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domingo, 22 de julio de 2012

Primer avivamiento, Jerusalén, año 30 (II)

Por. Mario Escobar Golderos, España
Sin duda el primer avivamiento de la historia fue el acontecido aproximadamente en el año 30 de nuestra era en la ciudad de Jerusalén.
Sin duda el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento había vivido varios avivamientos, también las multitudes que seguían a Jesús podríamos clasificarlas de avivamientos o el ministerio de Juan el Bautista, pero Pentecostés inaugura el primer avivamiento del Cristianismo .
Las características del primer avivamiento, de las que ya hablamos la semana pasada, están presentes en este primer gran avivamiento: unidad, oración y el poder del Espíritu Santo.
Otra de las condiciones necesarias para el avivamiento fue sin duda el liderazgo claro de Pedro y la expectación de su generación.
Curiosamente Dios siempre utiliza el mismo modelo a través de la Historia. Primero llama a una o varias personas que enciendan esa llama dentro de los corazones de los cristianos, esos líderes no suelen ser prefectos y en muchos casos, no son personas de una gran instrucción académica. El apóstol Pedro cumplía con ese requisito.
Podemos decir que tuvo a su lado al maestro de maestros durante tres años, pero en la Biblia se reflejan muy bien sus fallos de carácter y en algunos casos su poca formación formal. Pero, ¿qué tenían Pedro y los líderes que han provocado los avivamientos a lo largo de la Historia? La respuesta es muy sencilla: pasión.
La pasión es un bien muy escaso en nuestros días . Las iglesias tienen buenos programas, actividades e ideas, pero sin duda, muchas veces falta pasión. Pasión por las almas, pasión por Cristo, pasión por la Iglesia…
Un pueblo expectante. Pedro no estaba solo, nunca se ha producido un avivamiento que no prendiera en los corazones de la comunidad cristiana. La pasión es contagiosa y la expectación también.
Una de las cosas que observaremos en la historia de todos los avivamientos es la pasión de hombres como Evans, Wesley o Nelson Darby, pero también pueblos expectantes que soñaban con cosas extraordinarias .
Me gustaría creer que los cristianos españoles somos de ese género y que nuestros líderes están invadidos por una pasión infinita por Dios.
Continuará.

Autores:Mario Escobar Golderos

©Protestante Digital 2012

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