Por. Probe Ministries
La masonería: su trasfondo e historia
Probablemente hay pocos temas tan envueltos en el misterio y los equívocos que el de la masonería. Conocida bajo varios nombres (el Oficio, la Hermandad, la Orden, la Orden Fraternal, la Logia, etc.), la masonería ha sido asociada tanto con el cristianismo como con el ocultismo. Un importante problema para muchos, sea dentro de la Orden como fuera, es la cuestión de la lealtad última del masón. Si, en realidad, no hay ninguna diferencia teológica apreciable entre la iglesia y la masonería, sus antagonistas no tienen ninguna base para
denunciarlos. Sin embargo, si las creencias y las prácticas de la masonería son incompatibles con el cristianismo bíblico, entonces se vuelve imperativo que el no masón y el masón por igual entiendan las verdaderas enseñanzas de la Logia.
La historia de la Logia no es fácilmente discernible. Junto con quienes creen que la masonería tuvo orígenes cristianos, hay una cantidad creciente de autores masónicos que proponen un origen ocultista para el Oficio. Hay quienes indican que el Oficio fue un subproducto de las antiguas escuelas de misterios, o que estuvo asociada inicialmente con los druidas o los Illuminati. A fin de que una persona tome una decisión correcta con relación a la masonería, debe entender primeramente la motivación del autor. Los autores masónicos Delmar Darrah, A. S. MacBride y Melvin Johnson señalan la falta de credibilidad de muchos de sus compañeros escritores masónicos. Darrah, en su libro History And Evolution Of Freemasonry (Historia y evolución de la masonería), dice que “los masones han creído las cosas relacionadas con el origen de la institución que quisieron creer y han salido a contarlas como hechos. Cuando faltaron eslabones, los han provisto abrevando en sus fértiles imaginaciones”.{1}
El cristianismo y el Oficio
Destacadas autoridades masónicas del siglo XVIII y XIX sostenían una interpretación distintivamente cristiana de la masonería. Líderes como el Rvdo. James Anderson, William J. Hughan, William Hutchinson, el Rvdo. George Oliver y otros tenían una perspectiva cristiana del Oficio.{2} Hutchinson, en particular, señaló que Jesucristo fue el ejemplo del Maestro Masón. Dijo: “El Maestro Masón representa a un hombre bajo la doctrina cristiana salvado de la tumba de la iniquidad y resucitado a la fe de la salvación. A modo de gran testimonio de que hemos sido resucitados del estado de corrupción, llevamos el emblema de la Santa Trinidad como insignia de nuestros votos y origen de la orden del Maestro”. {3}
El movimiento antimasónico
La década
La masonería: su trasfondo e historia
Probablemente hay pocos temas tan envueltos en el misterio y los equívocos que el de la masonería. Conocida bajo varios nombres (el Oficio, la Hermandad, la Orden, la Orden Fraternal, la Logia, etc.), la masonería ha sido asociada tanto con el cristianismo como con el ocultismo. Un importante problema para muchos, sea dentro de la Orden como fuera, es la cuestión de la lealtad última del masón. Si, en realidad, no hay ninguna diferencia teológica apreciable entre la iglesia y la masonería, sus antagonistas no tienen ninguna base para
denunciarlos. Sin embargo, si las creencias y las prácticas de la masonería son incompatibles con el cristianismo bíblico, entonces se vuelve imperativo que el no masón y el masón por igual entiendan las verdaderas enseñanzas de la Logia.
La historia de la Logia no es fácilmente discernible. Junto con quienes creen que la masonería tuvo orígenes cristianos, hay una cantidad creciente de autores masónicos que proponen un origen ocultista para el Oficio. Hay quienes indican que el Oficio fue un subproducto de las antiguas escuelas de misterios, o que estuvo asociada inicialmente con los druidas o los Illuminati. A fin de que una persona tome una decisión correcta con relación a la masonería, debe entender primeramente la motivación del autor. Los autores masónicos Delmar Darrah, A. S. MacBride y Melvin Johnson señalan la falta de credibilidad de muchos de sus compañeros escritores masónicos. Darrah, en su libro History And Evolution Of Freemasonry (Historia y evolución de la masonería), dice que “los masones han creído las cosas relacionadas con el origen de la institución que quisieron creer y han salido a contarlas como hechos. Cuando faltaron eslabones, los han provisto abrevando en sus fértiles imaginaciones”.{1}
El cristianismo y el Oficio
Destacadas autoridades masónicas del siglo XVIII y XIX sostenían una interpretación distintivamente cristiana de la masonería. Líderes como el Rvdo. James Anderson, William J. Hughan, William Hutchinson, el Rvdo. George Oliver y otros tenían una perspectiva cristiana del Oficio.{2} Hutchinson, en particular, señaló que Jesucristo fue el ejemplo del Maestro Masón. Dijo: “El Maestro Masón representa a un hombre bajo la doctrina cristiana salvado de la tumba de la iniquidad y resucitado a la fe de la salvación. A modo de gran testimonio de que hemos sido resucitados del estado de corrupción, llevamos el emblema de la Santa Trinidad como insignia de nuestros votos y origen de la orden del Maestro”. {3}
El movimiento antimasónico
La década
entre 1826 y 1836 significó años problemáticos para la Orden masónica. Luego de varios incidentes que arrojaron una luz negativa sobre la masonería, {4} comenzó a emerger un creciente sentimiento antimasónico. Como resultado, hubo un éxodo masivo de cristianos de la Logia, lo que creó un vacío que fue llenado por personas que sostenían una perspectiva no cristiana de la masonería. Durante este tiempo, Albert Pike aprovechó la oportunidad para extender y arraigar su interpretación pagana del Oficio. Pike y otros comenzaron a reinterpretar los símbolos del Oficio.
La paganización de la Logia
tuvo lugar a lo largo de varias décadas, pero no tomó estado público hasta la postrimería del siglo XIX. Aun así, no fue hasta la década de 1920, cuando una gran cantidad de libros comenzaron a aparecer que afirmaban los orígenes paganos del Oficio, que estos esfuerzos fueron conocidos ampliamente.
El universalismo masónico
El movimiento antimasónico asestó un severo golpe a la masonería. Sin embargo, el éxodo de grandes cantidades de cristianos resultó ser un factor estabilizador {5} para las fuerzas no cristianas del Oficio. Una vez que la mayoría cristiana dejó el Oficio, Pike pudo entonces rediseñarlo de una forma que apoyara su perspectiva pagana. Es interesante notar que, al mismo tiempo que Pike estuvo fuertemente involucrado en su proceso de paganización, el Oficio estaba experimentando un crecimiento renovado de la membresía de parte de los cristianos. La mayoría de estos nuevos miembros cristianos representaban el liderazgo de la iglesia y aceptaban la interpretación cristiana de Hutchinson, Oliver, Hughan y otros. Su influencia, sin embargo, no fue suficiente para compensar la creciente paganizacion de la Logia.
Manly P. Hall, un masón grado 33, fue uno de los primeros autores en afirmar un origen pagano de la masonería. En su libro, The Lost Keys of Freemasonry (Las llaves perdidas de la masonería), él dice que la masonería no es algo material, sino una expresión universal de la Sabiduría Divina. “La orden masónica no es una mera organización social, sino que está compuesta por todos los que se han agrupado para aprender y aplicar los principios del misticismo y los ritos ocultistas”. {6}
Hall (y una gran cantidad de otros autores, incluyendo a Pike) creó una historia pagana para la masonería que luego echó raíces y creció para convertirse en la comprensión aceptada de los orígenes masónicos. Al afianzarse en las mentes de la membresía esta nueva interpretación, el cristianismo estaba siendo prácticamente erradicado del Oficio. Se volvió impensable mencionar el nombre de Cristo u orar en el nombre de Jesús. El Oficio estaba establecido firmemente sobre el terreno del “universalismo”.
La principal norma para ser miembro fue, y sigue siendo, que el candidato crea en “Dios”. Este
dios podría ser Krishna, Buda, Alá, o cualquier otro dios, pero Jesucristo no debe ser considerado nada más que un igual de estos.
