viernes, 25 de marzo de 2011

¿QUE ES SER DECANO EN UNA FACULTAD DE TEOLOGIA?

Por. Luis Eduardo Cantero*, Argentina
Los Teólogos y biblistas están más preocupados en otras cosas, que ocuparse del arte de ser administrativos de una institución, como es la formación de profesionales biblistas, teólogos (as) y pastorales. Pues, creen que ejercer un puesto de decano, rector u otro, es como ejercer un pastorado en una iglesia. Si alguna vez han sido pastores o han realizado un ministerio específico (…). No es lo mismo ejercer una función pastoral en una Iglesia a una Institución de educación teológica universitaria. Allí surgen los malos entendidos, las incomprensiones con el personal a cargo, entre otros. Esto repercute en toda la comunidad educativa de una institución: conflictos personales, etc.
Siempre me he preguntado ¿Qué es ser decano? (1), no solo por el hecho de haberme formado como administrador de los recursos eclesiásticos en la Universidad Nazarena de las Américas, San José, Costa Rica. Sino por el hecho de ser decano Ad – honorem (2) de una Facultad de Teología del Seminario Teológico Misionero Tiranno; es decir, hablo desde mi experiencia, porque allí puse a considerar la teoría aprendida en la universidad; no solo allí, sino que ya había tenido una experiencia previa como vicedecano del departamento de investigación de la Universidad Antonio Nariño, Medellín, Colombia. Allí trabajé junto a un grupo de diferentes especialistas que me fueron moldeando mi espectro y terminaron abriendo las expectativas de inclusión de la metodología de la investigación a las ciencias teológicas. Me permitió regentar las cátedras de Metodología de la investigación, metodología de trabajos escritos, metodología de la educación abierta y a distancia, que luego me llevó a estudiar un posgrado en Diseños ambientes de aprendizaje. Le he sacado partido a las experiencias, que me ha tocado vivir.
Ahora bien, volviendo a la pregunta inicial de este ensayo, a la cual quisiera responder, pero lo dejo abierto para que otros decanos continúen respondiendo a esta pregunta sobre el ser decano de una Facultad Eclesiástica u otra. ¿Para qué le sirve a un profesional de esta ciencia conocer sobre el arte de ser decano? ¿Es necesario formarse o conocer sobre las funciones administrativas? Sobre estas preguntas se basa mi presente ensayo, pregunta que solo responderé en todo mi ensayo a la primera, las otras se deduce del armazón del ensayo.
Mi experiencia en el SETEMI (3), me permitido ganar experiencia como administrador docente, que es distinto a un administrador financiero. Hablo de mi experiencia como administrador docente, que implica no solo vigilar por el buen funcionamiento del programa, sino de atender a las inquietudes y dificultades que surgen de los diferentes agentes que interactúan dentro de la comunidad del Seminario, incluyendo los programas de extensión y a distancia. Es un trabajo arduo, que sino estamos preparados en este campo terminamos frustrados y esgrimiendo la “administración docente una forma de traición”. Eso depende del lado que se le mire a la administración. Este trabajo, que algunos llaman ingrato o traicionero, para mi ha sido una experiencia agradable, educadora y gratificante, pues me ha permitido ganar mas experiencia, a pulir la teoría aprendida en mi carrera administrativa. Además, me ha ayudado a mejorar mis relaciones humanas, de dejar de ser un dogmatico a un ser más empático, que trato de comprender el problema del Otro, como si estuviera dentro de su pellejo. Ha sentir el dolor del que ha caído, del que te ha ofendido, lastimado, etc. Abrazarlo y perdonarlo con el amor de Cristo.
El ser decano de una Facultad, nuestro caso teológica “debe familiarizarse con el espectro completo de aprendizaje “no profesional”, discúlpeme el agregado entre comillas, pues el docente de Teología o de Biblia, aunque sea un profesional calificado, su accionar demuestra lo contrario de su formación. Pues confunde lo ético de lo moral, lo académico con lo espiritual, lo doctrinario de la doctrina, en fin. Es un profesional confundido en mil cosas, desde lo antropológico hasta lo epistemológico de la teología que enseña. Hay que ser empático y tratar de bajarse al nivel de los docentes que viven esta problemática; por ende soy docente universitario, graduado de la Universidad Minuto de Dios, conocer las ciencias pedagógicas ha sido útil para mi formación teológica, que seria útil para aquellos teólogos y biblistas, que nunca han sido formado en ciencias de la educación, enseñan las cosas a martillazos, pues no se le puede exigir a un docente de nuestra disciplina teológica, algo que él no conoce o no le ha interesado aprender, por no decir testarudo (Terco).
