Por. Will
Graham
Esta semana nos encontramos en Alemania donde un joven predicador y teólogo agustiniano está causando un revuelo en su comunidad local. Se trata del doctor Martín Lutero (33) profesor de Teología bíblica en la Universidad de Wittenberg. El nombre de Lutero ha estado en la boca de miles de alemanes desde que anunció que se opondrá públicamente a la venta de indulgencias este próximo 31 de octubre de 1517. Por esta misma razón, hemos viajado hasta aquí con el fin de hacerle una entrevista exclusiva para Protestante digital.
Esta semana nos encontramos en Alemania donde un joven predicador y teólogo agustiniano está causando un revuelo en su comunidad local. Se trata del doctor Martín Lutero (33) profesor de Teología bíblica en la Universidad de Wittenberg. El nombre de Lutero ha estado en la boca de miles de alemanes desde que anunció que se opondrá públicamente a la venta de indulgencias este próximo 31 de octubre de 1517. Por esta misma razón, hemos viajado hasta aquí con el fin de hacerle una entrevista exclusiva para Protestante digital.
Will Graham
(WG): Gracias por recibirnos con tanto cariño, doctor Lutero.
Martín
Lutero (ML): Por favor, Martín. Somos hermanos en Cristo.
WG: Bueno,
Martín, nuestros lectores en España están ansiosos por saber qué es lo que
exactamente va a pasar día 31. ¿Qué tienes en mente?
ML: Todo se
revelará, Will. Prefiero no hablar sobre mis planes todavía.
WG: ¿Pero
nos puedes confirmar si te sigues oponiendo a la venta de indulgencias? ML: Sí,
en efecto, es así. Estoy cien por cien en contra de las indulgencias.
WG: ¿Por
qué?
ML: ¿Por
dónde empiezo? La indulgencia es una blasfemia abominable, hija de falsa
doctrina. ¡Como si el perdón y el favor de Dios se pudiesen comprar! ¿Qué no
venderán por amor al dinero? Dijo el apóstol: “Tu dinero perezca contigo porque
has pensado comprar el don de Dios con dinero”. ¿Por qué el Papa no prefiere
construir esa catedral de san Pedro con su propio dinero y no con el de los
pobres cristianos? La verdad es que estoy muy desilusionado con una gran parte
de mi Iglesia. Percibo que se están distanciando cada vez más de la sencillez
del relato del Evangelio. Me pregunto todos los días: ¿dónde están los
cristianos verdaderos?
WG: ¿Cómo
definirías tú un ‘cristiano verdadero’?
ML: Un
cristiano significa tener el Evangelio y creer en Cristo. Esta fe –y nada más
que la fe- trae el perdón de los pecados y la gracia de Dios. ¡Nada, pues, de
indulgencias! La fe viene sólo del Espíritu Santo que la crea sin nuestra
intervención y colaboración. Es la obra propia de Dios. Esta fe tolera
solamente que el Espíritu Santo la moldee y la forme como el alfarero hace una
vasija de barro o arcilla. Semejante cristiano verdadero cree en Cristo y
confiesa que sólo por Él alcanzamos el perdón de los pecados, la vida eterna y
la bienaventuranza por mera gracia y misericordia, sin ningún mérito o dignidad
o indulgencia por nuestra parte.
WG: Si
entiendo bien tu argumento, estás diciendo que las indulgencias usurpan el
lugar que corresponde al Espíritu Santo en el Evangelio, ¿es así?, ¿o me
equivoco?
ML: Exacto.
Es tan necesario apartar la vista de los becerros de oro contemporáneos y mirar
directamente al hombre llamado Cristo. Sólo podemos hacer esto en el poder del
Espíritu. Por Jesús tenemos consuelo contra la muerte y el pecado. ¡No por las
indulgencias! Nuestro amado Salvador sufrió la muerte por nosotros y obtuvo la
victoria para nuestra paz y protección y se sienta a la diestra de su Padre
divino para defendernos. Cristo es todo suficiente. No hace falta manipulación
humana. Mi mensaje es: ¡sólo Cristo!, ¡sólo fe en Él!
WG: Algunos te han criticado precisamente por esa misma razón. Dicen que por hacer tanto énfasis en la fe que te has olvidado de la razón. ¿Te parece una crítica apropiada, correcta?
WG: Algunos te han criticado precisamente por esa misma razón. Dicen que por hacer tanto énfasis en la fe que te has olvidado de la razón. ¿Te parece una crítica apropiada, correcta?
ML: No. De
ninguna forma. Tales personas no han entendido mi teología. Déjame explicarte
la relación entre la fe y la razón a la luz de las Escrituras. Antes de que un
hombre nazca de nuevo, la razón frente a la fe y al conocimiento de Dios es
mera oscuridad. No sabe ni entiende nada de cosas divinas. Sin embargo, un
creyente renacido e iluminado por el Espíritu Santo es un excelente instrumento
de Dios. Todos los dones de Dios e instrumentos y habilidades son perjudiciales
en los impíos. En cambio, en los piadosos son saludables. Entonces la razón
favorece la fe. Sirve a la fe cuando antes la impedía. La razón iluminada por
la fe recibe vida de ella, puesto que ha muerto y resucitado. A la luz del día,
cuando hay claridad, nuestro cuerpo se levanta mejor, más seguro y más hábil y
se mueve, anda y obra mejor que en la noche, en la oscuridad. Así también
nuestra razón tiene otro modo de ser. Ya no lucha ni lidia contra la fe como
anteriormente, cuando no estaba iluminado, sino ayuda más bien a la fe y la
sirve.
