Fátima Yohayna Hesain
Musulmana
Esta joven de 24 años que estudia Filosofía en la Universidad de Buenos Aires es una musulmana atípica: sabe inglés, latín antiguo y computación, y en 2004 fue disertante en la conferencia La mujer en la sociedad islámica, desarrollada en la Feria Internacional del Libro.
Fátima Yohayna Hesain es hija del imán Mahmud Husain, profesor de filosofía y activo miembro de la comunidad islámica argentina e internacional. Fundador y director del Centro de Estudios Islámicos, el papá de Fátima participó como representante islámico en la recepción al Dalai Lama en 1992, en la Catedral de Buenos Aires, y en 1997 promovió la Academia del Medio Oriente, foro de diálogo intercultural e interreligioso.
Fátima nos recibió en su casa de Flores, un caserón estilo español, donde vive con su madre y su hermana menor. A las seis de la tarde, Fátima y su mamá se colocaron una túnica, el shador, se sacaron los zapatos, y en una habitación cubierta de alfombras se prepararon para el rezo del atardecer. Después, conversamos con Fátima.
–¿De dónde viene su familia?
–De Trípoli. En esa época, Trípoli era parte de Siria. La mamá de mi papá se consideraba siria. Luego Trípoli pasó a pertenecer al Líbano. Y mi abuelo, por parte de mi papá, era sirio. Vino a la Argentina en el 1900.
–¿Fátima es el nombre de la hija del profeta?
–Sí. Mi primer nombre es Fátima, y me lo pusieron en honor a ella. La hija del profeta era una mujer sumamente virtuosa. Es el ejemplo, el paradigma que tenemos que imitar todas las mujeres musulmanas.
–¿Por qué en Occidente existe la certeza de que se ejerce crueldad sobre las mujeres musulmanas?
–No es así. El Corán narra la práctica de los árabes paganos preislámicos de considerar a la mujer indigna, una vergüenza y un deshonor para la familia. Se las enterraba vivas cuando nacían. Esta práctica se abolió totalmente con el advenimiento del islam. O sea, en el Corán se considera a la mujer como un regalo. La mujer es el honor de la familia islámica.
–¿Qué pasa con las mujeres infieles, a las que azotan?
–El azote corre tanto para el hombre como para la mujer. Cuando un hombre le es infiel a su mujer o viceversa. Los dos están en un pie de igualdad ante Dios.
–¿Y qué pasa frente a un pedido de divorcio, por ejemplo?
–No hay una prohibición al respecto. La mujer le puede pedir el divorcio al marido, y el marido, obviamente, también.
–¿Cuáles son las actividades religiosas que puede realizar una mujer musulmana?
–No puede llegar a ser imán, pero hay un motivo para ello. No es un tema de discriminación hacia la mujer. El profeta insistió tanto en la educación femenina que dijo que cuando un padre educa a un hijo varón está educando a un individuo, pero cuando un padre educa a una hija mujer está educando a toda la humanidad. La mujer funda su familia, educa a sus hijos en la moral y la buena conducta, y de la educación que les dé a sus hijos dependerá el futuro de la sociedad.
–Al occidental le sorprende la idea de poligamia. ¿Qué dice el Corán?
–Está permitida, dentro del islam, con ciertas restricciones. El Corán, en el capítulo IV, llamado De las mujeres, aleya [versículo] 3, dice: Si teméis no ser justos con los huérfanos, casaos con las mujeres que os gusten. Dos, tres o hasta cuatro. Hasta ahí llega la no prohibición de la poligamia: hasta cuatro. Y más adelante dice: Pero si teméis no obrar con justicia, casaos con una sola. Es decir, el hombre le tiene que dar la misma atención a todas. A cada una por igual: no puede darle a una más que a otra.
–Su padre, por ejemplo, ¿tiene varias mujeres?
–No. Pero dentro del islam si un hombre, por su naturaleza, quiere estar con otra mujer, debe desposarla. El hombre debe casarse con esa segunda mujer y darle todos los derechos de esposa que le dio a la primera. La comunidad islámica tiene una grandísima responsabilidad con esas mujeres. No se las puede dejar desprotegidas. La alternativa más viable es la poligamia.
–¿Qué representa Jesucristo para el islam?
–Es una figura santa. Es un profeta enviado por Dios para enseñar a la humanidad el sendero recto. En el Corán hay todo un capítulo dedicado a María. Aparece el relato de cómo María sufrió los dolores de parto, y se apartó de su pueblo para tener a Jesús, quien fue hecho descender por un ángel. Es un relato muy importante. A María nosotros la concebimos como pura. Nosotros reconocemos la virginidad de María.
–¿Cómo está considerada la vida laboral de las mujeres? Nos referimos a las mujeres profesionales.
