Encuentro de Instituciones de Formación Teológica, AIPRAL
Universidad Reformada, Barranquilla, Colombia
30 de octubre, 2009
El Señor me había dado un hijo: me lo quitó […] En toda la cristiandad tengo decenas de miles de hijos.J.C.
No estamos ante el final del mundo. No ante el final de la religión. No estamos ante a muerte de Dios. Estamos ante una nueva época que nos descubre nuevas posibilidades. Juan Antonio Monroy
Universidad Reformada, Barranquilla, Colombia
30 de octubre, 2009
El Señor me había dado un hijo: me lo quitó […] En toda la cristiandad tengo decenas de miles de hijos.J.C.
No estamos ante el final del mundo. No ante el final de la religión. No estamos ante a muerte de Dios. Estamos ante una nueva época que nos descubre nuevas posibilidades. Juan Antonio Monroy
1. Calvino en Facebook
“El Barack Obama del siglo XVI”: así calificó un colaborador de la revista especial Calvin Glossy al reformador francés,1 en algo así como la fiebre por traerlo hasta la actualidad a toda costa. Calvino en el siglo XXI, desde el siglo XXI: una especie de salto mortal en el tiempo que puede propiciar el diálogo a partir de una tensión creativa entre las afinidades y diferencias. La obra del reformador es re-visitada, de-construida, re-construida, dentro y fuera de los espacios habituales en que se recuerda el ímpetu de su acción. Un Calvino redivivo en un gran abanico de herencias, legados, deformaciones, re-formulaciones y re-lecturas. Quienes aspiran o abiertamente alardean de ser sus descendientes espirituales a veces ni siquiera sospechan los ámbitos en donde su influencia se ha multiplicado hasta alcanzar formas casi irreconocibles. Como si ese fenómeno de reproducción multiforme viniera a cumplir las palabras del propio reformador: Y entonces es posible leerlo de nuevo en Facebook:
Información básica
Afiliación: Reforma Protestante
Situación geográfica: Ginebra, Suiza
Información detallada
Sitio web: www.calvinstitutes.com
Información personal
Nací el 10 de julio de 1509. Me uní al coro de los santos y ángeles celestiales el 27 de mayo de 1564. En el prefacio a mi comentario a los Salmos, describí brevemente un aspecto particular de mi conversión. Allí escribí: “Dios volvió mi corazón dócil y suave por una conversión súbita, aunque a mi edad yo ya estaba bastante endurecido frente a este tipo de asuntos. Sin embargo, cuando tuve algo de conocimiento sobre la piedad verdadera, inmediatamente me invadió un tremendo anhelo de sacar provecho de ello. No dejé mis diversos estudios [de jurisprudencia] completamente, pero los dejé cada vez más de lado”.
Si fui capaz de volver mis ojos del Señor de gloria y hablarles a ustedes hoy, los exhortaría a perseverar en el avance de la Reforma, de la cual somos privilegiados en participar. Pero ustedes no me necesitan. La majestad de lo alto no los ha abandonado ni dejado sin una persona dentro para ofrecer las respuestas en qué creer y cómo vivir. Él les ha dejado su Palabra. Así, en las Sagradas Escrituras encontrarán sus instrucciones.
Leerán que tienen que hacer todas las cosas para la gloria de Dios. También aprenderán el costo del discipulado referido por la Palabra encarnada en Lucas 14. Déjenme asegurar hermanos: el costo es alto, ¡pero nunca tan alto como la recompensa! Lo que los dejé para leer vino a través de muchos intentos. Muchas veces, mientras escribía, sufrí jaquecas, gota, cálculos y hemorragia pulmonar. Fui llevado a predicar hasta el púlpito por otros y algunas veces expuse desde mi cama.
Muchos se preocuparon por mi salud y algunos me sugirieron que redujera mi régimen diario de estudio. Pero las Escrituras dijeron “todas las cosas”. Entonces reaccioné: “¿Qué? ¿Me encontrará inactivo el Señor cuando regrese?”.
