Por. Leopoldo Cervantes-ortiz, México
Una de las múltiples aportaciones de Rubem Alves
(fallecido hace exactamente dos años ya) en su tesis doctoral del ya lejano
1968 fue su lectura de la Reforma Protestante como un movimiento que abrió
las puertas de la libertad cristiana, aunque no sin hacerle varias críticas
puntuales, algunas de ellas a trasmano por su influencia en autores como Karl
Barth y Jürgen Moltmann. Al acercamiento a las clásicas afirmaciones de Lutero
lo acompañó una buena percepción de las aportaciones culturales de la Reforma
gracias a la obra de Karl Holl, un historiador alemán que merece mayor atención
y cuya obra The cultural significance of the Reformation (La relevancia
cultural de la Reforma, 1911, 1948; Nueva York, Meridian Books, 1959), le
sirvió para clarificar varios aspectos de su reflexión pionera.
Karl Holl.
Holl nació en Tübingen el 15 de mayo de 1866,
donde estudió filosofía y teología. Mientras trabajaba como pastor en
Württemberg se doctoró y llegó a ser tutor en el Tübinger Stift en 1891. A
partir de 1894 fue investigador asistente en la Academia Prusiana de Ciencias
bajo la dirección de Adolf von Harnack (15 años mayor que él). Completó su
habilitación en 1896 en la Facultad Teológica de Berlín. En 1901 comenzó su
labor docente de historia eclesiástica en la Universidad de Tübingen y desde 1906
en la de Berlín. En diciembre de 1914 ingresó a la Academia Prusiana de
Ciencias. Falleció en Berlín el 23 de mayo de 1926. Su trabajo teológico giró
en la órbita de la Escuela de Tübingen, liderada por Ferdinand Christian Baur.
Publicó numerosos estudios sobre Lutero (desde la perspectiva de la “religión
de la conciencia”), algunos de los cuales siguen siendo referencia hasta la
fecha, pues contribuyó al renacimiento de los análisis sobre el reformador.
Especialmente, destacó la doctrina de la justificación como centro de la
teología. Además del título mencionado, están traducidos al inglés: The
distinctive elements in Christianity (Los elementos distintivos del
cristianismo, 1937) y What did Luther understand by religion? (¿Qué
entendía Lutero por religión?, 1977). Otras obras relevantes son: Johannes
Calvin, Rede zur Feier der 400. Wiederkehr des Geburtstages Calvins (Juan
Calvino: discurso para cleberar los 400 años de su nacimiento, 1909) y Augustins
innere Entwicklung (El desarrollo interior de Agustín, 1923).
Peter Grove ha hecho un buen resumen de su
trabajo como historiador y teólogo:
…como Harnack, se especializó en la iglesia
antigua. Sólo gradualmente llegó a ser el especialista en Lutero que todavía
hoy es citado. Holl ubica a Lutero dentro de la concepción comprehensiva de la
historia del cristianismo, pero no en el horizonte de Harnack. Tres aspectos
integran su abordaje. Primero, reclama que el principal tema del cristianismo,
expresado ya en la predicación de Jesús, es la noción simultánea del amor
misericordioso de Dios y de su juicio estricto. Segundo, ambas ideas sobre Dios
—juicio y amor— informan la historia del cristianismo pero, ya desde el segundo
siglo, surgieron distorsiones teológicas por la apropiación filosófica del
concepto de Dios y de la idea de los méritos humanos ante Él. Tercero, Lutero
no solamente recuperó el cristianismo paulino, más aún, en él “los impulsos
incontrolables del cristianismo primitivo recobraron vida con poder triunfante”,
no impidiendo, sin embargo, la consciente o inconsciente retención de Lutero
que le hacía encontrar valioso el desarrollo medieval. Cuando se compara su
percepción sobre Lutero y la reforma con la de Harnack, los estudios de Holl
son únicos en virtud de que demuestra histórica y sistemáticamente la
interpretación de Lutero enfocada en la doctrina de la justificación.[1]
Desde que en 1921 comenzó a publicar sus ensayos
(no siempre sencillos), ya sin la sombra dominante de Harnack, Holl comenzó a
ejercer notable influencia. Dado que utilizaba las fuentes primarias para su
trabajo, como explica Wilhelm Pauck en el prólogo de The cultural
significance…, eso le permitió estudiarlas bajo un estricto régimen de
crítica filológica. Prueba de ello es que aprendió ruso para analizar obras de
la Iglesia Ortodoxa Oriental.[2] Su interés por Lutero aumentó y se
consagró totalmente a revisar las varias fases de su pensamiento y enseñanza,
de tal modo que estudió su comprensión de la naturaleza y el significado de la
religión, la reconstrucción de la ética cristiana, la importancia del
reformador para la historia y el desarrollo de la exégesis y la hermenéutica,
entre muchos temas.
Dentro de la sólida tradición germánica del
historiador-teólogo (y viceversa) y con esas credenciales académicas, Holl
acometió la labor de trazar coordenadas amplias sobre el perfil cultural de
la Reforma al considerarla en tres grandes perspectivas: la religión y la
vida secular (en una línea similar a la de Ernst Troeltsch); efectos en la vida
política y económica (de modo parecido a Max Weber); y, por último, los efectos
sobre la educación, la historia, la filosofía, la poesía y el arte, en suma,
sobre las humanidades y las artes. Al apuntar hacia la relevancia cultural de
la Reforma coincidió con los autores mencionados en la indagación de las
relaciones entre religión y cultura y sobre la verdadera importancia del
movimiento religioso en el surgimiento de la civilización moderna. De hecho, en
esta obra los cita con frecuencia, y sobre Weber es notoria también la conexión
con su investigación sobre el espíritu capitalista y, en el caso de Troeltsch,
con su gran obra acerca de la enseñanza social de las iglesias cristianas,
publicada originalmente en 1912. Ése es el trasfondo de esta gran aportación al
debate.
Para Pauck, esas obras “representan la reacción de
dos famosos pensadores a la visión marxista de la historia” (pp. 14-15), por lo
que obligaba a revisar profundamente el auténtico papel que desempeñó la Reforma
en el surgimiento del mundo moderno, tal como lo intentaron otros autores
desde la época de la Ilustración, con base en la percepción de que el
redescubrimiento luterano del Evangelio y sus respuestas al papado rompieron el
autoritarismo de la iglesia católico-romana. Y agrega: “Durante las
revoluciones Francesa y estadunidense se afirmó con frecuencia que la lucha por
la libertad en la cual se comprometieron los seres humanos fue de algún modo la
continuación de la protesta de Lutero contra la autoridad del papa”.
Ciertamente, Troeltsch, al estudiar estos asuntos, llegó a conclusiones muy
distintas a las de Holl, pero eso no obsta para que, al leer a este último, se
valore adecuadamente el papel de la Reforma en la formación de determinadas
actitudes culturales. Específicamente, no vio de manera tan negativa como
Troeltsch el proceso de secularización de la vida moderna, lo que se
complementa con la idea, que compartió con otros, de que Lutero prácticamente
“inauguró” el mundo moderno.
Ya con la Reforma en marcha, las transformaciones
culturales comenzaron a ser una realidad y abarcaron prácticamente todas las
esferas de la existencia social. A eso dedicó Holl este libro fundamental, a
partir de un impresionante esfuerzo de investigación.
[1] P. Grove, “Adolf von Harnack and Karl Holl on Luther
at the origins of Modernity”, en Christine Helmer y Bo Christian Holm, eds., Lutherrenaissance.
Past and Present. Gottingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2015, p. 114.
Énfasis agregado.
Fuente: Protestantedigital, 2016.
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