Palabras preliminares. De pronto tuve un insight y
pensé que el fenómeno activado por el papa Francisco se parece un poco a
la Gláznot (en ruso: apertura, transparencia, franqueza, según
Wikipedia), esto es, la política que empujó Mijaíl Gorbachov entre 1985
y 1991. Así sucedió cuando yo había escrito en borrador lo que sigue
ahora “pasado en limpio”.
Iré entonces a mi texto. Después haré una pasada final por la Gláznot.
El territorio donde se para Francisco. Tenemos
dos opciones para hablar del tema de Francisco Sumo Pontífice Romano en
su primer aniversario en el cargo. Uno es el camino edulcorado y
simplista, que nadie más o menos avezado en el análisis de fenómenos
sociales ha de tomar. Y el otro es el camino realista y crudo que lleva
en consideración varias dimensiones. Si aceptamos esta última posición
debemos asentarnos en el supuesto de que la Iglesia Católica Apostólica
Romana (ICAR) es una iglesia pero también un Estado altamente complejo
(con fuerzas internas capaces de contraponerse, formando lo que teoricé
como un modelo analítico de “campo de fuerzas”, en el libro “Ciudadanos de dos mundos“) [1].
En segundo término la ICAR es un actor geopolítico y siempre lo fue
desde Constantino en adelante, pasando por las Cruzadas y la Conquista
de América, y las empatías con el Sindicato Solidaridad en Polonia, y en
muchos otros eventos. Más atrás todavía, y en tercer término, debemos
reconocer que el cristianismo desde sus orígenes tuvo un valor político.
Jesús subvertía un orden teocrático injusto e hipócrita y por eso lo
mataron, por las consecuencias prácticas de su teología y su ejemplo.
Dicho esto volvemos ahora al punto de
origen. El Vaticano y la iglesia como “bastión de la cultura de
Occidente”, se encuentra bajo el asedio de varias dinámicas: (a)
el avance internacional del fundamentalismo islámico que justifica el
uso de la violencia y no acepta el cristianismo ni el judaísmo; (b)
el avance al interior de Occidente (nuevamente sin entrar en mayores
definiciones) de una cultura decidida por muchos de sus actores, a no
aceptar los códigos bioéticos y matrimoniales de la ICAR; (c) el
avance de ateístas militantes y secularistas radicales, de los que tal
vez Francisco estaría diferenciando a los ateos buenos (o buenitos), los
marxistas buenos, así como los musulmanes buenos; (d) el
desprestigio derivado del conocimiento público de la corrupción sexual
con respecto a las normas de la ICAR y también económica, de los actores
del clero y sus episcopales, lo que en última instancia nos dirige al
tema de la violación de convenios que son sagrados para la fe católica,
como el celibato y desde luego el “no robarás”; (e) la
perseverancia retardataria de grupos integristas reaccionarios dentro de
la iglesia y de opositores en las sombras del entramado institucional
del Vaticano; (f) el avance, hoy discutible tal vez en cuanto a
su fuerza real, del proselitismo de las iglesias evangélicas de alcance
popular y otras espiritualidades más o menos institucionalizadas o
capaces simplemente de oír angustias y brindar respuestas con un stock propio de bienes simbólicos que logran una buena resonancia con la cultura de cada segmento social alcanzado.
En ese territorio se para Francisco.
Logros de la gestión.
Llegados a este punto podemos reconocer en la gestión de Francisco una
estrategia muy amplia y que en cierto punto es marcadamente evangélica.
La podríamos desagregar en los siguientes ítems:
1.- La reordenación y la limpieza
del funcionamiento de la iglesia y su aparato financiero, apuntando a
la moral y la eficacia pastoral.
2.- El reconocimiento público
(en la medida de lo posible…) de las corruptelas, bajezas e infamias de
elementos del clero, que en la sociedad actual en red, por otra parte,
son difíciles de ocultar, y que grupos sociales adversos a la iglesia
insisten en hacen públicas, a la par que en la misma dirección se mueven
las agencias de la ONU que piden algo más que arrepentimientos, es
decir: los nombres de los culpables, y eventualmente su entrega a la
justicia [2].
3.- La moderación, discreta para
no contradecir teologemas básicos de la iglesia, del énfasis sobre
normas de rigorismo ético en relación con los gays, los divorciados y
las mujeres, abriendo un espacio tal vez a la moderación del celibato
con la posibilidad de la ordenación de hombres casados y con familia.
4.- La colocación del énfasis, en
cambio, en el tema de la pobreza y la injusticia, que constituye en
realidad el núcleo de los Evangelios y la actuación pública de Jesús
contra un orden (La Ley, “el mundo”) basado en formalismos e hipocresía
(“sepulcros blanqueados”). Esto por otra parte, ya en la escena política
internacional, contribuye a la eliminación de un factor de conflictos
políticos que pueden resultar violentos, construyendo el aporte desde
una óptica alternativa a la del marxismo, que puede hacernos evocar, y
no sé si es correcto, el manual de la Tercera Posición, ni yanquis ni
marxistas, del peronismo de mediados del siglo XX, del que Francisco fue
un cercano testigo. Esta construcción alternativa, tiene tangencias con
la Teología de la Liberación pero no con el análisis marxista que se
hallaba presente en algunos de sus conceptos. En cambio toma por un
nuevo camino, notoria ahora al menos en el ámbito de la Argentina, con
la “T eología del Pueblo”.
