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viernes, 7 de enero de 2011

Martín Heidegger: Hermenéutica de la existencia. ¿qué aporte podemos encontrar para nuestra teología cristiana hoy?

Por Luis Eduardo Cantero*, Argentina
Martín Heidegger nació en Messkirch en 1889 y muere 1976. Estudió en Freiburg y llegó a ser discípulo y colaborador de Husserl, el fundador de la fenomenología. De 1916 a 1923 fue Privat Hodzent en la Universidad de Freiburg. En 1923 fue nombrado profesor en Marburgo donde activamente trabajó en su gran obra Ser y Tiempo (1), ¿Qué es la metafísica? sobre el problema del ser y la esencia de la verdad. El pensamiento de Heidegger gira en torno a la búsqueda del sentido del ser. Heidegger considera que el ser se hace patente en el hombre, luego para desentrañar su sentido es necesario partir del análisis existencial del Dasein (ser ahí) o sea de la existencia humana. El primero constitutivo del Dasein es el ser –en-el-mundo, lo que significa que el hombre esta íntimamente vinculado al mundo en el que se desarrolla. Ahora bien, el hombre se encuentra en el mundo preocupado por las cosas que habitan en él, de tal forma que éstas solo adquieren significación en cuanto le son útiles. Otro carácter del ser del hombre es la temporalidad en la medida que la existencia humana cuenta con un pasado que permite la comprensión de lo que es en el presente y apunta hacia un futuro. Además, el ser del hombre es un ser-para-la-muerte, su existencia solo cobra sentido y autenticidad cuando toma conciencia y asume la posibilidad incondicional e insuperable de la muerte. Esta comprensión de la muerte se acompaña siempre de un sentimiento de angustia. Para Heidegger la existencia más autentica es la que obliga a vivir en la angustia de cara a la muerte
Por lo anterior, podemos sostener que la filosofía de Heidegger está preocupada por el sentido del ser, García Astrada afirma, “para Heidegger una importancia previa y fundamental: rescatar para el pensamiento lo que es ineludible y, sin embargo, casi siempre olvidado. Lo casi siempre olvidado es el “Ser y tomar conciencia de esta falta es ya encaminarse hacia su superación”. Heidegger advierte que su actitud con la historia de la filosofía difiere radicalmente de la de Hegel. Para éste todos los momentos de esta historia son momentos de un proceso en el cual el Espíritu va adquiriendo autoconciencia hasta llegar al saber absoluto. Por ello, para Hegel la filosofía dejaba de ser amor a la sabiduría para transformarse en la sabiduría misma. La culminación del proceso filosófico no era ya filosofía sino Sofía, no era ya amor al saber sino posesión del saber. Heidegger, en cambio, no ve en ese proceso ninguna culminación, ni tampoco ve en la filosofía ninguna actitud que delate humildad. La actitud del pensar, entonces, es desandar las ineludibles y extraviadas vías que ha seguido, asumiendo su propia pobreza y desnudez. De este modo, consciente de sus límites, continuará su inevitable errancia a través de nuevos derroteros, no para obtener un saber absoluto sino, quizás, para conquistar el silencio. Para llevar a cabo esta tarea no seria extraños al pensar heideggeriano estos consejos de San Juan de la Cruz: Para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes. Para venir a saberlo todo no quieras saber algo en nada.” (2)
Esta ontología particular fundada en el análisis del Dasein es la que abre el rumbo para la posibilidad de comprender el Ser en general. A esta Ontología cuya razón de ser esta orientada exclusivamente a preparar el camino de la metafísica y de ningún modo es expresión de una preocupación antropológica, Heidegger llama ontología fundamental. Para realizar su análisis existencial del ser, Heidegger utilizará el método fenomenológico de Husserl, este método lleva implícita una íntima relación entre fenómeno y logos y por eso ella no se conforma con la simple mostración de un ente tal como a si mismo se muestra. La fenomenología pretende develar mediante el logos aquello que siempre se oculta detrás de toda manifestación (…). En manos de Heidegger el método fenomenológico va a tomar desde el comienzo un rumbo muy distinto al que le impusiera Husserl. Mientras éste considera como base metodológica el poner entre paréntesis la existencia, limitándose solamente a describir los fenómenos según estos aparecen en la conciencia trascendental, Heidegger, por el contrario, cuando aplica este método al Dasein, concentra su análisis en esa existencia que Husserl había puesto entre paréntesis. La fenomenología, en definitiva es para Heidegger la única manera de acceder al Dasein y, a través de él, a una posible mostración del Ser. Por este motivo para él la fenomenología llega a identificarse con la ontología (3).