Esta idea universalista o inclusiva de Dios ha abierto la puerta para que cada deidad falsa tenga un lugar dentro de la Logia. Hall hace que esta orientación universalista sea inconfundible al afirmar: “El verdadero discípulo de la masonería ha renunciado para siempre a la adoración de personalidades. Con esta perspectiva mayor, se da cuenta de que todas las formas . . . no tienen ninguna importancia para él en comparación con la vida que está evolucionando en su interior” {7}
Hall realza su creencia en el universalismo al afirmar que “el verdadero masón no está atado a un credo. Se da cuenta de que, con la iluminación divina de su logia, como masón su religión debe ser universal: Cristo, Buda o Mahoma, el nombre significa poco, porque él reconoce solo la luz y no al portador”.{8} Así que, para el masón, Dios no es un ser personal, sino una fuerza impersonal, una energía que no tiene ninguna sustancia.
El masón que es cristiano se encuentra en una posición muy difícil. Si bien su Orden Fraternal apoyó su cristianismo en sus primeros años, ahora ya no lo permite, ya que no hay ninguna duda en cuanto a la orientación pagana de la masonería en nuestro tiempo. Por lo tanto, el masón debe preguntarse si puede, de buena fe, permanecer dentro de una organización que desvaloriza al Dios del cristianismo.
La masonería como una religión
Al evolucionar la masonería moderna a lo largo de varios cientos de años, continuó siendo influenciado por quienes sostenían una cosmovisión ocultista. Para ellos, el Oficio era un resurgimiento de los antiguos misterios. Albert Pike, el destacado erudito masónico, dijo que “es la religión universal, eterna e inmutable, tal como la plantó Dios en el corazón de la humanidad universal”.{9} La afirmación de Pike es un buen ejemplo del doble mensaje masónico. El cristiano puede interpretar lo que se dice como una referencia al Dios personal del cristianismo que creó el universo. Sin embargo, cuando uno toma la afirmación de Pike junto con el resto de su cosmovisión, se vuelve aparente que se está refiriendo al dios impersonal de la masonería, según se mencionó anteriormente.
Pike, en su libro Morals and Dogma, dice lo siguiente acerca de la religión y la masonería: “Toda Logia Masónica es un templo de religión; y sus enseñanzas son instrucción en religión”.{10} Según los intérpretes contemporáneos de la masonería, ahora ha ocupado su lugar lógico como la unificadora de todas las religiones. Uno de estos intérpretes, Foster Bailey, un ocultista y un masón grado 32, dijo que “la masonería es el descendiente de una religión impartida divinamente” que antedata la primera fecha de la creación. Bailey sigue diciendo que “la masonería es todo lo que nos queda de la primera religión mundial” que floreció en tiempos antiguos. “Fue la primera religión mundial unificada. Hoy estamos trabajando de nuevo para lograr una religión universal mundial”.{11}
En otras palabras, la masonería tiene sus raíces en las mismas fuentes que las religiones de misterio del mundo que provocaron la ira del Dios hebreo del Antiguo Testamento. Y el Oficio está preparando ahora el camino para el resurgimiento de la misma religión de los antiguos. El masón, sin embargo, podría no ser consciente de mucho de lo que enseña la Logia. El masón que no está iniciado en los grados superiores es engañado deliberadamente por sus hermanos. Pike dice que “la verdad no es para los que son dignos”. Sigue diciendo que “la masonería oculta celosamente sus secretos, y desorienta intencionalmente a los intérpretes engreídos”.{12}
Hall lo expresa de esta forma: “Son necesarias cualidades espirituales antes que los verdaderos
secretos masónicos puedan ser entendidos por los hermanos mismos”.{13} Lo que parece estar diciendo Hall es que uno debe alcanzar cierto nivel espiritual antes de que pueda entender correctamente las profundas enseñanzas simbólicas de la masonería. Como ejemplo, uno de los
símbolos más conocidos de la masonería es la letra “G”. Según qué interpretación uno escoge, este símbolo puede representar a la geometría, a Dios (God, en inglés) o la gnosis. Un cristiano inglés, obviamente, interpretaría al símbolo como Dios, en tanto que el pagano lo vería como conocimiento, o gnosis. Albert Pike fue aún más directo cuando dijo: “Los Grados Azules no son más que el patio exterior del Templo. Parte de los símbolos se exhiben allí para el iniciado, pero este es engañado intencionalmente por interpretaciones falsas. La intención no es que las entienda; sino que él se crea que las entiende. Su verdadera explicación está reservada para los Adeptos, los Príncipes de la Masonería”.{14}
El masón podría formar parte involuntariamente de la Logia pensando que es una extensión de su fe cristiana, cuando en realidad puede ser un “caballo de Troya”, que permite la entrada de otro dios en su alma.
El dios masónico
El dios de la masonería y el Dios de la Biblia no son lo mismo. Hay una gran diferencia entre los dos conceptos de Dios. Se considera que el dios masónico, “el Gran Arquitecto del Universo” (E.G.A.D.U.), está por encima de todos los demás dioses. Según Albert Pike, todas las personas, independientemente de su orientación espiritual, pueden unirse bajo el “Gran Artífice del Universo”. El dios masónico todo lo incluye y todo lo abarca. Todos los masones potenciales deben reconocer a “Dios” a fin de lograr la membresía en la Logia, pero no hay criterios definidos con relación a qué “Dios” se alude ni cuál “Dios” es aceptable. Pike afirma que la masonería es la unificadora de todas las religiones, y que “el cristiano, el hebreo, el musulmán, el brahmán, los seguidores de Confucio y Zoroastro, pueden reunirse como hermanos y unirse en oración al único Dios que está por encima de todos los baales”.{15} En otras palabras, el Dios bíblico queda
reducido al nivel de todos los demás dioses y, al mismo tiempo, es considerado como igual a los dioses falsos de esas religiones. Por lo tanto, el cristiano queda desprovisto de su condición característica de única religión verdadera que ofrece a la humanidad su única esperanza de salvación.
Muchos creen, dentro de la Logia, que el dios universal de la masonería es el Dios de la Biblia, pero este dios no es el Dios trino de la fe cristiana. La masonería disminuye adrede la condición de coigual y coeterno de Jesucristo y el Espíritu Santo. Es decir, la segunda y tercera Persona de la Trinidad son puestos por debajo de Dios el Padre, lo que deniega la naturaleza trina del Dios de la Biblia. Claramente, al dios masónico se le da una posición más importante entre todos los demás “dioses”. Albert Pike habló de “Dios como siendo Uno, Inaccesible, Individual, Eterno e Invariable . . . Hay solo un Dios, infinito e incomprensible, a quien no se le puede asignar ningún atributo humano, aun cuando se lo imagine como infinito”.{16} Por lo tanto, según Pike, el dios de la masonería es “Individual” en naturaleza, y no el Dios trino de la Biblia. Asimismo, el dios masónico es inalcanzable. No es una personalidad interesada en su creación; es una fuerza, un principio. Manly P. Hall, un masón grado 33, se refiere a Dios como el “Principio de Vida” que se
encuentra dentro de todos las cosas vivas. En un pasaje citado anteriormente, Hall dijo: “El verdadero discípulo de la antigua masonería ha renunciado para siempre a la adoración de personalidades. Con su perspectiva superior, se da cuenta de que todas las formas . . . no son de ninguna importancia para él comparado con la vida que está evolucionando en su interior”.{17} Hall revela, en este pasaje, que:
1.El dios de la masonería es una fuerza que mora dentro de las cosas vivas, y que 2. La religión del Oficio es el panteísmo. Por otra parte, el Dios del cristianismo es trascendente y solo reside dentro de la familia humana, y solo cuando recibe la invitación de hacerlo. En la masonería, Jesucristo no es aceptado como “Uno” con el Padre, y no se lo busca para la salvación. Jesús dejó muy en claro los requisitos de su Padre: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Lucas 4:8). El Padre dice que “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás . . . No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos; porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra” (Deuteronomio 6:13-15).
El masón que dice ser cristiano debe decidir a quién servirá: al Dios de la Biblia o al dios de la masonería. No puede servir a ambos.
La paganización de la Logia
tuvo lugar a lo largo de varias décadas, pero no tomó estado público hasta la postrimería del siglo XIX. Aun así, no fue hasta la década de 1920, cuando una gran cantidad de libros comenzaron a aparecer que afirmaban los orígenes paganos del Oficio, que estos esfuerzos fueron conocidos ampliamente.
