Por. Joel Forster, España*
David Carmichael, reverendo conservador, explica cómo la nueva aceptación de líderes con relaciones homosexuales pone en jaque a la minoría evangélica.“En la Iglesia de Escocia hay ministros que dejarán su congregación si es necesario”.
Hace menos de un mes, la Asamblea General de la Church of Scotland (Iglesia de Escocia) tomó una decisión que marcará su futuro. Con 340 votos a favor y 282 en contra, se aprobó que ministros de culto de tendencia homosexual puedan vivir libremente en uniones civiles con personas del mismo sexo , sin dejar su posición de liderazgo espiritual.
La aprobación de la norma, que entrará en pleno vigor en 2015, muestra más que nunca la división entre cristianos conservadores y liberales dentro de la histórica denominación protestante de Escocia.
Para comprender mejor las implicaciones de esta decisión, Protestante Digital ha preguntado aDavid Carmichael, un reverendo de la Church of Scotland, sobre lo que puede pasar de ahora en adelante. El propio Carmichael participó en la polémica asamblea el pasado 20 de mayo y forma parte del grupo evangélico que defendió la postura bíblica ante la mayoría liberal que defiende adaptar la doctrina a los nuevos tiempos.
Este reverendo lleva 31 años liderando la iglesia Abbeygreen, en la población de Lesmahagow (unos 40 kilómetros al sur de la ciudad de Glasgow). Se trata de una congregación variada con asistentes de todas las edades. Carmichael la define como “una familia unida, liderada espiritualmente por una ‘Kirk Session’ [órgano de liderazgo de la iglesia local] unánimamente evangélica y reformada”. En el día a día de su comunidad, se enfatiza de forma especial la exposición bíblica, un enfoque en las Escrituras que el ministro prioriza también a la hora de interpretar la polémica actual.
Casado y con dos hijas, lidera una asociación de ministros interdenominacional y una organización misionera.
P. Antes que nada, explíquenos cómo es su iglesia.
Para comprender mejor las implicaciones de esta decisión, Protestante Digital ha preguntado aDavid Carmichael, un reverendo de la Church of Scotland, sobre lo que puede pasar de ahora en adelante. El propio Carmichael participó en la polémica asamblea el pasado 20 de mayo y forma parte del grupo evangélico que defendió la postura bíblica ante la mayoría liberal que defiende adaptar la doctrina a los nuevos tiempos.
Este reverendo lleva 31 años liderando la iglesia Abbeygreen, en la población de Lesmahagow (unos 40 kilómetros al sur de la ciudad de Glasgow). Se trata de una congregación variada con asistentes de todas las edades. Carmichael la define como “una familia unida, liderada espiritualmente por una ‘Kirk Session’ [órgano de liderazgo de la iglesia local] unánimamente evangélica y reformada”. En el día a día de su comunidad, se enfatiza de forma especial la exposición bíblica, un enfoque en las Escrituras que el ministro prioriza también a la hora de interpretar la polémica actual.
Casado y con dos hijas, lidera una asociación de ministros interdenominacional y una organización misionera.
P. Antes que nada, explíquenos cómo es su iglesia.
R. Soy ministro de Abbeygreen, que pertenece a la Church of Scotland [en adelante, en este artículo, Iglesia de Escocia]. Esta comunidad se formó en 1844 durante la llamada ‘Disruption’, cuando más de 400 ministros dejaron la Iglesia de Escocia por el problema del Patrocinio: la noción de que el terrateniente (y no la gente del pueblo) tenía el derecho de elegir el ministro de una iglesia local. Como resultado, se formó la Free Church of Scotland. En 1929, muchas de estas iglesias independientes volvieron a la Iglesia de Escocia. Por los últimos 169 años, Abbeygreen ha sido una iglesia evangélica y reformada.
P. ¿Qué porcentaje de cristianos en Escocia son miembros de la Iglesia de Escocia?
R. No tengo esa estadística. Pero la Iglesia de Escocia asegura tener una membresía de 250.000 personas. Esto es un 5% de la población. Sin embargo, un domingo cualquiera nos encontramos menos del 3% realmente asistiendo a una iglesia.
P. ¿Viajó como representante a la Asamblea Nacional de la Iglesia de Escocia en Edimburgo? ¿Quién tiene derecho de voto ahí?
R. Sí, fui uno de los representantes en la Asamblea General de este año. Todos los presentes, ministros y ancianos, tienen derecho a voto.
P. ¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos después de que se aprobara abrir la puerta a que ministros ‘abiertamete gays’ lideren iglesias?
