esperanza. Palabras como éstas manifiestan mucho del tono o los énfasis con que las comunidades cristianas latinoamericanas se asoman a las Escrituras para encontrar en ellas nuevos elementos de fe para situarse ante la época que les toca vivir y renovar su esperanza a la hora de replantearla como una realidad actuante y motivadora para su acción cotidiana, sea ésta doméstica, religiosa o sociopolítica, como sucede cada vez más. Los reacomodos vitales, existenciales y culturales, entonces, desafían a los y las creyentes a leer y experimentar de maneras nuevas el contenido de la Biblia, especialmente a la hora de reaccionar o responder, así sea mínima e inconscientemente, a las exigencias del momento.
Por todo ello, la forma en que se aprecia hoy el género bíblico sapiencial en América latina dista mucho de la supuesta neutralidad de sus contenidos y énfasis con que una lectura tradicional la veía en otras épocas. Baste con observar un par de ejemplos de interpretación general (escritos por mujeres), que interrogan particularmente al libro de los Proverbios acerca de su pertinencia en relación con el neoliberalismo imperante en nuestros países. Como parte de una serie de trabajos que desembocarían en un libro muy importante (sobre el libro de Eclesiastés) Elsa Tamez, traza un panorama de las relaciones entre las concepciones actuales sobre el éxito humano y la perspectiva sapiencial.
Partiendo del tema de la retribución, transformada en múltiples variantes englobadas dentro de la llamada “teología de la prosperidad”, expone la forma en que la mirada realista pero transformadora de este libro bíblico se ajusta más a las exigencias solidarias propias de América latina que a las de una globalización económica mal vivida y entendida:
En Proverbios encontramos esta prosperidad, pero siempre como consecuencia de acciones de justicia. Por eso se perciben medios de prosperidad aprobados, y medios reprobados; y algunos consejos para prosperar. Algunos dichos, no muchos, simplemente describen el éxito que le sigue cuando se da un buen regalo, por ejemplo, (17:8; 18:16) o se es audaz (11:16). Se trata de descripciones de lo que se observa en la vida diaria, ni se aprueba ni se condena. Para ser más precisos, en Proverbios no se trata el éxito económico como se concibe ahora, sino simplemente se habla de salir bien, con dignidad; de prosperar sin pasar miserias. (3)
Carmiña Navia, desde Colombia, se acerca al capítulo 31 de los Proverbios mediante una clave hermenéutica que consideraremos con mayor extensión más adelante: confronta las prácticas domésticas de las mujeres con el neoliberalismo como enemigo de fondo en el ámbito económico. Una de sus conclusiones es contundente al referirse a la manera en que las mujeres latinoamericanas (creyentes o no) procesan las crisis político-económicas a las que están más acostumbradas y, sin atisbarlas ni entenderlas, aunque sufriéndolas todo el tiempo, responden a las decisiones de los grandes organismos internacionales (asumidas sin remedio por los gobiernos de sus países) con una práctica humana y económica alternativa:
De la casa a la tienda, de la tienda a la escuela, de la casa a los centros de administración barriales... la mujer despliega esa capacidad y casi mágicamente, o por lo menos más allá de la captación y organización racional de la vida, convierte la nada en algo, la carencia en posibilidad, el hambre en comida. La mujer popular sabe de renegociar las deudas más que cualquier institución estatal. Por ello no va a ser derrotada ni por la globalización, ni por el neoliberalismo.(4)
En México, esta realidad de resistencia y superación del conflicto se expresaría con dos refranes típicos: “Las crisis le hacen los mandados a las mujeres” o “Les hacen lo que el viento a Juárez”. Porque al partir de una plataforma cultural, ideológica y religiosa de este tipo es posible poner a dialogar un texto como Proverbios 31:1-10 (clásicamente conocido como el de “la mujer virtuosa”), tan famoso pero tan escasamente aplicado a las realidades cotidianas de las personas en clave crítica y propositiva, y cuya interpretación tradicional y fuertemente conservadora sigue promoviendo, lamentablemente, el estereotipo de la mujer sometida a la voluntad de sus tutores masculinos, pues incluso existen sitios en Internet que contribuyen a la reproducción de este modelo.(5)
Esta serie de artículos se corresponde con la Quinta Conferencia sobre Biblia y Ministerio, El Espíritu Santo y la Iglesia global en tiempos de crisis: empoderando al pueblo de Dios para hacer obras de servicio del Seminario Teológico Calvino, Grand Rapids, Michigan (5 de marzo de 2010)
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1) Cit. por Carlos Mesters en Flor sin defensa. Bogotá, Ediciones CLAR, 1984, p. 28. Cf. Pablo Richard, “Lectura orante de la Biblia”, en Departamento Ecuménico de Investigaciones, www.dei-cr.org/uploaded/content/category/1465293532.doc.