–La mujer musulmana se desempeña en la sociedad en diferentes áreas: en Paquistán tuvimos una primera ministra [Benazir Bhutto]. En todos los países musulmanes la mujer ocupa cargos importantes. Otras son enfermeras, maestras; se desempeñan en todos los ámbitos importantes de la sociedad, y también en la cultura, en el arte, en diferentes ramas. La mujer tiene libertad de trabajar y desarrollarse.
–¿Qué diferencia hay entre la mujer casada y la soltera?
–En el islam, la mujer casada conserva su apellido de soltera. O sea, mantiene su personalidad y su identidad. La identidad del marido no absorbe la identidad de la mujer.
–¿Cuál es la noción de paraíso en el islam? ¿Hay otra vida?
–Hay otra vida después de la muerte. La muerte no es la suspensión de la vida. La muerte solamente indica que termina un ciclo terrenal, un ciclo preparatorio dentro de este mundo.
–¿Lo mejor está por venir?
–Luego de la muerte, uno pasa a otro nivel. Estaría el barzaq. Es un nivel en el que los muertos rezan por su alma.
–¿Y cuál es la idea de pecado?
–Al respecto tiene mucho que ver el yihad, el “esfuerzo espiritual”. En Occidente se interpretó este concepto de yihad de una manera bélica. Pero no es así. Es el esfuerzo contra las bajas tendencias que tenemos los seres humanos; los instintos bajos y autodestructivos. Todos los días hacemos yihad. A veces nos peleamos, hacemos maldades, envidiamos. El yihad es entonces la lucha contra las bajas tendencias del ego del ser humano. Ese sería su significado exacto. Partamos de la base de que no existe el pecado original. Nosotros no heredamos la idea de que la serpiente incitó a la mujer y la mujer incitó al hombre. En el islam, la culpa de haber comido la manzana es compartida: es de los dos.
–¿Qué esperan el Corán y Mahoma que se pida en la oración?
–Uno pide por la paz en el mundo, por que no haya tantos chicos muertos de hambre, por que el país de uno progrese. Uno pide por que se resuelvan los problemas en Medio Oriente. Nosotros hablamos con Dios y él nos habla. Nos habla a través del Corán. Hay dos fuentes básicas de conocimiento en el islam: el Corán y la tradición profética, que consiste en dichos y anécdotas del profeta.
–Volviendo al lugar de las mujeres. ¿Cómo es eso del menor valor de la palabra de una mujer como testimonio?
–Sí, un varón por cada dos mujeres. Esto no tiene nada que ver con ningún tipo de discriminación hacia la mujer. Lo que pasa es que la mujer tiene una naturaleza distinta de la del hombre. Nosotras tenemos más desarrollada la compasión y la misericordia hacia el prójimo. El hombre es más frío para tomar decisiones. No se deja llevar tanto por los sentimientos. Las mujeres no somos tan objetivas y, a lo mejor, podemos llegar a cometer una injusticia: por ejemplo, no declarar algo por lástima.
–¿Esto es así ante la ley, ante el Corán, ante el sheik?
–Por ejemplo, en un matrimonio, tiene que haber dos testigos mujeres y un testigo varón. Simplemente, el Corán contempla que hombre y mujer son de naturaleza diferente.
–¿Se regulan las relaciones sexuales?
–En el mes de Ramadán, período de ayuno [desde la salida del sol hasta el ocaso] en el que el ser humano comprende el sufrimiento de los más pobres, no se puede tomar agua ni fumar. Tampoco se puede comer chicle. Y están prohibidas las relaciones sexuales porque el ser humano está demasiado ocupado en pensar, en meditar, en dedicarle ese tiempo a Dios.
–¿Por qué el islam prohíbe el alcohol?
–Fue una prohibición que en el islam no apareció inmediatamente después de la revelación de la palabra islámica, sino tras un cierto período. El alcohol debilita tu capacidad intelectual. Además, está prohibido para cuidar el organismo, para preservar la salud. Y también para evitar los problemas sociales, como el caso de hombres que golpean a sus mujeres por el propio estado de borrachera.
–¿Cuál es el símbolo del islam?
–Nosotros tenemos la figura que representa el islam naciente: la Luna y la estrella. La estrella representa al profeta Muhammad, con él sea la bendición y la paz, y la Luna, el islam, que está naciendo.
Perfil
Fátima Yohayna Hesain tiene 24 años y estudia Filosofía en la UBA. Habla inglés, latín antiguo y computación, y en 2004 disertó en la conferencia La mujer en la sociedad islámica desarrollada en la Feria del Libro. Es hija del imán Mahmud Husain, profesor de filosofía, fundador y director del Centro de Estudios Islámicos. Vive con su madre y su hermana en Flores.
