¡Vos podes ayudarnos!

---
;

viernes, 7 de diciembre de 2012

Adviento, día: Esperanza transformadora

Adviento, día 4: Predicadores de otro estilo

Por. Harold Segura C., Costa Rica*
«Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino. Los discípulos objetaron: —¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?». Mateo 15.32–33 – nvi
¡He aquí un predicador diferente! A él le interesa el bienestar espiritual de su auditorio, pero no por eso deja sin atender sus necesidades físicas y materiales, como el cansancio que los agobia después de una extenuante jornada o el hambre que los acosa. Él no quiere despedirlos como lo han hecho otros maestros de la fe: que se vayan con hambre, aunque se desmayen, pues se han ido llenos de palabras que satisfacen el alma.
La homilética de Jesús (el arte de su predicación) no se concentra exclusivamente en las filigranas de la retórica discursiva. Él habla bien y llama la atención por su fina pedagogía, pero hablar bien es también actuar en concordancia con lo que se predica. Él tiene genuino interés en lo que dice (es palabra de salvación), pero igual interés en las necesidades de quienes escuchan lo que él dice. Por eso no quiere despedirlos con hambre.
Jesús les transmitió de inmediato la preocupación a sus discípulos. Estos le explicaron que era imposible conseguir pan para tanta gente en un lugar despoblado. Ni había dinero, ni había dónde conseguir pan.
Al final, como sabemos, el problema se resolvió con un milagro. Hubo pan para todos los oyentes y sobraron varias cestas. El objetivo de la predicación se logró: se anunció el reino de Dios con palabras y con obras; se habló del amor de Dios y también se demostró.
Para seguir pensando:
«El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio».
Teresa de Calcuta
Oración:
Para que la proclamación del evangelio por parte de nuestras iglesias no sea un discurso sólo de palabras, sino también un testimonio de vida.

Adviento, día 5: Una fe que tiene sentido

«Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca». Mateo 7.24–25 – NVI
La fe es una manera de construir la vida; no es un credo para adornar la existencia con una discreta pizca de religión. La fe que tienen sentido es la que le da sentido a la existencia.
Por lo anterior, Jesús presenta su propuesta espiritual en palabras relacionadas con la construcción de una casa levantada sobre firmes fundamentos y que se mantiene en pie aun cuando caen las lluvias, crecen los ríos y soplan los vientos.
Lo que pone a prueba la fe no son las preguntas del catecismo, sino las cuestiones prácticas que plantea la vida diaria. Entre las alegrías y tristezas, las gratificaciones y las frustraciones vamos demostrando con nuestras actitudes la veracidad de nuestras creencias espirituales. Y el fundamento es uno: Jesús y sus palabras. ¡No existe cimiento más seguro!
Oír las palabras del Maestro y practicarlas resume la esencia de nuestra fe (7.24). Seguir a Jesús es ser un oyente de la palabra (K. Rahner), al mismo tiempo que un actuante de ella. Oír y hacer; oír lo que él nos dice por medio del Espíritu y traducir en la cotidianidad el significado de esas palabras eternas para nuestra condición temporal. Así se distinguen los discípulos del Maestro; por el fundamento de su vida.
Para seguir pensando:
«Lo distintivo de la acción cristiana es el seguimiento de Cristo. Cristo Jesús es la encarnación personal, viva y determinante de su causa: encarnación de un nuevo estilo de vida».
Hans Küng
Oración:
Por la renovación de la fe cristiana en nuestro mundo; para que sea una fe que oriente el sentido de vida y la esperanza que necesitamos

Adviento, día 6: Conforme a nuestra fe

«Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: —¿Creen que puedo sanarlos? —Sí, Señor —le respondieron. Entonces les tocó los ojos y les dijo: —Se hará con ustedes conforme a su fe». Mateo 9.28–29 – NVI
Jesús reconoce la necesidad apremiante de los ciegos y sabe que tiene poder para sanarlos, pero antes del milagro entabla un diálogo con ellos acerca de su fe. La pregunta fue directa y la respuesta breve e inmediata; para ellos no había tiempo para discusiones extensas que pusieran en riesgo su posibilidad de ver. Afirmaron que creían que Jesús podía sanarlos.
Pero, ¿qué significa que Jesús actuara conforme a la fe de ellos?, ¿significa acaso que si no hubieran tenido esa fe Jesús no hubiera operado el milagro? No lo sabemos. Pero lo cierto es que algunas cosas no suceden si no creemos, si no media la fe auténtica y sincera.
La fe, cuando se vincula a la vida, a la libertad y a la esperanza, es una fuerza trasformadora que nos moviliza y nos convierte en agentes de trasformación; es una convicción vital que produce en nosotros deseos de vivir y de luchar para que la vida sea plena, para que la luz de Jesús venza la oscuridad de nuestras cegueras.
Una fe así inspira la esperanza, como ocurrió en el caso de estos ciegos. Ellos entraron a la casa donde se hallaba Jesús, se le acercaron, respondieron a su pregunta y recibieron lo que esperaban. Su fe no los paralizó (como suele suceder a veces); los impulsó a actuar e ir en búsqueda del Maestro.
¡Cuántas cosas buenas podrían suceder en este mundo si tan solo tuviéramos la fe que nos moviliza! Muchas cosas sucederían conforme a esa fe.
Para seguir pensando:
«¡Ah, perdóname, Jesús, si desvarío al exponer mis deseos, mis esperanzas, que rayan en lo infinito! Perdóname… ¡y cura mi alma dándole todo lo que espera!».
Teresa de Lisieux
Oración:
Por las iglesias y organismos cristianos que trabajan en programas de movilización juvenil con miras a la trasformación de nuestras sociedades.

*Harold Segura C., pastor y teólogo colombiano, Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International. Reside en San José, Costa Rica.

Fuente: Lupaprotestante

No hay comentarios: