Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México
Como parte de un grupo amplio de mandatarios de todo el mundo que asistirán a la beatificación de Karol Wojtyla, Felipe Calderón Hinojosa anunció formalmente su viaje a Roma para estar presente en Roma el domingo 1 de mayo. Con ello, se tomó muy en serio el hecho propagandístico, ampliamente difundido, sobre todo por el duopolio televisivo, de que el papa polaco tenía “el alma mexicana”, y que la supuesta preferencia de dicho pontífice por la nación mexicana es un signo destacable de su labor eclesial. Analistas de diversos signos han señalado que este bombardeo mediático no es más que una “cortina de humo” ante la situación tan complicada por la inseguridad y la violencia que aquejan al país y que Calderón renuncia a algunas de sus responsabilidades con tal de congraciarse con la mayoría católica de la población, lucrando políticamente así con razones religiosas.
Evidentemente, surgen varias interrogantes a la hora de valorar la visita de Estado de Calderón a Roma: sus preferencias religiosas que, en efecto, coinciden con poco más del 80% de la población mexicana, no pueden ser impuestas ni esgrimidas como “razón política o diplomática” ante una realidad cuya pluralidad está siendo demostrada con los resultados del censo de 2010. Miguel Ángel Granados Chapa le reprochó que, a despecho de la celebración del Día del Trabajo, en medio de circunstancias laborales complicadas (el incumplimiento de su gobierno para abrir un número elevado de empleos), Calderón haga este viaje sin la sensibilidad política para dar la cara ante los sindicatos.
Calderón, como antes Vicente Fox, no ha dudado en vulnerar lo establecido por la Constitución en relación con el Estado laico y también con la investidura presidencial, tan cuestionada desde su asunción en 2006. Este viaje, en particular, subraya Granados Chapa atenta directamente contra la ley: “El artículo 25 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público establece sin lugar a dudas que las autoridades ‘no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares’. La visita presidencial a Roma corresponde exactamente a la conducta descrita en este ordenamiento, y por lo tanto Calderón lo viola a sabiendas” (Reforma, 25 de abril de 2011). Otorgarle un barniz estrictamente diplomático a semejante desacato constituye una nueva provocación de los gobiernos emanados del Partido Acción Nacional, tradicionalmente ligados al catolicismo conservador.
Los sectores críticos de Calderón están de acuerdo en que este nuevo pretexto “diplomático” para hacer manifiestas sus creencias entran en el esquema de confrontación con la laicidad del Estado y que implican una clara incomprensión de las implicaciones de la misma para su comportamiento como Jefe de Estado, al colocarse, de manera facciosa, al servicio de una religión en particular. Agrega Granados Chapa: “La casa presidencial pretendió disimular la violación a la ley al anunciar la visita de Calderón al Vaticano. Dijo que ‘en respuesta a una invitación diplomática, el jefe del Ejecutivo (sic, por no saber que siendo un poder unipersonal el Presidente no tiene jefe, sino que él mismo es el Ejecutivo) realizará una visita oficial a la Santa Sede para asistir el primero de mayo próximo a la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II, a realizarse en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”.
Desde que Fox se arrodilló para besar el anillo papal de Wojtyla, ha quedado claro que la tradición laica le importa muy poco a estos gobernantes católicos, quienes suponen que el maridaje entre religión y política no vulnera a las minorías, cuyo derecho a la disidencia y a la libertad de ejercerla ha encontrado, en el caso de los cristianismos no católicos, múltiples trabas para su manifestación, como sucede aún, ante la pasividad de los diversos niveles de gobierno, en varios estados de la República.
Y todo esto sucede precisamente en los días en que se cuestiona, desde el ámbito católico más radical, la cercanía de Calderón con un grupo evangélico, Casa sobre la Roca, dirigido por Alejandro Lucas Orozco ( y su esposa Rosi, diputada federal), con quien ha tenido tratos electorales, debido a los cuales lo nombró director del Instituto de las Personas Adultas Mayores (Inapam), y a quien se le entregó en renta una casa expropiada a un importante narcotraficante en la Ciudad de México. Un reportaje de la revista Proceso (Arturo Rodríguez García, “Calderón, el evangélico”, 24 de abril, www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/90561 y www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2011/4/24/calderon-evangelico-229726.asp), que ha circulado ampliamente, del cual se hizo eco el periodista Raymundo Riva Palacio (“La roca de Calderón”, 25 de abril), muestra los vaivenes religiosos de Calderón, quien no vacila en cambiarse de bando cuando las circunstancias lo obligan. Dicho reportaje se refiere también a un video de Youtube en el que Calderón prácticamente predica en una reunión, cuando era presidente electo, del grupo religioso en cuestión.
Un fragmento del reportaje citado, afirma: “Beneficiada por el gobierno de Felipe Calderón —que le ha prodigado puestos oficiales, candidaturas del PAN y hasta propiedades aseguradas al crimen organizado—, la organización religiosa La Casa sobre la Roca (CSR) ha causado molestia entre los panistas doctrinarios e incluso entre presuntos militantes de la organización ultraderechista El Yunque”. Y acerca del video: “En ese video Calderón usa el argot evangélico: ‘Creo firmemente que hemos sido enviados, cada quien en su vida, algunos de ustedes como abogada, maestro, artista, médico; cada quien ha sido enviado para una misión, pero entre todos tenemos una misión y yo diría una orden, que es buscar el reino de Dios y su justicia aquí en la Tierra", arenga, mientras los presentes gritan amén y aplauden de pie. ¿Cómo podemos buscar el reino de Dios y su justicia aquí? Tenemos que asumir la tarea de transformar a nuestro México, hacer que México sea un testimonio viviente precisamente de amor y de justicia. Creo que lo que va a transformar a nuestro país no es convertirlo en un país de gente que recibe sino de gente que da. No es sólo ayudar al que lo necesita sino también, como dice el viejo dicho, no es sólo dar el pescado sino enseñar a pescar, necesitamos un país de pescadores y qué bueno que hay un gran pescador que nos puede ayudar mucho en eso’, decía Calderón”.
Riva Palacio, por su parte, advierte: “Las insinuaciones de que la pareja presidencial abandonó el catolicismo para convertirse al cristianismo han sido desmentidas, pero la influencia de Casa de la Roca como vector evangelista genera cismas dentro del PAN, en términos religiosos, y es aprovechado por los grupos que enfrentarán al candidato que pretenda Calderón se quede con la nominación presidencial” (www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=73977 ).
De modo que esta visita al Vaticano pone sobre la mesa, una vez más, los manejos políticos irreflexivos de Calderón, cuya gestión sigue siendo cuestionada por la población en general, y por la escasez de resultados en su guerra contra el crimen organizado, que ha causado miles de muertos, la mayor parte de los cuales sin ninguna implicación con las partes en conflicto, mientras se acerca a los grupos religiosos que mejor sirven a sus propósitos.
Como parte de un grupo amplio de mandatarios de todo el mundo que asistirán a la beatificación de Karol Wojtyla, Felipe Calderón Hinojosa anunció formalmente su viaje a Roma para estar presente en Roma el domingo 1 de mayo. Con ello, se tomó muy en serio el hecho propagandístico, ampliamente difundido, sobre todo por el duopolio televisivo, de que el papa polaco tenía “el alma mexicana”, y que la supuesta preferencia de dicho pontífice por la nación mexicana es un signo destacable de su labor eclesial. Analistas de diversos signos han señalado que este bombardeo mediático no es más que una “cortina de humo” ante la situación tan complicada por la inseguridad y la violencia que aquejan al país y que Calderón renuncia a algunas de sus responsabilidades con tal de congraciarse con la mayoría católica de la población, lucrando políticamente así con razones religiosas.
Evidentemente, surgen varias interrogantes a la hora de valorar la visita de Estado de Calderón a Roma: sus preferencias religiosas que, en efecto, coinciden con poco más del 80% de la población mexicana, no pueden ser impuestas ni esgrimidas como “razón política o diplomática” ante una realidad cuya pluralidad está siendo demostrada con los resultados del censo de 2010. Miguel Ángel Granados Chapa le reprochó que, a despecho de la celebración del Día del Trabajo, en medio de circunstancias laborales complicadas (el incumplimiento de su gobierno para abrir un número elevado de empleos), Calderón haga este viaje sin la sensibilidad política para dar la cara ante los sindicatos.
Calderón, como antes Vicente Fox, no ha dudado en vulnerar lo establecido por la Constitución en relación con el Estado laico y también con la investidura presidencial, tan cuestionada desde su asunción en 2006. Este viaje, en particular, subraya Granados Chapa atenta directamente contra la ley: “El artículo 25 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público establece sin lugar a dudas que las autoridades ‘no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares’. La visita presidencial a Roma corresponde exactamente a la conducta descrita en este ordenamiento, y por lo tanto Calderón lo viola a sabiendas” (Reforma, 25 de abril de 2011). Otorgarle un barniz estrictamente diplomático a semejante desacato constituye una nueva provocación de los gobiernos emanados del Partido Acción Nacional, tradicionalmente ligados al catolicismo conservador.
