Por. Juan José Tamayo, España*
“Efectivamente, las figuras relevantes de la
Teología de la Liberación (TL) son personas ancianas y, como tal, como la
expresión de lo que fue, está muy está anciana, si no es que ya está muerta…
Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido
planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”.
No, no son afirmaciones estas de sectores
lefebvristas, neoconservadores o integristas, ni de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, tan propensa a desacreditar las tendencias teológicas que no
coinciden con la teología romana. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos
Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano
(CELAM), y difundidas por la Agencia Católica de Información ZENIT. Las ha
hecho en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa
Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha
teología.
Ante las críticas recibidas por tamaño
desprecio hacia la TL, el propio arzobispo Aguiar ha querido matizarlas en unas
declaraciones a Noticelam, pero, a mi juicio, se ha puesto más en evidencia su
rechazo hacia dicha teología. Recuerda la existencia de una corriente basada
“en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico”
y cree necesario re-direccionarla a través del desarrollo de “una teología de
la liberación con una base bíblico espiritual”.
¿Qué revelan las primeras afirmaciones tan
irrespetuosas en boca de un dignatario tan cualificado como mal encarado de la
Iglesia católica, que se arroga la representación de varios cientos de millones
de católicos del continente y las segundas declaraciones tan desenfocadas sobre
la teología de la liberación: ignorancia, manipulación o, más sencillo todavía,
confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera o las tres
a la vez, me gustaría informar, siquiera someramente, al presidente del CELAM
del estado actual de la Teología de la Liberación (TL), que hoy está muy lejos
de la ancianidad y mucho más todavía de la muerte.
La TL, nacida en América Latina a finales de
la década de los sesenta del siglo pasado –apenas ha cumplido 45 años- es una
de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el Sur,
lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de
identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la
teología elaborada en el Norte. Todo lo contrario: ha quebrado el
norte-centrismo teológico, sea el moderno o el postmoderno, el europeo o el
norteamericano.
Viene siendo objeto de sospecha desde sus
orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II y
Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como
defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de
clases en la Iglesia, politizar partidistamente el cristianismo… Muchos de sus
cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros
sometidos a una férrea censura. La más grave de las condenas -comparable a la
del Syllabus del papa Pío IX contra el modernismo-, fue la llevada a cabo por
la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación, de 1984,
redactada por el cardenal Ratzinger cuando era presidente de la Congregación
para la Doctrina de la Fe y ratificada por Juan Pablo II.
Mas, a pesar de la persecución de que ha sido
objeto, la TL no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus
primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en
la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los
cambios, ni de la razón pura, sino una teología de la razón práctica,
histórica, in fieri, que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de
liberación.
Lo mismo que la TL en sus orígenes intentó
responder a los desafíos sociales, económicos, religiosos, espirituales,
culturales del continente latinoamericano, hoy sigue haciéndolo y se elabora a
partir de los nuevos sujetos que están emergiendo y protagonizan los cambios
estructurales en la sociedad y en las religiones: las mujeres doble o
triplemente oprimidas por las dictadura del patriarcado, del capitalismo y del
colonialismo en alianza, la Tierra, sometida a la depredación del sistema de
desarrollo científico-técnico y económico voraz, el campesinado sin tierra, los
pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas, humilladas durante siglo de
dominación imperial, las colectividades, cada vez más numerosas, excluidas por
mor de la globalización neoliberal, las religiones otrora destruidas por el
cristianismo imperial, las identidades estigmatizadas y perseguidas.
Son todas ellas alteridades negadas que
conforman los diferentes rostros de la pobreza y la marginación, a quienes la
TL reconoce como sujetos activos, consciente de que se están empoderando y,
desde su empoderamiento, contribuyen a la superación del racismo, el sexismo,
el clasismo, la homofobia, así lideran la lucha contra los etno-cidios,
geno-cidios y bio-cidios causados por el paradigma de desarrollo de la
modernidad occidental.
De aquí han surgido nuevas tendencias
teológicas de la liberación, todas ellas contra-hegemónicas: teología
feminista, indígena, afrodescendiente, campesina, ecológica, queer, teología
del pluralismo religioso, de la diversidad sexual. Todo un mosaico de teologías
y sabidurías que conforman el plural panorama de la TL, que no es una anciana
moribunda, sino que sigue viva y activa intentando responder a los nuevos
desafíos del continente latinoamericano.
Hoy está presente en todo el Sur, pero
también en los ámbitos de marginación del Norte y se ha hecho visible en el
Foro Social Mundial, donde ha creado su propio espacio religioso
alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación, que cuestiona las
creencias crédulas, revoluciona las conciencias de los creyentes y no creyentes
y pretende transformar sus prácticas alienantes en emancipatorias desde la
convicción de que “Otra teología es posible” ¡y necesaria! en plena sintonía
con la consigna de los Foros Sociales “Otra epistemología es posible!” y con
las epistemologías del Sur que se están desarrollando en las diferentes
disciplinas y saberes.
Si monseñor Aguiar Retes quiere enterrar la
teología de la liberación, debe saber que lo hará con una realidad viva, y eso
es un delito mayor y más grave que el de considerarla anciana o muerta. ¡Qué
lejos está el actual presidente del CELAM de los obispos que dijeron adiós al
paradigma de la Iglesia conquistadora, colonial y desarrollista de la conquista
e iniciaron el paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia
del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968! Estos pusieron las bases de
la Iglesia de los pobres, que el papa Francisco quiere recuperar. Con sus
declaraciones, monseñor Retes lo que hace es dinamitar dichas bases. (Eclesalia
Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su
procedencia).
* JUAN JOSÉ TAMAYO, teólogo, Director de la Cátedra de Teología y Ciencias
de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III, email: juanjotamayo@gmail.com
MADRID.
Fuente:
ECLESALIA
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