Por Honorio Cadarso, España.
Dietrich Bonhoeffer, autor de esta frase tan cargada de contenido, fue ahorcado por el régimen de Hitler acusado de conspirar contra el mismo.
Su vida transcurre entre el 4 de febrero de 1906 y su ejecución el 9 de abril de 1945, tras haber sido condenado por un tribunal en un paquete que reunió al Almirante Canaris y otros cinco militares de alta graduación y un juez. El era un pastor evangélico adscrito a la Iglesia Confesante, la un grupo en el interior de la Iglesia Luterana que lideraba él mismo en su oposición abierta al nazismo y al silencio de su iglesia oficial y en la defensa de los judíos.
Pertenecía a una familia de la alta sociedad prusiana. Había dedicado su vida a ser vicario del pastor en Barcelona y a la enseñanza en los seminarios de Alemania y Estados Unidos, pero ante la irrupción del nazismo se sintió llamado a centrarse en la lucha contra Hitler y se unió con el grupo del almirante Canaris en sucesivos intentos de derrocamiento del dictador.
Fue encarcelado el 5 de abril de 1943 y desde ese momento supo que terminaría en la horca. En el tiempo que pasó en la cárcel pudo escribir cartas y otros documentos en los que madura su pensamiento y su religiosidad. Alejado de la enseñanza a futuros aspirantes al ministerio de la predicación en los seminarios, su vida está en la cárcel abocada al fracaso de la horca, y, algo que le marcó todavía más, al diálogo y relación con prisioneros ajenos a toda idea religiosa, descreídos o agnósticos.
Esta doble circunstancia –junto a la correspondencia con su novia María von Wedemeyer que le bajaba siempre a la realidad– le mueve a elaborar un pensamiento nuevo o más bien a extraer las consecuencias más audaces de los principios de la Ilustración y de la evolución de la teología y la filosofía alemana a través de pensadores como Harnack, Barth y otros.
Extraemos de sus escritos de la cárcel algunos párrafos que podrían resumir su pensamiento y aclarar y precisar el contenido de su expresión “hay que vivir como si Dios no existiese”, que lejos de significar un posicionamiento ateo o negación de Dios, es una afirmación del Dios que se nos manifiesta a través de toda la Biblia y principalmente en Jesús de Nazaret.
“La Ilustración condena al hombre a resolver todas las cuestiones importantes, no solo las científicas y artísticas, sino también éticas e incluso religiosas, sin apelar a la hipótesis Dios. No se trata de negar a Dios, sino de afirmar su inutilidad.”
“Las personas religiosas hablan de Dios cuando el conocimiento humano no da más de sí, o cuando fracasan las capacidades humanas. En realidad se limitan siempre a ofrecer un “deus ex machina”, al que sacar a relucir para que solucione los problemas insolubles…Pero yo no quiero hablar de Dios en los límites, sino en el centro, no en las debilidades, sino en la fuerza, es decir, no a la hora de la muerte y de la culpa, sino en la vida y en lo bueno del hombre. En los límites, me parece mejor guardar silencio y dejar sin solución lo insoluble”
“No podemos ser honestos sin reconocer que es necesario que vivamos en este mundo etsi Deus non daretur...El nos hace saber que es preciso que vivamos como seres humanos que llegar a vivir sin Dios. El Dios que nos deja vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo “Dios” es aquel ante el cual estamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios se deja desalojar del mundo y clavar en la cruz. Dios es impotente y débil en el mundo, y solo así está en nosotros y nos ayuda…Mateo 8,17 nos indica claramente que Cristo nos ayuda no por su omnipotencia sino por su debilidad y sufrimientos”.
He aquí la diferencia decisiva de todas las demás religiones. La religiosidad del ser humano le remite en su miseria al poder de Dios en el mundo: Dios es el “deus ex machina”. La Biblia le remite al sufrimiento y a la debilidad de Dios. Solo el Dios sufriente puede ayudar. En este sentido se puede decir que la evolución del mundo hacia la edad adulta, haciendo tabla rasa de una falsa imagen de Dios, libera la miseria del ser humano para dirigirla hacia el Dios de la Biblia que adquiere su poder y su lugar en el mundo por su impotencia”.
Bonhoeffer confesaba desde la cárcel que Frente “a las personas religiosas, con frecuencia, no me atrevo a pronunciar el nombre de Dios, porque tengo la sensación de producir un sonido falso y no muy honesto. Frente a personas no religiosas, por el contrario, puedo nombrar a Dios ocasionalmente con toda tranquilidad y como algo que cae de su peso”.
Está claro que este lenguaje de Bonhoeffer, luchador en primera fila y mártir del nazismo, choca frontalmente con el lenguaje de Ratzinger, cuya trayectoria frente al nazismo dista mucho de ser tan vehemente y decidida como la del pastor de la Iglesia de la Confesión…Y sin duda la tensión del ser humano y de su espíritu al enfrentarse a una muerte violenta como la que le tocó a Bonhoeffer ayudan a alcanzar las verdades en toda su profundidad.
Las citas están extraídas del libro “Resistencia y sumisión-Cartas y apuntes desde el cautiverio” que recoge los escritos de Bonhoeffer desde la cárcel. Está editado por Ediciones Sígueme. Salamanca 2008.
Asimismo puede consultarse un estudio de la teología de Bonhoeffer escrito por Arnaud Corbic, titulado Cristo,Señor de los no religiosos, en Internet, Biblioteca de Koinonia
Fuente: ECUPRES&CRISTIANET
Dietrich Bonhoeffer, autor de esta frase tan cargada de contenido, fue ahorcado por el régimen de Hitler acusado de conspirar contra el mismo.