Adelante, hermanos, ¡y no permitan que los planes de Satanás disminuyan su compromiso con la absoluta soberanía de Dios! ¡Predíquenla! ¡Enséñenla! ¡Vívanla! Primero, deben creer en ella. ¡Entonces hallarán descanso allí!
P.S. ¿De dónde salieron esos cinco puntos?2
Este Calvino anónimo, virtual, que habla desde el ciberespacio, es una muestra, entre muchas, de la enorme variedad de desafíos que la posmodernidad le plantea a la fe reformada. Calvino y su tradición teológica, religiosa y cultural siguen muy vivos en el mundo occidental y sus manifestaciones dinámicas pueden encontrarse en los más variados ámbitos gracias a que se han transformado y han evolucionado hasta el punto de que es posible hablar, como en los Países Bajos, por ejemplo, de un “factor C”, es decir, de un calvinismo asimilado socialmente con el paso de los años y que aflora incluso en las nuevas generaciones de ciudadanos que no frecuentan demasiado los lugares de culto. El cuestionario que se aplicó este año para detectar la presencia de dicho factor, arrojó resultados sorprendentes, pues ante la fuerza de la secularización en Europa, se esperaría que la impronta de la tradición reformada habría perdido fuerza. Algunas de las preguntas, ajenas por completo (de manera superficial) a alguna doctrina reformada específica, buscaban vincular la impronta de la fe reformada en los niveles casi inconscientes de personas acostumbradas a una vida dominada por la secularidad. Éstas son algunas de las 25 preguntas:
1. En una disputa, exijo argumentos razonables de la parte contraria. […]
3. Es importante para mí saber lo que dice la Biblia.
4. Una educación severa es la mejor manera de preparar a los hijos para la vida.
5. Me gusta lo bueno, la buena comida, aunque me cueste un poco. […]
8. Yo siempre fallo ante los ojos de Dios. […]
10. Hacer excepciones a las reglas las debilitará, finalmente. […]
12. Me encanta la buena ropa… […]
14. Para mí, el trabajo voluntario es muy importante. […]
19. Trabajar es bueno, incluso en domingo. […]
21. Cuando veo cosas bonitas, no me importaría pedir prestado para comprarlas, incluso si no las necesito.
22. No es malo gozar del sexo.
23. Mi carácter es más controlado que exuberante. […]
25. Pude haber hecho cosas más útiles que responder este cuestionario.3
Un 75% de respuestas correctas permitiría ser calificado como “verdadero calvinista”. El doctor Douwe Visser, secretario ejecutivo del área de Teología y Compromiso Ecuménico de la Alianza Reformada Mundial, comenta: “Las reacciones de los lectores mostraron cuánto se sorprendieron de que su ‘factor C’ fue más alto de lo esperado, y que eran más calvinistas de lo que les gustaría. Esto muestra también que el término ‘calvinista’ está frecuentemente cargado de una connotación negativa”.4 Incluso desde España, uno de los países quizá con menos influencia calvinista, se observa el fenómeno:
¿Se siente usted responsable de sus actos y considera una obligación moral aplicar la libertad individual al bien común? ¿Cree que todos deberíamos participar del bienestar social, en lugar de que unos cuantos se enriquezcan a costa de muchos? Entonces es usted un poco calvinista. O cuando menos, comparte los valores más llamativos de la doctrina propugnada por […] el teólogo francés de la Reforma cristiana […]
Jan de Bruijn, catedrático de Historia Política, ha intentado aclararlo desde el rotativo de inspiración cristiana Trouw. En su opinión, el calvinismo se asocia cada vez menos con una corriente religiosa. “De su otra vertiente esencial, la que sostuvo la lucha durante la Guerra de los 80 Años contra España y condujo a la independencia del Estado holandés, el gran público sabe poco”. Sí hay “unos valores de ahínco, sencillez y sobriedad a los que se adjudican unas bondades que rozan a veces la caricatura”, añade.5
Hay que recordar que quizá esto no sea ninguna casualidad porque los Países Bajos se independizaron de España gracias al impulso de un príncipe calvinista y que esta fe constituyó el centro de la vida social, aun cuando ahora solamente 19% de la población se reconoce como protestante. No en balde una zona geográfica de ese país es conocida como “el cinturón bíblico”, adonde algunos de sus habitantes se consideran a sí mismos como “los auténticos herederos de Calvino” y tratan de manifestarlo mediante prácticas vitales ligadas a un celo tradicionalista que los pone al borde del sectarismo.6 Esto va en consonancia con una observación del historiador Alain Besançon, miembro de la Academia Francesa, en un texto publicado por L'Osservatore Romano, a propósito de la aparición de una amplia antología de textos calvinianos en la prestigiada colección La Pléyade:
La fuerza del calvinismo consistió en haber difundido su modelo de cristianismo en las regiones más progresistas: Holanda, la parte más dinámica de Inglaterra, Escocia, y, sobre todo, en Estados Unidos. En Holanda, me decía un colega que la ha visitado ampliamente y ha escuchado al nuncio papal decir que el paisaje religioso se divide hoy en calvinistas protestantes, calvinistas católicos, calvinistas judíos y calvinistas libres pensadores. Tan profunda es la huella dejada por el reformador francés.7
Podría hablarse, incluso, en todo esto, de un proceso de sedimentación teológico-ideológico-cultural, lo que explicaría la forma en que, con el paso de los siglos, el calvinismo ha pasado a ser, sobre todo, una especie de “fermento cultural”, ajeno a la mera práctica o identificación con lo religioso de las marcas reformadas reconocibles en determinadas sociedades actuales. Con todo, es enormemente llamativo el hecho de que en Internet proliferan sitios en ambos sentidos: por un lado, alabanzas e interpretaciones favorables de la figura del reformador y, por otro, furibundos ataques de ex calvinistas y miembros de otras iglesias. En ambos casos acontece una fascinación que rebasa los límites de la imaginación.
Las múltiples transformaciones del discurso religioso y teológico propician y promueven la diversificación de las tradiciones teológicas en una amplia gama de sentidos. De esta manera, si recordamos y constatamos una vez más que las manifestaciones de la llamada posmodernidad conviven en América Latina con formas “arcaicas” (pre-modernas) de vida y pensamiento, con elementos propios de la modernidad que la propia fe reformada contribuyó a moldear, advertiremos que el acceso de las personas, incluidas por supuesto los creyentes, a nuevas mentalidades (porque lo importante de la posmodernidad, según varios autores, es el conjunto de actitudes que produce) está mediado por un conjunto de valores e ideologías que no siempre le quedan claras a la mayoría.
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Fuente: Leopoldo Cervantes - Ortiz, Lupasprotestante
“El Barack Obama del siglo XVI”: así calificó un colaborador de la revista especial Calvin Glossy al reformador francés,1 en algo así como la fiebre por traerlo hasta la actualidad a toda costa. Calvino en el siglo XXI, desde el siglo XXI: una especie de salto mortal en el tiempo que puede propiciar el diálogo a partir de una tensión creativa entre las afinidades y diferencias. La obra del reformador es re-visitada, de-construida, re-construida, dentro y fuera de los espacios habituales en que se recuerda el ímpetu de su acción. Un Calvino redivivo en un gran abanico de herencias, legados, deformaciones, re-formulaciones y re-lecturas. Quienes aspiran o abiertamente alardean de ser sus descendientes espirituales a veces ni siquiera sospechan los ámbitos en donde su influencia se ha multiplicado hasta alcanzar formas casi irreconocibles. Como si ese fenómeno de reproducción multiforme viniera a cumplir las palabras del propio reformador: Y entonces es posible leerlo de nuevo en Facebook:
Información básica
Afiliación: Reforma Protestante
Situación geográfica: Ginebra, Suiza
Información detallada
Sitio web: www.calvinstitutes.com
Información personal
Nací el 10 de julio de 1509. Me uní al coro de los santos y ángeles celestiales el 27 de mayo de 1564. En el prefacio a mi comentario a los Salmos, describí brevemente un aspecto particular de mi conversión. Allí escribí: “Dios volvió mi corazón dócil y suave por una conversión súbita, aunque a mi edad yo ya estaba bastante endurecido frente a este tipo de asuntos. Sin embargo, cuando tuve algo de conocimiento sobre la piedad verdadera, inmediatamente me invadió un tremendo anhelo de sacar provecho de ello. No dejé mis diversos estudios [de jurisprudencia] completamente, pero los dejé cada vez más de lado”.
