Por.Daniel
Hofkamp, España
El
estreno de la película 50 sombras de Grey, basada en el best-seller de E.L.
James, no ha pasado desapercibido en nuestro país. Al bombardeo publicitario de
los días previos se ha sumado ahora su contundente éxito en taquilla. Pero este
éxito no oculta que la película transmite un mensaje sobre las relaciones de
pareja. La trama plantea la relación entre una estudiante y un multimillonario
con el que mantiene encuentros sexuales en los que se disfraza de juego erótico
episodios de violencia. Desde organizaciones en defensa de las mujeres se ha
alertado acerca del nocivo concepto de relación de pareja que se transmite en
esta película. “En 50 sombras de Grey hay dos mensajes preocupantes”, nos dice
la psicóloga María Jesús Núñez. “El primero es que el chico puede ser
sexualmente violento con su chica porque a ella le gustará; y el segundo, que
la chica, si acepta esta violencia, conseguirá que él cambie y termine junto a
ella. Se produce una idealización y una normalización de una relación que es en
realidad patológica”, advierte María Jesús Núñez.
El
éxito de productos como 50 sombras de Grey, sin embargo, encaja en los patrones
de relación que la sociedad está fomentando, a veces sin ser conscientes del
todo de ello. Pensando en estos patrones, preguntamos a psicólogos, pastores y
responsables de jóvenes en iglesias evangélicas sobre cómo se presenta el amor
en pareja en nuestra sociedad occidental mediatizada.
Pregunta: ¿Crees que hay patrones destructivos en
cuanto al amor y las relaciones de pareja en nuestra sociedad? En caso
afirmativo, ¿destacarías alguno en
particular?
Marcos Zapata, pastor y terapeuta familiar. “Modelos enfermos y enfermantes” Sí,
creo que a pesar de la educación y los programas divulgativos, a claras luces
insuficientes, se está manifestando en nuestro entorno modelos enfermos y
enfermantes de las relaciones de pareja. Hay muchos mitos del amor romántico
que están haciendo mucho daño. Los cuentos que nos leían de pequeños, la
televisión, el cine, las revistas, etc. nos muestran una imagen de las
relaciones sentimentales que no son reales. Así, se han creado una serie de
mitos sobre el amor que nos pueden llevar a la frustración y a veces nos hacen
soportar situaciones que implican sufrimiento.
Hay
varios patrones que quisiera resaltar y que están presentes en las encuestas
actuales sobre relación de pareja y juventud, y que afectan especialmente a la
mujer. Si no tienes un hombre a tu lado no eres nada. La vida nos ofrece muchas
opciones y no todas incluyen una pareja. El tener pareja no es una condición
sine quanum para ser feliz. Más me pega, más me quiere. Hay muchas formas de
demostrar el amor. Los golpes no demuestran el amor. Quien nos pega no nos
quiere: de ninguna manera.
El hombre cela cuando ama. Los celos son una señal de inseguridad, de desconfianza, no de amor. La persona que tiene celos quiere controlar, someter, no amar. Me quiere, luego cambiará. La aceptación de este mito puede ser usado como una excusa para no modificar determinados comportamientos. En la base de la relación se encuentran el diálogo y la capacidad de resolver conflictos en común. Hay amores que matan. El amor implica entrega sin condiciones. Hay que entregarse y sacrificarse por el bien de la pareja, pero cuando se olvida el respeto de uno mismo, este tipo de concepciones provoca dependencia respecto a la pareja y el olvido de los intereses de uno mismo. Soy su mujer y me debo a su cuidado. Según esta creencia, se deben seguir las conductas que social e históricamente se nos han asignado para mantener la relación, y siempre subordina a las mujeres con respecto al hombre.
Lidia Martín, psicóloga, directora de Prevvia. “El sexo se considera el valor fundamental de la relación de pareja”
El hombre cela cuando ama. Los celos son una señal de inseguridad, de desconfianza, no de amor. La persona que tiene celos quiere controlar, someter, no amar. Me quiere, luego cambiará. La aceptación de este mito puede ser usado como una excusa para no modificar determinados comportamientos. En la base de la relación se encuentran el diálogo y la capacidad de resolver conflictos en común. Hay amores que matan. El amor implica entrega sin condiciones. Hay que entregarse y sacrificarse por el bien de la pareja, pero cuando se olvida el respeto de uno mismo, este tipo de concepciones provoca dependencia respecto a la pareja y el olvido de los intereses de uno mismo. Soy su mujer y me debo a su cuidado. Según esta creencia, se deben seguir las conductas que social e históricamente se nos han asignado para mantener la relación, y siempre subordina a las mujeres con respecto al hombre.