El universalismo masónico
El movimiento antimasónico asestó un severo golpe a la masonería. Sin embargo, el éxodo de grandes cantidades de cristianos resultó ser un factor estabilizador {5} para las fuerzas no cristianas del Oficio. Una vez que la mayoría cristiana dejó el Oficio, Pike pudo entonces rediseñarlo de una forma que apoyara su perspectiva pagana. Es interesante notar que, al mismo tiempo que Pike estuvo fuertemente involucrado en su proceso de paganización, el Oficio estaba experimentando un crecimiento renovado de la membresía de parte de los cristianos. La mayoría de estos nuevos miembros cristianos representaban el liderazgo de la iglesia y aceptaban la interpretación cristiana de Hutchinson, Oliver, Hughan y otros. Su influencia, sin embargo, no fue suficiente para compensar la creciente paganizacion de la Logia.
Manly P. Hall, un masón grado 33, fue uno de los primeros autores en afirmar un origen pagano de la masonería. En su libro, The Lost Keys of Freemasonry (Las llaves perdidas de la masonería), él dice que la masonería no es algo material, sino una expresión universal de la Sabiduría Divina. “La orden masónica no es una mera organización social, sino que está compuesta por todos los que se han agrupado para aprender y aplicar los principios del misticismo y los ritos ocultistas”. {6}
Hall (y una gran cantidad de otros autores, incluyendo a Pike) creó una historia pagana para la masonería que luego echó raíces y creció para convertirse en la comprensión aceptada de los orígenes masónicos. Al afianzarse en las mentes de la membresía esta nueva interpretación, el cristianismo estaba siendo prácticamente erradicado del Oficio. Se volvió impensable mencionar el nombre de Cristo u orar en el nombre de Jesús. El Oficio estaba establecido firmemente sobre el terreno del “universalismo”.
La principal norma para ser miembro fue, y sigue siendo, que el candidato crea en “Dios”. Este
dios podría ser Krishna, Buda, Alá, o cualquier otro dios, pero Jesucristo no debe ser considerado nada más que un igual de estos.
Esta idea universalista o inclusiva de Dios ha abierto la puerta para que cada deidad falsa tenga un lugar dentro de la Logia. Hall hace que esta orientación universalista sea inconfundible al afirmar: “El verdadero discípulo de la masonería ha renunciado para siempre a la adoración de personalidades. Con esta perspectiva mayor, se da cuenta de que todas las formas . . . no tienen ninguna importancia para él en comparación con la vida que está evolucionando en su interior” {7}
Hall realza su creencia en el universalismo al afirmar que “el verdadero masón no está atado a un credo. Se da cuenta de que, con la iluminación divina de su logia, como masón su religión debe ser universal: Cristo, Buda o Mahoma, el nombre significa poco, porque él reconoce solo la luz y no al portador”.{8} Así que, para el masón, Dios no es un ser personal, sino una fuerza impersonal, una energía que no tiene ninguna sustancia.
El masón que es cristiano se encuentra en una posición muy difícil. Si bien su Orden Fraternal apoyó su cristianismo en sus primeros años, ahora ya no lo permite, ya que no hay ninguna duda en cuanto a la orientación pagana de la masonería en nuestro tiempo. Por lo tanto, el masón debe preguntarse si puede, de buena fe, permanecer dentro de una organización que desvaloriza al Dios del cristianismo.
La masonería como una religión
Al evolucionar la masonería moderna a lo largo de varios cientos de años, continuó siendo influenciado por quienes sostenían una cosmovisión ocultista. Para ellos, el Oficio era un resurgimiento de los antiguos misterios. Albert Pike, el destacado erudito masónico, dijo que “es la religión universal, eterna e inmutable, tal como la plantó Dios en el corazón de la humanidad universal”.{9} La afirmación de Pike es un buen ejemplo del doble mensaje masónico. El cristiano puede interpretar lo que se dice como una referencia al Dios personal del cristianismo que creó el universo. Sin embargo, cuando uno toma la afirmación de Pike junto con el resto de su cosmovisión, se vuelve aparente que se está refiriendo al dios impersonal de la masonería, según se mencionó anteriormente.
Pike, en su libro Morals and Dogma, dice lo siguiente acerca de la religión y la masonería: “Toda Logia Masónica es un templo de religión; y sus enseñanzas son instrucción en religión”.{10} Según los intérpretes contemporáneos de la masonería, ahora ha ocupado su lugar lógico como la unificadora de todas las religiones. Uno de estos intérpretes, Foster Bailey, un ocultista y un masón grado 32, dijo que “la masonería es el descendiente de una religión impartida divinamente” que antedata la primera fecha de la creación. Bailey sigue diciendo que “la masonería es todo lo que nos queda de la primera religión mundial” que floreció en tiempos antiguos. “Fue la primera religión mundial unificada. Hoy estamos trabajando de nuevo para lograr una religión universal mundial”.{11}
En otras palabras, la masonería tiene sus raíces en las mismas fuentes que las religiones de misterio del mundo que provocaron la ira del Dios hebreo del Antiguo Testamento. Y el Oficio está preparando ahora el camino para el resurgimiento de la misma religión de los antiguos. El masón, sin embargo, podría no ser consciente de mucho de lo que enseña la Logia. El masón que no está iniciado en los grados superiores es engañado deliberadamente por sus hermanos. Pike dice que “la verdad no es para los que son dignos”. Sigue diciendo que “la masonería oculta celosamente sus secretos, y desorienta intencionalmente a los intérpretes engreídos”.{12}
Hall lo expresa de esta forma: “Son necesarias cualidades espirituales antes que los verdaderos
secretos masónicos puedan ser entendidos por los hermanos mismos”.{13} Lo que parece estar diciendo Hall es que uno debe alcanzar cierto nivel espiritual antes de que pueda entender correctamente las profundas enseñanzas simbólicas de la masonería. Como ejemplo, uno de los
símbolos más conocidos de la masonería es la letra “G”. Según qué interpretación uno escoge, este símbolo puede representar a la geometría, a Dios (God, en inglés) o la gnosis. Un cristiano inglés, obviamente, interpretaría al símbolo como Dios, en tanto que el pagano lo vería como conocimiento, o gnosis. Albert Pike fue aún más directo cuando dijo: “Los Grados Azules no son más que el patio exterior del Templo. Parte de los símbolos se exhiben allí para el iniciado, pero este es engañado intencionalmente por interpretaciones falsas. La intención no es que las entienda; sino que él se crea que las entiende. Su verdadera explicación está reservada para los Adeptos, los Príncipes de la Masonería”.{14}
El masón podría formar parte involuntariamente de la Logia pensando que es una extensión de su fe cristiana, cuando en realidad puede ser un “caballo de Troya”, que permite la entrada de otro dios en su alma.
El dios masónico
El dios de la masonería y el Dios de la Biblia no son lo mismo. Hay una gran diferencia entre los dos conceptos de Dios. Se considera que el dios masónico, “el Gran Arquitecto del Universo” (E.G.A.D.U.), está por encima de todos los demás dioses. Según Albert Pike, todas las personas, independientemente de su orientación espiritual, pueden unirse bajo el “Gran Artífice del Universo”. El dios masónico todo lo incluye y todo lo abarca. Todos los masones potenciales deben reconocer a “Dios” a fin de lograr la membresía en la Logia, pero no hay criterios definidos con relación a qué “Dios” se alude ni cuál “Dios” es aceptable. Pike afirma que la masonería es la unificadora de todas las religiones, y que “el cristiano, el hebreo, el musulmán, el brahmán, los seguidores de Confucio y Zoroastro, pueden reunirse como hermanos y unirse en oración al único Dios que está por encima de todos los baales”.{15} En otras palabras, el Dios bíblico queda
reducido al nivel de todos los demás dioses y, al mismo tiempo, es considerado como igual a los dioses falsos de esas religiones. Por lo tanto, el cristiano queda desprovisto de su condición característica de única religión verdadera que ofrece a la humanidad su única esperanza de salvación.
