viernes, 18 de mayo de 2012

El enigma de la muerte: ¿seres eternos o no? Una respuesta filosófica-teológica al problema de la muerte

Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina*
La historia de la humanidad ha sido marcada por un mito, que ha trascendido a todas las esferas del conocimiento científico, filosófico e inclusive a la teología. Este mito ha sido construido a raíz de la angustia del ser humano al sentirse rodeado por otros seres que a igual que él viven las circunstancias de sus problemas existenciales.
Cada ser humano vive sus problemas existenciales de manera diferente. Algunos lo viven de manera piadosa (religiosamente hablando). Otros, lo viven de manera “auténtica”. Pues, ésta hace que el ser no viva perdido en este mundo “tiene la conciencia de su propio ser y se hace resaltar entre las voces indefinidas de la humanidad”. En cambio, los que viven refugiados en el mundo de las ideologías religiosas son personas que viven en medio de angustia, pues, viven en la dualidad de su existencia, que cualquier dificultad física, espiritual o que sé yo. Se debe a sus faltas cometidas.
Esta vida sometida a los paradigmas dualistas hace que vivan perdidos en el mundo, sumergidos entre las cosas y seres angelicales, demoniacos de tal modo que se olvidan de vivir la vida a pleno, libres como Dios los hizo libre. Viven ocupados por las cosas que le dicen los mercaderes de los mitos (evangelio de la prosperidad, apóstoles y profetas), de sus recetarios que los ayude a salir de sus miserias materiales y espirituales. Pero son seres inconscientes abrumados por estas teologías de espectáculos, etc. que lo que buscan es llenar las arcas de esos ideólogos estúpidos que se hacen llamar “teólogos, pastores, profetas y apóstoles”.
Estas cosas hacen que ellos se olviden que, aunque religiosos o piadosos son, al igual que aquellos que no lo son, seres para la muerte, seres para sufrir el aquí y el ahora.
La muerte representa el fin de la existencia física. Ojo, no se trata de la muerte que pone fin a la vida. De la misma manera no hay que confundir la filosofía de la existencia con la filosofía de la vida. “Con la muerte, ya no se puede captar ente, asegura Santiago Flores; nunca tenemos una experiencia genuina del morir de los demás. (1) Heidegger afirmaba: “Con la muerte, la existencia no se encuentra terminada ni desaparecida. Porque, la muerte es una posibilidad de ser, pero la mas genuina. Y también, la más irrepetible posibilidad. El ser mismo de la existencia es ser – para – la – muerte. De este concepto, la existencia cae en la angustia y busca refugio en el mundo.”
El ser humano desde que fue puesto en el mito del Edén, tuvo dos opciones como asegura los teólogos a vivir eternamente o no. Su decisión por desobedecer al mandato supremo, generó la angustia, que acompaña al ser humano en toda su vida. Algunos afirman que si el ser humano no hubiera caído seríamos seres eternos seguramente. Pero, ¿a qué eternidad nos habla el texto bíblico: a una eternidad en el plano físico o a una eternidad espiritual?.
Los filósofos, en cambio, creemos que el texto no se refiere necesariamente al problema de la existencia física, va más allá de lo físico. Pues, Dios como ser poderoso sabía que el ser humano por su naturaleza iba a violentar ese derecho. Todo ser humano guarda un lado oscuro, que por las circunstancias que se le presente tiende a traspasar la frontera de los limites impuestos (…) nada se puede ocultar por mas que tratemos de hacerlo, tarde o temprano el ser humano mostrará lo que es (…), lo que guarda en su intelecto y corazón. Es por ello, que no creemos que la sentencia pronunciada por Dios a la pareja en el mito del Edén: “polvo eres y al polvo volverás”, implique la existencia física, sino la existencia en el más allá.
Vuelvo y repito, Dios sabia que el ser humano puesto en la tierra tenía la posibilidad de optar entre el ser y la nada (la no existencia); la caída o la conciencia de pecado. La caída siempre ha sido relacionada con el pecado. Pues, la conciencia del pecado se manifiesta en la tendencia a optar por lo malo, ya sea en vicio, lo que trae la dispersión del yo. La voluntad se desvía de los fines. Afirma, Flores, estas categorías son las que nos hace como pecadores.
“Para Heidegger, la caída es algo que ya ha sido elegido anteriormente por el ser humano, y en esto consiste el pecado. Pero que no se podría hablarse con propiedad de pecado.” Sino de una falta, mas no un pecado imputable, porque no se trata de que algo fue previamente elegido, porque la tendencia de la naturaleza humana siempre ha sido hacia el mal siempre en su estado de existencia, siempre estamos eligiendo y Dios siempre nos deja elegir, a veces por nuestra inconsciencia elegimos mal.
Esa elección se cuenta como un error, mas no como pecado. Entonces, el pecado es una construcción abstracta, de lo que los seres humanos hoy no debemos vivir en ese estado de inconsciencia, sino de error, elegimos deprisa y eso nos lleva a errar no a pecar.
