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martes, 16 de junio de 2015

Política y Reforma Protestante



Por. Emilio Monjo, España
Les tenía unas notas, de manual, sobre los efectos de la Reforma Protestante sobre la política, pero escribo el día del Corpus aquí en Sevilla, y sólo describiendo lo que pasa, con los pasos y todo, tenemos una imagen insuperable de la política en la Reforma. Los actos de esta celebración eucarística se mueven entre el Ayuntamiento y la Catedral (es camino corto), incorporando a todo el cuerpo social en este Corpus: estamentos militares, sociales, académicos… con bailes rituales, conciertos y fiestas, incluyendo festejo taurino. Pues ya sabemos que para el papado eucarístico todo el cuerpo social es el Cuerpo (Corpus) de Ésequedicen (no puedo poner el sacratísimo nombre de mi Cristo en ese altar de Confusión). Es un Auto de Fe, donde toda la sociedad debe mostrarla, sin faltar nadie, bajo el supremo cáliz. La hostia. Es el acto público de fe donde todos, con independencia de cargo o responsabilidad, muestran su sumisión al prelado, donde todos confirman la presencia real de Ésequedicen en la hostia.
El ayuntamiento tiene su altar, y ofrece concurso de altares en la ciudad. (Vuelvan a leerlo, o se lo pongo otra vez.) La acción política en nuestra España, desde Trento ha sido un Auto de Fe, una acción de Contrarreforma, incluso en la estética. Esto es el Corpus. Todos jurando sumisión al prelado. Ése que es vicario del Vicario. Todos bajo el pie del Sumo del Vaticano. Esto es política papal; cuando el ayuntamiento (que cada uno puede creer lo mejor) no tiene altares ni procesión eucarística, eso es política protestante. En todas partes, con intensidad de color variable, pero en eso España tienen unidad de destino universal, tenemos las celebraciones eucarísticas como parte del “pueblo”, son fiestas populares; y los partidos, antiguos o emergentes, así lo quisieron.
Y Sevilla sigue en eso en primera fila de la procesión. Esto del Corpus es un Auto de Fe. Aquí, incluso en el lugar donde se celebraban los grandes, en la plaza de San Francisco. Ya en semana santa, que dicen, se prepara el espacio con entarimado semejante; luego en el Corpus, con altar y todo. Es la expresión del triunfo del Vaticano con su papa. (No puedo evitar decirlo; que el papa ha dicho eso de que el padre de mentira es el que obra la desunión de la Iglesia, pero ya saben que en la casa, los de confianza, a ése le llaman no padre, sino papa, el papa de mentira. Y efectivamente así es, con aporía lógica incluida: cuanto más mentiroso, más “verdadero” en su naturaleza. El papado ha sido el mayor enemigo de la unidad de la Iglesia, y sigue, pues está en su trono el Primogénito, el Primero, el Primado, de ése que nombra el papa.)
Todos los partidos unidos en el Cuerpo vicario del Vaticano, ésa es la orden, ése es el símbolo. Eso es política en España: Contrarreforma. Pero, vamos a ver, eso sería cuando el sagrado guía entraba bajo sagrado palio; pero ahora, con la Constitución ya no será así. Sigue igual. Pero ¿no es la Constitución aconfesional? Sí, en su letra; pero cada uno la describe bajo el altar vaticano. Como esta celebración es símbolo estético de la naturaleza de la política, nos brinda la foto de que esa Constitución es puesta bajo el altar, de la Constitución es el nombre del tramo entre el Ayuntamiento y la Catedral. Vaya, que se la pasan bajo los pasos (pongan otro modo de expresarlo, que a mí no me sale).
No todo está perdido; ya mismo esos altares se derrumban. Y con ello aparece una nueva situación, de libertades. Uno de los nuestros ya lo dijo, que las cenizas producidas por los Autos de Fe en esta ciudad (los mismos en esencia que estas celebraciones eucarísticas), conservan el rescoldo de la vida de la fe, la presencia del Espíritu en su pueblo, lo invencible, y que ya el viento de la providencia sopla para avivarlas. Por la acción y colaboración de gente diversa, en ese mismo espacio de la plaza de San Francisco, les anoté que presentamos la obra Protestantismo Español e Inquisición en el siglo XVI (la traducción realizada por Francisco Ruiz de Pablos de la obra de E. Schäfer. –La tiene la Librería Calatrava en la Feria del Libro de Madrid–). Se movieron esas cenizas en el XIX, con Luis de Usoz y su rescate de las obras de los reformadores españoles; y seguimos, con excelentes colaboradores (iba a poner con “muchos”, pero no sé), que ya dijo Usoz: “¿Cuándo habrá verdadero conocimiento del Cristianismo en España, y paz y libertad?… Y en punto a Cristianismo, sólo de nombre se conoce en España. Como también, de nombre sólo, se conoce la Libertad”.
Tenemos bendición; ya mismo nuestra España recibe la luz. Mientras, en un día como hoy, donde de nuevo se anuncia esclava y humillada la libertad, (algo siempre temporal) con estas celebraciones eucarísticas, en procesión sumisa de las autoridades civiles o militares o académicas o… Recordamos las cenizas de nuestros padres y madres, nuestros papas y mamas, que aquí no hay papas de mentira, y con alegría vemos, ya respiramos el aire de la libertad, de la Reforma Protestante, la buena, no la que copió los cuerpos papales para meter en ellos a toda la sociedad.

Ya mismo, la Libertad.

Fuente: Protestantedigital, 2015.

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