Muchos creen, dentro de la Logia, que el dios universal de la masonería es el Dios de la Biblia, pero este dios no es el Dios trino de la fe cristiana. La masonería disminuye adrede la condición de coigual y coeterno de Jesucristo y el Espíritu Santo. Es decir, la segunda y tercera Persona de la Trinidad son puestos por debajo de Dios el Padre, lo que deniega la naturaleza trina del Dios de la Biblia. Claramente, al dios masónico se le da una posición más importante entre todos los demás “dioses”. Albert Pike habló de “Dios como siendo Uno, Inaccesible, Individual, Eterno e Invariable . . . Hay solo un Dios, infinito e incomprensible, a quien no se le puede asignar ningún atributo humano, aun cuando se lo imagine como infinito”.{16} Por lo tanto, según Pike, el dios de la masonería es “Individual” en naturaleza, y no el Dios trino de la Biblia. Asimismo, el dios masónico es inalcanzable. No es una personalidad interesada en su creación; es una fuerza, un principio. Manly P. Hall, un masón grado 33, se refiere a Dios como el “Principio de Vida” que se
encuentra dentro de todos las cosas vivas. En un pasaje citado anteriormente, Hall dijo: “El verdadero discípulo de la antigua masonería ha renunciado para siempre a la adoración de personalidades. Con su perspectiva superior, se da cuenta de que todas las formas . . . no son de ninguna importancia para él comparado con la vida que está evolucionando en su interior”.{17} Hall revela, en este pasaje, que:
1.El dios de la masonería es una fuerza que mora dentro de las cosas vivas, y que 2. La religión del Oficio es el panteísmo. Por otra parte, el Dios del cristianismo es trascendente y solo reside dentro de la familia humana, y solo cuando recibe la invitación de hacerlo. En la masonería, Jesucristo no es aceptado como “Uno” con el Padre, y no se lo busca para la salvación. Jesús dejó muy en claro los requisitos de su Padre: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Lucas 4:8). El Padre dice que “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás . . . No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos; porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra” (Deuteronomio 6:13-15).
El masón que dice ser cristiano debe decidir a quién servirá: al Dios de la Biblia o al dios de la masonería. No puede servir a ambos.
El Jesús masónico
La pregunta central que todo masón cristiano debe hacerse es: “¿Quién es Jesucristo, según la Logia?”. Anteriormente vimos que Albert Pike estuvo muy influenciado por el ocultismo, y que él fue el responsable de reescribir los rituales para todo el trabajo de los grados más allá de Maestro Masón. Debido a la influencia de Pike, la masonería ha adoptado un enfoque universalista de la divinidad. Según Jim Shaw, un masón grado 33 que dejó la Logia, la masonería enseña que “Jesús era solo un hombre. Fue uno de los arquetipos, ‘uno de los grandes hombres del pasado, pero no divino y ciertamente no el único medio de redención de la humanidad perdida. Estuvo al nivel de los otros grandes hombres del pasado, como Aristóteles, Platón, Pitágoras y Mahoma. Su vida y leyenda no fueron diferentes de la de Krishna, el dios hindú. Él es el hijo de José’, no el hijo de Dios”.{18}
Jesucristo no debe ser visto como Dios encarnado, o como el Salvador de la humanidad, sino debe ser considerado como en nada diferente de cualquier otro gran líder espiritual o gurú. Siguiendo esta conclusión, la Logia no permite que el nombre de Jesús o Cristo sea usado en ninguna de sus oraciones o rituales. Como ejemplo, cuando la Biblia es usada en rituales, el nombre de Jesús o Cristo es omitido, para evitar ofender a alguna persona. En esencia, la Logia ha reescrito la Biblia para adaptarla a su propio fin. La Biblia es clara en su advertencia de que la
Palabra de Dios no debe ser cambiada o alterada. Deuteronomio 4:2 dice: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella”. Las oraciones masónicas no deben incluir el nombre de Jesucristo, sino deben referirse al Gran Arquitecto del Universo. La revista Maryland Master Mason ofreció esta declaración con relación a la oración en la Logia: “Todas las oraciones en logias masónicas deben ser dirigidas a la deidad única que todos los masones denominan
el Gran Arquitecto del Universo”.{19} Para el cristiano, esta idea debería generar una verdadera preocupación. La Biblia es clara en cuanto a lo que Jesús dice de aquellos que se avergüenzan de Él: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante
de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.{20}
El Jesús bíblico no tiene en cuenta el prejuicio de la masonería cuando se trata de recibir el lugar que le corresponde de reverencia y adoración. En breve, Jesús no parece ser tan tolerante como el masón cuando se trata de su autoridad divina. La Biblia nos da instrucción adicional con relación a nuestra respuesta a la fe cristiana: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:18-20). Por lo tanto, el masón se encuentra ante la opción de decidir a quién va a servir: a Jesús, el Salvador de su alma, o al dios tolerante de la masonería, que lo conduce a la destrucción.
La luz y las tinieblas masónicas
“Los masones son denominados enfáticamente Hijos de la Luz, porque poseen el verdadero significado del símbolo; mientras que se dice que los profanos o no iniciados que no han recibido este conocimiento están en tinieblas”. {21} En otras palabras, el masón ha sido librado de las tinieblas para alcanzar la luz, y es elevado por encima de quienes no han recibido la iniciación en los grados y los misterios de la masonería. El individuo “profano”, el no masón, permanece en tinieblas y está necesitado de la luz. El masón, luego de ser iluminado, sigue necesitando más luz. Parecería ser que el masón nunca llega a comprender plenamente su Oficio y todo lo que significa. Sin embargo, a medida que el masón obtiene más luz y comprensión de los distintos símbolos que representan cada grado, toma mayor conciencia de sus diferentes significados. Albert Pike, el erudito masónico, habla de esta decepción: “La masonería oculta sus secretos de todos excepto los Adeptos y Sabios, o los Elegidos, y usa explicaciones falsas y tergiversaciones de sus símbolos para engañar a quienes solo merecen ser engañados; para ocultar la Verdad -que denomina la Luz- de ellos, y alejarlos de ella. La verdad no es para quienes son indignos o incapaces de recibirla, porque la pervertirían. Así que la masonería oculta celosamente sus secretos, e intencionalmente desorienta a los intérpretes engreídos”.{22}
Según Pike, “la masonería es una búsqueda de luz”.{23} La pregunta que uno debe hacerse es: ¿Cuál es la fuente de esta “Luz” en la que está basada la masonería contemporánea? Pike sigue diciéndonos que la luz de la masonería está basada en la Cábala, o misticismo judío. Para el cristiano esta es una verdadera dificultad, porque el cristiano no puede aceptar las creencias ocultistas de los místicos. La Biblia nos dice que la “verdad” o “luz” solo puede encontrarse en la Palabra de Dios. Al masón se le enseña que, a medida que recibe más luz, crece en perfección. Al crecer en perfección, él cree que realmente crece su dignidad personal y, al hacerlo, obtiene una
apreciación más profunda de la masonería. Esta comprensión profunda lleva a un mayor grado de iluminación y permite al masón sentir que ha hecho todo lo que necesita hacer para la aceptación en la Gran Logia superior. Esta apelación al orgullo humano es una trampa mortal, porque todos tenemos una naturaleza pecaminosa y queremos sentir que nos hemos “ganado” la salvación, y que la “merecemos”.
Sin embargo, el masón que dice que Jesucristo es su Señor queda en una posición muy difícil ante la Logia. La Logia considera que el cristiano es profano o indigno de recibir la “Luz” en el Oficio. El masón se enfrenta a este dilema: si la Logia tiene la Luz que busca la humanidad, y si Jesús es la Luz, entonces ¿cómo puede ser que Jesús no debe ser mencionado en la Logia, si realmente es la Luz del mundo?{24} Esta idea se vuelve cada vez más difícil cuando el cristiano intenta reconciliar lo que dice la Biblia acerca de Jesús con lo que dice el Oficio sobre la presencia de Jesús en la Logia. ¡Albert Pike habla de Lucifer come el portador de la Luz! “Lucifer, ¡el Hijo de la Mañana! ¿Es él quien porta la Luz, y con sus esplendores intolerables ciega a las Almas débiles, sensuales o egoístas?”.{25} La Biblia identifica a Lucifer como Satanás y un ángel de luz. Según el paganismo, Lucifer es el portador de la luz que ilumina la comprensión del hombre de su Yo Superior o su “Yo Divino”. El autor masónico Foster Bailey lo dice de esta forma: “La masonería, por lo tanto, no es solo un sistema de moral, que inculca la ética más elevada a través de la cual resulta, si es seguida, la revelación consciente de la divinidad . . . . Describe la recuperación de la divinidad oculta del hombre y su exposición a la luz . . . el poder para lograr la perfección latente en cada hombre”. La masonería pretende ser la Luz que despierta la mente del
hombre a su perfección y divinidad última. La pregunta que pide ser contestada por cada masón es simplemente esta: “¿Qué Luz seguirá, la verdadera Luz de Cristo o la luz tenuemente encendida de la Logia?”.