Lidia Martín, psicóloga, directora de Prevvia. “El sexo se considera el valor fundamental de la relación de pareja”
A veces
casi lo que nos sorprende es encontrarnos patrones de amor y pareja “como Dios
manda”, porque suele abundar bastante más lo contrario. No creo que siempre
fuera así, pero sí opino que con los valores que nuestra sociedad
particularmente predica a los cuatro vientos (hedonismo, individualismo,
materialismo, presentismo, sexualidad omnipresente como forma de madurez
social, etc…) es francamente difícil por no decir absolutamente imposible que
de ese “cóctel” verdaderamente salga una relación basada en el amor (que
implica todo lo contrario, es decir, sus contravalores: entrega, sacrificio,
renuncia, espiritualidad, compromiso, madurez, intimidad…) Las relaciones de
pareja están básicamente establecidas hoy alrededor del sexo como valor
fundamental sobre el que se construyen todos los demás.
Lo que sucede en 50 sombras de Grey no es nada diferente. Eso constituye su elemento principal de identidad y se basa en la anulación del otro (otro valor en alza, siempre que con ello se consiga el objetivo de ensalzarse uno mismo y producirse la satisfacción debida). Por eso, entre otros factores, probablemente las relaciones tienen tan corta fecha de caducidad hoy. Muchas ni siquiera empezarán o durarán el primer asalto si no se produce la satisfacción de una serie de “mínimos” que no son para nada mínimos, sino exigencias sobre el físico del otro, sobre el tipo de satisfacción que me puede proporcionar, con una exaltación del sexo en el orden de prioridades de esa persona, que además debe estar orientado a satisfacerme a mí en primer y a veces en único lugar… Básicamente la concepción que hoy tenemos a nivel social de cómo se construyen y se mantienen las relaciones de pareja es, dicho de forma muy burda, pero creo que muy clara también, una auténtica “fábrica de desgraciados y desgraciadas”, no sólo fuera de nuestras iglesias, sino también dentro, ya que muchos de estos valores los tenemos más que asumidos, o eso dice a menudo nuestra forma de comportarnos.
Daniel Pujol, predicador, escritor de “La fuga”. “El ser humano no ocupa su lugar”
Lo que sucede en 50 sombras de Grey no es nada diferente. Eso constituye su elemento principal de identidad y se basa en la anulación del otro (otro valor en alza, siempre que con ello se consiga el objetivo de ensalzarse uno mismo y producirse la satisfacción debida). Por eso, entre otros factores, probablemente las relaciones tienen tan corta fecha de caducidad hoy. Muchas ni siquiera empezarán o durarán el primer asalto si no se produce la satisfacción de una serie de “mínimos” que no son para nada mínimos, sino exigencias sobre el físico del otro, sobre el tipo de satisfacción que me puede proporcionar, con una exaltación del sexo en el orden de prioridades de esa persona, que además debe estar orientado a satisfacerme a mí en primer y a veces en único lugar… Básicamente la concepción que hoy tenemos a nivel social de cómo se construyen y se mantienen las relaciones de pareja es, dicho de forma muy burda, pero creo que muy clara también, una auténtica “fábrica de desgraciados y desgraciadas”, no sólo fuera de nuestras iglesias, sino también dentro, ya que muchos de estos valores los tenemos más que asumidos, o eso dice a menudo nuestra forma de comportarnos.
Daniel Pujol, predicador, escritor de “La fuga”. “El ser humano no ocupa su lugar”
Sí,
lo creo. Si no fuera así seguramente no tendríamos tanta dificultad en mantener
una relación estable. El patrón destructivo qué destacaría es el que procede
del conflicto entre el lugar que ocupa el ser humano y el que debería ocupar en
relación a su entorno. Cuando el hombre se sitúa como el centro del universo
acaba estructurando su vida a partir de su deseo. En esta película, como en
muchas otras, el sujeto usa a otra persona para beneficiarse del placer propio;
en este caso concreto también entra la pasión de someter a ese otro, o el
placer de ser sometido por el otro como objeto de su deseo (eso se ve
claramente en el ámbito BDSM o sadomasoquista). En ambos casos lo que mueve al
sujeto es la búsqueda del propio placer y la fantasía de obtener la plenitud
para sí mismo (que nunca llega a alcanzar).