2) J. de Santa Ana “Following the Way through the Paths of the World”, en R. Gurney et al., eds. Beyond idealism. A way ahead for ecumenical social ethics. Grand Rapids, Eerdmans, 2006, pp. 209-210. (Versión de L.C.-O.)
3) E. Tamez, “La teología del éxito en un mundo desigual. Relectura de Proverbios”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 30, 1998, www.claiweb.org/ribla/ribla30/la%20teologia%20del%20exito.html.
4) C. Navia Velasco, “Mujer y neoliberalismo: aportes para una lectura bíblica”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 37, 2000, www.claiweb.org/ribla/ribla37/mujer%20y%20neoliberalismo.html . Énfasis agregado.
5) Véase el sitio del llamado “Ministerio Mujer Virtuosa” (www.ministeriomujervirtuosa.org), que incluye artículos, estudios, sermones y poemas, entre otras cosas. Así se resume su objetivo general: “El propósito principal del Ministerio Mujer Virtuosa es compartir el plan de Dios para su vida, por medio de la Palabra de Dios. No importa si eres soltera, casada, divorciada, profesional, ama de casa o madre, te invitamos a que se sienta libre en explorar todas las secciones que humildemente han sido construidas primeramente para glorificar el nombre de Dios y para que su vida sea estimulada a los valores eternos y a un crecimiento espiritual continuo. También, para que su vida sea fortalecida en Dios y en el poder de su fuerza y edificada de una manera sustancial”. Al ingresar al portal de inicio, se escucha una canción ranchera alusiva al tema de la mujer esbozada en Proverbios 31:10-31. Llama la atención que, al principio, la canción subraya que esta mujer cristiana es “muy simple” y “tal vez de poco entender”, aunque “cuando habla con Dios, al cielo hace estremecer”. Cf. J.J. Tamayo Acosta, “Los hombres de la Iglesia y la violencia contra las mujeres”, en El Correo, Vizcaya, 3 de marzo de 2010 (www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100303/opinion/hombres-iglesia-violencia-contra-20100303.html ): “El temor de Floria Emilia se ha hecho realidad muchas veces en la historia del cristianismo y sigue haciéndose todavía hoy a través de múltiples, y cada vez más refinadas, formas de violencia física o simbólica contra las mujeres, como la exclusión de los espacios de lo sagrado o las penas por el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Pero nadie se hace responsable de ellas, ni pide perdón. Todo lo contrario, se culpabiliza a las mujeres. Y, sin embargo, no pocas mujeres siguen todavía las orientaciones morales de los hombres de Iglesia. ¡Qué contradicción! Menos mal que cada vez es mayor el número de mujeres cristianas que se consideran sujetos morales y osan liberarse de la dictadura patriarcal de confesores y directores espirituales”.
*Cervantes-Ortiz es escritor, médico, teólogo y poeta mexicano.
Fuente: © L. Cervantes-Ortiz, ProtestanteDigital.com
Leyendo la Biblia, leyendo la vida (I)
(Abordajes cotidianos a la literatura sapiencial)
A la memoria de mi madre, Velia Ortiz Cruz (1918-1988), auténtica “mujer virtuosa”
La Biblia, el segundo libro de Dios, fue escrita para ayudarnos a descifrar el mundo, para devolvernos la mirada de la fe y de la contemplación, y para transformar toda la realidad en una gran revelación de Dios(1) SAN AGUSTÍN.
Hace algunos años, durante un seminario sobre las relaciones entre teología y economía en el Instituto Ecuménico de Bossey, el teólogo uruguayo Julio de Santa Ana afirmó que el espíritu o el tono bíblico-teológico que debía predominar en las iglesias latinoamericanas, luego de algunas décadas de ímpetu profético y, más tarde, apocalíptico, era el sapiencial. Es decir, se trataba de subrayar aquella tendencia mediante la cual, en vez de la denuncia o la intensa militancia política transformadora, o la búsqueda de respuestas intempestivas, sería posible asumir la existencia cristiana a través de una actitud de observación para que, en medio de las circunstancias cambiantes, y gracias al horizonte proporcionado por la literatura sapiencial, se consiga aprender a encontrar líneas y desarrollo de análisis y comportamiento no sólo realistas sino también constructivos, para no dejar de resistir las imposiciones de las estructuras y los sistemas políticos y económicos dominantes.
La alternativa propuesta por De Santa Ana va en consonancia con algunas lecturas de la realidad latinoamericana que se han hecho en los últimos años en el sentido de que la progresiva reinstauración de la democracia, algo impensado en los años de lucha revolucionaria (décadas de los 60 y 70 del siglo pasado), ha modificado las esperanzas y expectativas concretas de cambio en el sentido de que, desde planteamientos bíblico-teológicos de avanzada, lo que se requiere hoy es estar a la altura de dicha evolución por medio de una lectura diferente de los textos escriturales para replantear la manera en que deben realizarse la misión y la acción comunitarias.
Este teólogo (responsable en otra época del área de desarrollo y su vinculación con las iglesias del Consejo Mundial de Iglesias), ha seguido muy de cerca la evolución de la apertura democrática reciente y, aun más, no ha dejado de tomar el pulso a las modificaciones que ha sufrido la otrora lucha por la liberación, en el entendido de que el lenguaje teológico fruto de esa lucha y reflexión, ha asimilado la evolución de los sucesos de las recientes décadas. Por ello, en una colaboración para un libro cuyo título viene mucho al caso (Beyond idealism [Más allá del idealismo]), escribe:
Este libro ha enfatizado que no debemos perder el contacto con los hechos reales de la vida. No se espera que sus propuestas puedan superar las contradicciones del mundo o que la presente situación histórica es oscuramente desesperada. […] …las acciones deben basarse en la realidad, sin ilusiones y sin concesiones a lo que es incompatible con la fe. Al mismo tiempo, movidos por la misma fe, la fuente de valor para ser y actuar, los creyentes deben estar en “el camino” con esperanza, una esperanza que en asociación con otros, confiando mutuamente, actúe en solidaridad con los desprotegidos y asuma una responsabilidad mutua, personas que construyan condiciones para la vida, la paz y la justicia que conduzcan más allá de la desesperación y la falta de esperanza.
A veces es difícil discernir la diferencia entre esperanza e ilusión. La historia de los pueblos, iglesias, comunidades religiosas e incluso algunas aventuras ecuménicas, muestra que los y las creyentes se han sentido defraudados por lo que parecía ser posible, pero que en la vida real se transformó en algo imposible.(2)
En esta dinámica, la de distinguir la diferencia entre esperanza e ilusión, se mueve la fuerza de la Biblia para movilizar o desmovilizar a las personas y hacia qué rumbos reconstruir la esperanza. Palabras como éstas manifiestan mucho del tono o los énfasis con que las comunidades cristianas latinoamericanas se asoman a las Escrituras para encontrar en ellas nuevos elementos de fe para situarse ante la época que les toca vivir y renovar su esperanza a la hora de replantearla como una realidad actuante y motivadora para su acción cotidiana, sea ésta doméstica, religiosa o sociopolítica, como sucede cada vez más. Los reacomodos vitales, existenciales y culturales, entonces, desafían a los y las creyentes a leer y experimentar de maneras nuevas el contenido de la Biblia, especialmente a la hora de reaccionar o responder, así sea mínima e inconscientemente, a las exigencias del momento.
Por todo ello, la forma en que se aprecia hoy el género bíblico sapiencial en América latina dista mucho de la supuesta neutralidad de sus contenidos y énfasis con que una lectura tradicional la veía en otras épocas. Baste con observar un par de ejemplos de interpretación general (escritos por mujeres), que interrogan particularmente al libro de los Proverbios acerca de su pertinencia en relación con el neoliberalismo imperante en nuestros países. Como parte de una serie de trabajos que desembocarían en un libro muy importante (sobre el libro de Eclesiastés) Elsa Tamez, traza un panorama de las relaciones entre las concepciones actuales sobre el éxito humano y la perspectiva sapiencial.
Partiendo del tema de la retribución, transformada en múltiples variantes englobadas dentro de la llamada “teología de la prosperidad”, expone la forma en que la mirada realista pero transformadora de este libro bíblico se ajusta más a las exigencias solidarias propias de América latina que a las de una globalización económica mal vivida y entendida:
En Proverbios encontramos esta prosperidad, pero siempre como consecuencia de acciones de justicia. Por eso se perciben medios de prosperidad aprobados, y medios reprobados; y algunos consejos para prosperar. Algunos dichos, no muchos, simplemente describen el éxito que le sigue cuando se da un buen regalo, por ejemplo, (17:8; 18:16) o se es audaz (11:16). Se trata de descripciones de lo que se observa en la vida diaria, ni se aprueba ni se condena. Para ser más precisos, en Proverbios no se trata el éxito económico como se concibe ahora, sino simplemente se habla de salir bien, con dignidad; de prosperar sin pasar miserias. (3)
Carmiña Navia, desde Colombia, se acerca al capítulo 31 de los Proverbios mediante una clave hermenéutica que consideraremos con mayor extensión más adelante: confronta las prácticas domésticas de las mujeres con el neoliberalismo como enemigo de fondo en el ámbito económico. Una de sus conclusiones es contundente al referirse a la manera en que las mujeres latinoamericanas (creyentes o no) procesan las crisis político-económicas a las que están más acostumbradas y, sin atisbarlas ni entenderlas, aunque sufriéndolas todo el tiempo, responden a las decisiones de los grandes organismos internacionales (asumidas sin remedio por los gobiernos de sus países) con una práctica humana y económica alternativa:
