Juan
5:4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y revolvía el
agua; y el que primero descendía en el estanque después del movimiento
del agua, era sanado de cualquier enfermedad que tuviera.
Esta
pregunta se ha hecho generalmente de forma verbal, cuando charlamos con la
gente luego de dar conferencias sobre el proyecto de revisión a la Biblia, en
los distintos países de Latinoamérica. Sabemos que este es un pasaje que no
aparece en el Texto Crítico de Wescott y Hort y sus posteriores derivados, pero
que sí aparece, por supuesto, en las ediciones del Texto Recibido (o Textus
Receptus), de la era de la Reforma protestante (por lo tanto figura en la Reina
Valera original del año 1602).
Las
personas que nos han preguntado esto, lo hacen de una manera sincera (y a
sabiendas que en nuestra Sociedad utilizamos el texto griego de la tradición
bizantina), no obstante ellos suponen que la historia del “ángel del estanque
de Betesda” encierra una superstición, y como tal no debería estar en la
Biblia.
Los
críticos textuales que atacan al Texto Recibido utilizan esta duda de la gente
para reafirmar la validez del Texto Crítico.
¿Será
que este versículo es una interpolación histórica de carácter supersticioso? ¿Debería
estar en la Biblia o eliminarse de ella?
Analicemos
esto detenidamente desde tres perspectivas: 1)Histórica 2)Gramatical
3)Textual.
UNA
PERSPECTIVA HISTÓRICA: El estanque de Betesda.
Muchos
han dicho que este estanque era un santuario al dios griego de la medicina
“Asclepio” o “Esculapio” (para los Romanos), ya que en excavaciones
arqueológicas han encontrado la clásica figura de la “serpiente”, que era un
emblema de este dios. Pero acerca de los objetos encontrados, no se puede
asegurar que su datación sea del primer siglo (podría ser incluso posterior a
la destrucción de Jerusalén, y que el estanque se haya reabierto como un
santuario a Esculapio).
Muchos
buenos comentaristas bíblicos han considerado el hecho de que un ángel bajaba
como una realidad. Un ejemplo es Mathew Henry, que dice al respecto de Juan
5:14:
“Un
ángel bajaba y revolvía el agua, que curaba cualquier enfermedad, pero se
beneficiaba sólo aquel que era el primero en entrar al agua. Esto nos enseña a
ser cuidadosos para que no dejemos escapar una ocasión que no puede regresar.”
Muchos
podrán dudar de esto y decir que la gente se congregaba en el estanque por
algún tipo de superstición originada en Israel, que no tenía que ver con el
Dios verdadero. Digamos que le damos el beneficio de la duda. Pensemos por un
momento que el Evangelio de Juan es solamente descriptivo de un hecho, y que
sólo menciona una creencia popular. El versículo 3 dice: “…yacía una gran
multitud de enfermos, ciegos, cojos, y paralíticos, esperando el movimiento del
agua.”
El
versículo 4 empieza con: “Porque un ángel descendía a cierto tiempo…”,
es decir está describiendo cuál era la razón por la que se congregaba este
grupo de enfermos en torno al estanque. Uno podría describir de la misma manera
cualquier hecho actual, donde la gente se reúne para presenciar cierto milagro
(sin necesariamente creer que allí se efectúa un milagro o afirmar que así pasa
en verdad como la gente cree). Podría tomarse desde ese punto de vista el
relato de Juan como algo descriptivo solamente, sin más connotaciones o
especulaciones.
Es
de llamar la atención que Jesús no menciona ningún hecho respecto al estanque,
es más, evita que el enfermo vaya al estanque, ¡ya que le da sanidad de
inmediato! Sin embargo, en el capítulo 9 de Juan, Jesús manda al ciego a
lavarse en el estanque de Siloé, cuyo nombre el evangelista pone sobre relieve
que significa: “enviado”. Vemos, por lo tanto, cierto contraste entre el
estanque de Betesda, el cual ante la presencia de Cristo no fue requerido, y el
estanque de Siloé cuyas aguas el Señor utilizó para dejar la enseñanza, por
analogía, que él es el “enviado” de Dios para dar la vista a los pecadores
(Juan 9:39).