Ahora bien, el estar arrojado en el mundo, aun cuando hubiera sido por culpa nuestra, no depende de nosotros. Alguien nos arrojó, la pregunta ¿Quién nos arrojó? Y si nos arrojó nos dejó una posibilidad de ser igual que Dios. Por ende, no es posible hoy hablar de pecado, según los filósofos Heidegger y Kierkergard, como lo afirman los teólogos fundamentalistas y renovados. Según su marco referencial dualista. Nadie discute que vivimos en un estado de opción entre lo bueno y lo malo, entre el ser y la nada. Es cierto que sentimos esa tendencia que nos impulsa hacia la nada. Pero, también, es cierto que no depende de nosotros. Asegura Flores.
Por lo tanto, no podemos hablar de pecado, ni tampoco podemos seguir afirmando que el mito del Edén cortó la existencia física. Este mito, lo que trató fue de demostrar que hubo algo que rompió con la eternidad en la vida física de los seres humanos. Había que justificar algo, algo pasó, pues si Dios es eterno entonces la eternidad también era nuestra, aquí en la tierra. Este ha sido el dilema entre los teólogos rasos, espiritualistas y sin mediación filosófica u otra ciencia.
Para nosotros los filósofos la vida desde que se instala en el plano terrenal iba a sucumbir, aquí el ser humano comienza a emprender el viaje a la eternidad del más allá, la muerte es un eslabón que tenemos todos los mortales que enfrentar, tampoco se convierte en el enemigo, como han querido afirmar algunos teólogos fundamentalistas y sabelotodo. La muerte tampoco nos podrá detener al encuentro con el supremo bien de todo bien: Dios. Tal vez, para algunas filosofías, sigan siendo un misterio, pero para otras nos podrá aclarar este misterio, trágico de la humanidad. Una de ellas la filosofía existencialista, para los filósofos existencialistas se muestran mas interesado en los problemas de la nada y de la muerte.
Pero ¿Qué es la muerte? Es un ángel, es un enemigo, como lo creían algunos caballeros de las cofradías que abundaban en la edad media, que hay que enfrentar en la frontera de la no existencia. Otros les produce temor, miedo o que sé yo. La muerte será lo que tiene que ser, un Ángel, la puerta del umbral que nos permite regresar donde realmente pertenecemos, nuestro lugar eterno. La vida terrenal nos permitió aprender a convivir con los otros, es y será una escuela de aprendizaje de los mortales, allí aprendimos a conocernos a nosotros mismos a los demás.
Aprendimos el valor de la existencia, aprendimos del dolor, del sufrimiento, del odio, del orgullo, ahora el ser que tiene que partir al más allá deja algo para los mortales y ese algo: su testimonio de vida, de ser, de lo que sos (…).
Su historia no muere, ayuda a los que vienen a tras. Como la Biblia, que está llena de historias de hombres, mujeres y naciones, con sus errores y problemas aprendieron a continuar el camino de su Ser Supremo, aprendieron que los errores se pagan caros y el que hace el bien le irá mejor en la vida existencial como en la eternidad. Es por ello, que para mi la Biblia es un libro más, que todos los libros que abundan en esta fauna de ideologías, llena de historias de hombres mortales que aprendieron a convivir con su cosmovisión de mundo, idearon un plan de vida, trataron de comprender el sumo bien, aunque erraron siguen siendo historia para el hombre hoy, historias que nos ayudan a ir incluyendo a los nuevos sujetos que van apareciendo en cada época en particular, por ejemplo pasó muchos siglos para que la mujer volviese al lugar que se le había negado, desde la negación del mito adámico, que muchas teologías tradicionales y de corte neopentecostal les ha negado su derecho de igualdad con los varones.
Bueno, esto ha sido un logro que todavía no ha sido consumado, tenemos que seguir haciéndolo para que los mortales puedan vivir en un mundo mejor, mientras que vos y yo que estamos ya yéndonos hacia nuestra morada nos recuerde. Concluyo ¿Qué es la muerte para vos? ¿Vale la pena por qué vivir? ¿Por qué has dejado que los teólogos rasos con delirio místico te esclavicen con sus recetarios y termines dejando todo tu potencial, dinero y demás en sus manos? Deja la angustia, de la dependencia y deja de ser estúpido, siguiendo estupideces y comienza hoy a disfrutar y a vivir la vida a pleno. Se libre es ahora como Dios te hizo libre…

*Luís Eduardo Cantero, es Teólogo y Filósofo, pastor bautista, docente universitario. Es Doctorando en el Departamento de Historia de la Iglesia del Instituto Universitario ISEDET, Bs. As. Argentina. www.luiseduardocantero.es.tl
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Referencias bibliográficas:
(1) Santiago Flores, “Filosofía de la existencia”, en Revista de cultura espiritual, México, Luminar, 1951, p. 15.
(2) Heidegger, “camino para la muerte”, [Consultado 20-04-12]:
http://ar.kalipedia.com/filosofia/tema/filosofia-sigloXX/hombre-ser-muerte.html?x=20070718klpprcfil_414.Kes&ap=0


Publicado por Editor de Contenidos CRISTIANET.COM.AR

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