Algo que parece subjetivamente razonable, pero que es también la conclusión de un estudio realizado por sociólogos de las Universidades de Harvard y de Wisconsin: «Religión, Redes Sociales y Satisfacción».
No es sólo la fe, o la espiritualidad en abstracto. Tampoco el asistir a una iglesia o templo. Un ingrediente fundamental de la religión, que la convierte en el mejor tratamiento antidepresivo, es la amistad.
Los vínculos tejidos en las congregaciones, sean del signo que sean, son un ingrediente importante que favorece el deseo y la ilusión de vivir entre los fieles. Esta es la respuesta de un trabajo estadounidense que ha profundizado en una relación ya conocida, la que existe entre la religiosidad y la satisfacción por la vida.
El estudio «Religión, Redes Sociales y Satisfacción» utilizó información de otro estudio previo sobre el poder de la fe que se realizó entre 2006 y 2007, con una muestra representativa de diferentes religiones de adultos norteamericanos. Las conclusiones serían válidas para los cristianos (católicos y protestantes), y también para judíos y mormones, dicen los autores.
No se pudieron concluir los mismos paralelismos en la religión musulmana ni budista, porque la muestra no era representativa.
LOS MÁS SATISFECHOS
La nueva investigación que han realizado sociólogos de las Universidades de Harvard y de Wisconsin ha querido encontrar algún factor humano (aparte del hecho religioso) que fuese un factor importante en la satisfacción de quienes vivían una vida en la que la religión tuviese un papel central.
Encontró este estudio que el 33 por ciento de las personas que acudía a servicios religiosos cada semana y tenía entre tres y cinco amigos en la congregación manifestaban sentirse «extremadamente satisfechos» con sus vidas.
Sin embargo, ese sentimiento de bienestar no era el mismo entre quienes también acudían cada semana a los cultos religiosos pero en la congregación no se tenía ningún vínculo de amistad. De hecho en este grupo descendía hasta sólo el 19 por ciento quienes declararon sentirse «extremadamente satisfechos».
En realidad, el estudio demostraba que no influía tanto la periodicidad con la que se acudía al lugar de culto como el grado de amistad que se experimentaba en la congregación. El trabajo se ha publicado en la revista «American Sociological Review».
INTERPRETACIONES
Las religiones consiguen que las personas se sientan unidas a una comunidad a través de la fe. Pero «este es un concepto muy abstracto e intangible que logra materializarse cuando se cuenta con un círculo de amigos con los mismos valores e identidad», dice el sociólogo Chaeyoon Lim, coordinador del estudio. «La evidencia nos dice que acudir a la iglesia, rezar o escuchar sermones no hace a las personas más felices, pero hacer amigos relacionados con la religión construye redes sociales muy íntimas», Lim.
Claro que ésta es una manera de leer el estudio. Otra forma de entender el resultado es que la búsqueda real de Dios va unida al amor al prójimo, y por tanto crea lazos de amistad, tal y como enseñó Jesús resumiendo la Ley y los profetas: “Ama al Señor tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu alma y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”.
Y si alguien quiere saber quién es su prójimo, que lea la parábola del buen samaritano en el Nuevo Testamento.
Fuente: ABC. Edición: ProtestanteDigital.com
No es sólo la fe, o la espiritualidad en abstracto. Tampoco el asistir a una iglesia o templo. Un ingrediente fundamental de la religión, que la convierte en el mejor tratamiento antidepresivo, es la amistad.
Los vínculos tejidos en las congregaciones, sean del signo que sean, son un ingrediente importante que favorece el deseo y la ilusión de vivir entre los fieles. Esta es la respuesta de un trabajo estadounidense que ha profundizado en una relación ya conocida, la que existe entre la religiosidad y la satisfacción por la vida.
El estudio «Religión, Redes Sociales y Satisfacción» utilizó información de otro estudio previo sobre el poder de la fe que se realizó entre 2006 y 2007, con una muestra representativa de diferentes religiones de adultos norteamericanos. Las conclusiones serían válidas para los cristianos (católicos y protestantes), y también para judíos y mormones, dicen los autores.
No se pudieron concluir los mismos paralelismos en la religión musulmana ni budista, porque la muestra no era representativa.
LOS MÁS SATISFECHOS
La nueva investigación que han realizado sociólogos de las Universidades de Harvard y de Wisconsin ha querido encontrar algún factor humano (aparte del hecho religioso) que fuese un factor importante en la satisfacción de quienes vivían una vida en la que la religión tuviese un papel central.
Encontró este estudio que el 33 por ciento de las personas que acudía a servicios religiosos cada semana y tenía entre tres y cinco amigos en la congregación manifestaban sentirse «extremadamente satisfechos» con sus vidas.
Sin embargo, ese sentimiento de bienestar no era el mismo entre quienes también acudían cada semana a los cultos religiosos pero en la congregación no se tenía ningún vínculo de amistad. De hecho en este grupo descendía hasta sólo el 19 por ciento quienes declararon sentirse «extremadamente satisfechos».
En realidad, el estudio demostraba que no influía tanto la periodicidad con la que se acudía al lugar de culto como el grado de amistad que se experimentaba en la congregación. El trabajo se ha publicado en la revista «American Sociological Review».
INTERPRETACIONES
Las religiones consiguen que las personas se sientan unidas a una comunidad a través de la fe. Pero «este es un concepto muy abstracto e intangible que logra materializarse cuando se cuenta con un círculo de amigos con los mismos valores e identidad», dice el sociólogo Chaeyoon Lim, coordinador del estudio. «La evidencia nos dice que acudir a la iglesia, rezar o escuchar sermones no hace a las personas más felices, pero hacer amigos relacionados con la religión construye redes sociales muy íntimas», Lim.
Claro que ésta es una manera de leer el estudio. Otra forma de entender el resultado es que la búsqueda real de Dios va unida al amor al prójimo, y por tanto crea lazos de amistad, tal y como enseñó Jesús resumiendo la Ley y los profetas: “Ama al Señor tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu alma y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”.
Y si alguien quiere saber quién es su prójimo, que lea la parábola del buen samaritano en el Nuevo Testamento.
Fuente: ABC. Edición: ProtestanteDigital.com
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