domingo, 1 de julio de 2012

¡ADIOS A UN AMIGO QUE ME ENSEÑÓ A HACER TEOLOGIA LATINOAMERICANA! JOSE MIGUEZ BONINO

Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina*

Hace dos noches tuve un sueño, sueño raro, pues sentí que alguien se despedía de mi. Me levante con esa preocupación. Preocupación que la llevé a mi devocional diario, pues soy uno que le gusta descifrar los enredos de sueños, quien me ayuda en esto es Dios, entonces me fui a mi lugar de contemplación espiritual y dije: Señor, este sueño que tuve me preocupa, un sueño que me deja estupefacto, pues sé que es un ser espiritual que vino y se despidió de mi, me agradecía por haber compartido algunos años de amistad, amistad que empezó en la Universidad Bíblica Latinoamericana de San José, Costa Rica. Un amistad anónima que había comenzado a través de sus libros, de sus artículos, que me empezaron a cuestionar mi forma de pensar y hacer teología, como la teología aplicada.
Siempre tuve el anhelo de conocerlo, estrechar sus manos y sentarme con él a dialogar sobre temas teológicos, políticos, filosóficos, sociales, culturales. Cuando tuve oportunidad de vivir en el claustro universitario de la Universidad Nazarena y la UBL de San José Costa Rica, me di cuenta que mi amigo (sin saberlo que yo era su amigo), lo volví a leer en los cursos de magisterando. Nuestro profesor nos habló que venia a nuestra Facultad de Teología.
Me puse feliz, salté como un loco, sabia que tenia la posibilidad de darle a conocer que yo era un amigo anónimo. Amistad que había comenzado a través de sus producciones. Ahora dejaba de ser un amigo anónimo a un amigo normal, que empezaría en un diálogo fructífero y que trascendió. A la hora fijada, vi que ingresó por el hall de la Universidad Bíblica Latinoamericana, llegó ese amigo que yo había leído, que había aprendido a hacer teología con los pobres, con los excluidos. Lo saludé y él me saludó, como buen argentino rosarino, amable, sencillo, dispuesto a compartir su tiempo, etc., y le dije que quería dialogar con él, quiero ser no solo su alumno, porque alumno ya era por sus libros, ahora deseaba ser su amigo.
Desde ese momento, comenzó mi deseo de seguir sus pisadas, porque los amigos como él, se asemejan al maestro de maestro Jesús. Ser seguidor por lo que hizo, hace y lo que nos dejó, su legado que debe continuar en nuestra América Latina. Cuando venia a dar conferencias a Medellín, Bogotá (Colombia), yo lo seguía, para escucharlo y dialogar un poco con él. En su ultima visita a nuestra querida ciudad: Medellín, en la casa de los obreros, dio una conferencia, en esa conferencia le manifesté mi deseo de continuar mis estudios doctorales en el Instituto Universitario ISEDET, se puso contento, me animó, me dio un abrazo.
Cuando llegué a Buenos Aires, Argentina al Instituto Universitario ISEDET, hacia unos años había dejado de ser docente de la casa por problemas de salud, me puse triste. Pero, como es Dios cuando desea llenar los anhelos del corazón del que desea aprender, aprender de los grandes hombres usados por él. Mi amigo ahora era mi vecino, la amistad se hizo más fuerte, pues tuve la dicha de tomar mate, comer empanadas con él, y él con mi familia. Hablamos de teología como de futbol, de su equipo Rosario Central, y yo de Boca junior. Nos reíamos y a veces nos sentábamos a ver por tele su equipo y hacerle fuerza, no me importaba si yo era de Boca, total quería celebrar con él los goles de su equipo.
También, dedicaba tiempo a darle cátedra a mi esposa sobre teología feminista, le hablaba de Elsa Tamez, de la forma como conoció y vio crecer a Nancy Bedford en el campo de la Teología. Fueron momentos agradables, se convirtió en nuestro mentor, nuestro pariente, la amistad se hizo fuerte, que lo extrañamos, pues los amigos se extrañan, mucho mas cuando se trata de personas sencillas, sinceras, sobretodo que han hecho mucho por los excluidos, marginados de nuestra sociedad.
Creo que mi amigo es un apóstol, apóstol de los marginados. Hay muchos apóstoles, profetas por doquier, que hacen y deshacen; pero, mi amigo es un apóstol y profeta, hay que leer sus libros y artículos para que se den cuenta qué es ser apóstol, profeta, maestro, pastor, misioneros, etc. Pues, él cumplió todo eso. Estuvo haciendo misión en Bolivia con los pueblos originarios, estuvo al lado de las mujeres, ayudándoles en su proceso de ser sujeto visible e importante en nuestras comunidades eclesiales. Mi amigo, es un verdadero profeta y apóstol, creo que se merece un monumento que debe ser exhibido en nuestra alma mater.
Hoy he recibido la triste noticia de la muerte de mi amigo, me ha dolido, porque no tuve la dicha de estar a su lado, por circunstancias. Pero, estaré en su despedida fúnebre. Esta su cuerpo, pero su espíritu esta entre nosotros, pues los que creemos en Dios sabemos, que los seres humanos jamás mueren, viven en otro espacio, distinto a los mortales. Eso me conforta, porque sé que aun vive, vive al lado de su gran padre y madre de todos: Dios. Mi amigo se ha ido, se ha ido a un lugar mejor, ahora hace parte de los héroes de la fe y de las acciones, pido que los biblistas del Nuevo Testamento, cuando hagan traducciones de Hebreos 11, incluyan el nombre de mi amigo, que tuvo todas las características de ser un ministro de Dios: apóstol, profeta, maestro, consejero, príncipe… Ese amigo se llama JOSE MIGUEZ BONINO, gracias por vuestra amistad y que Dios te tenga en su trono, vos te lo mereces.

*Luís Eduardo Cantero, es Teólogo y Filósofo, pastor bautista, docente universitario. Es Doctorando en el Departamento de Historia de la Iglesia del Instituto Universitario ISEDET, Bs. As. Argentina. www.luiseduardocantero.es.tl

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