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domingo, 29 de marzo de 2009

Thomas Chalmers, “memoria non grata” en España

Manuel López. España.

"Y aún así, Libertad, tu bandera rota aún ondea, como la tormenta, contra el viento." Lord Byron. Si el bueno de Thomas Chalmers levantara la cabeza, menudo schock se llevaría el hombre al ver cómo, después de muerto, pueden torcer y tergiversar radicalmente tu historia a voluntad del guión establecido. Ni una palabra acerca del revolcón pedagógico que dio a la enseñanza con sus métodos de participación interactiva desde su cátedra Teología de la Universidad de Edimburgo. De su influencia como impulsor de la Iglesia Libre de Escocia, menos mal que hablan las enciclopedias libres lo que silencian los sitios religiosamente correctos de la órbita evangelical. Por ejemplo, su talla como reformador social precursor del diseño de los actuales programas de obra social de las iglesias. O su clara visión ecuménica, que le llevó a ponerse a alumbrar las bases del movimiento ecuménico desde la parroquia edimburguesa de 12.000 almas de la que era pastor.
Ministro presbiteriano, reformador social, profesor, escritor y fundador de la Alianza Evangélica en Londres en 1846. Además, por más señas -y no hay contradicción alguna, sino una en absoluto “vergonzante” y sí lógica y hasta venturosa conjunción de todo ello- ¡¡¡masón!!! En España, Thomas Chalmers sigue siendo una figura desconocida. La derecha religiosa que monopoliza la Alianza Evangélica Española (AEE) ignora por completo ¡¡¡la memoria de su propio fundador!!! El más reciente episodio antiecuménico tuvo lugar en Madrid la semana pasada en la Plenaria de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE).
Uno de los puntos del orden del día contemplaba la solicitud de adhesión de FEREDE como entidad observadora, ni siquiera miembro, de la Conferencia Europea de Iglesias (CEC-KEK). Normal con 50 años de retraso.


Pero de repente y de la manera más inopinada, vele ahí que una entidad sucursalista de la órbita ideológica de la AEE, el Consello Evanxélico Galego (CEG), sin que conste que haya consultado para nada a los creyentes ni a las iglesias de Galicia, se presta a firmar un comunicado alertando sobre la “inquietud” que entre los evangélicos ha “sembrado” el mero hecho de la inclusión del citado punto del orden del día. Cosas veredes. Inquietar, lo que se dice inquietar estos días a los evangélicos gallegos, al igual que al resto de los protestantes españoles y a la ciudadanía de España en general, inquietan muchos otros asuntos, fundamentalmente los derivados del trallazo de la galopante crisis económica: el desempleo, el drama del precio de la vivienda, el problema de la inmigración, los brotes de xenofobia, el terrorismo que nocesa, la corrupción política...
También inquietan entre los creyentes como en la ciudadanía los temas espirituales, por supuesto. Pero justo en la dirección contraria: la tolerancia, el diálogo interreligioso ¡la unidad visible de la Iglesia! en un Estado laico. El asunto de trámite de la Plenaria de FEREDE es algo tan natural que cabía dar por hecho que se trataba de un asunto zanjado desde la constitución de la Comisión de Defensa Evangélica en 1956. Al menos, lo daba por hecho todo creyente que no haya arrancado de su Biblia la página del capítulo 17 del Evangelio de Juan. La oración de Jesús de Nazaret “Que todos sean uno”, ya se sabe, no sólo no está de moda, sino que es objeto de permanente beligerancia desde los despachos de los entornos evangelicales. Se impone el pensamiento único con su enfermiza obsesión por los temas sexuales y, en este caso, la furibundia antiecuménica. Ay, Señor.
Con todo, más grave que este nuevo golpe bajo del pertinaz antiecumenismo de la AEE acaso sea la habitual blandura de FEREDE ante los envites de la derecha religiosa. Increíble pero tristemente cierto: un tema tan rematadamente natural como es la incorporación de la entidad que nos representa a todos a la Conferencia Europea de Iglesias ¡ha sido pospuesto! Una vez más, ay, FEREDE se achanta a jugar el juego de no incomodar a la derecha religiosa. Por su parte, la AEE está exultante por esta nueva victoria ¡contra la memoria de su propio fundador Thomas Chalmers! Lo más triste del caso es que la derecha religiosa vuelve a hacer pinza antiecuménica con los socios en España de la Conferencia Europea de Iglesias, las denominaciones históricas IEE (Iglesia Evangélica Española) e IERE (Iglesia Española Reformada Episcopal). Tendrían que haber peleado por que la entidad que nos representa a todos esté en los foros internacionales naturales: la Conferencia Europea de Iglesias primeramente, y acto seguido el Consejo Mundial de Iglesias. Cierto que la IERE -anglicana- es la denominación evangélica más minoritaria de todas las presentes en España, pero de la IEE -presbiterianos y metodistas- cabría esperar un mayor compromiso como abanderados del ecumenismo en España.
Cierto también que el frente ecuménico en España sería bien distinto si el tercer socio natural, la Unión Bautista, estuviese integrado en las instituciones ecuménicas. Este nuevo cerrojazo propinado por la Alianza Evangélica al ecumenismo es calcado del perpetrado en 2005 al Consejo Evangélico de Madrid (CEM). La reacción de la derecha religiosa -la larga sombra de la Alianza Evangélica-, fue entonces contundente, por no decir lapidaria: torpedear de manera fulminante la iniciativa de una aproximación del CEM a la CEC-KEK y exigir la dimisión del consejero que había osado proponer tal herejía: este columnista, a la sazón consejero de Comunicación e Imagen del CEM -y actualmente todavía vocal-. Rota, como en el canto de Lord Byron, la bandera del ecumenismo ondea contra el viento a pesar de tantos azotes inmisericordes, tantos intentos de segarle de raíz el mástil.



Fuente: ALC

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