Por Luis Eduardo Cantero, Argentina*
Antes de los noventa del siglo XX hablar de
la participación política en la gran mayoría de las iglesias evangélicas
latinoamericanas era algo profano, malo. Ningún feligrés podía participar en
algún partido de su preferencia, habían sido adoctrinados a vivir y pensar que
su ciudadanía está en los cielos y no en la tierra, porque el mundo era un
lugar caído, maligno, nada bueno había que hacer en este mundo. A eso se debe
su radical rechazo del mundo, pues el mundo es un lugar maldito, una sociedad
corrupta, que nos puede contaminar, por eso amar este mundo es considerarse
enemigo de Dios. Estos evangélicos que piensan así tienden a negarse a la
participación política. Su rechazo constituye, dice Hilario Wynarczyk, una
forma radical de la cosmovisión ascética o dualismo ontológico, que concibe al
cosmos como un sistema binario, en el cual existe una brecha entre el plan de
Dios y el plan del Satanás.(1)
Agrega Alexander Sifuentes Rossel: “(…) A
quienes querían militar en un partido político se les acusaba de amar las cosas
de este mundo, y se les recordaba que como ciudadanos del reino de los cielos
no debían participar del reino de las tinieblas. Si bien, las referencias eran
bíblicas, y la actitud era noble; también era una interpretación extrema que
desalentaba al creyente a participar activamente en la solución de los
problemas del país.”(2)
Este ha sido el caballito de batalla en el
pensamiento cristiano del siglo pasado, continúa en algunos grupos y otros no.
Hoy la tendencia a participar va en aumento, algunos lo hacen con el objetivo
de purificar la política de la corrupción, lograr algunos beneficios de poder
prometido por algún político, como sucedió en Perú, con Fujimori, finalmente
terminaron indignados. Ante la “viveza” de los líderes políticos frente a la
ingenuidad de la gran mayoría de pastores, líderes y laicos, ¿qué debemos hacer?
¿Está mal que los evangélicos participen en la política? ¿Está mal que los
evangélicos se interesen por mejorar los problemas sociales?
Estas son preguntas que responderemos en esta
ponencia.
DE LA NEGACION A LA PARTICIPACION ABIERTA. Desde
los años noventa del siglo XX los evangélicos pasaron de la negación a la
participación política en nuestros países latinoamericanos. Este deseo de
incursionar en la política se ha debido a la iniciativa de los mismos partidos
políticos que ven un campo vasto, para sumar votos; entonces ofrecen
candidaturas a líderes o pastores pues buscan el apoyo de los evangélicos para
lograr un escaño.
Otra iniciativa surge desde adentro del
cuerpo de líderes de la iglesia que ven una oportunidad para lograr ciertos
beneficios de poder de su grupo en la sociedad. Para la década de los ‘80 los
evangélicos consideran que deben incursionar en la política, pero con
estructura propia que los libere de los vicios seculares de la política
tradicional y mientras puedan inspirar su acción con principios de la Reforma
protestante europea. El partido político ORA en Venezuela inspira a modelos en
otros lugares, como en Argentina surge el Movimiento Cívico en Acción Argentina
en 1982 y que un año más tarde termina fusionándose con el Partido Demócrata
Progresista y en 1991 se constituye el Movimiento Cristiano Independiente, acentúa Carlos Ramos (3). En ese mismo año, el Dr. René Padilla
publica un libro compilado donde daba a conocer este hecho histórico y
mostraban como ejemplo a Brasil, Chile, El Salvador, México, Nicaragua, Perú y
Venezuela: a pesar que en Colombia desde antes ya se habían dado algunos pasos
en lo político, el libro no muestra ninguna reflexión.(4)
El teólogo e historiador Pablo Moreno nos
confirma del devenir en lo político del pueblo evangélico colombiano: “No es
necesario en esta oportunidad hacer memoria de la presencia evangélica en lo
social y lo político durante el siglo XIX, por medio de sus escuelas y
colegios, la cooperación con los liberales y hasta con los masones. No voy a insistir
en la importancia de la lucha librada durante la primera mitad del siglo XX por
los derechos civiles, los matrimonios civiles, la difusión de escuelas, la
fundación de cementerios civiles y la participación política con sectores
liberales disidentes. Tampoco vamos a entrar en detalle sobre los esfuerzos por
organizarse políticamente después de los años ‘60, apoyando diferentes
expresiones políticas, partidistas y no partidistas, o desarrollando un impacto
social a través de organizaciones no gubernamentales cristianas como Visión
Mundial y Compasión Internacional, que comenzaron a trabajar al lado de las
Iglesias evangélicas en proyectos de asistencia social y desarrollo
comunitario. No podemos negar que estos antecedentes han dejado huella y una herencia
en la historia de las Iglesias evangélicas en Colombia. Herencia que a veces ha
sido poco apreciada por quienes hoy estamos protagonizando esa nueva
participación social y política en esta república suramericana.” (5)
Por lo anterior, nos dice que hubo un
despertar de los evangélicos por participar en los diferentes escenarios de la
política y por ende habían sido tentados por partidos políticos de vasta
trayectoria y por nuevos movimientos electorales, que veían un campo fértil de
votos para sus respectivos partidos, se agitan en toda la América Latina. A
fines de los ‘80 y comienzo de los ‘90, se sienten fuertes y seguros respecto
de una exitosa participación política. Por ejemplo, en Brasil (1986) en la
Asamblea Constituyente se articula la ‘Bancada evangélica’ que agrupa a 33
diputados. Dentro de este grupo, un gran número lo componen líderes de la
Asambleas de Dios y el Movimiento pro–Collor que fue decisivo para el triunfo
de Fernando Collor de Melo.
