Llegaron de México hace 18 años a un territorio de casi 800 hectáreas. Hoy la comunidad está formada por 122 familias.
Un informe emitido hace pocas semanas en el Canal 7 de la televisión argentina -en el programa Libertad de Opinión- sorprendió a muchos argentinos que de esta manera supieron de la existencia de una comunidad menonita en la provincia de Santiago del Estero. La emisión tuvo amplia repercusión en toda la provincia y los propios miembros de la comunidad siguieron con interés el programa, aunque para ello debieron ir a la casa de algún amigo, fuera de su territorio de residencia habitual, ya que ellos no tienen televisión ni radio.
Menonitas argentinos Un reportaje emitido en agosto de 2012 en el Canal 7 de la televisión argentina sorprendió a muchos argentinos que así supieron de la existencia de una comunidad menonita en la provincia de Santiago del Estero. La emisión tuvo amplia repercusión y los propios miembros de la comunidad siguieron con interés el programa, aunque para ello debieron ir a la casa de algún amigo, fuera de su residencia habitual, ya que ellos no tienen televisión ni radLas imágenes mostraron el estilo de vida de los menonitas que vive en cercanías de Pampa de los Guanacos, una localidad del Departamento Copo, y los televidentes pudieron observar por primera vez el día a día de familias dedicadas, básicamente, a trabajar en sus casas, sus huertas, sus tambos, sus labores de carpintería o de metalúrgica o agricultura y ganadería.
El gobernador de la comunidad Abraham Klasen y su familia pudieron ver el programa en la casa del periodista Roberto Rojas de Pampa de los Guanacos. “Durante toda la transmisión estuvieron sonrientes y conformes con el informe” comentó Rojas. “Además expresaron que se sintieron muy cómodos durante la entrevista de Rogelio Llapur y la visita de los camarógrafos y técnicos del canal”.
UNA COMUNIDAD QUE CRECE
Quien desee llegar hasta esta comunidad, deberá salir de la ruta asfaltada y hacer 4 km de camino de tierra. En este tramo, el visitante encontrará algunos carros tirados por fornidos caballos. Si conversa con sus ocupantes, podrá enterarse de que llegaron de México hace 18 años y se instalaron junto a 78 familias en casi 800 hectáreas. Hoy la comunidad está formada por 122 familias que suman 650 personas .
“Nos fuimos de México huyendo de los desmanes sociales, robos, cuatrerismo, y otras calamidades. Además no había más tierras disponibles y nuestra comunidad fue incrementándose con el paso de los años”, expresó en un español razonablemente entendible un joven de la comunidad. El camino de tierra atraviesa todo el “territorio menonita”. A ambos lados hay casas modestas y bien construidas y una cooperativa, llamada “La Rosa”.
LA PRODUCCIÓN
Ellos mismo reconocen que son extremadamente conservadores, sin lujos, ahorradores y emprendedores. “Sólo empleamos maquinaria agrícola por las necesidades del campo, pero mayormente utilizamos unos carromatos que son jalados por caballos percherones. Dominamos la conserva de embutidos y carnes frías, saladas y ahumadas, frutos y vegetales y conocemos los dones de la panadería”, enumera uno de los pobladores. “Pero nuestra principal virtud, además de la agricultura, es la elaboración de productos lácteos, principalmente la producción del famoso queso menonita”, añade con satisfacción. Diariamente la comunidad acopia 100.000 litros de leche y la producción de quesos es de 1.000 kilos por día. En cada casa hay un tambo y vacas lecheras.
UNA ORGANIZACIÓN TOTAL
Cada familia posee su casa, construida con muros de adobe o ladrillo; los techos son a dos aguas, hechos de madera y chapas galvanizadas. Las casas son grandes y se amplían a medida que nacen nuevos hijos. En general las familias son numerosas, con una media de 5 a 6 hijos (alguna tienne hasta 12). Las parejas se casan muy jóvenes, y eso impulsa el crecimiento demográfico.
La organización política dentro de esta comunidad menonita se encuentra bien definida desde su llegada a tierras argentinas . La máxima autoridad es el Primer Obispo, que tiene un asesor y sustituto a quien se le da el grado de Segundo Obispo, que junto con los diáconos y pastores se encargan de la predicación del evangelio y la vida espiritual de la comunidad.