Musulmana
Esta joven de 24 años que estudia Filosofía en la Universidad de Buenos Aires es una musulmana atípica: sabe inglés, latín antiguo y computación, y en 2004 fue disertante en la conferencia La mujer en la sociedad islámica, desarrollada en la Feria Internacional del Libro.
Fátima Yohayna Hesain es hija del imán Mahmud Husain, profesor de filosofía y activo miembro de la comunidad islámica argentina e internacional. Fundador y director del Centro de Estudios Islámicos, el papá de Fátima participó como representante islámico en la recepción al Dalai Lama en 1992, en la Catedral de Buenos Aires, y en 1997 promovió la Academia del Medio Oriente, foro de diálogo intercultural e interreligioso.
Fátima nos recibió en su casa de Flores, un caserón estilo español, donde vive con su madre y su hermana menor. A las seis de la tarde, Fátima y su mamá se colocaron una túnica, el shador, se sacaron los zapatos, y en una habitación cubierta de alfombras se prepararon para el rezo del atardecer. Después, conversamos con Fátima.
–¿De dónde viene su familia?
–De Trípoli. En esa época, Trípoli era parte de Siria. La mamá de mi papá se consideraba siria. Luego Trípoli pasó a pertenecer al Líbano. Y mi abuelo, por parte de mi papá, era sirio. Vino a la Argentina en el 1900.
–¿Fátima es el nombre de la hija del profeta?
–Sí. Mi primer nombre es Fátima, y me lo pusieron en honor a ella. La hija del profeta era una mujer sumamente virtuosa. Es el ejemplo, el paradigma que tenemos que imitar todas las mujeres musulmanas.
–¿Por qué en Occidente existe la certeza de que se ejerce crueldad sobre las mujeres musulmanas?
–No es así. El Corán narra la práctica de los árabes paganos preislámicos de considerar a la mujer indigna, una vergüenza y un deshonor para la familia. Se las enterraba vivas cuando nacían. Esta práctica se abolió totalmente con el advenimiento del islam. O sea, en el Corán se considera a la mujer como un regalo. La mujer es el honor de la familia islámica.
–¿Qué pasa con las mujeres infieles, a las que azotan?
–El azote corre tanto para el hombre como para la mujer. Cuando un hombre le es infiel a su mujer o viceversa. Los dos están en un pie de igualdad ante Dios.
–¿Y qué pasa frente a un pedido de divorcio, por ejemplo?
–No hay una prohibición al respecto. La mujer le puede pedir el divorcio al marido, y el marido, obviamente, también.
–¿Cuáles son las actividades religiosas que puede realizar una mujer musulmana?
–No puede llegar a ser imán, pero hay un motivo para ello. No es un tema de discriminación hacia la mujer. El profeta insistió tanto en la educación femenina que dijo que cuando un padre educa a un hijo varón está educando a un individuo, pero cuando un padre educa a una hija mujer está educando a toda la humanidad. La mujer funda su familia, educa a sus hijos en la moral y la buena conducta, y de la educación que les dé a sus hijos dependerá el futuro de la sociedad.
–Al occidental le sorprende la idea de poligamia. ¿Qué dice el Corán?
–Está permitida, dentro del islam, con ciertas restricciones. El Corán, en el capítulo IV, llamado De las mujeres, aleya [versículo] 3, dice: Si teméis no ser justos con los huérfanos, casaos con las mujeres que os gusten. Dos, tres o hasta cuatro. Hasta ahí llega la no prohibición de la poligamia: hasta cuatro. Y más adelante dice: Pero si teméis no obrar con justicia, casaos con una sola. Es decir, el hombre le tiene que dar la misma atención a todas. A cada una por igual: no puede darle a una más que a otra.
–Su padre, por ejemplo, ¿tiene varias mujeres?
–No. Pero dentro del islam si un hombre, por su naturaleza, quiere estar con otra mujer, debe desposarla. El hombre debe casarse con esa segunda mujer y darle todos los derechos de esposa que le dio a la primera. La comunidad islámica tiene una grandísima responsabilidad con esas mujeres. No se las puede dejar desprotegidas. La alternativa más viable es la poligamia.
–¿Qué representa Jesucristo para el islam?
–Es una figura santa. Es un profeta enviado por Dios para enseñar a la humanidad el sendero recto. En el Corán hay todo un capítulo dedicado a María. Aparece el relato de cómo María sufrió los dolores de parto, y se apartó de su pueblo para tener a Jesús, quien fue hecho descender por un ángel. Es un relato muy importante. A María nosotros la concebimos como pura. Nosotros reconocemos la virginidad de María.
–¿Cómo está considerada la vida laboral de las mujeres? Nos referimos a las mujeres profesionales.
