Por. Isabel Pavón Vergara, España
Un joven matrimonio chino vende sus tres hijos sin saber, eso declararon, que cometían tres delitos (*).
De aquí se deduce que además de mentir, no tienen escrúpulos. Fue la abuela la que denunció el caso a la policía y han sido detenidos.
En China, ya se sabe, las niñas valen, lo que se dice valer, muy poco, así que primero vendieron a la cría por 500 dólares. Después les tocó el turno a los dos varones cuyo precio fue más alto, 4.600 dólares por cabeza.
El motivo de la venta cuesta creerlo. Ambos estaban enganchados a los videojuegos y no querían criar niños.
Esta noticia, aún siendo verdadera, cuesta entenderla. No se concibe que unos padres hagan tal cosa para pagarse el vicio.
Sin embargo, si hubiese algo bueno que pensar dentro de lo malo sería imaginar en positivo. Por ejemplo que quienes los han comprado no quieren hacerles daño sino ofrecerles su amor, su consejo y su consuelo. Podemos suponer que son padres deseosos de ejercer el oficio, que harán de los tres personas de provecho. No sé si eso es mucho pensar.
No obstante, se dan casos con niños que no causan horror y los vemos a través de los ojos de la cotidianeidad. Son los padres que sin ser chinos no atienden como es debido a su descendencia que sufren a diario falta de cariño.
Un joven matrimonio chino vende sus tres hijos sin saber, eso declararon, que cometían tres delitos (*).
De aquí se deduce que además de mentir, no tienen escrúpulos. Fue la abuela la que denunció el caso a la policía y han sido detenidos.
En China, ya se sabe, las niñas valen, lo que se dice valer, muy poco, así que primero vendieron a la cría por 500 dólares. Después les tocó el turno a los dos varones cuyo precio fue más alto, 4.600 dólares por cabeza.
El motivo de la venta cuesta creerlo. Ambos estaban enganchados a los videojuegos y no querían criar niños.
Esta noticia, aún siendo verdadera, cuesta entenderla. No se concibe que unos padres hagan tal cosa para pagarse el vicio.
Sin embargo, si hubiese algo bueno que pensar dentro de lo malo sería imaginar en positivo. Por ejemplo que quienes los han comprado no quieren hacerles daño sino ofrecerles su amor, su consejo y su consuelo. Podemos suponer que son padres deseosos de ejercer el oficio, que harán de los tres personas de provecho. No sé si eso es mucho pensar.
No obstante, se dan casos con niños que no causan horror y los vemos a través de los ojos de la cotidianeidad. Son los padres que sin ser chinos no atienden como es debido a su descendencia que sufren a diario falta de cariño.
Unos, porque apoyados por las leyes sociales se pasan el día en el colegio, llaman mamá o papá a la profesora o profesor y llegan a casa como quienes llegan a la pensión para cenar y dormir.
Otros, porque los padres están legalmente demasiado ocupados en sus cosas y no les prestan atención. Les compran todo tipo de entretenimientos, legales también, para que no estorben. Son niños abandonados dentro del hogar. Niños que han venido al mundo porque es necesario estrenarse en la materia o para que la mascota no esté sola.
Existen familias que viviendo bajo el mismo techo no se conocen, no se relacionan.
Estos niños se acostumbran a vivir de esta manera y no tienen quienes les defiendan ya que el trato que reciben forma parte de la normalidad, no se considera delito. En fin, niños que sin estar en venta se sienten vendidos .
(*) Puede leer aquí la noticia
Otros, porque los padres están legalmente demasiado ocupados en sus cosas y no les prestan atención. Les compran todo tipo de entretenimientos, legales también, para que no estorben. Son niños abandonados dentro del hogar. Niños que han venido al mundo porque es necesario estrenarse en la materia o para que la mascota no esté sola.
Existen familias que viviendo bajo el mismo techo no se conocen, no se relacionan.
Estos niños se acostumbran a vivir de esta manera y no tienen quienes les defiendan ya que el trato que reciben forma parte de la normalidad, no se considera delito. En fin, niños que sin estar en venta se sienten vendidos .
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Autores:Isabel Pavón Vergara
Fuente: ©Protestante Digital 2011
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