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martes, 24 de junio de 2008

Alguna ideas sobre la Reforma antes de la Reforma

Por. Diana Rocco Tedesco*, Argentina

La idea central de estas reflexiones es destacar cómo los reformadores, expresaron necesidades sociales generales que estaban muy presentes en el imaginario del s.XV. Y no sólo entre los académicos, o los teólogos, sino que preocupaban a toda la sociedad. Al decir de un autor católico, refiriéndose específicamente a los acontecimientos protagonizados por Lutero “(...) Una nociva inquietud religiosa se apoderó principalmente del pueblo alemán.”1
La genialidad de Lutero reside, creemos, en haber expresado cabalmente aquello que el pueblo alemán sentía, sin apoyarse, como todos sabemos, en las revueltas campesinas o en las de los que en España se llamaban los “hijos d’algo” o hidalgos, es decir, en los señores sin tierras, sino, como buen estudioso, en los reclamos de los eruditos humanistas y de la clase media alemana. Estos eran los verdaderamente revolucionarios en ese momento y son los que llevaron adelante los cambios que culminarán en la Francia del s.XVIII, con el proceso que conocemos como Revolución Francesa.2
La Reforma en realidad comienza con una serie de acontecimientos que marcaron a fuego a la Europa de la Baja Edad Media, en transición a la modernidad. Después de un ciclo de auge de la economía europea, fruto de la activación del comercio y del minucioso trabajo de pillaje que realizaron los cruzados, una combinación de causas bastante compleja dio por resultado una situación totalmente diferente.
Por empezar hubo una apertura de la economía medieval a los bienes de lujo que llegaban de Oriente, lo que generó una necesidad de metálico, que escaseaba en Europa. El recurso por supuesto fue explotar más a los campesinos y exigirles tributo no sólo en especie sino también en metálico. Los que salen beneficiados de esta situación son los comerciantes y banqueros que venden, prestan, practican la usura, para que la nobleza pueda comprar y además financian las guerras de los reyes, logrando así endeudar a toda la clase dirigente. Entre las varias familias que progresan en este momento encontramos a los Medici, en Italia, dedicados más a los textiles y el intercambio de valores y a los Függer en Austria, principal casa financiadora de los Habsburgo.
Las ciudades italianas del norte y Lyon, Barcelona y Valencia, entre otras, participaron entonces de un auge localizado que contrastaba con el resto de Europa, que a pesar de estos cambios seguía con una organización feudal de su economía. Es lo que se conoce en historia como protocapitalismo, precapitalismo o auge mercantilista, especialmente de las ciudades italianas. Nuevos protagonistas comienzan a hacerse notar, con una mentalidad que no era ni académica ni elitista sino estrictamente pragmática ya que no eran guerreros ni eclesiásticos eruditos, eran simplemente ciudadanos, es decir habitantes de ciudades libres, que se dedicaban a la manufactura, el comercio, y a inventar las herramientas de la contabilidad que necesitaban, es decir fueron los primeros banqueros.3
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