Teniendo
en cuenta estos puntos de vista, sería muy simplista decir que Juan 5:4
introduce algún tipo de creencia supersticiosa. En tal caso sería una
conclusión que no parte del texto bíblico sino de una suposición.
2)
UNA PERSPECTIVA DESDE LA GRAMÁTICA
Si
se omite Juan 5:4 quedarían inconexos varios versículos del contexto. Por
ejemplo, al final del versículo 3, la frase “esperando el movimiento del agua”
no está en el Texto Crítico. Dentro de ese mismo texto griego habría una cierta
concordancia, ya que el versículo 4 está ausente. Pero nos queda preguntar
entonces a los que sostienen el Texto Crítico: ¿Cuál era el motivo por el que
los enfermos rodeaban el estanque? El versículo 7 habla del movimiento del agua
en el estanque. Como dijo el enfermo: “Señor, no tengo a nadie que me meta
en el estanque cuando se revuelve el agua; porque entre tanto que yo vengo,
otro desciende antes que yo”. Es notable que este pasaje del versículo 7 sí
está en el Texto Crítico, dejando un gran vacío interpretativo al omitir el
final del versículo 3 y el 4 por completo.
El
versículo 7 nos expresa los mismos elementos del versículo 4:
A)
Era un hecho aislado que sucedía cuando se agitaba el agua
b) El beneficiario de la sanidad era el primero que llegaba y tomaba contacto con el agua en movimiento.
b) El beneficiario de la sanidad era el primero que llegaba y tomaba contacto con el agua en movimiento.
El
Texto Recibido tiene una lectura armónica, como es la de esperar de un
evangelista como Juan que contara los hechos de modo que se entendieran. En las
versiones modernas, basadas en el Texto Crítico, no se entiende cuál era la
razón por la que el enfermo tenía que ir al estanque cuando se revolvía el
agua. Los editores del Texto Crítico, Brooke F. Wescott y Fenton J.A. Hort en
su método de priorizar la “lectura difícil” antes que la “lectura armónica”,
dan su preferencia a los códices católicos (Sinaítico y Vaticano) antes que a
una lectura coherente del evangelista Juan. Por eso omiten el final del
versículo 3 y todo el 4.
3)
UNA PERSPECTIVA DESDE LO TEXTUAL
Una
de las más importantes evidencias de la validez de este pasaje es que aparece
en la traducción siríaca conocida como “Peshita” (versión simple o sencilla).
Lo relevante es la antigüedad de esta traducción que data del siglo II
d.C. Aparte de Juan 5:4, muchos otros pasajes del Nuevo Testamento
basados en el Texto Recibido encuentran su apoyo en la Peshita. Pero como es de
esperar, los defensores del Texto Crítico datan la Peshita como que es del
siglo IV, para echar por tierra una de las versiones más antiguas de la Biblia
que apoya la lectura del Texto Recibido en varios textos “cuestionables”.
Conclusión:
El
texto de Juan 5:4 no es espurio; es un texto que ha estado en la tradición
textual del Nuevo Testamento griego que la iglesia ha utilizado a través de los
siglos. El dato que aporta este texto hace clara la lectura, sobre todo para
entender el versículo 7. La cuestión del ángel que revolvía el agua podría ser
un hecho verídico o simplemente una acción descriptiva de por qué la gente se
convocaba alrededor del estanque. Las especulaciones que se hagan en pro o en
contra, de si era una realidad o una superstición, no invalida de manera alguna
el texto y su presentación del hecho de por qué estaba la gente reunida.
Por
otro lado, este texto estaba en la original Reina Valera 1602, y dicho sea de
paso, comentamos que “Ángel” estaba en mayúscula y con el artículo determinado
“el” (sabemos que las mayúsculas son interpretativas, pero podemos saber de
forma oblicua que los traductores originales creían que había una acción de
Dios en el estanque). No obstante, lo relevante de esta historia es que no
fueron las aguas del estanque de Betesda las que dieron sanidad al hombre
enfermo, ¡sino el poder directo y presente del Hijo de Dios! Juan 5:4 se
conservará en la presente revisión de la Biblia realizada por la Sociedad.
*Sociedad
Bíblica Trinitaria
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