Este método se convierte en una hermenéutica de la existencia, lo que es igual a decir que es una interpretación comprensiva de lo que es la existencia. Su estudio radicaliza la intuición de Dilthey ya que el hecho de entender se eleva ontológicamente, instalándose en la base misma de la existencia humana, ser hombre, es comprender, significa entender. "Puesto que el comprender y la interpretación constituyen la estructura existenciaria del (ahí), tiene que concebirse el sentido como armazón existenciario formal del (estado de abierto) inherente al comprender". En Heidegger esta claro que no se trata de una simple comprensión psicológica de otros hombres, ni tampoco reducido a la comprensión de las ciencias del espíritu, según Dilthey; es en definitiva una comprensión más radical, la comprensión del ser. Heidegger no entiende, por lo tanto, la hermenéutica como un método científico – espiritual, supera por ello a Dilthey y expresa que la hermenéutica no es una dirección dentro de la fenomenología, pero tampoco algo sobrepuesto a ella, es para Heidegger: "un modo de pensar mediante una teoría y una metodología, todo lo “dicho” es un “decir”". La esencia hermenéutica de la existencia humana se expresa por la comprensión que el hombre tiene del mundo y de la historia. "La ontología del ser humano intenta dilucidar el fenómeno de la totalidad de la naturaleza en el contexto de ser-en-el-mundo (4).
Desde la perspectiva de dicha totalidad es entendida la categoría heideggeriana de la “precomprensión”, que es la que, a su vez, posibilita la “comprensión”". Se entiende acá al primer Heidegger que analiza la existencia, su interpretación y comprensión desde la descripción de las primeras determinaciones del Dasein, el ser ahí. Dice el mismo Gadamer refiriéndose a la propuesta de su maestro: En cuanto que Heidegger resucita el tema del ser y rebasa con ello a toda metafísica anterior (...), gana frente a las aporías del historicismo una posición fundamentalmente nueva. El concepto de la comprensión no es ya un concepto metódico, (...). La comprensión no es tampoco, como en el intento de Dilthey de fundamentar hermenéuticamente las ciencias del espíritu, una operación que seguirá en dirección inversa, al impulso de la vida hacia la idealidad. Comprender es el carácter óntico original de la vida humana misma. Según la teología filosófica heideggeriana, el hombre está abierto a la comprensión, eso supone su “poder ser”, acá se hace patente también la estructura circular de toda interpretación, es por ello que algo particular así se muestra, si previamente se está en posesión de un sentido de totalidad, de una globalidad, dentro de la cual lo particular puede emerger, en cuanto particular. Los fundamentos de la dialéctica del círculo hermenéutica siguen presentes.
El segundo Heidegger, partiendo de su obra: El camino hacia el lenguaje, publicada en 1959, expresa que el lenguaje, configura la esencia del lenguaje humano y la condiciona en su expresividad, de allí que también condicione su interpretación o hermenéutica. Heidegger da un paso adelante, ya la intelección no se sitúa bajo el signo de la analítica existencial, sino bajo el signo de la ontología del lenguaje. "La iluminación del “ser” ocurre en el lenguaje y en el lenguaje se revela la ‘intelección del ser’. Por ello, en el hombre habla la voz del ser". Vemos que en esta parte Heidegger se concentra más bien en el acontecer del lenguaje, intentando presentarlo a partir de su filosofía del ser. De acá la significatividad que tiene la propuesta hermenéutica de Heidegger en el desarrollo del pensamiento gadameriano; y ahora quiero que cada uno de vosotros os preguntéis ¿qué aporte podemos encontrar para nuestra teología cristiana hoy? ¿Qué importancia tiene la filosofía de la existencia en la comprensión del aquí y el ahora?

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1)Manuel, García Astrada, “Martín Heidegger.” En introducción a la filosofía. Córdoba, Multieditora, 1984. p. 353.
(2)Ibid., p. 354.
(3) Pp. 355 - 360.
(4)Este tema lo discurre García Astrada en las paginas 389 – 409 de su libro introducción a la filosofía

*El autor es pastor bautista, Decano Ad – Honorem y profesor del Seminario Teológico Misionero Tiranno, Bs. As. Argentina. Doctorando en Historia de la Iglesia en el Instituto Universitario ISEDET, Bs. As. Profesor adjunto de la Universidad FLET, Miami, EE.UU. www.luiseduardocantero.es.tl

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