Cuatro años más tarde, en Guatemala (1990) es
elegido presidente de la nación Jorge Elías, miembro de la Iglesia pentecostal
‘El Shaddai’. En Perú es elegido Alberto Fujimori, gracias al voto decisivo de
los evangélicos en el movimiento político que se organizó cuyo nombre
ilusionaba al pueblo creyente y no creyente del Perú: Cambio ‘90 y es elegido
como vicepresidente el pastor bautista Carlos García. Su bancada evangélica en
el Congreso estuvo compuesta por 20 pastores y líderes. Ese mismo año, en
Colombia, dos pastores evangélicos son elegidos miembros a la Asamblea
Constituyente.(6)
El despertar del pueblo evangélico por lo
político los ha llevado a una cuestión mesiánica de redimir al mundo. Al
respecto el Lic. Israel Ortiz, dice: “Si en el pasado consideraron la política
como sucia, corrupta o pecaminosa, hoy muchos están inmersos en ella con la
idea de lanzar una reforma del país desde el gobierno.” (7) Ello a fin de
transformar la sociedad con principios cristianos desde un accionar político y
pastoral, con las mejores intenciones: purificación de la política y el bien
común. Pero se equivocan, en el caso de los líderes y pastores; este error
puede traer graves consecuencias para la iglesia y el evangelio. Cuando el
pastor asume un compromiso con un determinado político y recibe algunos
dividendos o beneficios, compromete a los hermanos a votar por ese candidato.
Como sucedió en Perú con Fujimori, al poco tiempo de ganar, gobierna a su
manera y excluye a los evangélicos; en Brasil, la bancada evangélica brasileña
es acusada de corrupción. Los únicos que quedaron bien parados y lograron el
éxito en normas constitucionales que garantizan la libertad de culto y el
reconocimiento de los Seminarios teológicos protestantes como Fundaciones
universitarias teológicas son los colombianos, lo cual los anima a seguir participando
en la política.(8)
Por lo anterior, algunos se preguntaran ¿está
mal que los evangélicos participen en la política? La respuesta es no, la tarea
de los evangélicos consiste en analizar esa participación en el proceso
eleccionario y en el gobierno, porque no ha logrado el impacto de purificar la
política tradicional, ni transformar la sociedad. Jorge Sennewald sugiere que
“debemos animar a nuestros hermanos y hermanas a estar presentes en todos los
ámbitos de la sociedad con excelencia, entrega y santidad. Esto incluye también
el ámbito de la política. Creemos que como iglesias evangélicas no hemos
alentado suficientemente a nuestros feligreses a una participación política
comprometida y responsable.”(9)
Continua diciendo Sennewald, por diferentes
razones teológicas e históricas, en los medios evangélicos latinoamericanos
siempre se vio el ámbito de la participación política como algo sucio que debía
evitarse. Es tiempo de cambiar esta mentalidad. No obstante, pretender
participar en la lucha política como pueblo evangélico, es una distorsión de la
misión de la iglesia. Es misión de la iglesia defender valores como los de la
vida, la justicia, la verdad, la igualdad, la dignidad humana o la santidad de
la creación, por mencionar solo algunos. Cuando lo ha hecho, ha afectado
verdaderamente a la sociedad y más de una vez ha tenido que pagar el alto
precio del sacrificio. La lógica de la política es contraria a la lógica del
reino de Dios. La política se construye con poder, el reino de Dios se extiende
con servicio. La tentación hoy llega bajo la promesa de cuotas de poder o de
privilegios. “Si nos votan tendrán este espacio, lograrán estos privilegios”.
La iglesia no está para servirse a sí misma. La transformación social jamás se
hará desde el poder. Quien quiera afectar a la sociedad en nombre de Jesucristo
lo hará desde el servicio y no desde el poder, como lo hizo nuestro colega y
ejemplo de casa: pastor bautista Martin Luther King Jr.
