domingo, 17 de julio de 2011

UNA HUMANIDAD SOLIDARIA HACIA LOS/AS DÉBILES

(La imagen pertenece al nuevo libro del Dr. René Krüger, Profesor de Biblia del Instituto Universitario ISEDET, Bs. As.)

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México

Cuando Jesús salió de la barca y vio a tanta gente, tuvo compasión (esplagjnisze) de ellos, porque parecían ovejas sin pastor, y comenzó entonces a enseñarles muchas cosas. Marcos 6.34, RVC

1. Razón de ser de la solidaridad de Jesús
Si algo se puede decir con toda seguridad acerca de la vida y obra de Jesús de Nazaret, es que fue solidario con las personas más débiles todo el tiempo que vivió en el mundo. Y es que, sin ánimo de polemizar una vez más con la idea, tan frecuente (y sus correspondientes prácticas derivadas) en la historia de la Iglesia acerca de que Jesús asumió la humanidad tramposamente, dada su divinidad, la manera en que experimentó lo humano fue totalmente auténtica y sin fingimiento. Antes incluso de subir a la cruz, encarnó, literalmente, lo expresado por Isaías en el sentido de que conoció directamente los dolores de su pueblo y padeció junto con él las imposiciones de los poderes de su tiempo, políticos y religiosos (“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores…”, Is 53.4a). El concepto de vicariato (“ocupar el lugar de…” o “estar en los zapatos de alguien”) es bastante claro para que, desde una perspectiva teológica y eclesial, se comprenda bien de qué tipo de solidaridad estamos hablando, pues ésa fue la actitud humana básica de Jesús.
Podría decirse, entonces, que según lo evidencia el texto evangélico, una de las motivaciones más fuertes que tuvo Jesús para el servicio solidario hacia los débiles fue política, tal como lo asienta la observación de Marcos: “Sintió compasión por ellos, porque los vio que eran como ovejas sin pastor” (Mr 6.34). Esta acotación del texto subraya la manera en que Jesús se sintió desafiado a ofrecer un mesianismo diferente al que esperaban sus contemporáneos, basado no ya en el acceso al poder y su ejercicio, incluso de la manera justa, sino que, desde abajo, en el acompañamiento, el apoyo y., sobre todo, desde una renovada crítica profética y una adecuada “reorganización espiritual” de la vida y el sentido de la misma, fue capaz de encontrarse a sí mismo como un Mesías solidario y útil para las necesidades de su pueblo. Marcos acuñó la frase: “le dolió, le golpeó en el vientre, en las vísceras; le dolieron las entrañas” (esplagjnizopmai) para describir el grado de indignación con que reaccionó al verlos en su condición de abandono y debilidad, inermes ante los abusos del poder e incapaces de encontrar directrices para marcar el rumbo de su vida y su historia. Él y sus discípulos se disponían a comer, cuando la gente lo buscó (6.33), intuyendo que con él podrían lograr algo favorable en medio de la crisis y precariedad en las que vivían, pero la gente le hizo “cambiar de agenda”. Así comenta Eliseo Pérez:
Este es un término culinario que viene del verbo griego (esplagjnizomai) el cual señala hacia los intestinos, entrañas, el vientre, es decir, las emociones más viscerales que nos encienden ante la necesidad de las ovejas que no tienen un pastor a su lado para alimentarlas, cargarlas y acariciarlas. Los líderes religiosos sólo se preocupan por alimentarse a sí mismos (Ez 34.4-5) y de hacer negocio con sus ovejas (Zac 11.5). En el siglo XIII el místico Antonio de Padua informaba sobre el mismo abandono al comentar cómo el mandato de Jesús a Pedro de “alimenta mis ovejas”, lo cambiaron los papas por “trasquila y ordeña a mis ovejas”.
Con el sustantivo esplagjnon, compasión o menudencias, Jesús deja ver aquí la imagen de un Dios harto diferente del Dios de nuestros credos, confesiones y catecismos, tan apático, frío e impertinente, porque no es pertinente para nuestro contexto de sufrimiento causado por los ricos: “La entrañable [splagjna] misericordia de Dios” (Lc 1.78), “los amo… con el amor entrañable [splagjnois] de Jesucristo” (Flp 1.8).[1]
Y cita a Berdiaev: “Si yo estoy hambriento, es un problema físico, si mi vecino lo está, es un problema espiritual”.
