El miércoles 13 de marzo me levanté con la
expectativa de saber quién sería el nuevo Pontífice. Me preguntaba ¿será un
africano, asiático, norteamericano, español o latinoamericano? Pensé en este
último porque los medios anunciaban por doquier a los brasileños. Nada decían
de los dos argentinos, ecuatoriano y mexicano. Dije seguro será un brasileño, ¡qué
bueno sería! ¿En que nos beneficiará un Papa latinoamericano?
Mientras seguíamos las noticias por los
diferentes medios, todo era tranquilo en nuestra Argentina. La Plaza de Mayo
como siempre convulsionada por turistas, gentes laburantes y orantes. Pero, eso
sí pendiente de quien sería el nuevo Papa.
Nadie se esperaba, ni los mismos argentinos (as) creían que tal vez,
aquel cardenal sencillo que atravesaba la Plaza de mayo para comprar el diario,
tomar un café o conversar con cualquiera que se le cruzaba en su camino.
Yo varias veces me lo encontré en el subte de la línea A, pues
era mi rutina caminar hacia la Plaza de mayo. Varias veces lo vi atravesar esa Plaza con su
diario. Nunca pensé que ese hombre tan sencillo, de perfil bajo y que está
implicado en la desaparición de dos sacerdotes en la época de la dictadura;
pudiera ser el nuevo pontífice, cuando escuchaba el anuncio de: « Habemus
Papam: Eminentissimum ac reverendissimum Dominum Georgius Marius,
Dominum Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Bergoglio, Qui sibi nomen imposuit
Franciscus»
Me quedé sorprendido, ¿no puede ser?, ¡un
Papa argentino:Bergoglio!, ahora Francisco.
Nadie en ese momento se preguntó por el nombre, ni se sabe del motivo de
su elección. Solo hubo felicidad del pueblo argentino y latinoamericano. Pues,
por primera vez tenemos un Papa americano, sobre todo latinoamericano, nacido en el lugar más lindo
de nuestra América latina: Argentina. Una nación hermosa, bendita, que en su seno
han surgido grandes personajes: como Gardel, Borges, Diego Armando Maradona,
Messi, Reina y nos faltaba un pontífice…
Aunque nadie se haya preguntado por la
elección del nombre, yo si lo pensé, a que Francisco se refiere, pues dentro de
la lista de santos de la iglesia católica romana hay otros Franciscos, como San
Francisco de Borja, Francisco de Asís, el de los pobres, de una vida sencilla,
austera. O a Francisco Javier, el santo español, patrono de los misioneros;
quien fue compañero de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.
Su ministerio pujante fue la evangelización en la India y Japón. Creo que
nuestro Pontífice nos debe dar razones del nombre que ha elegido, pues
dependiendo de la elección sabemos cuál será su misión de su pontificado.
Mientras aguardamos por su explicación. Me pregunto ¿Qué podemos esperar
de un Pontífice latinoamericano? ¿Restaura
la iglesia católica romana? ¿Cuál será el rol de la mujer en la iglesia?
¿Qué lugar ocupará el ecumenismo y el dialogo con otras religiones no
cristiana? ¿Intercederá por el problema de las Malvinas? ¿Permitirá a los
homosexuales al santo ministerio? Pues, antes de ser nombrado Papa, dejó ver su
postura con respecto a las leyes del matrimonio igualitario y la de identidad
de género y alertó: “No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha
política; es la pretensión destructiva al plan de Dios”.
Según lo anterior, nos deja claro que nuestro Pontífice
latinoamericano se alineará a las líneas
más conservadoras de los que lo han nombrado; cumplirá el sueño de seglares y
laicados que piden por una iglesia abierta e inclusiva o seguirá los ideales de
su santo de devoción… El tiempo nos dirá
que opción tomó y veremos en que nos ha beneficiado haber tenido un pontífice
latinoamericano.
*Luis Eduardo Cantero, pastor,
Teólogo, Filósofo y Docente universitario. Doctorando en Historia de América
Latina por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España.
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