El Primer Obispo oficia de gobernador y tiene autoridad sobre todos los asuntos que no sean de carácter religioso, opinando, asesorando y decidiendo sobre lo mejor para la congregación. Cualquier asunto de importancia que afecte a la comunidad en general o a una familia en particular, deberá ser consultado con él, y este buscará un consenso general entre los hombres del pueblo que sean mayores de edad, antes de tomar una decisión definitiva.
Uno de los requisitos fundamentales para que los menonitas decidan instalarse en una determinada región del mundo, es que el gobierno de esa zona les garantice la exención del servicio militar y la no obligatoriedad del voto, entre otros privilegios.
POCOS CAMBIOS
Los menonitas surgieron en 1527, en el marco de la reforma protestante. Su nombre deriva de Menno Simons, su fundador holandés . Con una tradición de cuatro siglos, la vestimenta de los menonitas no ha cambiado mucho y resulta llamativo encontrar en este paraje aislado y polvoriento a niñas con vestidos anchos y floreados, con chales negros o floreados sobre los hombros.
Las mujeres llevan sobreros anchos con listones de colores vivos y pañoletas de color blanco, las solteras, y negro, las casadas. Los hombres usan pantalones de pechera u “overall” con sombrero de palma, que consiguen en Bolivia. Los domingos o en ocasiones especiales usan trajes negros, con camisa también negra y sin corbata.
Es de destacar que al instalarse en Santiago del Estero los menonitas inmediatamente fundaron escuelas, a las que concurren sus niños hasta los 12 años. Luego, se dedican junto a sus padres a las tareas del campo. Cuando llega la edad de casarse, pueden decidir si quieren trabajar por su cuenta, siempre en tareas dentro de la comunidad.
Una escisión de los menonitas fue la comunidad amish, presente especialmente en EEUU y Canadá, y que experimentan un gran crecimiento.
Autores: Verónica Rossato
© Protestante Digital 2012
Los amish, de las comunidades religiosas que más crece
Un informe emitido hace pocas semanas en el Canal 7 de la televisión argentina -en el programa Libertad de Opinión- sorprendió a muchos argentinos que de esta manera supieron de la existencia de una comunidad menonita en la provincia de Santiago del Estero. La emisión tuvo amplia repercusión en toda la provincia y los propios miembros de la comunidad siguieron con interés el programa, aunque para ello debieron ir a la casa de algún amigo, fuera de su territorio de residencia habitual, ya que ellos no tienen televisión ni radio.
Menonitas argentinos Un reportaje emitido en agosto de 2012 en el Canal 7 de la televisión argentina sorprendió a muchos argentinos que así supieron de la existencia de una comunidad menonita en la provincia de Santiago del Estero. La emisión tuvo amplia repercusión y los propios miembros de la comunidad siguieron con interés el programa, aunque para ello debieron ir a la casa de algún amigo, fuera de su residencia habitual, ya que ellos no tienen televisión ni radLas imágenes mostraron el estilo de vida de los menonitas que vive en cercanías de Pampa de los Guanacos, una localidad del Departamento Copo, y los televidentes pudieron observar por primera vez el día a día de familias dedicadas, básicamente, a trabajar en sus casas, sus huertas, sus tambos, sus labores de carpintería o de metalúrgica o agricultura y ganadería.
El gobernador de la comunidad Abraham Klasen y su familia pudieron ver el programa en la casa del periodista Roberto Rojas de Pampa de los Guanacos. “Durante toda la transmisión estuvieron sonrientes y conformes con el informe” comentó Rojas. “Además expresaron que se sintieron muy cómodos durante la entrevista de Rogelio Llapur y la visita de los camarógrafos y técnicos del canal”.
UNA COMUNIDAD QUE CRECE
Quien desee llegar hasta esta comunidad, deberá salir de la ruta asfaltada y hacer 4 km de camino de tierra. En este tramo, el visitante encontrará algunos carros tirados por fornidos caballos. Si conversa con sus ocupantes, podrá enterarse de que llegaron de México hace 18 años y se instalaron junto a 78 familias en casi 800 hectáreas. Hoy la comunidad está formada por 122 familias que suman 650 personas .
“Nos fuimos de México huyendo de los desmanes sociales, robos, cuatrerismo, y otras calamidades. Además no había más tierras disponibles y nuestra comunidad fue incrementándose con el paso de los años”, expresó en un español razonablemente entendible un joven de la comunidad. El camino de tierra atraviesa todo el “territorio menonita”. A ambos lados hay casas modestas y bien construidas y una cooperativa, llamada “La Rosa”.
LA PRODUCCIÓN
Ellos mismo reconocen que son extremadamente conservadores, sin lujos, ahorradores y emprendedores. “Sólo empleamos maquinaria agrícola por las necesidades del campo, pero mayormente utilizamos unos carromatos que son jalados por caballos percherones. Dominamos la conserva de embutidos y carnes frías, saladas y ahumadas, frutos y vegetales y conocemos los dones de la panadería”, enumera uno de los pobladores. “Pero nuestra principal virtud, además de la agricultura, es la elaboración de productos lácteos, principalmente la producción del famoso queso menonita”, añade con satisfacción. Diariamente la comunidad acopia 100.000 litros de leche y la producción de quesos es de 1.000 kilos por día. En cada casa hay un tambo y vacas lecheras.
UNA ORGANIZACIÓN TOTAL
Cada familia posee su casa, construida con muros de adobe o ladrillo; los techos son a dos aguas, hechos de madera y chapas galvanizadas. Las casas son grandes y se amplían a medida que nacen nuevos hijos. En general las familias son numerosas, con una media de 5 a 6 hijos (alguna tienne hasta 12). Las parejas se casan muy jóvenes, y eso impulsa el crecimiento demográfico.
La organización política dentro de esta comunidad menonita se encuentra bien definida desde su llegada a tierras argentinas . La máxima autoridad es el Primer Obispo, que tiene un asesor y sustituto a quien se le da el grado de Segundo Obispo, que junto con los diáconos y pastores se encargan de la predicación del evangelio y la vida espiritual de la comunidad.
El Primer Obispo oficia de gobernador y tiene autoridad sobre todos los asuntos que no sean de carácter religioso, opinando, asesorando y decidiendo sobre lo mejor para la congregación. Cualquier asunto de importancia que afecte a la comunidad en general o a una familia en particular, deberá ser consultado con él, y este buscará un consenso general entre los hombres del pueblo que sean mayores de edad, antes de tomar una decisión definitiva.
Uno de los requisitos fundamentales para que los menonitas decidan instalarse en una determinada región del mundo, es que el gobierno de esa zona les garantice la exención del servicio militar y la no obligatoriedad del voto, entre otros privilegios.
POCOS CAMBIOS
Los menonitas surgieron en 1527, en el marco de la reforma protestante. Su nombre deriva de Menno Simons, su fundador holandés . Con una tradición de cuatro siglos, la vestimenta de los menonitas no ha cambiado mucho y resulta llamativo encontrar en este paraje aislado y polvoriento a niñas con vestidos anchos y floreados, con chales negros o floreados sobre los hombros.
Las mujeres llevan sobreros anchos con listones de colores vivos y pañoletas de color blanco, las solteras, y negro, las casadas. Los hombres usan pantalones de pechera u “overall” con sombrero de palma, que consiguen en Bolivia. Los domingos o en ocasiones especiales usan trajes negros, con camisa también negra y sin corbata.
Es de destacar que al instalarse en Santiago del Estero los menonitas inmediatamente fundaron escuelas, a las que concurren sus niños hasta los 12 años. Luego, se dedican junto a sus padres a las tareas del campo. Cuando llega la edad de casarse, pueden decidir si quieren trabajar por su cuenta, siempre en tareas dentro de la comunidad.
Una escisión de los menonitas fue la comunidad amish, presente especialmente en EEUU y Canadá, y que experimentan un gran crecimiento.
Autores: Verónica Rossato
© Protestante Digital 2012
Los amish, de las comunidades religiosas que más crece
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