Por. José Míguez Bonino
...Lo que no podemos permitirnos es el aislamiento, la autosuficiencia, el menosprecio de nuestras iglesias hermanas, los conflictos caprichosos (que el apóstol Pablo designa como ‘carnales’ en 1 Cor. 3.1-4) que resultan un ‘escándalo para los débiles’ dentro y fuera de la iglesia. Cada creyente y cada comunidad de creyentes tiene un compromiso irrenunciable de buscar, bajo la dirección del Espíritu y de la Palabra, las formas concretas, visibles y eficaces de esa unidad. Todas estas formas serán imperfectas, insuficientes y transformables, como lo es toda la vida del creyente hasta aquel día en que definitiva y plenamente Dios sea para siempre “todo en todos”. Pero, por la misericordia y el poder de Dios, aún en su imperfección, podrán transformarse en testimonios vivientes, en medios de evangelización, en participación en la misión de Dios a laque él nos invita.
¿Qué significa?
¿Cómo se manifiesta?
¿Qué debemos hacer?
¿Por qué hablar tanto de la unidad de la Iglesia?
Lea el artículo entero aquí
Fuente: Revista Iglesia y Misión N°71/72 Nota 4
...Lo que no podemos permitirnos es el aislamiento, la autosuficiencia, el menosprecio de nuestras iglesias hermanas, los conflictos caprichosos (que el apóstol Pablo designa como ‘carnales’ en 1 Cor. 3.1-4) que resultan un ‘escándalo para los débiles’ dentro y fuera de la iglesia. Cada creyente y cada comunidad de creyentes tiene un compromiso irrenunciable de buscar, bajo la dirección del Espíritu y de la Palabra, las formas concretas, visibles y eficaces de esa unidad. Todas estas formas serán imperfectas, insuficientes y transformables, como lo es toda la vida del creyente hasta aquel día en que definitiva y plenamente Dios sea para siempre “todo en todos”. Pero, por la misericordia y el poder de Dios, aún en su imperfección, podrán transformarse en testimonios vivientes, en medios de evangelización, en participación en la misión de Dios a laque él nos invita.
¿Qué significa?
¿Cómo se manifiesta?
¿Qué debemos hacer?
¿Por qué hablar tanto de la unidad de la Iglesia?
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Fuente: Revista Iglesia y Misión N°71/72 Nota 4
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