Las cosas ocultas de la masonería
Hay mucho secreto en la masonería. Desde el principio mismo el Aprendiz Aceptado es mantenido a la sombra con relación al significado pleno de los símbolos del Oficio. No se le ofrece una comprensión mayor hasta que haya demostrado ser digno de recibir verdades más profundas. El masón no solo debe guardar los secretos de la Logia, sino que debe hacer juramentos acompañados de severas penas si alguna vez escoge revelarlos. Según Carl H. Claudy, un ex Gran Maestro de Masones, las penas masónicas buscan inspirar terror en el candidato. Claudy dice que, si el candidato rompe su juramento, experimentará la humillación que sentiría cualquier hombre que haya roto un juramento solemne. Pero aún más, experimentará “la ira de Dios blasfemado. El horror de un pecado del cual no hay ninguno superior”.{26} La declaración anterior es un ejemplo de la información errónea bajo el cual el masón suele trabajar. La idea de que Dios reconoce y sostiene el juramento del masón a un dios pagano es, simplemente, no bíblica. Sin embargo, el mandato bíblico para el creyente es “No juréis en ninguna manera . . . Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”. {27} En otras palabras, el Señor deja bien en claro que todo lo que se jura fuera de “sí” o “no” viene de la boca del Diablo.
El Dios cristiano no es un dios de temor y desventura, sino un Dios de compasión y misericordia. El autor masónico y masón grado 33 Manly P. Hall identifica la naturaleza de la fuerza cósmica a la que el masón debe su lealtad. Dice que “el masón promedio, así como el moderno estudiante de los ideales masónicos, poco se da cuenta de la obligación cósmica que asume cuando comienza su búsqueda de las sagradas verdades de la Naturaleza . . . Cada masón sabe que un juramento roto trae con él una terrible penalidad . . . Cuando un masón jura que dedicará su vida a (la masonería) . . . y luego contamina su templo vivo . . . está rompiendo un juramento que impone no horas sino edades de desventura”. (28) El masón no está ofreciendo su lealtad al Dios del cristianismo, sino al dios panteísta de la Naturaleza. Albert Mackey, autor de Encyclopedia of Freemasonry (Enciclopedia de la masonería), ofrece varias razones por las que los no masones objetan el secreto masónico. Sin embargo, hay solo cuatro que él acepta como verdaderas. Primero, que es un juramento. Segundo, que se hace antes de ser comunicados los secretos. Tercero, que está acompañado por ciertas ceremonias supersticiosas. Y cuarto, que es acompañado por una penalidad.{29} Se le hace creer al candidato que las penalidades que acompañan a los juramentos que hace son llevadas a cabo realmente. En ningún momento se le dice que estas penalidades son simplemente simbólicas. Mackey afirma que las penalidades no deben ser infligidas por la Logia sino por Dios. Él dice que “las penalidades rituales de la masonería . . . están en manos, no del hombre sino de Dios, y deben ser infligidos por Dios, y no por el hombre”.{30} La Logia se coloca en una situación precaria cuando presume que Dios protegerá su paganismo haciendo morir a sus detractores. El mayor problema para el masón cristiano es que, al tomar los juramentos del Oficio, y vivir su vida de acuerdo a estos juramentos, ha abierto la puerta para que Lucifer le quite su relación con el Dios vivo.
La pregunta central que todo masón cristiano debe hacerse es: “¿Quién es Jesucristo, según la Logia?”. Anteriormente vimos que Albert Pike estuvo muy influenciado por el ocultismo, y que él fue el responsable de reescribir los rituales para todo el trabajo de los grados más allá de Maestro Masón. Debido a la influencia de Pike, la masonería ha adoptado un enfoque universalista de la divinidad. Según Jim Shaw, un masón grado 33 que dejó la Logia, la masonería enseña que “Jesús era solo un hombre. Fue uno de los arquetipos, ‘uno de los grandes hombres del pasado, pero no divino y ciertamente no el único medio de redención de la humanidad perdida. Estuvo al nivel de los otros grandes hombres del pasado, como Aristóteles, Platón, Pitágoras y Mahoma. Su vida y leyenda no fueron diferentes de la de Krishna, el dios hindú. Él es el hijo de José’, no el hijo de Dios”.{18}
Jesucristo no debe ser visto como Dios encarnado, o como el Salvador de la humanidad, sino debe ser considerado como en nada diferente de cualquier otro gran líder espiritual o gurú. Siguiendo esta conclusión, la Logia no permite que el nombre de Jesús o Cristo sea usado en ninguna de sus oraciones o rituales. Como ejemplo, cuando la Biblia es usada en rituales, el nombre de Jesús o Cristo es omitido, para evitar ofender a alguna persona. En esencia, la Logia ha reescrito la Biblia para adaptarla a su propio fin. La Biblia es clara en su advertencia de que la
Palabra de Dios no debe ser cambiada o alterada. Deuteronomio 4:2 dice: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella”. Las oraciones masónicas no deben incluir el nombre de Jesucristo, sino deben referirse al Gran Arquitecto del Universo. La revista Maryland Master Mason ofreció esta declaración con relación a la oración en la Logia: “Todas las oraciones en logias masónicas deben ser dirigidas a la deidad única que todos los masones denominan
el Gran Arquitecto del Universo”.{19} Para el cristiano, esta idea debería generar una verdadera preocupación. La Biblia es clara en cuanto a lo que Jesús dice de aquellos que se avergüenzan de Él: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante
de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.{20}
El Jesús bíblico no tiene en cuenta el prejuicio de la masonería cuando se trata de recibir el lugar que le corresponde de reverencia y adoración. En breve, Jesús no parece ser tan tolerante como el masón cuando se trata de su autoridad divina. La Biblia nos da instrucción adicional con relación a nuestra respuesta a la fe cristiana: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:18-20). Por lo tanto, el masón se encuentra ante la opción de decidir a quién va a servir: a Jesús, el Salvador de su alma, o al dios tolerante de la masonería, que lo conduce a la destrucción.
La luz y las tinieblas masónicas
“Los masones son denominados enfáticamente Hijos de la Luz, porque poseen el verdadero significado del símbolo; mientras que se dice que los profanos o no iniciados que no han recibido este conocimiento están en tinieblas”. {21} En otras palabras, el masón ha sido librado de las tinieblas para alcanzar la luz, y es elevado por encima de quienes no han recibido la iniciación en los grados y los misterios de la masonería. El individuo “profano”, el no masón, permanece en tinieblas y está necesitado de la luz. El masón, luego de ser iluminado, sigue necesitando más luz. Parecería ser que el masón nunca llega a comprender plenamente su Oficio y todo lo que significa. Sin embargo, a medida que el masón obtiene más luz y comprensión de los distintos símbolos que representan cada grado, toma mayor conciencia de sus diferentes significados. Albert Pike, el erudito masónico, habla de esta decepción: “La masonería oculta sus secretos de todos excepto los Adeptos y Sabios, o los Elegidos, y usa explicaciones falsas y tergiversaciones de sus símbolos para engañar a quienes solo merecen ser engañados; para ocultar la Verdad -que denomina la Luz- de ellos, y alejarlos de ella. La verdad no es para quienes son indignos o incapaces de recibirla, porque la pervertirían. Así que la masonería oculta celosamente sus secretos, e intencionalmente desorienta a los intérpretes engreídos”.{22}
Según Pike, “la masonería es una búsqueda de luz”.{23} La pregunta que uno debe hacerse es: ¿Cuál es la fuente de esta “Luz” en la que está basada la masonería contemporánea? Pike sigue diciéndonos que la luz de la masonería está basada en la Cábala, o misticismo judío. Para el cristiano esta es una verdadera dificultad, porque el cristiano no puede aceptar las creencias ocultistas de los místicos. La Biblia nos dice que la “verdad” o “luz” solo puede encontrarse en la Palabra de Dios. Al masón se le enseña que, a medida que recibe más luz, crece en perfección. Al crecer en perfección, él cree que realmente crece su dignidad personal y, al hacerlo, obtiene una
apreciación más profunda de la masonería. Esta comprensión profunda lleva a un mayor grado de iluminación y permite al masón sentir que ha hecho todo lo que necesita hacer para la aceptación en la Gran Logia superior. Esta apelación al orgullo humano es una trampa mortal, porque todos tenemos una naturaleza pecaminosa y queremos sentir que nos hemos “ganado” la salvación, y que la “merecemos”.
Sin embargo, el masón que dice que Jesucristo es su Señor queda en una posición muy difícil ante la Logia. La Logia considera que el cristiano es profano o indigno de recibir la “Luz” en el Oficio. El masón se enfrenta a este dilema: si la Logia tiene la Luz que busca la humanidad, y si Jesús es la Luz, entonces ¿cómo puede ser que Jesús no debe ser mencionado en la Logia, si realmente es la Luz del mundo?{24} Esta idea se vuelve cada vez más difícil cuando el cristiano intenta reconciliar lo que dice la Biblia acerca de Jesús con lo que dice el Oficio sobre la presencia de Jesús en la Logia. ¡Albert Pike habla de Lucifer come el portador de la Luz! “Lucifer, ¡el Hijo de la Mañana! ¿Es él quien porta la Luz, y con sus esplendores intolerables ciega a las Almas débiles, sensuales o egoístas?”.{25} La Biblia identifica a Lucifer como Satanás y un ángel de luz. Según el paganismo, Lucifer es el portador de la luz que ilumina la comprensión del hombre de su Yo Superior o su “Yo Divino”. El autor masónico Foster Bailey lo dice de esta forma: “La masonería, por lo tanto, no es solo un sistema de moral, que inculca la ética más elevada a través de la cual resulta, si es seguida, la revelación consciente de la divinidad . . . . Describe la recuperación de la divinidad oculta del hombre y su exposición a la luz . . . el poder para lograr la perfección latente en cada hombre”. La masonería pretende ser la Luz que despierta la mente del
hombre a su perfección y divinidad última. La pregunta que pide ser contestada por cada masón es simplemente esta: “¿Qué Luz seguirá, la verdadera Luz de Cristo o la luz tenuemente encendida de la Logia?”.
Las cosas ocultas de la masonería
Hay mucho secreto en la masonería. Desde el principio mismo el Aprendiz Aceptado es mantenido a la sombra con relación al significado pleno de los símbolos del Oficio. No se le ofrece una comprensión mayor hasta que haya demostrado ser digno de recibir verdades más profundas. El masón no solo debe guardar los secretos de la Logia, sino que debe hacer juramentos acompañados de severas penas si alguna vez escoge revelarlos. Según Carl H. Claudy, un ex Gran Maestro de Masones, las penas masónicas buscan inspirar terror en el candidato. Claudy dice que, si el candidato rompe su juramento, experimentará la humillación que sentiría cualquier hombre que haya roto un juramento solemne. Pero aún más, experimentará “la ira de Dios blasfemado. El horror de un pecado del cual no hay ninguno superior”.{26} La declaración anterior es un ejemplo de la información errónea bajo el cual el masón suele trabajar. La idea de que Dios reconoce y sostiene el juramento del masón a un dios pagano es, simplemente, no bíblica. Sin embargo, el mandato bíblico para el creyente es “No juréis en ninguna manera . . . Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”. {27} En otras palabras, el Señor deja bien en claro que todo lo que se jura fuera de “sí” o “no” viene de la boca del Diablo.
El Dios cristiano no es un dios de temor y desventura, sino un Dios de compasión y misericordia. El autor masónico y masón grado 33 Manly P. Hall identifica la naturaleza de la fuerza cósmica a la que el masón debe su lealtad. Dice que “el masón promedio, así como el moderno estudiante de los ideales masónicos, poco se da cuenta de la obligación cósmica que asume cuando comienza su búsqueda de las sagradas verdades de la Naturaleza . . . Cada masón sabe que un juramento roto trae con él una terrible penalidad . . . Cuando un masón jura que dedicará su vida a (la masonería) . . . y luego contamina su templo vivo . . . está rompiendo un juramento que impone no horas sino edades de desventura”. (28) El masón no está ofreciendo su lealtad al Dios del cristianismo, sino al dios panteísta de la Naturaleza. Albert Mackey, autor de Encyclopedia of Freemasonry (Enciclopedia de la masonería), ofrece varias razones por las que los no masones objetan el secreto masónico. Sin embargo, hay solo cuatro que él acepta como verdaderas. Primero, que es un juramento. Segundo, que se hace antes de ser comunicados los secretos. Tercero, que está acompañado por ciertas ceremonias supersticiosas. Y cuarto, que es acompañado por una penalidad.{29} Se le hace creer al candidato que las penalidades que acompañan a los juramentos que hace son llevadas a cabo realmente. En ningún momento se le dice que estas penalidades son simplemente simbólicas. Mackey afirma que las penalidades no deben ser infligidas por la Logia sino por Dios. Él dice que “las penalidades rituales de la masonería . . . están en manos, no del hombre sino de Dios, y deben ser infligidos por Dios, y no por el hombre”.{30} La Logia se coloca en una situación precaria cuando presume que Dios protegerá su paganismo haciendo morir a sus detractores. El mayor problema para el masón cristiano es que, al tomar los juramentos del Oficio, y vivir su vida de acuerdo a estos juramentos, ha abierto la puerta para que Lucifer le quite su relación con el Dios vivo.
El simbolismo y la masonería
“En todo tiempo, la verdad ha sido ocultada bajo símbolos, y a menudo bajo una sucesión de alegorías, donde velo tras velo tuvo que ser penetrado antes de alcanzar la verdadera Luz, y quedara revelada la verdad esencial”.{31} Estas palabras de Albert Pike, el destacado erudito masónico, suenan como nobles y verdaderas. Sin embargo, el cristiano debe sopesar las elevadas palabras de Pike con la Biblia. Nuestro Señor estuvo, en todo momento, ansioso por ayudar a sus discípulos a reconocer la verdad de sus enseñanzas. El único problema que tuvieron que vencer fue su falta de entendimiento espiritual. El escritor del evangelio, en Mateo 7, nos dice que todo lo que tenemos que hacer es simplemente pedir. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”. {32} El Señor desea atraernos hacia sí. No tenemos que atravesar velo tras velo para llegar a una comprensión divina. Él nos la ha dado de buen grado en su Palabra. Según la investigación del Dr. Robert A. Morey: “No había grados en la masonería de doscientos años atrás; y el grado de Maestro no tiene más de 150 años”. Sigue diciendo que “la mayoría de los historiadores masónicos ahora reconocen que fueron los franceses Desaguilliers o el Dr. Anderson que inventaron los primeros tres grados. Los
pocos símbolos introducidos por estos dos clérigos cristianos vinieron de la Biblia y eran cristianos en todo sentido”.{33} Aquí vemos nuevamente que los orígenes del Oficio estaban arraigados en la creencia cristiana.
Sin embargo, como vimos anteriormente, el Oficio ha sufrido un proceso de paganización de parte de quienes quieren subvertirlo para su propio uso. Mientras que en los primeros años de la Logia los símbolos que se introdujeron revelaban verdad, al presente esos mismos símbolos y cientos otros son usados para engañar al candidato. Albert Pike lo dejó en claro cuando dijo: “parte de los símbolos se exhiben . . . para el iniciado, pero éste es engañado intencionalmente mediante interpretaciones falsas”. {34} Jesús enseñó mediante parábolas e hizo uso de símbolos en su instrucción. Ofreció libremente entendimiento, y estuvo dispuesto a ayudar a otros a reconocer a su Padre. Pero, cuando miramos a la masonería encontramos secreto y la “verdad” oculta. Una persona debe probar que es digna a fin de que la “Luz” le sea compartida. Y cuando es revelada al iniciado, esta “verdad” suele estar oculta adicionalmente en interpretaciones falsas.