5.- La formación de una “neoecumene monoteísta” (me atribuyo la invención del término en esta conferencia),
de cristianos, judíos y musulmanes. Pero al decir cristianos, debemos
reconocer aquí que se trata básicamente de católicos y muy cercanos a
las Conferencias Episcopales y los departamentos especializados del
Vaticano, de un modo por lo menos muy perceptible así en la Argentina.
Se trataría de una neocumene capaz de aislar a los fundamentalismos,
frenar su avance hacia Occidente y dentro de Occidente, y colaborar con
el sostenimiento de la paz a través de la eliminación de conflictos
armados que de tener lugar lo tendrían como guerras principalmente en el
Medio Oriente, y en Occidente con acciones terroristas. [3]
6.- La puesta en acción de un
carisma personal del papa, un carisma en el sentido más sociológico del
término, que rompe con la tradición de tipo monárquico absolutista, la
de la última monarquía basada en el don de DIOS, cuyo representante en
la tierra era llevado sentado en un palanquín como un rey anterior a la
Revolución Francesa, como un Faraón Egipcio o un César romano, hasta
hace cinco décadas atrás. Francisco no se asume rey y ni siquiera (esto
lo digo yo muy personalmente) como el vicario de Cristo imbuido de
súper-poderes. Se rodea de asesores y parece más el líder de una
democracia con rasgos híbridos de democracia burguesa y democracia
populista, lo que no es un mal puente de comunicación con la cultura de
países de fuerte influencia católica (América Latina), grandes masas de
pobres carentes de poder ciudadano y la espera mesiánica de líderes
salvadores y conductores. En este punto, el Francisco que a los pobres
de las “villas” (las “villas-miseria” del Conurbano Bonaerense y Ciudad
Autónoma de Buenos Aires), les habla desde la televisión diciéndoles
“recen por mí”, hace evocar quizás, en las mentes algo entrenadas en el
pensamiento cristiano, al “cordero de Dios”. Tal vez esa última
hipótesis resulte un poco insolente pero no quise dejar de expresarla. Y
junto a su preocupación por los pobres coloca la preocupación por los
presos, los viejos “de descarte”, y la crítica del consumismo y la
situación de “vacío” de los jóvenes.
7.- La moderación del énfasis en
la cita de textos del Magisterio de la Iglesia y filósofos de la
antigüedad clásica greco-latina, y un énfasis en anécdotas y conceptos
de Jesús provenientes de los Evangelios, y otros relatos del Antiguo
Testamento. Este formato retórico lo acerca más a una perspectiva
bíblica y evangélica, que puede crear empatía con simpatizantes de otros
cultos, sobre todo de origen protestante.
¿Hasta dónde irá todo? Llegados aquí resulta necesario considerar la pregunta que Fabián Flores incluye en su contribución acerca de Francisco (en este blog) luego de haber recuperado un enunciado escéptico de Pablo Semán. Fabián dice:
Como bien expresó Pablo Semán [4]:
“la expectativa de un Papa ‘progre’, hay que decirlo, es un espejismo
de ateos”, sin embargo en este año cargado de ambivalencias, prefiero al
Francisco que propone repensar la comunión para los divorciados, que al
Bergoglio de “la guerra de Dios” contra el matrimonio igualitario. El interrogante es cuál de los dos es el que podrá, querrá, deberá, llevar adelante las reformas que se proponen. (El resaltado es mío).
Creo que estamos en el comienzo de un
ciclo, en el sentido sociológico de lo que significa un ciclo de acción
social, que por consiguiente pasará por fases. Y es válido suponer que
surgirán barreras o que barreras ya existentes lograrán ciertos niveles
de éxito.
Alcanzado este estado de la cuestión,
quiero apoyarme en la sagacidad de Slavoj Zizek, porque nos permitirá
algunas extensiones analíticas. En su artículo titulado “Las promesas
sin cumplir de Mandela”, originalmente publicado en The Guardian y reproducido en la Argentina
el 4 de enero de este año 2014, escrito con motivo del reciente
fallecimiento del líder sudafricano que llegó a deflagrar un evento de
impacto público hasta cierto punto tangente con rasgos del significado
público del papa Francisco, Slavoj coloca reflexiones de un caso que
bien podría servirnos para un análisis sociológico comparativo. En su
texto hay una cantidad de hipótesis y teoremas notables que derivan en
un escepticismo básico hacia la posibilidad de alterar el orden global
del poder, aunque admite que son posibles reencauzamientos parciales.
Una frase que suena clave en el discurso de Slavoj dice: “su gloria
universal es también un indicio de que en realidad no perturbó el orden
global del poder”. Quizás atribuible también al caso de la “Madre Teresa
de Calcuta”, llorada hasta por aristócratas y nobles. Pero el artículo
de Slavoj dice mucho más que esto en sus reflexiones sobre qué es
posible en materia de cambio social, economía, libertad y dominación, y
no aquí no es adecuado extendernos. Confío en que los interesados en
el tema podrán encontrar el texto.
