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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Pentecostalismos de Poder: Una Evaluación del Protestantismo

Por Milton Acosta, Medellin, Colombia.*
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La iglesia ‘no Católica’ Latinoamericana está avanzando a todo vapor. Sin embargo ¿estamos en la ruta correcta? Es ampliamente reconocido que hoy en día la mayoría de los cristianos en el mundo viven en el hemisferio sur. Junto con el cristianismo, que esta ubicándose en un nuevo centro geográfico, también la teología se está desplazando hacia el sur. Si usted se está preguntando dónde obtendrá su pastor sus ideas, dentro de una o dos décadas, debe observar a Latinoamérica donde la iglesia no Católica está creciendo—a menudo sin conexión alguna con el Protestantismo histórico. (La Ortodoxia Oriental no está incluida aquí en el término no católico). El historiador de la iglesia Andrew Walls llama a Latinoamérica “un lugar de fermento teológico”. Habiendo difícilmente dejado de tomar en cuenta algún tipo de cristiandad, el futuro del Cristianismo está abierto de par en par a nuevos e inesperados acontecimientos. Los canales de TV nacionales e internacionales, las estaciones de radio y los libros dan testimonio con las cifras. El sociólogo Paul Freston descubrió que en países como Guatemala, Brasil y Chile los protestantes constituyen alrededor de un tercio de la población. La gran cantidad de personas que estas iglesias convierten al cristianismo lleva a algunos analistas a considerar que el pentecostalismo latinoamericano posee un “potencial revolucionario” y una inmensa capacidad de traer esperanza, una nueva forma de democracia y soluciones para muchos de los problemas de Latinoamérica. Sin embargo, mientras que el evangelismo latinoamericano es importante para el futuro de la democracia, no es suficiente considerar la sociología de esta pujante iglesia. También necesitamos examinar la teología que se está desplazando hacia el sur. ¿Prevalecerá un cristianismo centrado en el evangelio? La respuesta nos da motivos tanto para la celebración como para la preocupación.
Ni católicos ni protestantes
El asunto de mayor importancia en muchas Iglesias latinoamericanas es el instrumento musical llamado batería. Muchas congregaciones pasan más de una hora de pie y cantando (con frecuencia cantos escritos por miembros de la iglesia) antes del sermón. Una adoración vivaz y otras características pentecostales (hablar en lenguas, profecía y sanidad) se han vuelto parte de la mayoría de iglesias no Católicas en Latinoamérica. Muchas de estas, a menudo denominadas “neo-Pentecostales”, se auto-gobiernan, se auto-financian y se autopropagan sin ninguna conexión histórica con el pentecostalismo clásico. A pesar de sus similitudes estas Iglesias no están unificadas. Algunos expertos dicen que el cristianismo no Católico en Latinoamérica se puede describir mejor como “neo-pentecostalismos”—en plural. Dos interpretaciones generales han surgido para el crecimiento exponencial de estas iglesias no Católicas: Algunos ven esto como un movimiento del Espíritu, que trae cientos de miles de personas a los pies de la cruz, convirtiéndolos en verdaderos hijos e hijas de Dios y de la Reforma. Otros consideran este movimiento masivo como una clara continuidad de la religiosidad católica popular y las tradiciones indígenas, sin tener nada que ver con el Protestantismo. En efecto, los neo-pentecotalismos pudieran estar fundamentados en doctrinas céntricas ni protestantes ni católicas, sino en una convergencia de religiosidad popular Católica con religiosidad popular Protestante. En ese caso, estamos probablemente siendo testigos de una nueva forma de post-, neo- Cristianismo.
Chamanismo protestante
El futuro de la teología Latinoamericana es preocupante para algunos teólogos por tres razones: Una teología defectuosa, el divisionismo y la proliferación de instituciones teológicas con normas por debajo de las internacionales aunado a una “fiebre de títulos” baratos. Algunas descripciones de los neo-pentecostalismos son desconcertantes. Por ejemplo, el historiador de la iglesia Latinoamericana Arturo Piedra alega que el cristianismo no Católico en Latinoamérica es evangélico y neo-Protestante. Sin embargo, cuando el detalla un nuevo movimientollamado “Apóstoles y Profetas” en estas iglesias, dice que esto es una clase de injerto hecho por personas que no tienen conocimiento de, o respeto por, “los principios de la Reforma Protestante del siglo XVI”. El movimiento de apóstoles y profetas hace hincapié en lo que ellos consideran como ministerios de Efesios 4:11, y la enseñanza de sus seguidores se ha impuesto rápidamente. Un pastor cerca de mi seminario firma ahora su nombre como “Apóstol _____”, y les pide a los demás que se dirijan a él como tal. El grupo también ofrece lecciones sobre como ser profeta, donde los estudiantes forman parejas y hacen turnos para profetizar bendiciones el uno para el otro.