La masonería tiene numerosos símbolos. Para el cristiano, la masonería usa la Biblia como uno de sus símbolos, como usa el Corán, las Vedas, el Gita o cualquier otro libro “sagrado”. Cuando el candidato cristiano ve la Biblia sobre el altar masónico y escucha las referencias bíblicas en los rituales, supone que la masonería es realmente cristiana, como muy probablemente se le ha dicho. Sin embargo, la Biblia es considerada solo como un símbolo por la Logia, como ocurre con todos los demás libros “sagrados” de otras religiones. Esta actitud hacia la Biblia pone en claro que, para la masonería, la Biblia no es considerada como inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. Más bien, “es solo un símbolo de la Voluntad Divina, la Ley o la Revelación”.{35}
La salvación en la Logia
“Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.{36} Los primeros masones siguieron una comprensión bíblica de la salvación y lo que significaba ser un cristiano. Sin embargo, los escritores paganos que reescribieron los rituales masónicos omitieron las referencias a la salvación bíblica y las escribieron de una forma que no ofendiera a nadie de otra religión. Los primeros rituales para el Grado de Maestro Masón eran cristianos en su significado general. Según el Dr. Morey, frases bíblicas como “regeneración”, “redención” y “cielo” eran usadas indudablemente.{37} El mayor tema para el masón, al presente, es si acepta la vida y la obra de Jesucristo para su redención o si buscará en sí mismo la salvación personal. Manly P. Hall dice que “un masón ha evolucionado a través de edades de autopurificacion y transmutación espiritual”.{38} Así que el masón actual, que sigue los escritos de la Fraternidad, se mira a sí mismo para la purificación y aceptación ante un Dios justo. Hall dice en otra parte que la luz espiritual del Maestro Masón “es mayor porque ha evolucionado un vehículo más elevado para su expresión”. {39}
Foster Bailey, autor de The Spirit of Masonry (El espíritu de la masonería), dice que “la masonería es uno entre varios caminos hacia Dios”, y que la masonería “no es solo un sistema de moral que inculca la ética más elevada a través del cual resulta, de ser seguida, una revelación consciente de la divinidad, sino es también una presentación dramática de la regeneración”. {40}En otras palabras, Bailey está diciendo que la masonería es un vehículo para que la humanidad descubra su divinidad y logre la regeneración personal. Esta idea es completamente ajena a la Biblia. El cristiano no puede, de ninguna forma, superar el hecho de que Jesucristo, como el dador de Luz y redentor de la humanidad, se opone a las enseñanzas de la Logia. La Biblia enseña claramente que la salvación viene solo a través de la persona de Jesucristo. No puede venir por ningún otro medio. La Biblia es clara en que si confesamos con nuestra boca que Jesús es Señor y creemos en nuestro corazón que Dios lo levantó de los muertos, recibiremos salvación. No está basada en nuestras obras o acciones; está basada exclusivamente en lo que Jesús hizo en la cruz. La masonería no acepta el hecho de que el hombre nace pecaminoso y está necesitado de redención. El Oficio no comprende la profundidad de la rebelión del hombre contra su Creador. El autor masónico H. L. Haywood, en su libro The Great Teachings of Masonry (Las grandes enseñanzas de la masonería), dice que “muchos piensan que el hombre fue una vez un ser perfecto que a través de alguna catástrofe moral inimaginable se volvió corrupto hasta la última fibra de su ser, de forma que, sin algún tipo de ayuda sobrenatural o milagrosa de afuera, nunca podrá ser salvado”. {41} Dado que la masonería no tiene una comprensión del carácter serio de la separación del hombre de Dios, no puede ofrecer una solución adecuada a su problema. La Biblia nos dice que el hombre está en un estado de separación de Dios y que necesita un salvador. El escritor del Evangelio de Marcos habla de la naturaleza caída de la humanidad. La Biblia dice que es lo que sale del hombre lo que lo contamina: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”. {42} La masonería no puede ofrecer a la humanidad una solución adecuada a su problema de pecado.
Una respuesta cristiana a la masonería
Recuerdo las palabras de mi padre cuando le hablé por primera vez sobre su participación en la masonería. Me dijo que la Logia enseñaba que “una vez masón, siempre masón”. Aun siendo un hombre mayor, la idea seguía teniendo una fuerte influencia en su pensamiento. Mi padre, como cristiano, no había podido ver la enorme diferencia entre la enseñanza de la Iglesia y la de la Logia. Una vez que pude compartir la enseñanza de la Logia con él, y pudo entonces hacer una decisión clara con relación a su futuro con la Fraternidad. Pero aun después de dejar la Logia, no
pudo cortar mentalmente el vínculo que lo ataba a la Logia; seguía sintiendo el tironeo: “Una vez masón, siempre masón”. El masón entra en una de cuatro categorías en cuanto a su relación continua con la Logia. {43} Primero, hay quienes no tienen un claro conocimiento del cristianismo. Creen que la religión y el cristianismo son lo mismo y que si alguien usa la Biblia esa persona debe ser cristiana. Estas personas son sinceras pero ignorantes. Como no saben lo que enseña el cristianismo, no ven nada de malo en la masonería. Una segunda categoría sería aquellos que no saben lo que es la masonería y lo que enseña. No solo están desinformados acerca del cristianismo sino están igualmente desinformados acerca de las enseñanzas de la masonería. Estas personas no tienen ningún fundamento teológico sobre el cual discernir la verdad del error. Asimismo, suelen ser ignorantes de la dirección ocultista que ha tomado la Logia en las últimas décadas.
Un tercer grupo está formado por personas que profesan a Cristo, pero siguen como masones independientemente de cuánto conozcan acerca del cristianismo y la masonería. Están ciertamente en un estado de rebelión y han elegido no seguir la verdad de Cristo. El grupo final son quienes profesan a Cristo pero han abandonado la fe cristiana. Los que han adoptado esta posición son en esencia unitaristas en su creencia. Ya no sostienen la deidad absoluta de Cristo o la expiación por su sangre. En su mayor parte, todos los masones caen en una de estas categorías. En algunos casos, podría ser que la culpa no debe recaer en la persona sino en la iglesia cristiana, por no enseñar adecuadamente sus verdades. El masón tiene que hacer una elección, pero la iglesia tiene la responsabilidad de equipar a sus integrantes con las verdades de la fe. Jesús lo dejó muy en claro en la Biblia. Dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. {44} Es difícil para el masón permanecer en Cristo mientras está en la Logia y sigue sus enseñanzas. Es imposible llevar fruto fuera de Jesús. Solo Él es quien hace producir el fruto. Es imperativo que el cristiano trate con la cuestión de la obediencia. Es imposible servir a dos amos sin amar a uno y despreciar al otro. El problema fundamental suele ser el hecho de que la persona no ha renacido espiritualmente. Una vez más, Jesús dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios . . . el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios . . .os es necesario nacer de nuevo”. {45}
“En todo tiempo, la verdad ha sido ocultada bajo símbolos, y a menudo bajo una sucesión de alegorías, donde velo tras velo tuvo que ser penetrado antes de alcanzar la verdadera Luz, y quedara revelada la verdad esencial”.{31} Estas palabras de Albert Pike, el destacado erudito masónico, suenan como nobles y verdaderas. Sin embargo, el cristiano debe sopesar las elevadas palabras de Pike con la Biblia. Nuestro Señor estuvo, en todo momento, ansioso por ayudar a sus discípulos a reconocer la verdad de sus enseñanzas. El único problema que tuvieron que vencer fue su falta de entendimiento espiritual. El escritor del evangelio, en Mateo 7, nos dice que todo lo que tenemos que hacer es simplemente pedir. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”. {32} El Señor desea atraernos hacia sí. No tenemos que atravesar velo tras velo para llegar a una comprensión divina. Él nos la ha dado de buen grado en su Palabra. Según la investigación del Dr. Robert A. Morey: “No había grados en la masonería de doscientos años atrás; y el grado de Maestro no tiene más de 150 años”. Sigue diciendo que “la mayoría de los historiadores masónicos ahora reconocen que fueron los franceses Desaguilliers o el Dr. Anderson que inventaron los primeros tres grados. Los
pocos símbolos introducidos por estos dos clérigos cristianos vinieron de la Biblia y eran cristianos en todo sentido”.{33} Aquí vemos nuevamente que los orígenes del Oficio estaban arraigados en la creencia cristiana.