De la casa a la tienda, de la tienda a la escuela, de la casa a los centros de administración barriales... la mujer despliega esa capacidad y casi mágicamente, o por lo menos más allá de la captación y organización racional de la vida, convierte la nada en algo, la carencia en posibilidad, el hambre en comida. La mujer popular sabe de renegociar las deudas más que cualquier institución estatal. Por ello no va a ser derrotada ni por la globalización, ni por el neoliberalismo.(4)
En México, esta realidad de resistencia y superación del conflicto se expresaría con dos refranes típicos: “Las crisis le hacen los mandados a las mujeres” o “Les hacen lo que el viento a Juárez”. Porque al partir de una plataforma cultural, ideológica y religiosa de este tipo es posible poner a dialogar un texto como Proverbios 31:1-10 (clásicamente conocido como el de “la mujer virtuosa”), tan famoso pero tan escasamente aplicado a las realidades cotidianas de las personas en clave crítica y propositiva, y cuya interpretación tradicional y fuertemente conservadora sigue promoviendo, lamentablemente, el estereotipo de la mujer sometida a la voluntad de sus tutores masculinos, pues incluso existen sitios en Internet que contribuyen a la reproducción de este modelo.(5)
Esta serie de artículos se corresponde con la Quinta Conferencia sobre Biblia y Ministerio, El Espíritu Santo y la Iglesia global en tiempos de crisis: empoderando al pueblo de Dios para hacer obras de servicio del Seminario Teológico Calvino, Grand Rapids, Michigan (5 de marzo de 2010)
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1) Cit. por Carlos Mesters en Flor sin defensa. Bogotá, Ediciones CLAR, 1984, p. 28. Cf. Pablo Richard, “Lectura orante de la Biblia”, en Departamento Ecuménico de Investigaciones, www.dei-cr.org/uploaded/content/category/1465293532.doc.
2) J. de Santa Ana “Following the Way through the Paths of the World”, en R. Gurney et al., eds. Beyond idealism. A way ahead for ecumenical social ethics. Grand Rapids, Eerdmans, 2006, pp. 209-210. (Versión de L.C.-O.)
3) E. Tamez, “La teología del éxito en un mundo desigual. Relectura de Proverbios”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 30, 1998, www.claiweb.org/ribla/ribla30/la%20teologia%20del%20exito.html.
4) C. Navia Velasco, “Mujer y neoliberalismo: aportes para una lectura bíblica”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 37, 2000, www.claiweb.org/ribla/ribla37/mujer%20y%20neoliberalismo.html . Énfasis agregado.
5) Véase el sitio del llamado “Ministerio Mujer Virtuosa” (www.ministeriomujervirtuosa.org), que incluye artículos, estudios, sermones y poemas, entre otras cosas. Así se resume su objetivo general: “El propósito principal del Ministerio Mujer Virtuosa es compartir el plan de Dios para su vida, por medio de la Palabra de Dios. No importa si eres soltera, casada, divorciada, profesional, ama de casa o madre, te invitamos a que se sienta libre en explorar todas las secciones que humildemente han sido construidas primeramente para glorificar el nombre de Dios y para que su vida sea estimulada a los valores eternos y a un crecimiento espiritual continuo. También, para que su vida sea fortalecida en Dios y en el poder de su fuerza y edificada de una manera sustancial”. Al ingresar al portal de inicio, se escucha una canción ranchera alusiva al tema de la mujer esbozada en Proverbios 31:10-31. Llama la atención que, al principio, la canción subraya que esta mujer cristiana es “muy simple” y “tal vez de poco entender”, aunque “cuando habla con Dios, al cielo hace estremecer”. Cf. J.J. Tamayo Acosta, “Los hombres de la Iglesia y la violencia contra las mujeres”, en El Correo, Vizcaya, 3 de marzo de 2010 (www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100303/opinion/hombres-iglesia-violencia-contra-20100303.html ): “El temor de Floria Emilia se ha hecho realidad muchas veces en la historia del cristianismo y sigue haciéndose todavía hoy a través de múltiples, y cada vez más refinadas, formas de violencia física o simbólica contra las mujeres, como la exclusión de los espacios de lo sagrado o las penas por el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Pero nadie se hace responsable de ellas, ni pide perdón. Todo lo contrario, se culpabiliza a las mujeres. Y, sin embargo, no pocas mujeres siguen todavía las orientaciones morales de los hombres de Iglesia. ¡Qué contradicción! Menos mal que cada vez es mayor el número de mujeres cristianas que se consideran sujetos morales y osan liberarse de la dictadura patriarcal de confesores y directores espirituales”.
*Cervantes-Ortiz es escritor, médico, teólogo y poeta mexicano.
Fuente: © L. Cervantes-Ortiz, ProtestanteDigital.com
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