WG: Gracias
por esta explicación tan espléndida. Así que no es pecado pensar. ¡Aleluya! ¿Y
podrías aclararnos la relación entre la fe y las obras también?
ML: Con mucho
gusto. Por la fe recibimos un nuevo corazón puro. Las buenas obras son una
consecuencia de nuestra regeneración y del perdón de los pecados. Y lo que de
pecado o defecto en las obras haya, no será contado como tal, precisamente por
amor de Cristo; antes al contrario, tanto la persona como las obras del hombre
serán consideradas justas y santas por la gracia y la misericordia de Dios en
Cristo, gracia y misericordia que han sido abundantemente derramadas sobre
nosotros. De aquí se desprende la imposibilidad de poder preciarnos de nuestras
obras y sus méritos, a no ser que Dios las considere bajo su gracia y
misericordia; como está escrito: “El que se gloría, gloríese en el Señor”.
WG: Es decir, ¿la fe siempre produce buenas obras?
WG: Es decir, ¿la fe siempre produce buenas obras?
ML:
Efectivamente.
WG: ¿Y por
qué piensas que tantas personas procuran ser salvas por sus obras?
ML: Porque
eso es lo que sucede cuando hay duda. No confían en el Evangelio de Dios. Las
personas que andan así son como un siervo, harto desesperado que muchas veces
se vuelve loco. Quién no está de acuerdo con el Evangelio en su corazón,
empieza a buscar y a preocuparse cómo poder satisfacer a Dios y conmoverle con
muchas obras. Peregrina a Santiago, a Roma, a Jerusalén, para acá y para allá;
reza las oraciones; esto y aquello; ayuna en ese día y en aquél. No obstante,
no halla tranquilidad, y realiza todo eso con gran pesadumbre, desesperación y
aflicción del corazón. De todos modos, ésas no son buenas obras. Todas ellas
son vanas. No glorifican al Dios del Evangelio porque surgen de la duda y no de
la fe.
WG: Y, si me
permites hacerte una pregunta personal, ¿por qué obedeces tú a Dios? ML: Pues,
le obedezco porque tengo fe. Ahora todo lo hago con el corazón alegre, apacible
y seguro. Me siento libre. Es para mí un placer el agradar a Dios de esta
manera y sirvo a Dios sinceramente y sin interés alguno. Me basta con que a
Dios le agrade. Podemos verlo en un común ejemplo humano. Cuando un hombre o
una mujer confían en el amor y la complacencia del otro y confían firmemente,
¿quién les enseña cómo comportarse, qué se debe hacer, dejar de hacer, callar o
pensar? La sola confianza les enseña todo esto y más de lo que hace falta.
WG: Preciosa
analogía. Tenemos que ir terminando, hermano, porque sabemos que eres un hombre
muy ocupado y tienes que dar clase esta tarde. Un par de preguntas finales. La
primera sería si estás preocupado por las consecuencias que conllevarían tu
oposición pública hacia las indulgencias.
ML:
¿Preocupado? Estoy más preocupado por ofender a mi Dios. Mi conciencia está
ligada a su Palabra. Sé que el Señor me protegerá porque estoy defendiendo su
causa, su verdad. Ahora bien, si alguien me convence de la falsedad, estaré
pronto y dispuesto a retractarme de todo error. Seré el primero en denunciar mi
doctrina. Así que salvo el caso de que me venzan y me refuten con testimonios
de las Sagradas Escrituras o con argumentos públicos, claros y evidentes, no
cambiaré mi postura tocante a las indulgencias.
WG:
Finalmente, hermano Martín, ¿hay algo que te gustaría decir a los creyentes de
España?
ML: Pues,
qué estén firmes en la fe, entendiendo que todo verdadero cristiano participa
de todos los bienes espirituales de Jesucristo y de la Iglesia por la gracia de
de Dios y sin bulas de indulgencia. Qué no pierdan su temor a Dios y qué
confíen en Él sobre todas las cosas.
WG: Muchas
gracias por tu tiempo. Estaremos todos atentos esperando las noticias del
próximo 31 de octubre. Muchas bendiciones de parte de tus hermanos en Cristo de
la península ibérica.
ML: Amén,
gracias. A Dios sea la gloria.
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* Las citas de Lutero están sacadas del libro Martín Lutero: Antología (Editoral Pleroma: Barcelona, 1983).
* Las citas de Lutero están sacadas del libro Martín Lutero: Antología (Editoral Pleroma: Barcelona, 1983).
*Autor: WillGraham
Fuente: Protestantedigital, 2014.
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