Muchos profesores de seminario, universidad teológica e institutos bíblicos, creen que por haber cursado una, dos o tres materias en ciencias de la educación ya se creen un experto en la enseñanza y el aprendizaje. Pero, no es así, tampoco un teólogo se hace experto en las ciencias filosóficas por haber cursado dos o tres asignaturas de esta disciplina. No es así, se necesita dedicar tiempo a un estudio de dos o tres años a una determinada ciencia para ser experto. Allí surge mi necesidad de seguir aprendiendo, tuve que bancarme, no solo dos años de estudios, sino también los años 20 años de enseñar en secundaria, seminarios y universidad, para aprender el arte del proceso de enseñanza – aprendizaje, la filosofía…
Por eso, creo los encuentros con los docentes han sido apasionados por no decir otra cosa; ya que ese docente hace parte de nuestro Seminario, donde junto servimos. Nuestros encuentros con los docentes y los alumnos no son ocasionales o casuales sino que deben ser encuentros causales, como sugiere Dr. Henry Rosovsky, (Decano de la Facultad de Artes y Ciencias de La Universidad de Harvard, (durante los años 1973). Porque el decano debe comprender cálida y compasivamente las cosas que no solo animan a los docentes, sino también sus desaciertos al abordar el proceso de enseñanza – aprendizaje de la disciplina de su especialidad.
Ahora bien, el conocimiento del decano no lo puede llevar a niveles de superioridad, que lo lleve a ejercer el juego de poder, sino de igualdad, no obstante es una experiencia enriquecedora de ambas partes. (p. 236). Pues, el decano es una persona que conoce más al personal docente que ninguna otra persona. De la misma, manera conoce a los estudiantes, el personal administrativo, a los de mantenimiento y a la comunidad seminarista. Ningún docente común puede tener tan amplio círculo de amigos y pocos tendrán la oportunidad de hacer enemigos, asegura Rosovky. Añade: “Aunque los decanos no siempre se encuentran con individuos en las circunstancias más propicia, hay demasiados conflictos y desacuerdos. Todavía considero que la variedad de posibles amistades es una de las más grandes recompensas de ser decano. (Ibíd.)”
Dejar la idea volando que ser decano es solo una experiencia positiva seria un error. Como “cabeza” administrativa de la Facultad de Teología, aunque ad – honoren, del SETEMI o de cualquier Universidad, se corre riesgos, se pone en juego la calidad profesional de un docente que ha asumido a este nivel. Se enfrenta a una serie de dificultades que no están relacionadas con su profesión o área académica, en nuestro caso Teología u otras ciencias eclesiásticas. Los decanos de nuestros seminarios teológicos, bíblicos o pastoral, son teólogos y pastores, algunos de profesión otros por ocasión. Ellos no pierden el contacto con su publico; en mi experiencia, ser decano de Teología, es un ser que sigue siendo un teólogo pastoral, pues el pastor no tiene un horario oficinista para su publico que lo rodea. (Si lo tiene entonces es un asalariado…). Por eso, “tanto los profesores como los estudiantes tienen tiempo a su disposición sin interrupciones: tiempo para leer, escribir, pensar, soñar y también para aprender a perder. Pues, todo el que esta a cargo de algo, dice Rosovky, tendrán muchos amigos y enemigos.”
