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domingo, 24 de julio de 2016

La ‘tradición evangélica’ hasta el s. XIX



Por. Juan Stam, Costa Rica
Martín Lutero hablaba de la "evangelische Kirche", a diferencia de la Iglesia Católica Romana, y afirmaba la centralidad inviolable de la justificación por la fe, lo que le ganó el epíteto de "evangélico".[1]
Pero este adjetivo aparece por primera vez en 1531 cuando William Tyndale escribió, "los exhortó a continuar en la verdad evangélica" y el año siguiente Tomás Moro habló de "Tyndale y su hermano evangélico Barns".
Después siguieron diversos movimientos y hasta denominaciones eclesiásticas que se llamaban evangélicos, que no estaban de acuerdo ni con los ortodoxos ni con los liberales.[2]
En esta corriente figuraban grandes predicadores (Charles Simeon, Charles Spurgeon) e importantes pensadores, especialmente en las ciencias bíblicas de la época (Thomas Chalmers; A. B. Bruce; E Schürer; Adolf Schlatter: Karl Heim, H. Wheeler Robinson, H.R. Mackintosh y muchos más).[3]
Hicieron valiosos aportes a las ciencias bíblicas y a la iglesia.
De estos movimientos evangélicos el más importante fue el wesleyano.[4]
De 1830 en adelante la prédica de Charles G. Finney comenzó a ser levadura de transformación en la iglesia y en la nación del norte. En esas décadas, mucho antes del nacimiento del fundamentalismo, los evangélicos (que así se llamaban) ejercieron un liderazgo valiente y decisivo para la emancipación de esclavos y esclavas, así como para el sufragio de la mujer.
En esas luchas fue importante la recién fundada Universidad Oberlin (Oberlin College), de la que Finney fue Rector.[5]
En realidad, este "proto-evangelicalismo", antes de las controversias en torno al modernismo, practicaba la misión integral de la que hablamos mucho los evangélicos de hoy.
Realizadas las metas sociales del movimiento, se debilitó mucho, casi hasta desaparecer.
En las décadas después de la guerra civil estadounidense crecía la teología liberal y aparecieron nuevos desafíos, especialmente los debates sobre la evolución y sobre la "alta crítica" de los textos bíblicos.
Un sector amplio de la iglesia respondió muy a la defensiva, al estilo de la ortodoxia del siglo XVII, y comenzó la guerra teológica entre los fundamentalistas y los modernistas (o "liberales").
NOTAS
[1] George Marsden, UnderstandingFundamentalism and Evangelicalism (Eerdmans, 1991), citado en en.wikipedia.org/wiki Evangelicalism.
[2] Aunque algunos de estos movimientos evangélicos apreciaban ciertos aportes del pietismo, no compartían su desprecio de la reflexión teológica y los credos. Estos "evangélicos antes de los evangélicos" insistían en la fidelidad a las escrituras, la deidad de Cristo y su obra redentora, la necesidad de una conversión personal y de la santidad. Se oponían a la ortodoxia muerta y el ritualismo como también a la corriente liberal.
[3] Charles Simeon, que tuvo un gran impacto en Cambridge, dijo que su tema central era "Jesucristo y éste crucificado". Con espíritu evangélico, Heim dijo que la meta de todo su trabajo era "confrontar a las personas con el Cristo viviente".
[4] Ver Mark Noll, The Rise of Evangelicalism: The Age of Edwards, Whitefield, and the Wesleys (IVP 2003).
[5] Es especialmente valioso el libro de Donald W. Dayton, Discoveringan Evangelical Heritage (Descubriendo una herencia evangélica), Hendrickson 1976 (revisión y quinta impresión 2005).

Fuente: Protestantedigital, 2016.

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