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sábado, 15 de mayo de 2010

Del refugio de las masas al neopentecostalismo empresarial- (El aporte de Christian Lalive D’Epinay)

Carmelo Alvarez, Chicago. EE.UU.

Recientemente ha sido reeditado un estudio histórico-sociológico sobre el pentecostalismo chileno. Se trata de El refugio de las masas. Estudio sociológico del protestantismo chileno, reeditado por el Centro de Estudios Pentecostales en Concepción, Chile (ceep@ceep.cl) Su autor es el Dr. Christian Lalive d’Epinay, un sociólogo de la religión suizo, que trabajó muchos años en Latinoamérica y el Caribe La obra fue publicada originalmente en 1968, provocando una oleada de reacciones a través de todo el mundo, siendo considerada un aporte pionero y valioso a la sociología de la religión del siglo XX. Hay una versión inglesa, The Haven of the Masses, que también impactó al mundo académico de Norteamérica y Europa.
Quisiera compartir unos comentarios muy personales que han provocado una nueva lectura de la obra y la lectura de algunos comentarios de sociólogos de la religión sobre la misma.
Mi primera experiencia con los escritos de Christian Lalive y la significación histórica de su trabajo me llegó de primera mano. Siendo estudiante del Seminario Evangélico de Puerto Rico, y por vinculaciones con la FUMEC (Federación Universal del Movimiento Estudiantil Cristiano), pude compartir en una amplia charla bastante informal, pero sumamente entusiasta y enriquecedora, donde Christian Lalive compartió el trasfondo, la razón, las dudas y los tropiezos que experimentó en esa ardua investigación que se plasmó en El refugio de las masas. Eso fue en 1969. Tuvimos, además, el privilegio de compartir en un diálogo más íntimo con Christian Lalive, hasta altas horas de la noche, con miembros del capítulo de la FUMEC en Puerto Rico. Esa conversación estuvo más dirigida al panorama político y religioso de América Latina y el Caribe, en aquellos tiempos aciagos y desafiantes.
Ese libro, El refugio de las masas, fue un estudio fundamental en mi acercamiento al movimiento pentecostal en América Latina y el Caribe. Yo provengo de una “iglesia histórica” que en Puerto Rico pasó por un avivamiento carismático, conocido como el Avivamiento del 33, que conmocionó la denominación y llevó a una seria confrontación con la “iglesia-madre” en Estados Unidos. La lectura del libro de Lalive me ayudó a comprender muchas cosas, aunque su estudio se refería más a Sur América que a nuestra realidad eclesial y religiosa en el Caribe. En la década del 70 cuando fui misionero en Centroamérica y México, y más tarde en Chile, como profesor visitante en la Comunidad Teológica de Chile, la relectura del libro volvió a ser una herramienta muy útil e indispensable.
La tesis fundamental de Lalive es que el movimiento pentecostal chileno es una sociedad sustitutiva de la participación social, convirtiéndose en refugio de las masas. Es una negación radical del mundo como huelga social que sustituye la sociedad civil. Ante el mundo hostil las iglesias pentecostales ofrecen un hábitat protector y seguro para las personas creyentes. Esa expresión religiosa paraliza las masas proletarias en busca de liberación. Haría falta una transformación de su conciencia para que su “apocalipticismo trascendente” llegara a ser una acción revolucionaria. Este cambio debe surgir de las prácticas sociales concretas.
Christian Lalive, llega a la conclusión que la presencia del pentecostalismo chileno refuerza el patrón cultural hacendatario, que es transferido a la comunidad creyente pentecostal. Este patrón cultural de la hacienda se nutrió de la cultura popular católica, particularmente en las áreas rurales de Chile.
Recuerdo, además, que Christian Lalive ofreció una serie de conferencias públicas en la capilla del Seminario Evangélico de Puerto Rico, que causaron gran sensación e impacto en líderes de las iglesias de nuestra Isla del Encanto. Las conferencias fueron publicadas bajo el título, Religión e ideología en una perspectiva sociológica (1973). Aquí ampliaba algunos temas tratados sobre todo en las Fichas de ISAL.
Hay que recalcar que el trabajo intelectual de Christian Lalive realmente fue el aporte de un intelectual orgánico, que asumió riesgos y abrió pistas en los campos de la sociología de la religión y la historia. No se pueden olvidar las fichas de ISAL, publicadas por Iglesia y Sociedad en América Latina, un organismo ecuménico que también fue pionero en ofrecer estudios de corte profético sobre temas cruciales que abrieron nuevos caminos para lo que llegó a ser la teología de la liberación.
Las voces pioneras en el movimiento fueron sociólogos y teólogos de la estatura de Hugo Assmann, Julio Barreiro, Hiber Conteris, Pedro Negre Rigol, Anibal Guzmán y Julio de Santa Ana, entre otros. La revista Cristianismo y Sociedad fue en su época la revista teológica y de sociología de la religión más influyente en el mundo de habla hispana. Christian Lalive ofreció en ambas publicaciones importantes observaciones que son todavía pertinentes para acercarnos a lo que acontecía teológica y sociológicamente en el continente. Con ISAL Christian Lalive recorrió la América Latina y el Caribe y acumuló un conocimiento y una experiencia que ha quedado plasmada en su trabajo intelectual.
Retomar este aporte de Christian Lalive también nos debe ubicar en la realidad que vivimos hoy en relación con ese movimiento pentecostal y las iglesias pentecostales en él. La diversidad y la complejidad del movimiento son mucho más evidentes en el 2008 que en 1968. Ello nos desafía a buscar nuevas pistas y seguir elaborando nuevas interpretaciones para lograr una mejor comprensión de lo que acontece en esos movimientos tan dinámicos. Los llamados grupos neopentecostales como la Iglesia Universal del Reino de Dios de Brasil y las mega iglesias en casi todas las ciudades de América y el Caribe (¡incluyendo La Habana, Cuba!) son fenómenos que, influidos por la teología de la prosperidad, la guerra espiritual, la centralidad de la alabanza, el concepto de la autoridad y poder de los apóstoles y apóstolas, y el modelo del héroe-empresario como figura carismático-pastoral, nos desafían a intentar desarrollar estudios nuevos con categorías nuevas en el campo sociológico, histórico y teológico. El aporte pionero de Christian Lalive seguirá siendo un acicate y una clave hermenéutica indispensable, sujeto a ser superado, pero jamás podrá ser obviado.
Agradecemos la reedición de esta obra magna y las interpretaciones que la actualizan y la mantienen vigente. A Christian Lalive D’Epinay le agradecemos profundamente el habernos aportado su creatividad, energía y honestidad intelectual.
Fuente: ALCNOTICIAS
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