sábado, 26 de marzo de 2011

La fe de Robert Redford

«No creo en los políticos ni en instituciones ni en la industria del cine»
Esto es lo que afirmaba el conocido actor Robert Redford en una entrevista. Y seguía: “Sólo en la naturaleza. Y en el que la diseñó, quien fuera que fuese"Quizás muchos estaríamos de acuerdo con la primera frase.
Cuando hablamos de "creer" y "confiar", la mayoría de instituciones, políticos, artistas, etc. no parecen ser los que más credibilidad nos inspiran.
Mucha gente se siente decepcionada: confiaron en alguien y ese alguien les defraudó. No importa a veces quién sea, incluso si es uno de nuestros mejores amigos, parece que si se trata de confiar, las personas no hemos ganado mucho en cuanto a fidelidad.
Todos fallamos, y todos nos sentimos defraudados.
Sólo hay alguien que jamás nos decepciona y es Dios mismo. Si vivimos sin confiar en Él, perdemos el único "ancla firme" que tiene nuestra vida. Si le damos la espalda a quién más nos ama, jamás tendremos paz en nuestro corazón. Algunos no se "atreven" a ser tan directos, y prefieren creer en la naturaleza y en quien la diseñó. Claro, a todos nos encanta la vida, lo que vemos, lo que disfrutamos.
Todos vivimos admirando el color, la fragancia, los sonidos, los abrazos, la amistad, el cariño... Y cuando no queremos poner "nombre" a nuestro Creador, llegamos a decir que sea quien sea que lo haya hecho tiene que ser admirable.
Mucha gente vive pensando y diciendo "ya tendré tiempo para las cosas de Dios más adelante". Saben que Él está ahí, pero el desafío a creer es demasiado grande para ellos. Cuando llegan los últimos momentos de la vida, todos quisieran volver atrás para vivir de una manera diferente. Volver a tener fuerzas para creer. Volver al pasado para decidir disfrutar más, amar más, vivir de otra manera.
Todo en la vida depende de aquello en lo que creemos. Si confiamos en otras personas, instituciones, credos, relaciones o incluso verdades científicas, tarde o temprano vamos a sentirnos decepcionados. Todas esas cosas no son malas, pero el problema es que no son perfectas. Nuestro corazón necesita a alguien absolutamente perfecto para confiarle su existencia.Alguien como el Señor Jesús. Alguien que no nos decepciona nunca. Alguien que creó todo lo que vemos con la punta de sus dedos. Alguien en quien podemos creer y confiar. Para siempre.

Autores: Jaime Fernández Garrido

Fuente: © Protestante Digital 2011

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