Daniel Oval, pastor, responsable de Alianza Joven. “Se da por normal tener relaciones sexuales con cualquiera”
Daniel Oval, pastor, responsable de Alianza Joven. “Se da por normal tener relaciones sexuales con cualquiera”
Creo
que sí. Sirva como ejemplo lo que escuché no hace mucho en una de las
principales emisoras de radio de nuestro país. En un programa hablaban sobre
moda de ropa interior. La experta en moda que trajeron para hablar de la ropa
intima, hablaba de diferentes tipos de braguitas, entre esos diferentes tipos
de braguitas destacaba uno muy cómodo y a la vez sexy, cómodo para ir a
trabajar y sexy para que cuando las chicas en cuestión, salieran por la tarde
de su trabajo y fueran a tomar unas copas con sus compañeros, si surgía algo
más intimo entre ellos pudieran sentirse más atractivas. La cuestión es que se
da por hecho y como algo natural, que se puedan tener relaciones sexuales entre
compañeros de trabajo como algo habitual.
Esteban Figueirido, psicólogo especializado en terapia
familiar. “Nos cuesta amar de verdad”
Sí,
claro que los hay. Principalmente porque nos cuesta amar de verdad, quizás lo
hacemos un poco mejor cuando hay pasión pero cuando ésta disminuye empieza a
emerger el egoísmo que nos caracteriza y, o ponemos mucho esfuerzo y voluntad
en amar o fácilmente llega la ruptura, el enfriamiento o esos patrones de
relación que terminan dañando la pareja. Hay patrones de interacción simétrica,
es decir, de igual a igual que pueden funcionar pero a veces se convierten en
una continua lucha de poder, se entra en escaladas simétricas que fácilmente
llevan a faltas de respeto que van deteriorando la relación. Por otro lado
tenemos los modelos de interacción complementaria, que pueden funcionar bien,
pero aveces vemos una complementariedad rígida que hace que una de las partes
se encuentre anulada, totalmente dominada por la otra, lo cual termina siendo
de gran deterioro para la relación. Ambas formas o patrones de interacción
pueden ser saludables pero también, como he mencionado, pueden llevar a graves faltas
de respeto y podrían desencadenar situaciones muy violentas. Por último la
mención al amor obsesivo, ese que tiene que ver con posesividad, donde uno está
dispuesto a hacer lo que sea por el otro, pero hasta a “matarle” si hubiese
riesgo de perderlo. Tiene que ver con esas afirmaciones aparentemente tan
románticas pero que no son sanas como la de “No puedo vivir sin ti”. Mantener
la autonomía, el adecuado equilibrio entre ser “uno” pero manteniendo la
riqueza de la individualidad es clave.
Ana Rodrigo, estudiante. “Expectativas que no se pueden cumplir”
Ana Rodrigo, estudiante. “Expectativas que no se pueden cumplir”
Sí
que hay patrones. Por ejemplo destacaría las expectativas que se crean,
mediante las películas, libros e incluso nuestra propia imaginación, buscamos
una plenitud perfecta y llena que no conseguimos ya que los humanos por
naturaleza son imperfectos y terminan fallándote y no cumpliendo esas
expectativas.
Sara Moreno. Psicóloga, escritora y articulista
en xtremojoven. “Se confunde pasión con
violencia”
Sí
que los hay. Uno de los que más me alarma es el machismo reflejado en jóvenes
que creen que los celos son parte de una pareja que se “ama”. Cierta
literatura, películas, canciones, cuentos... nos hablan de relaciones donde
momentos de agresividad son tratados como “momentos apasionados” que prueban el
gran amor que siente el uno por el otro, donde la persona se deja llevar por su
pasión, ¿o quizás por su propio egoísmo? A lo mejor el problema de éste y otros
patrones destructivos está en que no se entienda bien, o no sepa poner en
práctica lo que es el amor hacia la otra persona.
En
la próxima parte de esta serie, responderemos la pregunta: ¿Cómo podríamos los cristianos fomentar relaciones de
pareja saludables en nuestro entorno?
Fuente:
Protestantedigital, 2015
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