Finalmente, gerenciar una institución teológica universitaria o eclesiástica de envergadura no implica moverse más allá de los estándares dados a la Teología u otra ciencias eclesiásticas por los sponsor y denominación eclesial de la misma y dialogar con las otras ciencias del saber humano, que nos ayudarán a mejorar o empobrecer la disciplina de esa Institución Teológica. Eso implica luchar por la gran erudición vs a la espiritualidad no razonada. La honestidad y la sinceridad, que son valores que han sido olvidado por el docente de hoy; eso es uno de los factores que en la teología de hoy no hayan surgidos otros u otras como: José Miguez Bonino, Gustavo Gutiérrez, Samuel Escobar, Emilio Nuñez, René Padilla, Canclini, Elsa Tamez, Diana Rocco Tedesco, Nancy Bedford. Hoy se perfilan algunos, pero todavía están en un proceso de gestación y madurez. Pero, en la época de estos grosos era una novedad, había un deseo por aprender a reflexionar y hacer teología desde el lugar de la persona que hacia teología…
Ser decano no solo es ejercer el área administrativa, es propiciar estos ambientes de reflexión para desarrollar semilleros de investigadores, que permitan surgir una fuente de pensadores para el presente y hacia el futuro. Otro aspecto importante, no solo para ser decano, sino para todo puesto dentro de la Facultad de Teología, en especial la docencia y los puestos directivos administrativos es la experiencia. Muchos colegas y consiervos rechazan este valor de la experiencia como preparación para ser docente u ocupar un puesto directivo o administrativo de una Facultad de Teología u otra ciencia. Pues, se requiere del aspirante haber tenido una experiencia previa, de no menos de 5 años, en nuestro caso, que el docente teológico o directivo haya ejercido el ministerio pastoral en alguna iglesia o ministerio especifico. Pues, en la experiencia se pone en tela de juicio el conocimiento aprendido en la Teología, pues nuestra primera misión a lo que fuimos llamados a ser pastor.
Esta experiencia previas es enriquecedora, pues es una experiencia de doble vía aprendemos a conocer a los amigos y los enemigos; sobre todo aprendemos a sobrellevar los problemas, que son herramienta necesaria para ocupar no solo un puesto docente, sino también a ejercer un cuerpo directivo administrativo. “Cuando mas alto es el cargo, debería ver mas preparación, ha sido lo contrario menos atención se presta a las cualidades ejecutivas demostradas.” Pues, estas personas ingenuas piensan que no se requiere experiencia previa.” (p. 239). El éxito de un Seminario Teológico, Universidad u otra institución terciaria esta en tener en cuenta la experiencia previa. El actual rector del Instituto Universitario ISEDET asumió el cargo después de un periodo de 4 años o más de ser Decano y mismo periodo de director de Biblioteca de la misma institución. A eso se añade los años de experiencia pastoral, docente, investigativas y producciones. El éxito de esta institución universitaria se debe que ha tenido en cuenta este valor de la experiencia previa de su personal. Esto marca la diferencia de otras instituciones dogmaticas terciarias.
Por eso, el éxito de un seminario teológico es tener en cuenta la experiencia, como valor primordial. Si su interés es una educación honesta, sincera y cumplir los standares académicos universitarios, la enseñanza y la investigación. Pero, si su interés es burocrático, lucrativo y neoliberal, aglutinar dinero expandiendo por doquier en virtud de mano de obra barata no tiene en cuenta los standeres superiores, la teoría y la experiencia. O su interés es netamente más allá del plano existencial o real: lo espiritual “crecer” en la fe, pero no el conocimiento científico razonado. Pues viven bajo la sombra de la “letra mata más el espíritu vivifica”. Esta teoría se ha generalizado, casi en todas las denominaciones evangélicas clásicas y renovadas. Sus seminarios teológicos terciarios oficiales y no oficiales han modificado los standares de la educación teológica universitaria por nuevos paradigmas espirituales como la guerra espiritual, el apostolado, los profetas, profecías, sanidad económicas, que sé yo. Han dejado de lado, la honestidad y la sinceridad del estudio profundo, razonados, etc. Han ido perdiendo la brújula de la razón de ser seminario…
Los seminarios teológicos denominacionales e interdenominacionales, como su nombre lo indica eran semilleros de reflexión académica y por ende de una fe unida a la razón que son parte del ser humano. Seminarios que después dieron paso a las universidades, pues era tan riguroso el estudio, por la seriedad para la enseñanza y aprendizaje de la teología y la filosofía, hoy son los pocos seminarios universitarios y no oficiales que quedan en este principio. Algunos para mencionar el Instituto Universitario ISEDET, UBL, SETECA, UENIC, FUSTBI, FUSBC.(4) Otros, en cambio, que fueron un referente denominacional defensores de la sana doctrina del evangelio se han convertido en caldo de cultivo para el desastre, como le sucedió a un famoso programa doctoral latinoamericano, que captó a gente ingenua, por el deseo de doctorarse en instituciones de garaje, que ofrecen Licenciaturas, maestrías y doctorados en Teología u otro, ofrecían becas a estos ingenuos a otros le tocó pagar mucho dinero…
Estas instituciones de garaje se aprovechan de la buena fe, mejor dicho de la ingenuidad de los débiles, pues ellos con la necesidad de ser doctores, aunque no sabe que implica ser doctor y lo que exige llevar ese nombre. A ellos, no les importa aprender teología seria y hacer teología, tampoco ser investigadores calificados (Doctor). No tienen en su plana docente genios o investigadores de categoría, como si lo tienen las universidades teológicas de renombre de América latina, para la muestra un botón: el Instituto Universitario ISEDET, Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL), Seminario Teológico Centroamericano (SETECA).