Su vida transcurre entre el 4 de febrero de 1906 y su ejecución el 9 de abril de 1945, tras haber sido condenado por un tribunal en un paquete que reunió al Almirante Canaris y otros cinco militares de alta graduación y un juez. El era un pastor evangélico adscrito a la Iglesia Confesante, la un grupo en el interior de la Iglesia Luterana que lideraba él mismo en su oposición abierta al nazismo y al silencio de su iglesia oficial y en la defensa de los judíos.
Pertenecía a una familia de la alta sociedad prusiana. Había dedicado su vida a ser vicario del pastor en Barcelona y a la enseñanza en los seminarios de Alemania y Estados Unidos, pero ante la irrupción del nazismo se sintió llamado a centrarse en la lucha contra Hitler y se unió con el grupo del almirante Canaris en sucesivos intentos de derrocamiento del dictador.
Fue encarcelado el 5 de abril de 1943 y desde ese momento supo que terminaría en la horca. En el tiempo que pasó en la cárcel pudo escribir cartas y otros documentos en los que madura su pensamiento y su religiosidad. Alejado de la enseñanza a futuros aspirantes al ministerio de la predicación en los seminarios, su vida está en la cárcel abocada al fracaso de la horca, y, algo que le marcó todavía más, al diálogo y relación con prisioneros ajenos a toda idea religiosa, descreídos o agnósticos.
Esta doble circunstancia –junto a la correspondencia con su novia María von Wedemeyer que le bajaba siempre a la realidad– le mueve a elaborar un pensamiento nuevo o más bien a extraer las consecuencias más audaces de los principios de la Ilustración y de la evolución de la teología y la filosofía alemana a través de pensadores como Harnack, Barth y otros.
Extraemos de sus escritos de la cárcel algunos párrafos que podrían resumir su pensamiento y aclarar y precisar el contenido de su expresión “hay que vivir como si Dios no existiese”, que lejos de significar un posicionamiento ateo o negación de Dios, es una afirmación del Dios que se nos manifiesta a través de toda la Biblia y principalmente en Jesús de Nazaret.
“La Ilustración condena al hombre a resolver todas las cuestiones importantes, no solo las científicas y artísticas, sino también éticas e incluso religiosas, sin apelar a la hipótesis Dios. No se trata de negar a Dios, sino de afirmar su inutilidad.”
“Las personas religiosas hablan de Dios cuando el conocimiento humano no da más de sí, o cuando fracasan las capacidades humanas. En realidad se limitan siempre a ofrecer un “deus ex machina”, al que sacar a relucir para que solucione los problemas insolubles…Pero yo no quiero hablar de Dios en los límites, sino en el centro, no en las debilidades, sino en la fuerza, es decir, no a la hora de la muerte y de la culpa, sino en la vida y en lo bueno del hombre. En los límites, me parece mejor guardar silencio y dejar sin solución lo insoluble”
“No podemos ser honestos sin reconocer que es necesario que vivamos en este mundo etsi Deus non daretur...El nos hace saber que es preciso que vivamos como seres humanos que llegar a vivir sin Dios. El Dios que nos deja vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo “Dios” es aquel ante el cual estamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios se deja desalojar del mundo y clavar en la cruz. Dios es impotente y débil en el mundo, y solo así está en nosotros y nos ayuda…Mateo 8,17 nos indica claramente que Cristo nos ayuda no por su omnipotencia sino por su debilidad y sufrimientos”.
He aquí la diferencia decisiva de todas las demás religiones. La religiosidad del ser humano le remite en su miseria al poder de Dios en el mundo: Dios es el “deus ex machina”. La Biblia le remite al sufrimiento y a la debilidad de Dios. Solo el Dios sufriente puede ayudar. En este sentido se puede decir que la evolución del mundo hacia la edad adulta, haciendo tabla rasa de una falsa imagen de Dios, libera la miseria del ser humano para dirigirla hacia el Dios de la Biblia que adquiere su poder y su lugar en el mundo por su impotencia”.
Bonhoeffer confesaba desde la cárcel que Frente “a las personas religiosas, con frecuencia, no me atrevo a pronunciar el nombre de Dios, porque tengo la sensación de producir un sonido falso y no muy honesto. Frente a personas no religiosas, por el contrario, puedo nombrar a Dios ocasionalmente con toda tranquilidad y como algo que cae de su peso”.
Está claro que este lenguaje de Bonhoeffer, luchador en primera fila y mártir del nazismo, choca frontalmente con el lenguaje de Ratzinger, cuya trayectoria frente al nazismo dista mucho de ser tan vehemente y decidida como la del pastor de la Iglesia de la Confesión…Y sin duda la tensión del ser humano y de su espíritu al enfrentarse a una muerte violenta como la que le tocó a Bonhoeffer ayudan a alcanzar las verdades en toda su profundidad.
Las citas están extraídas del libro “Resistencia y sumisión-Cartas y apuntes desde el cautiverio” que recoge los escritos de Bonhoeffer desde la cárcel. Está editado por Ediciones Sígueme. Salamanca 2008.
Asimismo puede consultarse un estudio de la teología de Bonhoeffer escrito por Arnaud Corbic, titulado Cristo,Señor de los no religiosos, en Internet, Biblioteca de Koinonia
Fuente: ECUPRES&CRISTIANET
solamente comentarle que a más de estar gratamente ministrada por su literatura. Le cuento que me he referido a la biblioteca virtual y q varias entradas para tratar de leer el libro RESISTENCIA Y SUMISIÓN, pero llega a la página 11 y no va más. Esta bien, trataré de conseguirlo. Atte. R.Guevara.
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