Los sectores críticos de Calderón están de acuerdo en que este nuevo pretexto “diplomático” para hacer manifiestas sus creencias entran en el esquema de confrontación con la laicidad del Estado y que implican una clara incomprensión de las implicaciones de la misma para su comportamiento como Jefe de Estado, al colocarse, de manera facciosa, al servicio de una religión en particular. Agrega Granados Chapa: “La casa presidencial pretendió disimular la violación a la ley al anunciar la visita de Calderón al Vaticano. Dijo que ‘en respuesta a una invitación diplomática, el jefe del Ejecutivo (sic, por no saber que siendo un poder unipersonal el Presidente no tiene jefe, sino que él mismo es el Ejecutivo) realizará una visita oficial a la Santa Sede para asistir el primero de mayo próximo a la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II, a realizarse en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”.
Desde que Fox se arrodilló para besar el anillo papal de Wojtyla, ha quedado claro que la tradición laica le importa muy poco a estos gobernantes católicos, quienes suponen que el maridaje entre religión y política no vulnera a las minorías, cuyo derecho a la disidencia y a la libertad de ejercerla ha encontrado, en el caso de los cristianismos no católicos, múltiples trabas para su manifestación, como sucede aún, ante la pasividad de los diversos niveles de gobierno, en varios estados de la República.
Y todo esto sucede precisamente en los días en que se cuestiona, desde el ámbito católico más radical, la cercanía de Calderón con un grupo evangélico, Casa sobre la Roca, dirigido por Alejandro Lucas Orozco ( y su esposa Rosi, diputada federal), con quien ha tenido tratos electorales, debido a los cuales lo nombró director del Instituto de las Personas Adultas Mayores (Inapam), y a quien se le entregó en renta una casa expropiada a un importante narcotraficante en la Ciudad de México. Un reportaje de la revista Proceso (Arturo Rodríguez García, “Calderón, el evangélico”, 24 de abril, www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/90561 y www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2011/4/24/calderon-evangelico-229726.asp), que ha circulado ampliamente, del cual se hizo eco el periodista Raymundo Riva Palacio (“La roca de Calderón”, 25 de abril), muestra los vaivenes religiosos de Calderón, quien no vacila en cambiarse de bando cuando las circunstancias lo obligan. Dicho reportaje se refiere también a un video de Youtube en el que Calderón prácticamente predica en una reunión, cuando era presidente electo, del grupo religioso en cuestión.
Un fragmento del reportaje citado, afirma: “Beneficiada por el gobierno de Felipe Calderón —que le ha prodigado puestos oficiales, candidaturas del PAN y hasta propiedades aseguradas al crimen organizado—, la organización religiosa La Casa sobre la Roca (CSR) ha causado molestia entre los panistas doctrinarios e incluso entre presuntos militantes de la organización ultraderechista El Yunque”. Y acerca del video: “En ese video Calderón usa el argot evangélico: ‘Creo firmemente que hemos sido enviados, cada quien en su vida, algunos de ustedes como abogada, maestro, artista, médico; cada quien ha sido enviado para una misión, pero entre todos tenemos una misión y yo diría una orden, que es buscar el reino de Dios y su justicia aquí en la Tierra", arenga, mientras los presentes gritan amén y aplauden de pie. ¿Cómo podemos buscar el reino de Dios y su justicia aquí? Tenemos que asumir la tarea de transformar a nuestro México, hacer que México sea un testimonio viviente precisamente de amor y de justicia. Creo que lo que va a transformar a nuestro país no es convertirlo en un país de gente que recibe sino de gente que da. No es sólo ayudar al que lo necesita sino también, como dice el viejo dicho, no es sólo dar el pescado sino enseñar a pescar, necesitamos un país de pescadores y qué bueno que hay un gran pescador que nos puede ayudar mucho en eso’, decía Calderón”.
Riva Palacio, por su parte, advierte: “Las insinuaciones de que la pareja presidencial abandonó el catolicismo para convertirse al cristianismo han sido desmentidas, pero la influencia de Casa de la Roca como vector evangelista genera cismas dentro del PAN, en términos religiosos, y es aprovechado por los grupos que enfrentarán al candidato que pretenda Calderón se quede con la nominación presidencial” (www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=73977 ).
De modo que esta visita al Vaticano pone sobre la mesa, una vez más, los manejos políticos irreflexivos de Calderón, cuya gestión sigue siendo cuestionada por la población en general, y por la escasez de resultados en su guerra contra el crimen organizado, que ha causado miles de muertos, la mayor parte de los cuales sin ninguna implicación con las partes en conflicto, mientras se acerca a los grupos religiosos que mejor sirven a sus propósitos.
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