Piedra afirma que el “espacio religioso de ‘profetas y apóstoles’ es dominado por un chamanismo
protestante anacrónico, formado por individuos (actores) que pretenden salvar al mundo a través de una manipulación animista de espíritus malignos”. Bajo la cobertura de la Guerra espiritual ha crecido un cuerpo de clérigos especializados en discernir las fuerzas ocultas. Estos predicadores están más enfocados en el temor hacia los espíritus en vez de la esperanza que Cristo da. Ellos también son “expertos” en maldiciones y toda suerte de prácticas como el acorralamiento geográfico así como soplar y silbar a los espíritus malignos. ¡Esto es completamente lo contrario a la derrota de Satanás!
Al igual que el teólogo Metodista argentino José Míguez Bonino, Piedra sostiene que hay una conexión histórica débil entre el protestantismo Latinoamericano y la tradición Protestante, ya que hay poco o ningún énfasis en la sola gratia, sola Scriptura, o la justificación por la fe sola. Tristemente, los apóstoles y profetas no están enseñando el mensaje central del evangelio sino un evangelio de prosperidad. La televisión es una influencia poderosa en la teología Latinoamericana. El canal de TV Enlace (propiedad de la Trinity Broadcasting Network –Red de Transmisiones Trinidad) se ha convertido en “un verdadero magisterio” mas allá de creencias y prácticas denominacionales. Está disponible en la mayoría de los países Latinoamericanos. La mayoría de los evangélicos lo sintonizan varias veces a la semana. Sin importar el tema que Enlace esté tratando, el mensaje se reduce a hacer “pactos” con Dios, en los cuales una persona debe demostrar la seriedad de su petición de oración enviando dinero junto con la misma. Pastores que tienen poca o ninguna preparación, imitan a los predicadores de Enlace y el efecto se intensifica. Muchas Iglesias al estilo de Enlace han reducido el mensaje del evangelio a una prosperidad económica. Basado sobre creencias en conspiraciones ocultas de espíritus malignos que solo pueden ser conjuradas por pactos económicos—una versión contemporánea de las indulgencias—algunas de éstas iglesias terminan en una clara continuidad con la cultura que nos rodea de amuletos, o formas mágicas de obtener rápidamente riqueza y felicidad. Las celebridades que representan éste tipo de riqueza de la noche a la mañana son miembros de la Mafia y señores de la droga. El producto final, afirma Piedra, es el consumismo religioso.
El respetado teólogo Latinoamericano René Padilla afirma que las nuevas Iglesias masivas formadas por estas fuerzas teológicas pueden provenir, directa o indirectamente, de la Reforma. No obstante, él argumenta, que éstas iglesias han adoptado la cultura “del imperio masivo”, ya que usan estrategias de negocios y técnicas de mercadeo para alcanzar sus metas numéricas ofreciendo prosperidad material, haciendo sentir bien a la gente y enfatizando el entretenimiento. Ellas reducen su mensaje bíblico (si es que tienen alguno) a un mínimo, y su perspectiva del discipulado es extremadamente limitado. Por dichas razones, Padilla sostiene que estas iglesias no Católicas son una expresión de la religiosidad popular evangélica. El las llama una forma de Protestantismo estrechamente vinculado a una cultura ligera de los tiempos postmodernos. Con esas características es difícil imaginar cómo estas grandes iglesias pudieran ser de alguna influencia significativa al predicar el mensaje del Reino de Dios y la práctica de la justicia. La ética cristiana ha sido sustituida por la magia, Cristo no tiene humanidad.