Por lo anterior, ser decano implica ser cuidadoso de los programas que ofrece una Facultad, por ende una universidad o seminario teológico, no se puede descuidar la seriedad, la honestidad, el rigor académico de los programas que se ofrecen, como del personal con que se cuenta, no podemos contratar mano de obra barata para salvar la crisis financiera de una institución, no se puede poner en riesgo la calidad de la preparación de los futuros profesionales de Teología, Filosofías o Ciencias Bíblicas o pastorales, por tener docentes mamarrachos que no producen. Pues corremos el riesgo de generar un colapso en el sistema de la vida religiosa de una Iglesia, colegios, institutos bíblicos u otro. No se puede descuidar los standares universitarios, la doctrina por lo doctrinarios. Lo excesivo espiritual, hay que buscar el punto de equilibrio en el sistema de formación de una institución superior teológica.
Lo anterior me llevó a cuestionarme ¿a qué misión Dios nos llamó como docente y directivo? ¿Para que buscamos oficializar nuestras instituciones teológicas, si en la práctica invalidamos o dejamos mal parado tal institución universitaria o seminario? Como sucede a muchos profesores de x seminarios que se unen a grupos de Bioética, DDHH, sin tener una formación académica seria para hacer parte de esas instituciones, dejemos la desprolijidad, volvamos a recuperar lo que fue la Argentina en producciones teológicas seria en la mitad del siglo pasado, en el caso de nuestra denominación bautista. Donde están los pensadores serios, después de Arnoldo Canclini, Alfredo Salibian, Tinao. Hagamos memoria, hemos dejado de lado todo esto para caer en la tercera ola pronunciada por Peter Wagner. ¿Dónde están los semilleros de pensadores? Solo veo una ola enardecida tratando de levantar fumarola: Guerreros espirituales, profetas, apóstoles, en fin. ¿Qué pensará los demás profesionales con nuestra profesión?


*Luis Eduardo Cantero es Teólogo y Filósofo, pastor, Profesor del Seminario Teológico Misionero Tiranno, San Justo Bs. As. Y es doctorando en Historia de la Iglesia en el Instituto Universitario ISEDET. www.luiseduardocantero.es.tl

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(1) La reciente publicación de un libro titulado La Universidad de Henry Rosovsky que se refiere al trabajo del autor en la Universidad de Harvard, nos brinda su experiencia como decano y nos invita adentrarnos en su quehacer. Cosa que me llevó a relacionar con mi trabajo de docente administrativo de una Facultad de Teología, gran parte de sus ideas están incluida en este ensayo, por supuesto adaptada a nuestro quehacer teológico pedagógico y administrativo.
(2) Sin salario, pues el Seminario tiene muchas dificultades económicas para ofrecer un salario al equipo directivo.
(3) SETEMI, Seminario Teológico Misionero Tiranno de San Justo, Bs As. Argentina.
(4) Las siglas significan: UBL: Universidad Bíblica Latinoamericana de San José, Costa Rica. SETECA, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala. UENIC, Universidad Evangélica Nicaragüense Martin Luther King, Managua, Nicaragua. FUSTBI, Fundación Universitaria Seminario Teológico Bautista de Cali, Colombia. FUSBC, Fundación Universitaria Seminario Bíblico de Colombia, Medellín, Colombia.



Fuente: Pubicado en la Revista sobre Artes y Literatura latinoamericana, Caña Santa, Toronto, Canadá, martes, 01 de marzo de 2011: http://www.canasanta.com/el-dossier/que-es-ser-decano-en-una-facultad-de-teologia-0000001.html

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