Justin Welby fue entronizado como el 105º Arzobispo de Canterbury, y por tanto nuevo líder de la Comunión Anglicana en una colorida ceremonia con bailarines africanos, música Punjabi e himnos tradicionales.Welby, de 57 años, tomó posesión ante una congregación de la que formaban parte el heredero al trono, el príncipe Carlos, el primer ministro David Cameron y otras figuras, así como casi todos los Obispos de la Comunión, representando a unos 80 millones de fieles.
Por primera vez en la historia de la Iglesia Anglicana, quien le entronizó en la cátedra diocesana fue una mujer, la arcediana de Canterbury Sheila Watson. Luego Welby fue entronizado en el sillón de San Agustín, en este caso por el decano Robert Willis.
Predicando ante unas 2.000 personas en el interior de la Catedral y ante muchos millones que seguían la ceremonia por los medios de comunicación, el ya Arzobispo Justin Welby pronunció su primer discurso, centrado en el valor y la importancia de seguir el llamado de Jesús.
Su reflexión se centró en el episodio del evangelio en el que Jesús llama a los discípulos a abandonar el barco y caminar sobre las aguas. El Arzobispo recordó las palabras de Jesús: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”, que fueron repetidas varias veces a lo largo de la predicación.
SEGUIR EL LLAMADO DE CRISTO
Welby dijo que se identificaba con Pedro saltando al agua al dar este paso con “temor y temblor”, para enfatizar que “nuestra respuesta al llamado de Jesús define los patrones de nuestra vida, de la Iglesia, y del conjunto de la sociedad”.
El Arzobispo de Canterbury remarcó su convencimiento de que la reconciliación personal con Cristo es la que base que cambia primero la Iglesia luego la sociedad. “En toda la historia humana sólo Jesucristo, el Hijo de Dios, es el que nos libera para vivir el amor como valor sagrado”, dice Welby.
Al recordar el episodio en el que Jesús camina sobre las aguas y llama a Pedro, el Arzobispo resaltó lo “absurdo” que suponía dejar la barca para saltar a las aguas. Sin embargo “lo que es absurdo por completo es totalmente razonable si es Jesús el que está llamando”. Aún ante el fracaso de Pedro, cuando comienza a hundirse, se demuestra que Jesús está por encima. “Su valor ha fallado, pero Jesús es más fuerte que el fracaso”, dijo Welby.
Aunque “el temor de los discípulos era razonable” porque “la gente no camina sobre el agua, “Jesús lo estaba haciendo”, explicó Welby. Por eso podemos “confiar y seguir a Cristo. Es razonable si él es lo que los discípulos terminar diciendo que Él es: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.
RECONOCER AL “HIJO DE DIOS”
Para el Arzobispo de Canterbury la presencia y obra de Cristo se ha hecho evidente en la historia de Reino Unido. “Durante más de mil años, este país ha reconocido en mayor o menor grado que Jesús es el Hijo de Dios, por el orden de su sociedad, por sus leyes, por su sentido de comunidad. A veces lo hemos hecho mejor, a veces peor. Cuando lo hacemos mejor, nuestro propio valor es liberado, para que Dios actúe entre nosotros y los seres humanos florezcan. Los esclavos fueron liberados, el servicio de salud público y la asistencia social fueron establecidos (...) Los desafíos actuales del medio ambiente y la economía, del desarrollo humano y la pobreza en el mundo, sólo puede ser enfrentados con una valentía extraordinaria”.
Welby recordó las palabras “humildes y sencillas” del Papa Francisco el pasado martes. “Nos llamó a ser protectores el uno del otro: de la naturaleza, de los pobres y de los vulnerables. El valor es puesto en libertad en una sociedad que está bajo la autoridad de Dios, para que construyamos plenamente la comunidad humana con la que todos soñamos. Oigamos a Cristo que nos llama y dice: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”.
POR UNA SOCIEDAD “ENRAIZADA” EN CRISTO
Insistió en la necesidad de que la sociedad establezca sus raíces en Cristo. “Si cortamos nuestras raíces en Cristo debemos abandonar la estabilidad que permite la toma de decisiones correctas. No puede haber justicia, o seguridad, o amor, o esperanza en nuestra sociedad si no es sobre esta base. Jesús nos llama, a través del viento y de las tormentas, a prestar atención a sus palabras para que tengamos el coraje de construir la sociedad”.
Para Welby los mejores logros de la sociedad se han producido cuando los cristianos han vivido sus vidas siguiendo el llamado de Jesús. Recordó la abolición de la esclavitud, la creación de la obra social y la sanidad pública, o la labor actual que realiza la Iglesia a favor de los necesitados.
Welby predicó además sobre la reconciliación, primero del ser humano con Dios. “Cuando nos reconciliamos con Dios somos capaces de reconciliar a los demás. Una vida centrada en Cristo hacer cambiar a la iglesia y una iglesia centrada en Cristo hace cambiar al mundo”, expresó.
SIN MIEDO AL FUTURO
El Arzobispo quiso concluir su reflexión animando a los creyentes, porque a pesar de las dificultades y las pruebas “la iglesia transforma a la sociedad cuando asume el riesgo de renovarse en la oración, en la reconciliación y en la declaración de confianza en la buena nueva de Jesucristo”.
“Jesucristo nos dice: soy yo, no tengáis miedo”, recordó Welby finalmente. “Estamos llamados a salir de la comodidad de nuestras propias tradiciones y entrar en las olas, buscando la mano de Cristo. Vamos a prestar atención a su llamado, para ser claros en nuestra predicación de Cristo, comprometidos con la oración a Cristo, y vamos a ver un mundo transformado”.