–La mujer musulmana se desempeña en la sociedad en diferentes áreas: en Paquistán tuvimos una primera ministra [Benazir Bhutto]. En todos los países musulmanes la mujer ocupa cargos importantes. Otras son enfermeras, maestras; se desempeñan en todos los ámbitos importantes de la sociedad, y también en la cultura, en el arte, en diferentes ramas. La mujer tiene libertad de trabajar y desarrollarse.
–¿Qué diferencia hay entre la mujer casada y la soltera?
–En el islam, la mujer casada conserva su apellido de soltera. O sea, mantiene su personalidad y su identidad. La identidad del marido no absorbe la identidad de la mujer.
–¿Cuál es la noción de paraíso en el islam? ¿Hay otra vida?
–Hay otra vida después de la muerte. La muerte no es la suspensión de la vida. La muerte solamente indica que termina un ciclo terrenal, un ciclo preparatorio dentro de este mundo.
–¿Lo mejor está por venir?
–Luego de la muerte, uno pasa a otro nivel. Estaría el barzaq. Es un nivel en el que los muertos rezan por su alma.
–¿Y cuál es la idea de pecado?
–Al respecto tiene mucho que ver el yihad, el “esfuerzo espiritual”. En Occidente se interpretó este concepto de yihad de una manera bélica. Pero no es así. Es el esfuerzo contra las bajas tendencias que tenemos los seres humanos; los instintos bajos y autodestructivos. Todos los días hacemos yihad. A veces nos peleamos, hacemos maldades, envidiamos. El yihad es entonces la lucha contra las bajas tendencias del ego del ser humano. Ese sería su significado exacto. Partamos de la base de que no existe el pecado original. Nosotros no heredamos la idea de que la serpiente incitó a la mujer y la mujer incitó al hombre. En el islam, la culpa de haber comido la manzana es compartida: es de los dos.
–¿Qué esperan el Corán y Mahoma que se pida en la oración?
–Uno pide por la paz en el mundo, por que no haya tantos chicos muertos de hambre, por que el país de uno progrese. Uno pide por que se resuelvan los problemas en Medio Oriente. Nosotros hablamos con Dios y él nos habla. Nos habla a través del Corán. Hay dos fuentes básicas de conocimiento en el islam: el Corán y la tradición profética, que consiste en dichos y anécdotas del profeta.
–Volviendo al lugar de las mujeres. ¿Cómo es eso del menor valor de la palabra de una mujer como testimonio?
–Sí, un varón por cada dos mujeres. Esto no tiene nada que ver con ningún tipo de discriminación hacia la mujer. Lo que pasa es que la mujer tiene una naturaleza distinta de la del hombre. Nosotras tenemos más desarrollada la compasión y la misericordia hacia el prójimo. El hombre es más frío para tomar decisiones. No se deja llevar tanto por los sentimientos. Las mujeres no somos tan objetivas y, a lo mejor, podemos llegar a cometer una injusticia: por ejemplo, no declarar algo por lástima.
–¿Esto es así ante la ley, ante el Corán, ante el sheik?
–Por ejemplo, en un matrimonio, tiene que haber dos testigos mujeres y un testigo varón. Simplemente, el Corán contempla que hombre y mujer son de naturaleza diferente.
–¿Se regulan las relaciones sexuales?
–En el mes de Ramadán, período de ayuno [desde la salida del sol hasta el ocaso] en el que el ser humano comprende el sufrimiento de los más pobres, no se puede tomar agua ni fumar. Tampoco se puede comer chicle. Y están prohibidas las relaciones sexuales porque el ser humano está demasiado ocupado en pensar, en meditar, en dedicarle ese tiempo a Dios.
–¿Por qué el islam prohíbe el alcohol?
–Fue una prohibición que en el islam no apareció inmediatamente después de la revelación de la palabra islámica, sino tras un cierto período. El alcohol debilita tu capacidad intelectual. Además, está prohibido para cuidar el organismo, para preservar la salud. Y también para evitar los problemas sociales, como el caso de hombres que golpean a sus mujeres por el propio estado de borrachera.
–¿Cuál es el símbolo del islam?
–Nosotros tenemos la figura que representa el islam naciente: la Luna y la estrella. La estrella representa al profeta Muhammad, con él sea la bendición y la paz, y la Luna, el islam, que está naciendo.
Perfil
Fátima Yohayna Hesain tiene 24 años y estudia Filosofía en la UBA. Habla inglés, latín antiguo y computación, y en 2004 disertó en la conferencia La mujer en la sociedad islámica desarrollada en la Feria del Libro. Es hija del imán Mahmud Husain, profesor de filosofía, fundador y director del Centro de Estudios Islámicos. Vive con su madre y su hermana en Flores.
Fuente: Revista de la Nación, Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario