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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Educación teológica para el camino

Por. Carlos Martínez García, México*
El caminar diario siguiendo a Jesús, de forma personal y comunitaria, ilumina el conocimiento que tenemos de la fe, al tiempo que esta fe demanda, y produce, más conocimiento del centro de la revelación: Jesús el Cristo.
Agradable sorpresa conocer lo que están haciendo en España los anabautistas respecto a la educación teológica. Lo publicado por Protestante Digital acerca de la experiencia, objetivos y logros del Centro Teológico Kenosis (CTK), nos refuerza en proseguir a quienes en México estamos impulsando el Centro de Estudios Anabautistas.
El modelo clásico de seminario teológico tiene su lugar, en el que los estudiantes se dedican a estudiar de tiempo completo o casi, pero tenerle como única opción para prepararse para el ministerio cristiano necesariamente deja fuera a la mayoría de los creyentes de la iglesias evangélicas.
El reto es organizar proyectos que sean flexibles y ofrezcan alternativas a hombres y mujeres que desean crecer en el conocimiento de su fe, pero que no pueden dedicarse por entero durante algunos años a los estudios bíblico-teológicos .
Coincido con el doctor Antonio González, director de estudios del CTK, cuando sostiene que “ Percibimos la necesidad de las iglesias de una formación ofrecida no solamente para los líderes, sino que todo el pueblo de Dios pueda acceder desde donde esté y con los recursos que tiene al estudio de la Biblia ”. Si creemos en el sacerdocio universal de los creyentes, entonces debemos construir opciones educativas y de discipulado que den forma pedagógica a la convicción de que la comunidad cristiana es un espacio de continuo aprendizaje/enseñanza/aprendizaje.
El caminar diario en el seguimiento de Jesús, de forma personal y comunitaria, ilumina el conocimiento que tenemos de la fe, al tiempo que esta fe demanda, y produce, más conocimiento del centro de la revelación: Jesús el Cristo .
Bien dice la Palabra que una de las funciones del Espíritu Santo es recordarnos todo lo que Jesús enseñó (Juan 14:26). Pero, ¿acaso no debemos saber algo para, posteriormente, recordarlo? Si no leemos, o en palabras de Jesús escudriñamos, la Biblia entonces será poco lo que podamos recordar. Es necesaria la articulación entre lo que hemos ido acumulando del conocimiento de Las Escrituras y la acción del Espíritu Santo que nos refresca lo guardado en nuestra mente, alma y corazón.
Ante la pregunta que le hace un maestro de la Ley acerca de cómo tener vida eterna, Jesús le recuerda que desde mucho tiempo atrás la misma Ley había dejado en claro el corazón de lo que demandaba el Señor a su pueblo . El resumen de esa demanda está en la expresión Shema Israel (escucha Israel), citada en Deuteronomio 6:4. Hay que escuchar cuidadosamente lo que el Señor busca transmitirnos y ponerlo en práctica. Es decir, nuestras prácticas educativas, las de discipulado, deben estar modeladas por la Palabra y no por contenidos y estrategias populares en determinados tiempos .
En Mateo 10:37-40 Jesús por un lado reafirma la Shema (Deuteronomio 6:4-5), por otro la expande al subrayar que el amor al Señor está íntimamente ligado al amor y servicio al prójimo : “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primer y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”. El conocimiento tiene que desembocar en principios éticos, en acciones que externan un cuerpo de creencias.
Lo que Jesús afirma lo hace en el espíritu del conocido como Sermón del Monte. Lleva más allá lo prescrito en la Ley en cuanto a las responsabilidades de quienes son parte del pueblo de Dios . La relación espiritual con Dios ineludiblemente debe evidenciarse en una espiritualidad que se esfuerza por sembrar la justicia y la paz en cada área de las relaciones humanas. Porque Jesús vino a crear una nueva humanidad mediante su ejemplar ministerio de reconciliación y paz (Efesios 2:15-17). En consecuencia nosotros debemos hacer nuestro ese mismo ministerio.
De la enorme riqueza neotestamentaria sobre los siguientes pasos a dar una vez que hemos decidido reconocer y seguir a Jesús como Salvador y Señor, mencionamos solamente dos citas. La primera es 2 Pedro 3:18 , en la que leemos: “Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
En la misma línea va Colosenses 1:9-11 , donde Pablo ora por la comunidad cristiana en Colosas y les da a saber que intercede ante el Señor para que “les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder”.
No debemos separar la aprehensión intelectual de la fe de la obediencia a los preceptos del Señor . El apóstol Pablo lo sintetiza bien cuando escribe a los cristianos colosenses que es imprescindible “crecer en el conocimiento de Dios”, lo que “implica dar fruto en toda buena obra”. Conocimiento y obediencia tienen que desarrollarse en el seguimiento de Jesús, en el seguir las huellas del “camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6).
En el Centro de Estudios Anabautistas nos hemos beneficiado de un cúmulo de materiales originados en distintos lugares que nos permiten diseñar un buen número de cursos, compartir con quienes se inscriben al programa variados artículos, bibliografía y sitios web que deben estudiar antes de las sesiones en las que se dialoga sobre lo investigado. Porque nos esforzamos en involucrar activamente al estudiantado en la materia en turno. El docente conoce el tema que está impartiendo, pero no tiene a los participantes en el curso como meros espectadores que consumen lo que les enseña, sino que estimula y enriquece los descubrimientos del grupo.
Encuentro, seguimiento, caminar con Jesús junto con otros y otras que han decidido dar pasos en pos de Él, son claves hermenéuticas y epistemológicas en nuestro programa de formación teológica . En esto coincidimos plenamente con lo que están forjando en el CTK.
Compartimos a cabalidad la observación de Antonio González, en el sentido de que premisas que para otras tradiciones eran marginales para nosotros son centrales : “Cosas que en principio fueron rechazadas, como por ejemplo, la importancia del encuentro personal con Cristo -que en el XVI a algunos le sonaba a mística-, o la importancia del seguimiento de Cristo, la importancia de la comunidad, el pacifismo de Jesús, o la importancia de los dones del Espíritu Santo... Son conceptos que han ido calando hasta ser patrimonio del cristianismo evangélico y que fueron novedades anabautistas”.
Un corazón encendido que busca explicar, interpretarles y trasmitirles a otros la causa del fuego cardiaco, es lo que deseamos potenciar. Estamos convencidos de que la tarea intelectual de los cristianos debe tener como marco no la frialdad academicista ni la torre de marfil individualista, sino el camino que se anda en la compañía de los hermanos y hermanas en la fe. Nuestro llamado es para que seamos “plenamente capaces de comprender, con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo” (Efesios 3:18).

Autores: Carlos Martínez García

©Protestante Digital 2012

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