Por. Samuel Escobar, España*
José Míguez Bonino ya está con el Señor, su Señor. Me ha entristecido la noticia dado el gran respeto que le tenía, y porque personas como él no abundan precisamente. No me puedo olvidar de mi encuentro con él en la Argentina de los años 70 del siglo pasado. Lo que más me impresionó fue que este teólogo ecuménico no utilizaba estereotipos socio-teológicos para referirse a los teólogos evangélicos que no compartían todas sus perspectivas.
Escuchaba las opiniones de otros y las consideraba con delicadeza y caballerosidad. Como era un pensador agudo, que se expresaba con gran claridad, del diálogo con él siempre uno salía enriquecido. En aquellos años de crispaciones y rivalidades, de generalizaciones sin fundamento y de pasiones mal disimuladas, Míguez brillaba con luz propia, con esa luz que Jesús espera de sus discípulos, en las actitudes y en las acciones.
Siento mucho la partida de Míguez porque yo tenía mucho interés en que llegara a sus manos mi libro más reciente, en el cual exploró el pensar cristológico en América Latina, y , por supuesto, hago muchas referencias al curso de su obra a lo largo de varias décadas. Me hubiera gustado conocer su propia opinión para comprobar si, como me propuse, he sido fiel y respetuoso con su pensamiento. Desde la consulta sobre Ética Social que la Fraternidad Teológica Latinoamericana celebró en Lima en 1972, tuvimos el privilegio de tenerlo como participante en numerosos eventos. Su capítulo sobre “El Reino de Dios y la historia” engalana el libro El reino de Dios y América Latina que la FTL publicó en 1975. Sus comentarios a las cuatro ponencias centrales de la consulta “Teología y Vida” con la que celebramos los primeros veinte años de la FTL (Quito, 1990), son un modelo de diálogo alturado, respetuoso y agudo. Recuerdo que algunos de nosotros nos emocionamos hasta las lágrimas cuando compartió su itinerario teológico. Sus contribuciones al CLADE III (Quito 1992) y al CLADE IV (Quito 2000) fueron muy apreciadas y difundidas.
Para mí fue una gran alegría que René Padilla publicase en la Editorial Nueva Creación ese libro que resume como ningún otro las cualidades del estilo y el método teológico de Míguez, Rostros del protestantismo latinoamericano (1995). Es un libro seminal en el cual aprovecha todo el trabajo histórico-social sobre el protestantismo latinoamericano, acumulado en las tres últimas décadas, y a partir de sus propias y ricas claves teológicas emprende un esfuerzo interpretativo de la mejor calidad. Leí, subraye y anoté este libro con la misma gratitud con que había leído décadas atrás sus escritos de juventud en las revistas Testimonium y Cuadernos Teológicos.
Gracias a Dios por la vida y el testimonio de José Míguez Bonino y que surjan teólogas y teólogos como él de las nuevas generaciones, para las cuales sus escritos deben llegar a ser un recurso formativo, valioso y enriquecedor.
*Samuel Escobar, es catedrático emérito de Misionologia en el Seminario Teologico Bautista del Este, en Pennsylvania, EEUU; y profesor del Seminario Teologico de la UEBE en Madrid.
Fuente: ALCNOTICIAS
José Míguez Bonino ya está con el Señor, su Señor. Me ha entristecido la noticia dado el gran respeto que le tenía, y porque personas como él no abundan precisamente. No me puedo olvidar de mi encuentro con él en la Argentina de los años 70 del siglo pasado. Lo que más me impresionó fue que este teólogo ecuménico no utilizaba estereotipos socio-teológicos para referirse a los teólogos evangélicos que no compartían todas sus perspectivas.
Escuchaba las opiniones de otros y las consideraba con delicadeza y caballerosidad. Como era un pensador agudo, que se expresaba con gran claridad, del diálogo con él siempre uno salía enriquecido. En aquellos años de crispaciones y rivalidades, de generalizaciones sin fundamento y de pasiones mal disimuladas, Míguez brillaba con luz propia, con esa luz que Jesús espera de sus discípulos, en las actitudes y en las acciones.
Siento mucho la partida de Míguez porque yo tenía mucho interés en que llegara a sus manos mi libro más reciente, en el cual exploró el pensar cristológico en América Latina, y , por supuesto, hago muchas referencias al curso de su obra a lo largo de varias décadas. Me hubiera gustado conocer su propia opinión para comprobar si, como me propuse, he sido fiel y respetuoso con su pensamiento. Desde la consulta sobre Ética Social que la Fraternidad Teológica Latinoamericana celebró en Lima en 1972, tuvimos el privilegio de tenerlo como participante en numerosos eventos. Su capítulo sobre “El Reino de Dios y la historia” engalana el libro El reino de Dios y América Latina que la FTL publicó en 1975. Sus comentarios a las cuatro ponencias centrales de la consulta “Teología y Vida” con la que celebramos los primeros veinte años de la FTL (Quito, 1990), son un modelo de diálogo alturado, respetuoso y agudo. Recuerdo que algunos de nosotros nos emocionamos hasta las lágrimas cuando compartió su itinerario teológico. Sus contribuciones al CLADE III (Quito 1992) y al CLADE IV (Quito 2000) fueron muy apreciadas y difundidas.
Para mí fue una gran alegría que René Padilla publicase en la Editorial Nueva Creación ese libro que resume como ningún otro las cualidades del estilo y el método teológico de Míguez, Rostros del protestantismo latinoamericano (1995). Es un libro seminal en el cual aprovecha todo el trabajo histórico-social sobre el protestantismo latinoamericano, acumulado en las tres últimas décadas, y a partir de sus propias y ricas claves teológicas emprende un esfuerzo interpretativo de la mejor calidad. Leí, subraye y anoté este libro con la misma gratitud con que había leído décadas atrás sus escritos de juventud en las revistas Testimonium y Cuadernos Teológicos.
Gracias a Dios por la vida y el testimonio de José Míguez Bonino y que surjan teólogas y teólogos como él de las nuevas generaciones, para las cuales sus escritos deben llegar a ser un recurso formativo, valioso y enriquecedor.
*Samuel Escobar, es catedrático emérito de Misionologia en el Seminario Teologico Bautista del Este, en Pennsylvania, EEUU; y profesor del Seminario Teologico de la UEBE en Madrid.
Fuente: ALCNOTICIAS
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