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[1] Hilario Wynarczyk, Sal y luz a las naciones.
Evangélico y política en la argentina 1980 – 2001, Buenos Aires: SIGLO XXI,
Editora Iberoamericana, 2010, p. 16.
2 Alexander Sifuentes Rossel “Los evangélicos y la
política”, en Voces del cristianismo,
[Consultado: 25–03– 11]: http://vocesdelcristianismo.blogspot.com/2010/04/los-evangelicos-y-la-politica.html
[Consultado: 25–03– 11]: http://vocesdelcristianismo.blogspot.com/2010/04/los-evangelicos-y-la-politica.html
3 Carlos Ramos Ampudia, “Los evangélicos y la política”, en
Revista Signos de Vida, # 41, septiembre (2006), CLAI, pp. 37 – 38.
4 René Padilla (Compilador), De la marginación al
compromiso. Los evangélicos y la política en América Latina, Buenos
Aires: Fraternidad Teológica Latinoamericana,
1999.
5 Pablo Moreno Palacio, “Escenarios de la presencia evangélica en Colombia, 1991 – 2001”, en ponencia presentada en la 1ª Consulta Nacional sobre la Paz, 49ª Asamblea Nacional del Consejo Evangélico de Colombia (CEDECOL), Cali, Colombia, 27-31 de mayo del 2002. Reproducido por la Revista electrónica Espacio de Diálogo, Núm. 2, abril del 2005, de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. [Consultado: 25 demayo de 2011]: http://www.cenpromex.org.mx/revista_ftl/ftl/textos/pablo_moreno.htm
6 Ramos Ampudia, “Los evangélicos y la política”, op., cit., p. 38.
1999.
5 Pablo Moreno Palacio, “Escenarios de la presencia evangélica en Colombia, 1991 – 2001”, en ponencia presentada en la 1ª Consulta Nacional sobre la Paz, 49ª Asamblea Nacional del Consejo Evangélico de Colombia (CEDECOL), Cali, Colombia, 27-31 de mayo del 2002. Reproducido por la Revista electrónica Espacio de Diálogo, Núm. 2, abril del 2005, de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. [Consultado: 25 demayo de 2011]: http://www.cenpromex.org.mx/revista_ftl/ftl/textos/pablo_moreno.htm
6 Ramos Ampudia, “Los evangélicos y la política”, op., cit., p. 38.
7 Lic. Israel Ortiz, es secretario regional para México y
Centroamérica. Comunidad internacional de estudios evangélicos. “Los evangélicos
y la política: Una revisión del camino”, en Revista Kairos, julio-diciembre, 82
# 35 (2004), p. 85.
8 Ramos, Op., cit., p. 38.
9 Jorge Sennewald, “Los evangélico y la política”, op.,
cit.,
*Dr. Luis Eduardo Cantero
Pastor bautista, docente universitario.
Doctorando en Historia de América Latina
(Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España)
Doctor en Filosofía (Laud Hall Seminary)
Doctor en Filosofía (Laud Hall Seminary)
Máster en Teología (Universidad Evangélica
Nicaragüense Martin Luther King Jr.)
Especialista Superior en Dirección de Instituciones
educativas (Instituto Superior del
Profesorado "Dr. Joaquín V. González" Bs. As. Argentina)
Especialista
en Diseño de Ambientes de Aprendizaje (Universidad Minuto de Dios, Colombia)
Licenciado en Teología (Universidad Evangélica Martin Luther King Jr.)
Licenciado en Teología (Universidad Evangélica Martin Luther King Jr.)
Administrador de recursos (Universidad
Nazarena de las Américas, San José, Costa Rica)
Es parte del equipo ministerial que dirige el Apóstol Gustavo Ferro de la Iglesia Remanente Santo de Virrey del pino, partido de la Matanza, prov. Bs. As.
Es Director del blog Transformando vida (www.luiseduardocantero.blogspot.com)
Es columnista de dos programas de radio 93.1FM y FM 93.9 del partido de San Martin (Área limite y sábado free) y tiene una columna mensual del periódico la Cosecha. Ambos son parte del Ministerio La Cosecha, que dirige el Lic. Ezequiel Rodríguez.
Es parte del equipo ministerial que dirige el Apóstol Gustavo Ferro de la Iglesia Remanente Santo de Virrey del pino, partido de la Matanza, prov. Bs. As.
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Es columnista de dos programas de radio 93.1FM y FM 93.9 del partido de San Martin (Área limite y sábado free) y tiene una columna mensual del periódico la Cosecha. Ambos son parte del Ministerio La Cosecha, que dirige el Lic. Ezequiel Rodríguez.
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