R. Me entristeció profundamente, pero no me chocó ni me sorprendió. La Iglesia de Escocia está en gran parte en las manos de los que se describirían a sí mismo como ‘cristianos liberales’. En otras palabras, gente que opina, y déjeme ser directo con esto, que no siempre se puede confiar en la Biblia como la luz a la que seguir en el mundo de hoy en día. Según su punto de vista, la Biblia sufre bajo los condicionamientos de los tiempos del Antiguo y del Nuevo Testamento, de cuando se escribió. Por ello, creen, debe ser reinterpretada, bastante frecuentemente por lo que parece, para que encaje con las demandas del mundo. Así, la iglesia acaba consintiendo el pecado en lugar de condenarlo.
Un acercamiento así es totalmente escandaloso, deshorna a quien nos inspiró la verdad. Él, Dios, es el que no engaña, no cambia de opinión y con toda claridad no contradice su propia Palabra ni anima a llevar la contraria a sus estándares de justicia.
P. ¿Con esta nueva situación, qué pasará cuando la norma se ponga en práctica en 2015?
R. La Asamblea General votó por una solución que esquiva el problema con la intención de proteger la unidad de la iglesia. Por un lado decidió declararse a sí misma ‘tradicional’, reconociendo que la única relación sexual aceptable ante Dios es la que se da entre un hombre y una mujer en el matrimonio. Pero a la vez, se permitirá a cualquier iglesia tener a un hombre o a una mujer en una unión civil homosexual como ministro de culto. ¿Cómo puede una iglesia imaginarse que una decisión tan ilógica y antibiblíca es de alguna forma aceptable a un Dios todopoderoso, justo y santo? Un Dios que ha dejado abundantemente claro en su Palabra acreditada que la práctica homosexual es pecado y que será juzgada.
Tampoco hay nada bueno en que el Presbiterianismo le dé a cualquier comunidad local el derecho a hacer lo que le plazca, hasta el punto de declarar bueno lo que Dios ha declarado que no lo es. Si nada cambia entre ahora y el 2015, la Iglesia de Escocia tendrá que empezar a aceptar la formación teológica de hombres y mujeres ministros que estén en uniones civiles homosexuales. Esto seguirá llevando a un mayor deterioro espiritual.
P. ¿Qué porcentaje de cristianos en Escocia son miembros de la Iglesia de Escocia?
R. No tengo esa estadística. Pero la Iglesia de Escocia asegura tener una membresía de 250.000 personas. Esto es un 5% de la población. Sin embargo, un domingo cualquiera nos encontramos menos del 3% realmente asistiendo a una iglesia.
P. ¿Viajó como representante a la Asamblea Nacional de la Iglesia de Escocia en Edimburgo? ¿Quién tiene derecho de voto ahí?
R. Sí, fui uno de los representantes en la Asamblea General de este año. Todos los presentes, ministros y ancianos, tienen derecho a voto.
P. ¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos después de que se aprobara abrir la puerta a que ministros ‘abiertamete gays’ lideren iglesias?
R. Me entristeció profundamente, pero no me chocó ni me sorprendió. La Iglesia de Escocia está en gran parte en las manos de los que se describirían a sí mismo como ‘cristianos liberales’. En otras palabras, gente que opina, y déjeme ser directo con esto, que no siempre se puede confiar en la Biblia como la luz a la que seguir en el mundo de hoy en día. Según su punto de vista, la Biblia sufre bajo los condicionamientos de los tiempos del Antiguo y del Nuevo Testamento, de cuando se escribió. Por ello, creen, debe ser reinterpretada, bastante frecuentemente por lo que parece, para que encaje con las demandas del mundo. Así, la iglesia acaba consintiendo el pecado en lugar de condenarlo.
Un acercamiento así es totalmente escandaloso, deshorna a quien nos inspiró la verdad. Él, Dios, es el que no engaña, no cambia de opinión y con toda claridad no contradice su propia Palabra ni anima a llevar la contraria a sus estándares de justicia.
P. ¿Con esta nueva situación, qué pasará cuando la norma se ponga en práctica en 2015?
R. La Asamblea General votó por una solución que esquiva el problema con la intención de proteger la unidad de la iglesia. Por un lado decidió declararse a sí misma ‘tradicional’, reconociendo que la única relación sexual aceptable ante Dios es la que se da entre un hombre y una mujer en el matrimonio. Pero a la vez, se permitirá a cualquier iglesia tener a un hombre o a una mujer en una unión civil homosexual como ministro de culto. ¿Cómo puede una iglesia imaginarse que una decisión tan ilógica y antibiblíca es de alguna forma aceptable a un Dios todopoderoso, justo y santo? Un Dios que ha dejado abundantemente claro en su Palabra acreditada que la práctica homosexual es pecado y que será juzgada.
