Por Hilario Wynarczyk*
Comentario del libro “Antropología del pentecostalismo televisivo”, de Juan Mauricio Renold (Buenos Aires, Editorial Biblos, 2011).
El pentecostalismo como tema científico
Las iglesias pentecostales se han caracterizado por su particular relación con el mundo. Una relación de calumnia del mundo, rechazo y huida. Y una relación de avance colonizador. Por consiguiente el mundo es un núcleo de significación crucial para entender el fenómeno pentecostal y es necesario entender qué es el mundo y dónde queda el mundo.
La tarea nos demanda algunos indicadores empíricos. Los encontramos en los vicios del alcohol, el cigarrillo, el baile y la participación en comités políticos donde convergen los vicios. Esta lista podría llegar a incluir el cine y el teatro. En definitiva el mundo es el conjunto de prácticas sociales que se oponen a la vida en santidad. El mundo es la sociedad y la cultura, un espacio de la existencia donde los pentecostales suelen transitar desde los peldaños inferiores.
Pero en su pulsión escatológica hacia la difusión de la palabra y los testimonios de la acción del Espíritu Santo, los pentecostales resultan pragmáticos usuarios de los medios tecnológicos con los que producen música de adoración y alabanza, reuniones masivas y en definitiva una gama de industrias culturales.
De esta manera, en un proceso gradual de apropiación de recursos y transformación de recursos, evolucionaron los pentecostales desde la oralidad de los templos y las calles hasta el nivel de la televisión. Al mismo tiempo la teología de los pentecostales caminó desde la esperanza en la vida más allá de la historia humana hacia la teología de la prosperidad y la reformulación apostólica de las grandes iglesias neopentecostales que le enseñan a los creyentes que “¡¡¡“El Espíritu Santo te dice que hay un mundo mejor del que has vivido”!!!” y cuando lo dicen se trata de una concreta realidad aquí (1).
Trazado este espacio de la realidad y de la indagación científica, surge después para las ciencias sociales, el problema y el desafío de hacer un estudio empírico del fenómeno, porque el movimiento pentecostal se ha extendido con una diversidad de presencias más allá de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, en Rosario, en Córdoba, en Mendoza, en Neuquén, y así por el estilo.
No resulta posible trazar discursos omniabarcativos y por el contrario hacen falta estudios enfocados en ciudades y congregaciones hasta crear una masa crítica de productos nacidos del esfuerzo de unos investigadores, y otros investigadores, hasta que sea posible sobre la base de esos estudios precedentes establecer generalizaciones empíricas que los trasciendan, y funden renovaciones quizás a la teoría.
El estudio de Juan Mauricio Renold
En esta perspectiva que personalmente asumo desde mi experiencia en el oficio, considero que el esfuerzo de Juan Mauricio Renold se inscribe, y merece una valoración positiva inicial.
Su libro “Antropología del pentecostalismo televisivo” es el resultado de un estudio de antropología social, enfocado en varios planos de análisis. Uno de tales planos de análisis es el de la Iglesia Evangélica Misionera Argentina, una congregación pentecostal fundada en 1984 en la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, donde Juan Mauricio Renold vive y desempeña su actividad de investigador y docente universitario. Otro plano es el del matrimonio pastoral constituido por José María Silvestri y su esposa Mabel de Silvestri. Otro plano es el del Canal Luz Satelital que las dos personas desde su ministerio religioso y esta iglesia desarrollaron como un emprendimiento local de proyección internacional. Finalmente, el anclaje de la investigación queda establecido sobre el material discursivo y ritual de las emisiones del Canal Luz Satelital, tanto de producción propia como de otros pastores de Argentina y del exterior.
Juan Mauricio Renold hizo su trabajo partiendo de un manejo exhaustivo de la literatura acerca del pentecostalismo y las fuentes de investigación empírica en esta materia producidas en la Argentina, que a su vez tomó cuidadosamente en cuenta para enmarcar su estudio. Posteriormente siguió la marcha atravesando las principales dimensiones del problema, con rigor metodológico en el manejo y el análisis de los datos, y arribó más allá del potencial descriptivo y el estudio de los significados del material simbólico para los actores, a la construcción de sistemas explicativos y generalizaciones que harían posible su aplicación a otros estudios. Esta posibilidad de replicación y contrastación de los hallazgos y los encuadres metodológicos forma parte de las aspiraciones del autor a raíz de su identificación con ideas básicas del estructuralismo como enfoque epistémico preocupado por la elaboración de modelos.
En definitiva la construcción de las ciencias sociales como la de cualquier territorio del vasto continente en el que nosotros nos movemos se nutre de piedras bien talladas y mosaicos que unos a otros se complementan hasta que nuevos arquitectos abren ciclos de renovación por medio de nuevas ideas.
Colocado en este proceso colectivo e histórico, este aporte de Juan Mauricio Renold, que a rigor es uno más en una serie de estudios y publicaciones que viene realizando, con el mismo criterio sistemático que lo enriquece, está llamado a ser de conocimiento necesario para las investigaciones sobre pentecostalismo con enfoque en la industria mediática religiosa, su lingüística y su eficacia simbólica en el contexto de la República Argentina. Opino que será necesario tomar en cuenta sus resultados, pero también su método.
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(1) Tomado de la página 190 del libro de Renold.
Las iglesias pentecostales se han caracterizado por su particular relación con el mundo. Una relación de calumnia del mundo, rechazo y huida. Y una relación de avance colonizador. Por consiguiente el mundo es un núcleo de significación crucial para entender el fenómeno pentecostal y es necesario entender qué es el mundo y dónde queda el mundo.
La tarea nos demanda algunos indicadores empíricos. Los encontramos en los vicios del alcohol, el cigarrillo, el baile y la participación en comités políticos donde convergen los vicios. Esta lista podría llegar a incluir el cine y el teatro. En definitiva el mundo es el conjunto de prácticas sociales que se oponen a la vida en santidad. El mundo es la sociedad y la cultura, un espacio de la existencia donde los pentecostales suelen transitar desde los peldaños inferiores.
Pero en su pulsión escatológica hacia la difusión de la palabra y los testimonios de la acción del Espíritu Santo, los pentecostales resultan pragmáticos usuarios de los medios tecnológicos con los que producen música de adoración y alabanza, reuniones masivas y en definitiva una gama de industrias culturales.
De esta manera, en un proceso gradual de apropiación de recursos y transformación de recursos, evolucionaron los pentecostales desde la oralidad de los templos y las calles hasta el nivel de la televisión. Al mismo tiempo la teología de los pentecostales caminó desde la esperanza en la vida más allá de la historia humana hacia la teología de la prosperidad y la reformulación apostólica de las grandes iglesias neopentecostales que le enseñan a los creyentes que “¡¡¡“El Espíritu Santo te dice que hay un mundo mejor del que has vivido”!!!” y cuando lo dicen se trata de una concreta realidad aquí (1).
Trazado este espacio de la realidad y de la indagación científica, surge después para las ciencias sociales, el problema y el desafío de hacer un estudio empírico del fenómeno, porque el movimiento pentecostal se ha extendido con una diversidad de presencias más allá de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, en Rosario, en Córdoba, en Mendoza, en Neuquén, y así por el estilo.
No resulta posible trazar discursos omniabarcativos y por el contrario hacen falta estudios enfocados en ciudades y congregaciones hasta crear una masa crítica de productos nacidos del esfuerzo de unos investigadores, y otros investigadores, hasta que sea posible sobre la base de esos estudios precedentes establecer generalizaciones empíricas que los trasciendan, y funden renovaciones quizás a la teoría.
El estudio de Juan Mauricio Renold
En esta perspectiva que personalmente asumo desde mi experiencia en el oficio, considero que el esfuerzo de Juan Mauricio Renold se inscribe, y merece una valoración positiva inicial.
Su libro “Antropología del pentecostalismo televisivo” es el resultado de un estudio de antropología social, enfocado en varios planos de análisis. Uno de tales planos de análisis es el de la Iglesia Evangélica Misionera Argentina, una congregación pentecostal fundada en 1984 en la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, donde Juan Mauricio Renold vive y desempeña su actividad de investigador y docente universitario. Otro plano es el del matrimonio pastoral constituido por José María Silvestri y su esposa Mabel de Silvestri. Otro plano es el del Canal Luz Satelital que las dos personas desde su ministerio religioso y esta iglesia desarrollaron como un emprendimiento local de proyección internacional. Finalmente, el anclaje de la investigación queda establecido sobre el material discursivo y ritual de las emisiones del Canal Luz Satelital, tanto de producción propia como de otros pastores de Argentina y del exterior.
Juan Mauricio Renold hizo su trabajo partiendo de un manejo exhaustivo de la literatura acerca del pentecostalismo y las fuentes de investigación empírica en esta materia producidas en la Argentina, que a su vez tomó cuidadosamente en cuenta para enmarcar su estudio. Posteriormente siguió la marcha atravesando las principales dimensiones del problema, con rigor metodológico en el manejo y el análisis de los datos, y arribó más allá del potencial descriptivo y el estudio de los significados del material simbólico para los actores, a la construcción de sistemas explicativos y generalizaciones que harían posible su aplicación a otros estudios. Esta posibilidad de replicación y contrastación de los hallazgos y los encuadres metodológicos forma parte de las aspiraciones del autor a raíz de su identificación con ideas básicas del estructuralismo como enfoque epistémico preocupado por la elaboración de modelos.
En definitiva la construcción de las ciencias sociales como la de cualquier territorio del vasto continente en el que nosotros nos movemos se nutre de piedras bien talladas y mosaicos que unos a otros se complementan hasta que nuevos arquitectos abren ciclos de renovación por medio de nuevas ideas.
Colocado en este proceso colectivo e histórico, este aporte de Juan Mauricio Renold, que a rigor es uno más en una serie de estudios y publicaciones que viene realizando, con el mismo criterio sistemático que lo enriquece, está llamado a ser de conocimiento necesario para las investigaciones sobre pentecostalismo con enfoque en la industria mediática religiosa, su lingüística y su eficacia simbólica en el contexto de la República Argentina. Opino que será necesario tomar en cuenta sus resultados, pero también su método.
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(1) Tomado de la página 190 del libro de Renold.
Nota del Editor: Este artículo de Hilario Wynarczyk fue presentado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en el marco del “X Congreso Argentino de Antropología Social” el 2 de diciembre del 2011.
Hilario Wynarczyk es Doctor en sociología y especialista en investigación de temas del campo evangélico
Hilario Wynarczyk es Doctor en sociología y especialista en investigación de temas del campo evangélico
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