Autor: Julio de Santa Ana, es Doctor en Ciencias Religiosas por la Universidad de Estrasburgo, Francia. Fue director de la revista Cristianismo y Sociedad, de la Comisión de las Iglesias y su Participación en el Desarrollo del Consejo Mundial de Iglesias, del Centro Ecuménico para el Servicio a la Educación y la Evangelización Popular (CESEP, Brasil) y profesor del Instituto Ecuménico de Bossey. Algunos de sus libros recientes son: Sustainability and Globalization and (1999), Religions today. Their challenge to the ecumenical movement (2006) y Beyond idealism. A way ahead for ecumenical social ethics (2006). Es un teólogo protestante de larga trayectoria y enorme contribución ecuménica
Discípulo, testigo y maestro: José Míguez Bonino (1924-2012)
Hay personas que se afirman de tal manera en su existencia que no necesitan vanagloriarse, ser altaneros, jactanciosos o arrogantes para formar parte naturalmente de quienes se destacan por sus cualidades. Más aún, estas personas no intentan hacerse notar, poner en evidencia su reputación, crédito o fama para que redunde en su prestigio y renombre. Son seres que se distinguen más bien por su sencillez, su afabilidad, sobresaliendo de tal manera que -sin quererlo- llegan a ser ejemplo para otros. La distinción que trasuntan en su existencia es una marca de su elegante manera de ser. Tanto en la vida como en la muerte nos muestran sendas por las que es bueno caminar. Lo que he escrito ha estado rondando mi mente por ocasión del deceso de José Míguez Bonino, que fue uno de nuestros guías espirituales, gran teólogo y un testigo fiel del evangelio de Jesucristo.
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Fuente: Lupaprotestante
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