Sin embargo, como vimos anteriormente, el Oficio ha sufrido un proceso de paganización de parte de quienes quieren subvertirlo para su propio uso. Mientras que en los primeros años de la Logia los símbolos que se introdujeron revelaban verdad, al presente esos mismos símbolos y cientos otros son usados para engañar al candidato. Albert Pike lo dejó en claro cuando dijo: “parte de los símbolos se exhiben . . . para el iniciado, pero éste es engañado intencionalmente mediante interpretaciones falsas”. {34} Jesús enseñó mediante parábolas e hizo uso de símbolos en su instrucción. Ofreció libremente entendimiento, y estuvo dispuesto a ayudar a otros a reconocer a su Padre. Pero, cuando miramos a la masonería encontramos secreto y la “verdad” oculta. Una persona debe probar que es digna a fin de que la “Luz” le sea compartida. Y cuando es revelada al iniciado, esta “verdad” suele estar oculta adicionalmente en interpretaciones falsas.
La masonería tiene numerosos símbolos. Para el cristiano, la masonería usa la Biblia como uno de sus símbolos, como usa el Corán, las Vedas, el Gita o cualquier otro libro “sagrado”. Cuando el candidato cristiano ve la Biblia sobre el altar masónico y escucha las referencias bíblicas en los rituales, supone que la masonería es realmente cristiana, como muy probablemente se le ha dicho. Sin embargo, la Biblia es considerada solo como un símbolo por la Logia, como ocurre con todos los demás libros “sagrados” de otras religiones. Esta actitud hacia la Biblia pone en claro que, para la masonería, la Biblia no es considerada como inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. Más bien, “es solo un símbolo de la Voluntad Divina, la Ley o la Revelación”.{35}
La salvación en la Logia
“Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.{36} Los primeros masones siguieron una comprensión bíblica de la salvación y lo que significaba ser un cristiano. Sin embargo, los escritores paganos que reescribieron los rituales masónicos omitieron las referencias a la salvación bíblica y las escribieron de una forma que no ofendiera a nadie de otra religión. Los primeros rituales para el Grado de Maestro Masón eran cristianos en su significado general. Según el Dr. Morey, frases bíblicas como “regeneración”, “redención” y “cielo” eran usadas indudablemente.{37} El mayor tema para el masón, al presente, es si acepta la vida y la obra de Jesucristo para su redención o si buscará en sí mismo la salvación personal. Manly P. Hall dice que “un masón ha evolucionado a través de edades de autopurificacion y transmutación espiritual”.{38} Así que el masón actual, que sigue los escritos de la Fraternidad, se mira a sí mismo para la purificación y aceptación ante un Dios justo. Hall dice en otra parte que la luz espiritual del Maestro Masón “es mayor porque ha evolucionado un vehículo más elevado para su expresión”. {39}
Foster Bailey, autor de The Spirit of Masonry (El espíritu de la masonería), dice que “la masonería es uno entre varios caminos hacia Dios”, y que la masonería “no es solo un sistema de moral que inculca la ética más elevada a través del cual resulta, de ser seguida, una revelación consciente de la divinidad, sino es también una presentación dramática de la regeneración”. {40}En otras palabras, Bailey está diciendo que la masonería es un vehículo para que la humanidad descubra su divinidad y logre la regeneración personal. Esta idea es completamente ajena a la Biblia. El cristiano no puede, de ninguna forma, superar el hecho de que Jesucristo, como el dador de Luz y redentor de la humanidad, se opone a las enseñanzas de la Logia. La Biblia enseña claramente que la salvación viene solo a través de la persona de Jesucristo. No puede venir por ningún otro medio. La Biblia es clara en que si confesamos con nuestra boca que Jesús es Señor y creemos en nuestro corazón que Dios lo levantó de los muertos, recibiremos salvación. No está basada en nuestras obras o acciones; está basada exclusivamente en lo que Jesús hizo en la cruz. La masonería no acepta el hecho de que el hombre nace pecaminoso y está necesitado de redención. El Oficio no comprende la profundidad de la rebelión del hombre contra su Creador. El autor masónico H. L. Haywood, en su libro The Great Teachings of Masonry (Las grandes enseñanzas de la masonería), dice que “muchos piensan que el hombre fue una vez un ser perfecto que a través de alguna catástrofe moral inimaginable se volvió corrupto hasta la última fibra de su ser, de forma que, sin algún tipo de ayuda sobrenatural o milagrosa de afuera, nunca podrá ser salvado”. {41} Dado que la masonería no tiene una comprensión del carácter serio de la separación del hombre de Dios, no puede ofrecer una solución adecuada a su problema. La Biblia nos dice que el hombre está en un estado de separación de Dios y que necesita un salvador. El escritor del Evangelio de Marcos habla de la naturaleza caída de la humanidad. La Biblia dice que es lo que sale del hombre lo que lo contamina: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”. {42} La masonería no puede ofrecer a la humanidad una solución adecuada a su problema de pecado.
Una respuesta cristiana a la masonería
Recuerdo las palabras de mi padre cuando le hablé por primera vez sobre su participación en la masonería. Me dijo que la Logia enseñaba que “una vez masón, siempre masón”. Aun siendo un hombre mayor, la idea seguía teniendo una fuerte influencia en su pensamiento. Mi padre, como cristiano, no había podido ver la enorme diferencia entre la enseñanza de la Iglesia y la de la Logia. Una vez que pude compartir la enseñanza de la Logia con él, y pudo entonces hacer una decisión clara con relación a su futuro con la Fraternidad. Pero aun después de dejar la Logia, no
pudo cortar mentalmente el vínculo que lo ataba a la Logia; seguía sintiendo el tironeo: “Una vez masón, siempre masón”. El masón entra en una de cuatro categorías en cuanto a su relación continua con la Logia. {43} Primero, hay quienes no tienen un claro conocimiento del cristianismo. Creen que la religión y el cristianismo son lo mismo y que si alguien usa la Biblia esa persona debe ser cristiana. Estas personas son sinceras pero ignorantes. Como no saben lo que enseña el cristianismo, no ven nada de malo en la masonería. Una segunda categoría sería aquellos que no saben lo que es la masonería y lo que enseña. No solo están desinformados acerca del cristianismo sino están igualmente desinformados acerca de las enseñanzas de la masonería. Estas personas no tienen ningún fundamento teológico sobre el cual discernir la verdad del error. Asimismo, suelen ser ignorantes de la dirección ocultista que ha tomado la Logia en las últimas décadas.
Un tercer grupo está formado por personas que profesan a Cristo, pero siguen como masones independientemente de cuánto conozcan acerca del cristianismo y la masonería. Están ciertamente en un estado de rebelión y han elegido no seguir la verdad de Cristo. El grupo final son quienes profesan a Cristo pero han abandonado la fe cristiana. Los que han adoptado esta posición son en esencia unitaristas en su creencia. Ya no sostienen la deidad absoluta de Cristo o la expiación por su sangre. En su mayor parte, todos los masones caen en una de estas categorías. En algunos casos, podría ser que la culpa no debe recaer en la persona sino en la iglesia cristiana, por no enseñar adecuadamente sus verdades. El masón tiene que hacer una elección, pero la iglesia tiene la responsabilidad de equipar a sus integrantes con las verdades de la fe. Jesús lo dejó muy en claro en la Biblia. Dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. {44} Es difícil para el masón permanecer en Cristo mientras está en la Logia y sigue sus enseñanzas. Es imposible llevar fruto fuera de Jesús. Solo Él es quien hace producir el fruto. Es imperativo que el cristiano trate con la cuestión de la obediencia. Es imposible servir a dos amos sin amar a uno y despreciar al otro. El problema fundamental suele ser el hecho de que la persona no ha renacido espiritualmente. Una vez más, Jesús dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios . . . el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios . . .os es necesario nacer de nuevo”. {45}
Fuente: Probe Ministries
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