Si fui capaz de volver mis ojos del Señor de gloria y hablarles a ustedes hoy, los exhortaría a perseverar en el avance de la Reforma, de la cual somos privilegiados en participar. Pero ustedes no me necesitan. La majestad de lo alto no los ha abandonado ni dejado sin una persona dentro para ofrecer las respuestas en qué creer y cómo vivir. Él les ha dejado su Palabra. Así, en las Sagradas Escrituras encontrarán sus instrucciones.
Leerán que tienen que hacer todas las cosas para la gloria de Dios. También aprenderán el costo del discipulado referido por la Palabra encarnada en Lucas 14. Déjenme asegurar hermanos: el costo es alto, ¡pero nunca tan alto como la recompensa! Lo que los dejé para leer vino a través de muchos intentos. Muchas veces, mientras escribía, sufrí jaquecas, gota, cálculos y hemorragia pulmonar. Fui llevado a predicar hasta el púlpito por otros y algunas veces expuse desde mi cama.
Muchos se preocuparon por mi salud y algunos me sugirieron que redujera mi régimen diario de estudio. Pero las Escrituras dijeron “todas las cosas”. Entonces reaccioné: “¿Qué? ¿Me encontrará inactivo el Señor cuando regrese?”.
Adelante, hermanos, ¡y no permitan que los planes de Satanás disminuyan su compromiso con la absoluta soberanía de Dios! ¡Predíquenla! ¡Enséñenla! ¡Vívanla! Primero, deben creer en ella. ¡Entonces hallarán descanso allí!
P.S. ¿De dónde salieron esos cinco puntos?2
Este Calvino anónimo, virtual, que habla desde el ciberespacio, es una muestra, entre muchas, de la enorme variedad de desafíos que la posmodernidad le plantea a la fe reformada. Calvino y su tradición teológica, religiosa y cultural siguen muy vivos en el mundo occidental y sus manifestaciones dinámicas pueden encontrarse en los más variados ámbitos gracias a que se han transformado y han evolucionado hasta el punto de que es posible hablar, como en los Países Bajos, por ejemplo, de un “factor C”, es decir, de un calvinismo asimilado socialmente con el paso de los años y que aflora incluso en las nuevas generaciones de ciudadanos que no frecuentan demasiado los lugares de culto. El cuestionario que se aplicó este año para detectar la presencia de dicho factor, arrojó resultados sorprendentes, pues ante la fuerza de la secularización en Europa, se esperaría que la impronta de la tradición reformada habría perdido fuerza. Algunas de las preguntas, ajenas por completo (de manera superficial) a alguna doctrina reformada específica, buscaban vincular la impronta de la fe reformada en los niveles casi inconscientes de personas acostumbradas a una vida dominada por la secularidad. Éstas son algunas de las 25 preguntas:
1. En una disputa, exijo argumentos razonables de la parte contraria. […]
3. Es importante para mí saber lo que dice la Biblia.
4. Una educación severa es la mejor manera de preparar a los hijos para la vida.
5. Me gusta lo bueno, la buena comida, aunque me cueste un poco. […]
8. Yo siempre fallo ante los ojos de Dios. […]
10. Hacer excepciones a las reglas las debilitará, finalmente. […]
12. Me encanta la buena ropa… […]
14. Para mí, el trabajo voluntario es muy importante. […]
19. Trabajar es bueno, incluso en domingo. […]
21. Cuando veo cosas bonitas, no me importaría pedir prestado para comprarlas, incluso si no las necesito.
22. No es malo gozar del sexo.
23. Mi carácter es más controlado que exuberante. […]
25. Pude haber hecho cosas más útiles que responder este cuestionario.3
Un 75% de respuestas correctas permitiría ser calificado como “verdadero calvinista”. El doctor Douwe Visser, secretario ejecutivo del área de Teología y Compromiso Ecuménico de la Alianza Reformada Mundial, comenta: “Las reacciones de los lectores mostraron cuánto se sorprendieron de que su ‘factor C’ fue más alto de lo esperado, y que eran más calvinistas de lo que les gustaría. Esto muestra también que el término ‘calvinista’ está frecuentemente cargado de una connotación negativa”.4 Incluso desde España, uno de los países quizá con menos influencia calvinista, se observa el fenómeno:
¿Se siente usted responsable de sus actos y considera una obligación moral aplicar la libertad individual al bien común? ¿Cree que todos deberíamos participar del bienestar social, en lugar de que unos cuantos se enriquezcan a costa de muchos? Entonces es usted un poco calvinista. O cuando menos, comparte los valores más llamativos de la doctrina propugnada por […] el teólogo francés de la Reforma cristiana […]
Jan de Bruijn, catedrático de Historia Política, ha intentado aclararlo desde el rotativo de inspiración cristiana Trouw. En su opinión, el calvinismo se asocia cada vez menos con una corriente religiosa. “De su otra vertiente esencial, la que sostuvo la lucha durante la Guerra de los 80 Años contra España y condujo a la independencia del Estado holandés, el gran público sabe poco”. Sí hay “unos valores de ahínco, sencillez y sobriedad a los que se adjudican unas bondades que rozan a veces la caricatura”, añade.5
Hay que recordar que quizá esto no sea ninguna casualidad porque los Países Bajos se independizaron de España gracias al impulso de un príncipe calvinista y que esta fe constituyó el centro de la vida social, aun cuando ahora solamente 19% de la población se reconoce como protestante. No en balde una zona geográfica de ese país es conocida como “el cinturón bíblico”, adonde algunos de sus habitantes se consideran a sí mismos como “los auténticos herederos de Calvino” y tratan de manifestarlo mediante prácticas vitales ligadas a un celo tradicionalista que los pone al borde del sectarismo.6 Esto va en consonancia con una observación del historiador Alain Besançon, miembro de la Academia Francesa, en un texto publicado por L'Osservatore Romano, a propósito de la aparición de una amplia antología de textos calvinianos en la prestigiada colección La Pléyade:
La fuerza del calvinismo consistió en haber difundido su modelo de cristianismo en las regiones más progresistas: Holanda, la parte más dinámica de Inglaterra, Escocia, y, sobre todo, en Estados Unidos. En Holanda, me decía un colega que la ha visitado ampliamente y ha escuchado al nuncio papal decir que el paisaje religioso se divide hoy en calvinistas protestantes, calvinistas católicos, calvinistas judíos y calvinistas libres pensadores. Tan profunda es la huella dejada por el reformador francés.7
Podría hablarse, incluso, en todo esto, de un proceso de sedimentación teológico-ideológico-cultural, lo que explicaría la forma en que, con el paso de los siglos, el calvinismo ha pasado a ser, sobre todo, una especie de “fermento cultural”, ajeno a la mera práctica o identificación con lo religioso de las marcas reformadas reconocibles en determinadas sociedades actuales. Con todo, es enormemente llamativo el hecho de que en Internet proliferan sitios en ambos sentidos: por un lado, alabanzas e interpretaciones favorables de la figura del reformador y, por otro, furibundos ataques de ex calvinistas y miembros de otras iglesias. En ambos casos acontece una fascinación que rebasa los límites de la imaginación.
Las múltiples transformaciones del discurso religioso y teológico propician y promueven la diversificación de las tradiciones teológicas en una amplia gama de sentidos. De esta manera, si recordamos y constatamos una vez más que las manifestaciones de la llamada posmodernidad conviven en América Latina con formas “arcaicas” (pre-modernas) de vida y pensamiento, con elementos propios de la modernidad que la propia fe reformada contribuyó a moldear, advertiremos que el acceso de las personas, incluidas por supuesto los creyentes, a nuevas mentalidades (porque lo importante de la posmodernidad, según varios autores, es el conjunto de actitudes que produce) está mediado por un conjunto de valores e ideologías que no siempre le quedan claras a la mayoría.
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