2. Solidaridad en acto: servicio, apoyo, dignificación
“Enseñar muchas cosas” para responder a la indefensión, falta de liderazgo y anomia social (v. 34c) y dar de comer a una multitud en respuesta a la magnífica atención prestada a sus palabras (6.35-44) es presentado por el evangelio de Marcos como parte de un proyecto de servicio desinteresado y humanizante que Jesús desarrolló antes de ser sometido y asesinado por el sistema político-religioso de su tiempo. La misma primera acción derivada de la observación muestra la opción pedagógica que Jesús consideró prioritaria: enseñar. Primero, quizá, enseñar a pensar, luego a observar los signos de los tiempos y, finalmente, acaso, la parte doctrinal, teológica: la intervención comprometida de Dios a través de su persona, de la formación y manifestación de un Mesías auténtico, que lucharía codo a codo con ellos/as para superar todas las formas de opresión.
El contenido de la enseñanza de Jesús, que en el pasaje no se explica con detalle, se advierte en el resto del texto de Marcos: se trata de releer las Escrituras antiguas y la coyuntura presente para poder apreciar los signos de la acción divina. El maestro explicita el proyecto divino, inconcluso aún, de introducir el Reino de paz y justicia a pesar de las circunstancias desfavorables. Alimentar la esperanza (el tan trillado “pan espiritual”) precede a la alimentación física y la coloca como un factor ineludible a la hora de relanzar la fe como el motor de la existencia entera. La conversión a ese proyecto implicaba, según Jesús, una profunda revisión de los principios que le otorgan significado a la vida social y colectiva, al mismo tiempo que replantear las prioridades que la sociedad debe tener para la conducción de su presente.[2] Luego entonces, enseñar, educar, para Jesús, no consistió solamente en transmitir conocimientos vacíos, huecos o inservibles, sino en compartir una visión amplia de la voluntad de Dios para la humanidad necesitada y para desarrollar caminos viables de cambio que modificaran la situación de los más débiles, más en la línea de lo que haría más tarde Paulo Freire como promotor de una educación liberadora y des-alienante, es decir, una contra-educación al servicio de la dignificación y la humanización integrales. Leer la Biblia y el mundo desde la óptica de la renovación divina.
Alimentar era la labor principal de un pastor y Jesús la realiza en medio de circunstancias poco favorables, contra toda posibilidad de lograrlo. Así, la multiplicación de los planes es un milagro de organización, esperanza y proyección humana. La solidaridad de Jesús va directamente al corazón del problema: “Pero ojo con confundir solidaridad con caridad. La persona y las instituciones solidarias ayudan como un acto de justicia y movidas por la compasión combaten el sistema perverso tan disparejo. La caridad, por otro lado, bendice el presente desorden de cosas, ofende la dignidad de la persona con la transmisión de todas esas imágenes televisivas de niños raquíticos, ocultando la raíz de su mal”.[3] Educar y alimentar son las respuestas solidarias de Jesús para atender pastoral, ideológica y políticamente a los débiles y contribuir sólidamente a su empoderamiento, en medio de una situación que los condenaba a la indigencia perpetua para beneficio de unos cuantos, los mismos de siempre.

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[1] E. Pérez Álvarez, Marcos. Minneapolis, Augsburg-Fortress, 2007 (Conozca su Biblia), p. 63.
[2] Cf. la nota sobre la petición de Barack Obama de recortar las exenciones fiscales a los ricos estadunidenses a fin de sanear las finanzas públicas. Destacó también que las clases medias no disfrutan de esas ventajas. “Pide Obama corresponsabilidad a los partidos para solucionar crisis de deuda”, en La Jornada, 17 de julio de 2011, p. 25,
www.jornada.unam.mx/2011/07/17/economia/025n1eco.
[3] E. Pérez Álvarez, op.cit.
Fuente: Leopoldo Cevantes - Ortiz, teólogo, poeta, pastor, escritor y fundador de la Facultad de Teología Reformada en DEF, México.

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