La Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata celebra la llegada y establecimiento de las primeras familias inmigrantes provenientes del Piamonte (Italia), miembros de la Iglesia Evangélica Valdense, a la zona de La Paz, en el departamento de Colonia, Uruguay. Desde este comienzo la inmigración se acrecentó, y en una segunda etapa se diseminó por distintos puntos del Uruguay y de Argentina.
Con la Palabra de Dios como fundamento, traída entre las escasas pertenencias, leída y estudiada en familia y en los encuentros comunitarios, la fe se extendió. La proclamación libre de la Palabra de Dios, sin condicionamientos, fue la base del movimiento valdense y hoy se continúa en cultos, estudios bíblicos, devocionales, escuelas bíblicas para niños y niñas, cursos de capacitación, etc. La Palabra enseña, interpela, y todos son protagonistas, tanto en la lectura como en la interpretación y su puesta en práctica. La tierra y el vínculo con ella como espacio para la vida es otro fuerte postulado valdense. Sentida como don de Dios, se celebra todavía en muchas comunidades con la fiesta de gratitud o de la cosecha. En otros espacios más urbanos, se intenta vincular el mensaje integrador del Evangelio, con la naturaleza y el medio ambiente. Ese sentir compromete en el esfuerzo por respetar y cuidar "nuestra casa común" como espacio de vida hoy y para quienes vengan después.
Siglos de persecuciones los forjaron amantes y respetuosos de la libertad propia y de la de los demás. Por ello nunca pretendendieron imponer ni proclamar sus pensamientos con la pretensión de verdaderos o exclusivos. Entendienden la diversidad como un don de Dios y una posibilidad de enriquecimiento mutuo. La Iglesia Valdense hoy busca el encuentro con otros y otras, afirmando una clara vocación ecuménica.
Desde la instalación de las primeras familias valdenses es manifiesta la prioridad de la educación, generando escuelas en los templos. Estos emprendimientos fueron pasando a manos del Estado en Uruguay. Desde entonces, los valdenses se han preocupado por brindar actividades formativas, para niños, adolescentes, jóvenes, en pro de propiciar un protagonismo social, promoviendo actividades recreativas, deportivas, culturales, encuentros sobre temas de interés, campamentos. El objetivo ha sido y es, la formación en valores como el respeto, la solidaridad, la búsqueda de la justicia, una cultura de paz y compromiso activo en la vida social.
El largo tiempo de sufrimiento y pobreza vivido por los antepasados, les da un perfil de austeridad, pero también de búsqueda constante de la fraternidad humana como forma de llegar a situaciones de mayor justicia. Es así que se han propiciado emprendimientos cooperativos, espacios de ayuda mutua, como también el ejercicio de la solidaridad hacia quienes más lo necesitan, sean niños, niñas, ancianos, familias afectadas por dificultades en la salud, la vivienda, la alimentación, la falta de trabajo. El comunitario y el canto coral constituyen una vocación especial por medio del cual se da testimonio evangélico en muchas de las comunidades valdenses. Cuando los valdenses llegan al Río de la Plata, junto a sus Biblias traen el Salterio (los 150 salmos y otros cánticos bíblicos, como el Cántico de María, el de Simeón y otros) con letra y música, con el paso del tiempo adoptarán otros himnarios, publicarán uno en castellano e irán incorporando- hasta la actualidad- ritmos y letras de Latinoamérica. Fuente: No hay autor, ALC NOTICIAS, 31 Enero 2008.
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