El teólogo fallecido el pasado 5 de septiembre será recordado por el espíritu científico que caracteriza a su teología.
Wolfhart Pannenberg,
el renombrado teólogo protestante, ha fallecido en Múnich (Alemania) a la edad
de 85 años. Reconocido ampliamente como uno de los mayores pensadores del siglo
XX, el alemán murió el viernes pasado (5 de septiembre) después de dedicar su
larga vida a las Escrituras y a la educación teológica.
ESTUDIANTE Y
PROFESOR
Después de su
conversión ‘intelectual’ al cristianismo como joven, Pannenberg estudió
Teología y Filosofía en Berlín, Gotinga, Basilea (lugar donde aprendió bajo
otro gigante de la fe evangélica, Karl Barth) y Heidelberg. Publicó su tesis
doctoral en 1954 en la cual analizó la perspectiva del teólogo luterano Edmund
Schlink (1903-84) sobre la predestinación en la obra del filósofo medieval Juan
Duns Escoto (1266-1308).
A partir del 1958
hasta su jubilación en el 1993, Pannneberg sirvió como docente en el mundo
académico. A lo largo de su distinguida carrera teológica, Pannenberg impartió
cursos universitarios en Maguncia, Chicago, Harvard y Claremont (California).
Sin embargo es más conocido por las dos décadas que enseñó Teología Sistemática
en la Universidad de Múnich (1968-93).
El alemán combinó
su vida de enseñanza con la de escritor. Sus obras más famosas son Revelación
como historia (1958), el ya clásico Jesús: Dios y hombre (1968), y su trilogía
de Teología sistemática (1988-94).
LEGADO
Sin lugar a dudas,
Pannenberg será recordado por el espíritu científico que caracteriza a su
teología. Reaccionó violentamente contra el subjetivismo tan prominente en el
existencialismo y el pietismo cristianos de su época. Se opuso, por ejemplo, a
la escuela de la Historia de la salvación porque creía que “toda la historia
universal” es revelación. Además, optó por seguir una Cristología desde abajo
en vez de aferrarse a una Cristología desde arriba. Una Cristología desde abajo
se refiere a la convicción de que el estudio de Cristo tiene que empezar con el
Jesús humano e histórico antes de hablar sobre su condición de Logos, Señor o
Hijo preexistente. La razón, pues, prepara el camino para la fe.
Dicho espíritu
científico le llevó a reflexionar críticamente sobre el debate entre la ciencia
y la religión (Pannenberg era evolucionista) y a avivar la moribunda doctrina
de la resurrección corporal de Cristo en los años sesenta. Pannenberg derribó
la noción liberal de que la resurrección se trató de una simple metáfora (como
la teología de Bultmann había sugerido). ¡Jesús resucitó! ¡Y de forma corporal!
De allí su popularidad en el mundo evangélico conservador. Fue precisamente por
esta razón que el querido apologeta americano William Lane Craig quiso estudiar
bajo Pannenberg a la hora de desarrollar su propia tesis doctoral. No solamente
había resucitado Cristo, sino que tal evento era el centro de la historia
universal de Dios y significó que los postreros días habían empezado.
En sus últimos
años, el alemán escribió abiertamente contra otras tendencias liberales que
iban surgiendo en la Iglesia: por un lado, la aceptación de un feminismo cada
vez más agresivo y por otro lado, la enseñanza de que la homosexualidad representa
un estilo de vida compatible con la profesión cristiana.
CITAS
“Dios –tal y como
se ha revelado en Jesucristo- tiene que ocupar el primer lugar en la teología”.
“No podemos hablar
sobre la naturaleza de Dios sin primero contemplar las obras de Dios”.
“Sin la presencia
de la tumba vacía, la proclamación cristiana no podría haber permanecido ni un
solo día en Jerusalén”.
“La Iglesia es
indispensable. Es más que importante. Es indispensable porque la tradición de
la fe y la proclamación del Evangelio a las nuevas generaciones ocurren en la
Iglesia. La Iglesia tiene esta carga de responsabilidad”.
“Cada cristiano
fiel tiene que tener una relación directa con Dios, compartiendo la relación
que Jesús tenía con su Padre”.
“Mi preocupación
más grande por la Iglesia es que siga predicando el Evangelio y que no se
conforme a los estándares seculares. Algunas iglesias y muchos ministros
piensan que tienen que asimilar las inquietudes seculares para poder alcanzar a
las personas. Yo creo lo contrario. […] La Iglesia tiene que proclamar algo
diferente: la esperanza de vida eterna”.
Protestantedigital.com, 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario