Es
obvio que el aspecto "generacional" de toda esta enseñanza se basa en
el segundo mandamiento del decálogo y algún texto en Éxodo y Deuteronomio:
Una
de las muchas novedades teológicas de nuestra época es la doctrina de
"maldiciones generacionales", que enseña que una persona puede nacer
bajo una sentencia de castigo ("maldición") por pecados que
cometieron sus antepasados. A menudo esa maldición se entiende en términos
mágicos como un maleficio, con una especie de hechicería santa. Así resulta que
uno puede nacer cargando la maldición de sus padres, abuelos o hasta
bisabuelos. Y como la humanidad es bastante pecadora, sería de suponer que muy
pocas personas hayan nacido sin alguna maldición a cuestas.
Entre
los que más han predicado esta doctrina, en forma muy elaborada, son los
pastores Edwin y Ana Lucía Orozco del programa "DiosTV". Afirman que
esa maldición queda en el esperma y el óvulo que forman el feto, por lo que hay
reemplazar el ADN del pecado con el ADN de Dios. Otro aspecto de esta enseñanza
es el concepto de la iniquidad como la corrupción interna que trae maldición
generacional. En palabras de ellos.
La
Iniquidad es transmitida al ser humano desde su concepción y se hacen (sic) más
fuertes en cada generación, se robustece de maldición, pero que los padres
tienen la potestad de establecer herencia de bendición para los hijos cortando
estas raíces de iniquidad. Debemos de entender que estamos marcando una
generación futura a partir de hoy al romper estos ciclos de iniquidad, porque
mientras estas raíces estén activadas en nosotros afectará nuestra vida y la de
nuestras generaciones futuras.
Dios
es un Dios de Generaciones y las iniquidades de nuestros ancestros seguirán en
nosotros hasta que logremos cortarlas; estas raíces que constituyen el elemento
oculto en nuestro ser, en nuestras emociones más íntimas y del apego que
podamos tener con la realidad a la que estemos atado, cortando con estas
iniquidades les damos así a nuestros hijos un futuro libre, un camino allanado,
un destino profético que Dios nos ha heredado, le daremos las llaves que
triunfen en todo siempre cuando ellos no activen estas raíces.
ÉXODO Y DEUTERONOMIO
Es
obvio que el aspecto "generacional" de toda esta enseñanza se basa en
el segundo mandamiento del decálogo y unos textos más en Éxodo y Deuteronomio:
...
yo
soy Jehová tu Dios,[1] fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre
los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares [de generaciones],[2] a los que me aman y guardan mis
mandamientos. Éxodo 20:5 (cf. Deut 5:9) ...
¡Jehová!
fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y
verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la
rebelión y el pecado... que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y
sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y la cuarta generación. (Ex
34:6-7)
Jehová
tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le
aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en
persona al que le aborrece, destruyéndolo. (Deut 7:9) Aunque el idioma hebreo
tiene varias palabras para "maldición", estos textos no mencionan
ninguna de ellas. Dicen más bien que Dios "visita" los pecados sobre
las sucesivas generaciones.
El
sentido principal de este verbo hebreo es igual que "visitar" en
castellano. Su sentido básico es "preocuparse por"; la NVI lo traduce
bien con "estar pendiente de" (Sal 8:4 "tomarlo en cuenta";
cf. Job 7:17). Dios visita la tierra y la riega (Sal 65:9). Muchas veces este
mismo verbo hebreo significa visitar para salvar (Ex 3:16; 4:31; ¡el relato del
éxodo! Cf. Gén 50:24-25; Rut 1:6), pero en otros textos, como los que acabamos
de citar, significa visitar para castigar (Isa 13:11; Jer 5:9,29 hebreo).[3]
Además,
los textos básicos, en Éx 5 y Deut 20, no hablan de "iniquidad" sino
de "maldad", y Exod 34:7, que menciona la iniquidad, la rebelión y el
pecado (como sinónimos funcionales), no afirma que Dios los convierte en
maldiciones generacionales sino que en su misericordia los perdona. ¿Cómo es,
entonces, que Dios visita la iniquidad hasta la tercera y la cuarta generación,
si ya la perdonó? La respuesta está en el concepto bíblico de la persona humana
como ser social, en una solidaridad corporativa. La Biblia no conoce el
individualismo de nuestro pensamiento moderno, de personas como entes en sí,
independientes de la comunidad a que pertenecen. Entonces, la maldad tiene
consecuencias morales y sociales sobre la familia y la sociedad, y en esas
consecuencias Dios está "visitando" a su pueblo.
Está claro que estos pasajes no dicen absolutamente nada que podría significar "maldiciones generacionales". No habla de maldiciones en ninguna parte, sino del amor y la justicia de Dios con que se preocupa por nosotros ("nos visita"). Ni mucho menos indica algo de un ADN programado con maldiciones de antepasados. Especulaciones de este tipo revelan una muy grave falta de respeto hacia el texto inspirado. Es obvio que estos pasajes no destacan la maldición de los malvados sino la primacía de la misericordia de Dios. Si las consecuencias del pecado se extienden hasta cuatro generaciones, el amor y la misericordia de Dios llegan hasta mil generaciones. Es posible que "cuatro generaciones", más que una frase literal de una maldición matemática, sea un modismo para expresar las consecuencias del pecado sobre la familia y la sociedad.[4]
Está claro que estos pasajes no dicen absolutamente nada que podría significar "maldiciones generacionales". No habla de maldiciones en ninguna parte, sino del amor y la justicia de Dios con que se preocupa por nosotros ("nos visita"). Ni mucho menos indica algo de un ADN programado con maldiciones de antepasados. Especulaciones de este tipo revelan una muy grave falta de respeto hacia el texto inspirado. Es obvio que estos pasajes no destacan la maldición de los malvados sino la primacía de la misericordia de Dios. Si las consecuencias del pecado se extienden hasta cuatro generaciones, el amor y la misericordia de Dios llegan hasta mil generaciones. Es posible que "cuatro generaciones", más que una frase literal de una maldición matemática, sea un modismo para expresar las consecuencias del pecado sobre la familia y la sociedad.[4]
De cualquier forma, "donde el pecado abundó
[cuatro generaciones], la gracia sobreabundó [mil generaciones]". Si
existieran "maldiciones generacionales", tiene que haber también
"bendiciones generacionales", y eso acumuladas sobre mil
generaciones. El teórico ADN de esta teoría tendría que codificar centenares de
pecados y muchos miles de bendiciones, y sin duda el saldo sería a favor de la
bendición y las misericordias de Dios.
EL CONTEXTO BÍBLICO
Para
concluir, debemos mencionar que otros textos bíblicos refutan la idea de un
castigo divino contra familiares inocentes. El mismo libro de Deuteronomio
aclara que "los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los
padres; cada uno morirá por su pecado" (Dt 24:16; cf. 2R 14:6).
El
profeta Ezequiel se opone enérgicamente a esta doctrina de castigos y méritos
heredados e insiste en la responsabilidad personal de cada uno: Vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: ¿Qué pensáis vosotros, los que usáias este refrán
sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los
dientes de los hijos tienen la dentera?... He aquí que todas las almas son
mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare,
esa morirá. Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la
justicia... éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor... El que guardare
mis decretos y anduviere en mis ordenanzas, éste no morirá por la maldad de su
padre; de cierto vivirá... Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado
de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia... el alma que
pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará
el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del
impío será sobre él. (Ezq 38:1-5,9,17-20).[5]
CONCLUSIÓN
En
conclusión: lejos de fundamentarse fielmente en la Palabra de Dios, la
enseñanza de "maldiciones generacionales" es un abuso del texto
bíblico. Es otra especulación fantasiosa de algunos predicadores que no se
cansan de inventar nuevas doctrinas para deslumbrar a su público y mantenerlos
cautivos de sus aberraciones.
Lejos
de ser un mensaje fiel a la Palabra, es otro intento de manipularla, y
manipular al público creyente. Todas estas especulaciones contemporáneas
plantean una pregunta muy seria: ¿en qué punto una simple enseñanza equivocada
llega a ser una herejía? ¿No será que tenemos que redescubrir el concepto y la
realidad de la herejía? Es hora de levantar la voz de protesta contra estas
novedades anti-bíblicas.
Fuente: Protestantedigital, 2014.
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