Por primera vez en la historia de la Iglesia Anglicana, quien le entronizó en la cátedra diocesana fue una mujer, la arcediana de Canterbury Sheila Watson. Luego Welby fue entronizado en el sillón de San Agustín, en este caso por el decano Robert Willis.
Predicando ante unas 2.000 personas en el interior de la Catedral y ante muchos millones que seguían la ceremonia por los medios de comunicación, el ya Arzobispo Justin Welby pronunció su primer discurso, centrado en el valor y la importancia de seguir el llamado de Jesús.
Su reflexión se centró en el episodio del evangelio en el que Jesús llama a los discípulos a abandonar el barco y caminar sobre las aguas. El Arzobispo recordó las palabras de Jesús: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”, que fueron repetidas varias veces a lo largo de la predicación.
SEGUIR EL LLAMADO DE CRISTO
Welby dijo que se identificaba con Pedro saltando al agua al dar este paso con “temor y temblor”, para enfatizar que “nuestra respuesta al llamado de Jesús define los patrones de nuestra vida, de la Iglesia, y del conjunto de la sociedad”.
El Arzobispo de Canterbury remarcó su convencimiento de que la reconciliación personal con Cristo es la que base que cambia primero la Iglesia luego la sociedad. “En toda la historia humana sólo Jesucristo, el Hijo de Dios, es el que nos libera para vivir el amor como valor sagrado”, dice Welby.
Al recordar el episodio en el que Jesús camina sobre las aguas y llama a Pedro, el Arzobispo resaltó lo “absurdo” que suponía dejar la barca para saltar a las aguas. Sin embargo “lo que es absurdo por completo es totalmente razonable si es Jesús el que está llamando”. Aún ante el fracaso de Pedro, cuando comienza a hundirse, se demuestra que Jesús está por encima. “Su valor ha fallado, pero Jesús es más fuerte que el fracaso”, dijo Welby.
Aunque “el temor de los discípulos era razonable” porque “la gente no camina sobre el agua, “Jesús lo estaba haciendo”, explicó Welby. Por eso podemos “confiar y seguir a Cristo. Es razonable si él es lo que los discípulos terminar diciendo que Él es: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.
RECONOCER AL “HIJO DE DIOS”
Para el Arzobispo de Canterbury la presencia y obra de Cristo se ha hecho evidente en la historia de Reino Unido. “Durante más de mil años, este país ha reconocido en mayor o menor grado que Jesús es el Hijo de Dios, por el orden de su sociedad, por sus leyes, por su sentido de comunidad. A veces lo hemos hecho mejor, a veces peor. Cuando lo hacemos mejor, nuestro propio valor es liberado, para que Dios actúe entre nosotros y los seres humanos florezcan. Los esclavos fueron liberados, el servicio de salud público y la asistencia social fueron establecidos (...) Los desafíos actuales del medio ambiente y la economía, del desarrollo humano y la pobreza en el mundo, sólo puede ser enfrentados con una valentía extraordinaria”.
Welby recordó las palabras “humildes y sencillas” del Papa Francisco el pasado martes. “Nos llamó a ser protectores el uno del otro: de la naturaleza, de los pobres y de los vulnerables. El valor es puesto en libertad en una sociedad que está bajo la autoridad de Dios, para que construyamos plenamente la comunidad humana con la que todos soñamos. Oigamos a Cristo que nos llama y dice: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”.
POR UNA SOCIEDAD “ENRAIZADA” EN CRISTO
Insistió en la necesidad de que la sociedad establezca sus raíces en Cristo. “Si cortamos nuestras raíces en Cristo debemos abandonar la estabilidad que permite la toma de decisiones correctas. No puede haber justicia, o seguridad, o amor, o esperanza en nuestra sociedad si no es sobre esta base. Jesús nos llama, a través del viento y de las tormentas, a prestar atención a sus palabras para que tengamos el coraje de construir la sociedad”.
Para Welby los mejores logros de la sociedad se han producido cuando los cristianos han vivido sus vidas siguiendo el llamado de Jesús. Recordó la abolición de la esclavitud, la creación de la obra social y la sanidad pública, o la labor actual que realiza la Iglesia a favor de los necesitados.
Welby predicó además sobre la reconciliación, primero del ser humano con Dios. “Cuando nos reconciliamos con Dios somos capaces de reconciliar a los demás. Una vida centrada en Cristo hacer cambiar a la iglesia y una iglesia centrada en Cristo hace cambiar al mundo”, expresó.
SIN MIEDO AL FUTURO
El Arzobispo quiso concluir su reflexión animando a los creyentes, porque a pesar de las dificultades y las pruebas “la iglesia transforma a la sociedad cuando asume el riesgo de renovarse en la oración, en la reconciliación y en la declaración de confianza en la buena nueva de Jesucristo”.
“Jesucristo nos dice: soy yo, no tengáis miedo”, recordó Welby finalmente. “Estamos llamados a salir de la comodidad de nuestras propias tradiciones y entrar en las olas, buscando la mano de Cristo. Vamos a prestar atención a su llamado, para ser claros en nuestra predicación de Cristo, comprometidos con la oración a Cristo, y vamos a ver un mundo transformado”.
Fuentes: Reuters, Lambeth Palace
Editado por: Protestante Digital 2013
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