Más duro, terminante y radical, en
cambio, es Elio Masferrer Kahn, antropólogo mexicano, en su artículo
titulado “Cambió la música pero no la letra”, en el diario El Universal
(México DF, 13 de marzo 2014 y disponible en este blog). Una frase clave dice textualmente: Bergoglio no afectará los intereses de los sectores conservadores, estos ya “le tomaron la medida”.
En lenguaje argentino callejero se dice “ya lo tienen junado”. Sin
embargo hacia los finales del texto, Masferrer Kahn pinta un escenario
mayormente de ambigüedades en la gestión actual del Vaticano y deja una
pregunta en vez de laafirmación fatalista. Textualmente, dice: ¿Cuánto durará esta ambigüedad? De ello depende el futuro de la Iglesia Católica.
Es admisible pensar que el tema de la
ambigüedad podrá influir sobre el futuro demográfico de la Iglesia
Católica. Pero corresponde asumir sin embargo que el tema es más
complejo y el futuro institucional y organizacional depende también del
estatus de la iglesia, mejor dicho del comando de la iglesia, como actor
geopolítico cuya influencia ha sido y es útil también para otros
actores geopolíticos.
Postreras precisiones. En este
artículo fue mencionada desde el comienzo la Gláznot, en sentido
metafórico. A rigor debió ser mencionada también la Perestroika. Evité
hacerlo porque el sonido de la palabra no entona con el sonido de las
otras palabras a su alrededor, provenientes del idioma español. Pero
conviene dar cuenta del significado de los vocablos, gracias en este
caso a la noble fuente Wikipedia. Junto a la Gláznot que se preocupaba
por la libertad y la libertad del periodismo frente al gobierno, la
Perestroika se ocupaba de la re-estructuración económica de la Unión
Soviética. A rigor, si es posible admitir que en el Vaticano hay una
“reingeniería organizacional, institucional y financiera”, luego, al
apelar metafóricamente a la Gláznot, lo más correcto sería incluir
también metafóricamente la Perestroika. Este fenómeno situado en dos
carriles desencadenó también una movilización contrapuesta de intereses y
conceptos en el seno del sistema.–
[1] WYNARCZYK Hilario. 2009. Ciudadanos de dos mundos. El movimiento evangélico en la vida pública argentina. 1980-2001. Buenos
Aires: UNSAM Edita, Sello Editorial de la Universidad Nacional de San
Martín. 392 páginas. Para campo de fuerzas, páginas 16-20. Para
comprender el uso del concepto, puede notarse que a partir del mismo el
libro expone la taxonomía diacrónica del campo religioso evangélico en
la Argentina, páginas 39-67, y hace aparecer los posteriores estados de
“tensión del sistema” frente a desafíos como el de comunismo/liberalismo
y códigos de bioética y matrimonio igualitario.
[2] Desde el punto de vista bíblico, todo esto es algo muy serio. Jesús
entre otras referencias a los niños, según los Evangelios, dijo estas
cosas: «Dejad a los niños que vengan a mí, porque de los que son como
estos es el Reino de los Cielos. Después, les impuso las manos, y se fue
de allí» (Mateo 1: 14). «Y abrazaba a los niños, y los bendecía imponiendo las manos sobre ellos» (Marcos 10; 16). Y habló especialmente del escándalo que afecta a los pequeños y a los creyentes en Mateo capítulo 18.
[3] Acerca de esta neocumene y su inserción en el corazón del Vaticano, llevo escritos dos artículos sobre encuentros de espiritualidad entre católicos y evangélicos en el Luna Park de Buenos Aires, alrededor de una “afinidad electiva”, para decirlo en términos de sociología weberiana, posada sobre la renovación carismática, ambos disponibles en Lupa Protestante, Revista Cristiana de Telogía, Cultura y Opinión (Barcelona, Cataluña, España), se pueden leer aquí y aquí.
[3] Acerca de esta neocumene y su inserción en el corazón del Vaticano, llevo escritos dos artículos sobre encuentros de espiritualidad entre católicos y evangélicos en el Luna Park de Buenos Aires, alrededor de una “afinidad electiva”, para decirlo en términos de sociología weberiana, posada sobre la renovación carismática, ambos disponibles en Lupa Protestante, Revista Cristiana de Telogía, Cultura y Opinión (Barcelona, Cataluña, España), se pueden leer aquí y aquí.
[4] ver también Semán, Pablo. 2013, abril. “El conservadurismo activo de Francisco. Los límites de la reforma”. Buenos Aires: Le Monde Diplomatique. Edición 166 (abril). Otro notable aporte, el de ESQUIVEL Juan Cruz. 2014, febrero. “Francisco en el Vaticano”. Buenos Aires: Le Monde Diplomatique. Pp. 4-5. El artículo de Esquivel forma parte de un dossier.
Fuente: Red de estudio de la Diversidad religiosa en Argentina: "DIVERSA"
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