Tampoco hay nada bueno en que el Presbiterianismo le dé a cualquier comunidad local el derecho a hacer lo que le plazca, hasta el punto de declarar bueno lo que Dios ha declarado que no lo es. Si nada cambia entre ahora y el 2015, la Iglesia de Escocia tendrá que empezar a aceptar la formación teológica de hombres y mujeres ministros que estén en uniones civiles homosexuales. Esto seguirá llevando a un mayor deterioro espiritual.
P. ¿Qué ha sucedido dentro de la Iglesia de Escocia en los últimos años para llegar a la situación actual, en la que una mayoría rechaza la interpretación histórica de lo que la Biblia dice sobre la práctica activa de la homosexualidad?
R. Como ya dije, la Iglesia de Escocia está en gran parte en manos de ‘cristianos liberales’, que dominan la vida de nuestra denominación. Tienen el poder real y aunque les gusta describir la Iglesia de Escocia como una iglesia amplia con espacio para todo tipo de puntos de vista que coexisten, la realidad es que todo va en la línea de satisfacer la agenda liberal, es decir, la creación de una iglesia que agradará al mundo reflejando los valores y caminos de éste.
Cuando una iglesia se aparta de formas sutiles (y no tan sutiles) de la autoridad y la enseñanza clara de la Palabra de Dios o juega el juego de usar el lenguaje de Sión mientras le roba su verdadero significado, no nos debería sorprender que acabe cayendo en este tipo de caminos pecaminosos. Personas con este enfoque eran la mayoría en la Asamblea General de este año.
P. ¿Cree entonces que el voto mayoritario del “sí” es representativo de lo que piensan la mayoría de cristianos en Escocia? ¿Están los miembros de comunidades de la Iglesia de Escocia de acuerdo con ser liderados espiritualmente por reverendos que practican la homosexualidad?
R. No estoy seguro, no lo creo. En cuanto a los cristianos evangélicos, ni por un momento se me ocurre que entre ellos haya quienes piensan que es apropiado tener a personas abiertamente gays como ministros, sirviendo a la causa de Cristo. Y ni siquiera pienso que todos los cristianos mal llamados ‘liberales’ están comprometidos con el apoyo a un clero activamente gay. Muchos, estoy seguro, tendrán un instinto tradicional contra esa práctica. Por otro lado, sí hay claramente un número creciente de asistentes en las iglesias que toman su ejemplo del mundo y de las series de televisión.
P. Hay muchos evangélicos que no están dispuestos a cambiar su comprensión bíblica sobre la práctica de la homosexualidad. Entonces, ¿qué harán? ¿Dejarán la Iglesia de Escocia? ¿O se le ocurre alguna otra solución?
R. La situación es más complicada de lo que imagina. Indudablemente hay evangélicos que a título individual dejarán la Iglesia de Escocia y nadie puede culparles. Por otro lado hay ministros evangélicos que están sirviendo en ‘Kirk Sessions’ que están divididas sobre este tema o que de hecho tienen líderes con puntos de vista claros sobre la Escritura pero con una membresía dividida en cuanto a este tema. Muchos de estos líderes quisieran salir pero sienten una responsabilidad pastoral hacia la gente a la que han servido, especialmente hacia los hayan podido llevar a la fe. Hay que decir que otros ministros evangélicos han declarado que bajo ninguna circunstancia se plantearán abandonar su denominación.
En otras palabras, los propios ministros teológicamente evangélicos están divididos en cuanto a qué decisiones tomar. Hay los que están dispuestos a dejar atrás a su gente, si es necesario, los que se marcharían pero llevándose a su gente, los que quieren marchar pero que se quedarán por el bien de la comunidad; y por último hay los que nunca se marcharían.
A mí, personalmente, me parecería bien ver que la Iglesia de Escocia se divide en dos iglesias: la evangélica y la liberal, cada una de ellas siendo responsable de sus propios costes de mantenimiento y su propia misión. Pero, tristemente, eso nunca pasará.
P. En la práctica, si un reverendo decidiera dejar la Iglesia de Escocia, ¿qué significaría para su comunidad?
R. Si la congregación no se fuera con él, y el presbiterio considerara que la iglesia es estratégica, se permitiría llamara a un nuevo ministro. Sin embargo, encontrar a un nuevo ministro no es algo fácil, teniendo en cuenta que ya hay 301 iglesias vacantes en la Iglesia de Escocia, buscando desesperadamente a un ministro.
En cambio, si un ministro marcha y la gente de la comunidad decide seguirle, entonces se meterían en disputas legales con el presbiterio local, y los representantes del ‘establishment’ harán todo lo posible para que aquellos que desean marcharse lo hagan sin los edificios o el dinero en las cuentas bancarias de su iglesia local.
P. ¿Podemos decir, entonces, que después de esta votación el riesgo de fractura dentro de la Iglesia de Escocia es real?
R.- Algunos ministros ya han marchado y algunos pocos más marcharán muy pronto. Algunas iglesias ya han salido de la denominación, y algunas más saldrán pronto. Pero si hablamos de una fisura mayor que resulte en cientos de ministros evangélicos e iglesias marchando, no, tristemente no creo que vaya a pasar.