El historiador francés Jean-Pierre Bastian ha llegado a la conclusión que los nuevos pentecostalismos son una “mutación religiosa” cimentada sobre el emocionalismo y una “religión popular que reestructura el universo simbólico de los pobres en términos de supervivencia”. Estas expresiones religiosas representan un continuismo con “el universo cultural y religioso Latinoamericano y han reemplazado al Protestantismo histórico”. Por estas, y otras razones, Bastian cree que los neo-Pentecostalismos pueden ser clasificados como religiones populares autóctonas (y Católicas) Latinoamericanas. Para Bastian, eso explica en parte por qué éstas iglesias crecen tan rápidamente. Además de su teología defectuosa, el evangelismo Latinoamericano desafía nuestro optimismo con su notorio sectarismo. No es solamente diverso, es divisivo. Un gran porcentaje de iglesias Latinoamericanas de todos los tamaños son el producto de divisiones eclesiásticas. En Medellín, Colombia, donde yo vivo, cerca de la mitad de las iglesias no-Católicas, y todas las iglesias grandes de la ciudad, son el resultado de divisiones eclesiásticas. Freston afirma que la fragmentación del Protestantismo Latinoamericano, hace imposible que ella sea una fuerza para la democracia.
Fiebre de títulos
Por último, ha habido una proliferación de instituciones Latinoamericanas que, de alguna manera, otorgan los más altos títulos académicos en educación teológica. Mas del 60% de nuestros pastores no han recibido educación teológica. Cuando se unen al personal de una iglesia, con frecuencia buscan obtener títulos de instituciones que ellos mismos iniciaron. Estas facultades con frecuencia funcionan con normas que están por debajo de las normas internacionales para la educación superior. Las personas pueden obtener títulos “doctorales” sin un título acreditado de maestría o sin haber realizado una investigación literaria. Ya que esos seminarios generalmente no son acreditados, tampoco son regulados. Cada denominación y mega iglesia quiere tener su propio seminario o instituto bíblico y otorgar títulos académicos con sólo unos cuantos libros. También hay instituciones nocturnas y en línea que tienen su base en Latinoamérica o en los Estados Unidos y ofrecen todo tipo de títulos. Las instituciones que si cumplen con las normas internacionales luchan para sobrevivir, ya que sus títulos son más rigurosos y por lo tanto cuestan más y toman más tiempo. Norberto Saracco, director internacional adjunto de Lausana para Latinoamérica y fundador de un Seminario, declara que terminamos “en el perverso círculo de la mediocridad”. Dondequiera que exista, el cristianismo siempre tendrá un componente cultural. Siempre habrá la necesidad de ajustar la relación entre la teología y la experiencia. Sin embargo, es muy peligroso afirmar que todos los que se llaman a sí mismos cristianos lo son en realidad—sin importar lo que hagan con la Escritura, el tipo de teología que sostengan o la forma en que vivan. El cristianismo no puede ser interpretado solamente a través de lentes culturales, antropológicos o etnográficos.
Una iglesia saludable debería aspirar a ser evangélica, bíblica e histórica—y hay tales iglesias en
Latinoamérica. No todas las iglesias evangélicas aquí tienen los problemas que he esbozado. Pero un número suficiente de ellas está involucrado en aquello por lo cual estoy profundamente preocupado. Esta breve perspectiva demuestra que la tarea de la evangelización nunca está completamente realizada. Necesitamos una nueva generación de teólogos Latinoamericanos (y Asiáticos y Africanos) que conozcan las Escrituras, y cómo interpretarlas, a fin de evitar la anarquía teológica—tanto la autóctona como la importada—que reina en medio nuestro. A veces los predicadores de falsas doctrinas se vuelven al verdadero mensaje del evangelio. Un colega teólogo me contó acerca de un predicador guatemalteco quien después de 20 años se interesó en la Reforma. Empezó a estudiar y su mensaje cambió por completo. Sin embargo, otro teólogo me preguntó si realmente nosotros podíamos permitirnos esperar décadas para que nuestros líderes prediquen el evangelio. La mala teología daña a las personas. Algunas veces ellas ven que lo que se les ha enseñado no se corresponde con la verdad. A menudo, esa es la causa de que rechacen a Dios. Mi propia iglesia se ha comprometido con la tarea de aconsejar a ese tipo de buscadores. De forma especial necesitamos recobrar y descubrir otra vez el sacerdocio de todos los creyentes y la primacía de la interpretación canónica e histórica de la Biblia, en tanto no olvidemos quiénes somos como Latinoamericanos. Sólo entonces podremos empezar a hablar de una Teología Bíblica Latinoamericana.

*Milton Acosta es profesor de Antiguo Testamento en el Seminario Bíblico de Colombia, en Medellín, Colombia. Estudió como un erudito de los ministerios John Stott—Langham en la Facultad de Divinidades del Seminario Evangélico Trinity. Este artículo es
financiado por un generoso subsidio de los Ministerios John Stott. Fue publicado originalmente en la revista Christianity Today.
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