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martes, 8 de julio de 2008

La importancia de la relación personal con Dios

El articulo de Scott Yingling es actual, porque realmente como lideres necesitamos recobrar esa relación personal con Dios por medio de la oración. Estoy cursando mis estudios en una facultad teológica, rodeado de muchos estudiantes y compañeros religiosos; sus vidas no reflejan el testimonio de Dios: algunos fuman, toman licor, entre otras cosas. Incluso, difaman, etc. En cambio, los que no compartimos esos hábitos y tratamos de vivir y cuidar nuestra relación espiritual, nuestro testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, valorando lo que Cristo hizo por nosotros y nos rescató del pecado, nos consideran moralistas y conservadores. Pero, ellos no se dan cuenta de lo que genera sus malos comportamientos, primero en sus ministerios no hay creciento, no hay poder de Dios, ya que sus iglesias cada día decrecen no pasan de 10 a 20 personas; viven en un mundo dificultades y problemas. En cambio, los que tratamos de cuidar esa vida con el Señor vemos la mano de Dios como nos próspera en lo que hacemos para él. De alli es la importancia de este articulo que les comparto hoy:
Como lideres cristianos la Biblia es un libro de suma importancia. Realmente es la guía para todo lo que hacemos en el ministerio. Preparamos predicaciones y enseñanzas sobre su contenido. También sacamos principios para animar y ayudar a las personas que estamos aconsejando. Decimos que todo lo que creemos se basa en las doctrinas que encontramos en la Biblia. Todo esto es bueno y es cierto. Pero como líderes cristianos hay una tendencia sutil que puede ser peligrosa para nosotros. Tendemos a pensar en la Biblia como nuestro manual de ministerio y facilmente podemos olvidar que es principal y primeramente una carta de Dios escrita a nosotros para la reflexión y aplicación personal.
Podemos enfatizar este punto haciéndonos algunas preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que utilizaste la Biblia en tu ministerio? ¿Cuál fue la última cita de la Biblia sobre la cual enseñaste o predicaste? Para mí, estas preguntas son muy fáciles de contestar porque mantengo un enfoque en mi ministerio. En muchas formas mi vida gira alrededor de estas actividades. Ahora contestemos las siguientes preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que pasaste tiempo con Dios, reflexionando sobre tu relación personal con él a través de una lectura o estudio de un pasaje bíblico? ¿Cuál fue la última cita que Dios usó para hablarte específicamente sobre un asunto importante en tu propia vida? Para muchos, estas últimas preguntas son mucho más difíciles de contestar que las primeras.
¿Por qué es así? Por que para muchos, el HACER del ministerio toma el primer lugar en sus vidas. Pero la verdad es que nuestro deber principal es ESTAR en buena comunicación y relación con Dios para SER las personas que el quiere que seamos. En nuestro afán de servir al Señor, que en si es algo bueno, olvidamos el principio de Juan 15. Jesús dice en el versículo 5: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer.” Nuestra meta principal es mantenernos conectados con Dios en una forma personal y estrecha. Debemos de recibir nutrición a través de una comunicación constante e intima. Enfocados así, Dios va a usarnos como extensiones de él para logar grandes cosas en nuestros ministerios.
El desarrollo y mantenimiento de nuestra relación personal con Cristo es la única forma de ver los resultados que deseamos de toda la actividad y energía que dedicamos al ministerio. Jesús nos recuerda que el verdadero ministerio que impacta las vidas de otros no es tanto en lo que decimos (el compartir información), pero lo que somos en él (nuestro testimonio y ejemplo). Nuestra relación intima y creciente con Dios es lo que impacta a la gente y nos impulsa a amar a los demás en el nombre de Jesucristo.
La gran mayoría de los pastores, misioneros y líderes que conozco están de acuerdo con estas ideas. Pero en la realidad de mi vida, encuentro algunas fallas frecuentes en este punto. Muchas veces el dedicar tiempo para reflexionar y estar con Dios queda en mi lista de “actividades no cumplidas” al final de la semana. Semana tras semana deseo estar con Dios pero las presiones del ministerio y de las necesidades urgentes de otros me absorben. No dedico el tiempo necesario para realmente mantenerme bien conectado a él. Luego, estoy desanimado porque no veo que Dios este obrando a través de mi ministerio como deseo. Muchas veces quiero culpar a Dios cuando, a la luz de este pasaje bíblico, es claro que yo tengo la culpa. No estoy obedeciendo el “principio de conectividad constante” de Juan 15.
Oremos juntos el uno por el otro que en estos días dejemos de solamente creer que la relación personal con Dios es lo más importante. Dejamos, también, de predicar a otros sobre la importancia de auto-evaluación y de reflexión personal con Dios a través de la Palabra de Dios. Y hagámoslo una realidad integral en nuestras vidas diarias, confiando que él va a transformar nuestras vidas y ministerios. Seamos fieles cuidando de hacer en nuestras vidas lo que predicamos a otros, Scott Yingling
Director General de ObreroFiel.com

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