R. Como ya dije, la Iglesia de Escocia está en gran parte en manos de ‘cristianos liberales’, que dominan la vida de nuestra denominación. Tienen el poder real y aunque les gusta describir la Iglesia de Escocia como una iglesia amplia con espacio para todo tipo de puntos de vista que coexisten, la realidad es que todo va en la línea de satisfacer la agenda liberal, es decir, la creación de una iglesia que agradará al mundo reflejando los valores y caminos de éste.
Cuando una iglesia se aparta de formas sutiles (y no tan sutiles) de la autoridad y la enseñanza clara de la Palabra de Dios o juega el juego de usar el lenguaje de Sión mientras le roba su verdadero significado, no nos debería sorprender que acabe cayendo en este tipo de caminos pecaminosos. Personas con este enfoque eran la mayoría en la Asamblea General de este año.
P. ¿Cree entonces que el voto mayoritario del “sí” es representativo de lo que piensan la mayoría de cristianos en Escocia? ¿Están los miembros de comunidades de la Iglesia de Escocia de acuerdo con ser liderados espiritualmente por reverendos que practican la homosexualidad?
R. No estoy seguro, no lo creo. En cuanto a los cristianos evangélicos, ni por un momento se me ocurre que entre ellos haya quienes piensan que es apropiado tener a personas abiertamente gays como ministros, sirviendo a la causa de Cristo. Y ni siquiera pienso que todos los cristianos mal llamados ‘liberales’ están comprometidos con el apoyo a un clero activamente gay. Muchos, estoy seguro, tendrán un instinto tradicional contra esa práctica. Por otro lado, sí hay claramente un número creciente de asistentes en las iglesias que toman su ejemplo del mundo y de las series de televisión.
P. Hay muchos evangélicos que no están dispuestos a cambiar su comprensión bíblica sobre la práctica de la homosexualidad. Entonces, ¿qué harán? ¿Dejarán la Iglesia de Escocia? ¿O se le ocurre alguna otra solución?
R. La situación es más complicada de lo que imagina. Indudablemente hay evangélicos que a título individual dejarán la Iglesia de Escocia y nadie puede culparles. Por otro lado hay ministros evangélicos que están sirviendo en ‘Kirk Sessions’ que están divididas sobre este tema o que de hecho tienen líderes con puntos de vista claros sobre la Escritura pero con una membresía dividida en cuanto a este tema. Muchos de estos líderes quisieran salir pero sienten una responsabilidad pastoral hacia la gente a la que han servido, especialmente hacia los hayan podido llevar a la fe. Hay que decir que otros ministros evangélicos han declarado que bajo ninguna circunstancia se plantearán abandonar su denominación.
En otras palabras, los propios ministros teológicamente evangélicos están divididos en cuanto a qué decisiones tomar. Hay los que están dispuestos a dejar atrás a su gente, si es necesario, los que se marcharían pero llevándose a su gente, los que quieren marchar pero que se quedarán por el bien de la comunidad; y por último hay los que nunca se marcharían.
A mí, personalmente, me parecería bien ver que la Iglesia de Escocia se divide en dos iglesias: la evangélica y la liberal, cada una de ellas siendo responsable de sus propios costes de mantenimiento y su propia misión. Pero, tristemente, eso nunca pasará.
P. En la práctica, si un reverendo decidiera dejar la Iglesia de Escocia, ¿qué significaría para su comunidad?
R. Si la congregación no se fuera con él, y el presbiterio considerara que la iglesia es estratégica, se permitiría llamara a un nuevo ministro. Sin embargo, encontrar a un nuevo ministro no es algo fácil, teniendo en cuenta que ya hay 301 iglesias vacantes en la Iglesia de Escocia, buscando desesperadamente a un ministro.
En cambio, si un ministro marcha y la gente de la comunidad decide seguirle, entonces se meterían en disputas legales con el presbiterio local, y los representantes del ‘establishment’ harán todo lo posible para que aquellos que desean marcharse lo hagan sin los edificios o el dinero en las cuentas bancarias de su iglesia local.
P. ¿Podemos decir, entonces, que después de esta votación el riesgo de fractura dentro de la Iglesia de Escocia es real?
R.- Algunos ministros ya han marchado y algunos pocos más marcharán muy pronto. Algunas iglesias ya han salido de la denominación, y algunas más saldrán pronto. Pero si hablamos de una fisura mayor que resulte en cientos de ministros evangélicos e iglesias marchando, no, tristemente no creo que vaya a pasar.
Autores: Joel Forster
Editado por: Protestante Digital 2013.
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