“No te
escondas” (Deut 22:1-4). Algunos/as tal vez recordarán la famosa caricatura de
los tres monos.
Por. Juan
Stam, Costa Rica
Si ves que
el buey de tu hermano anda extraviado, o ha caído en una zanja, “no te hagas el
desentendido; no te portes con indiferencia [sino] ayúdalo…” (Dt 22:1-4
NVI).[1] Nunca debemos ser ciegos al dolor ajeno y las pérdidas que sufren
nuestros prójimos, aún cuando fuesen nuestros enemigos/as. Este curioso
mandato, de problemas poco típicos de nuestra vida hoy, implica importantes
dimensiones de la voluntad de Dios para nosotros en pleno siglo XXI.
(1) Debemos
conocer y reconocer las situaciones que perjudican a los demás y que amenazan
sus vidas, lo que significa mantenernos bien informados sobre la realidad; (2)
no debemos “hacernos los desentendidos” y esconder la verdad que hemos
conocido; (3) los intereses egoístas no deben suprimir nuestra acción a favor
de los que sufren; (4) es nuestro deber conocer la realidad, y ese conocimiento
nos obliga a actuar.
Algunos/as tal vez recordarán la famosa caricatura de los tres monos. El primero tapa los ojos y dice, "Yo no veo el mal". El segundo tapa los oídos y dice, "Yo no escucho el mal". El tercero tapa la boca y dice, "Yo no hablo del mal". Son tres monos que se hacen los desentendidos. Permítanme ilustrar el tema con dos ejemplos, uno negativo y otro positivo. Desde el 2009 el gobierno golpista de Honduras ha asesinado sistemáticamente a líderes de la oposición política. Militares, policías, sicarios y fuerzas de seguridad privadas han matado a muchos políticos, sindicalistas, periodistas, líderes campesinos, feministas, ecologistas y LGBT (con especial ferocidad contra éstos últimos).[2]
Algunos/as tal vez recordarán la famosa caricatura de los tres monos. El primero tapa los ojos y dice, "Yo no veo el mal". El segundo tapa los oídos y dice, "Yo no escucho el mal". El tercero tapa la boca y dice, "Yo no hablo del mal". Son tres monos que se hacen los desentendidos. Permítanme ilustrar el tema con dos ejemplos, uno negativo y otro positivo. Desde el 2009 el gobierno golpista de Honduras ha asesinado sistemáticamente a líderes de la oposición política. Militares, policías, sicarios y fuerzas de seguridad privadas han matado a muchos políticos, sindicalistas, periodistas, líderes campesinos, feministas, ecologistas y LGBT (con especial ferocidad contra éstos últimos).[2]
Los medios
de comunicación oficiales han tratado de esconder esta realidad por no
informarla o por atribuirla al narcotráfico o al crimen organizado. La
Confraternidad Evangélica de Honduras, ante esta realidad, “se ha hecho la
desentendida”. Apoyó al golpe militar desde sus inicios y nunca ha reconocido
los crímenes del régimen. Con las manos ensangrentadas, pretende adorar a Dios
y servirle. No ha tenido voz profética y está muy bien vista por el gobierno.
Totalmente diferente es el caso de Dietrich Bonhoeffer. Al puro inicio del
nazismo le entraron dudas y preocupaciones sobre el proceso. Consultó con
amigos que estaban en el gobierno y su respuesta general era, “”No preguntes,
es mejor no saber”. Pero para Bonhoeffer, como cristiano integral y radical, un
cristiano tiene que saber la realidad del mundo en que vive. Bonhoeffer no pudo
“darse por desentendido” y esconderse del desafío de su momento histórico.
Bonhoeffer
se unió a la oposición contra Hitler. Fue uno de los líderes de los “Cristianos
Confesantes” opuestos a los “Cristianos Alemanes” del nazismo. Pasó años en
campos de concentración y fue ahorcado por orden de Hitler “Este es el fin,
para mí el principio” fueron sus últimas palabras.
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[1] El
hebreo significa literalmente, “No te escondas” (vb. YaLaM).
[2] Para
denuncias documentadas de estas atrocidades pueden consultar www.juanstam.com 4.24.10; 7.6.10; 8.21.10; 10.30.10; 5.3.11;
12.3.11, entre otros correos al respecto. Especialmente dramático, pero típico,
fue el asesinato del pastor y abogado Antonio Trejo en setiembre de 2012.
Fuente:
Protestantedigital, 2015.
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